Todos sabían que en algún momento llegaría. Este es el capítulo final del spin-off.


Mikoto Gaiden Final: El pasar de los años 2.

− ¿Cómo te fue en la academia? −Pregunto Mikoto a Isae cuando su familia cenaba tranquilamente en el comedor de su casa.

− Bien, aunque hay un niño que no deja de molestarme. −Le respondió la niña.

− Mucho cuidado. −Le advirtió la madre.− Tu tía Kushina tenía una situación similar, y ese chico termino siendo nuestro compañero de equipo.

Las cosas estaban tranquilas hasta que de repente escucharon un gran estruendo seguido por un rugido. Kushina y Fugaku se levantaron de inmediato y miraron hacia afuera, pudiendo ver a un zorro gigante de nueve colas en la aldea. A la mujer se le helo la sangre.


Puede que no fuera la mejor idea, pero ambos tuvieron que dejar a Isae encargándose de Satsuki mientras ellos luchaban con el zorro. Fue una lucha cuentra en la que muchos ninjas y aldeanos murieron, pero al final, el cuarto llego y se llevó al zorro de la aldea, sellándolo en un niño recién nacido. Para cuando el humo se despejo, pudieron comenzar a identificar a los muertos. Afortunadamente, el complejo del clan quedo ileso, sin embargo, varios miembros del clan murieron en la batalla. Kazuma se rompió una pierna durante el combate, pero como el mismo dijo "¡Si un escarabajo gigante no me mato, tu menos bola de pelos!". Mikoto estaba impresionada con su padre, aun a pesar de su edad no dudo en ponerse a luchar y hasta insulto al kyubi. Sin embargo, durante el ataque, Shiku, su maestro también murió junto a su esposa, dejando sola a Kurenai.

Pero las muertes que tuvieron más peso fueron las de Minato y Kushina, ellos se habían sacrificado para sellar al Kyubi en un bebe recién nacido, Naruto, su hijo. Habían logrado detener al bijuu y salvado la aldea, pero a cambio habían dejado a su hijo con una gran responsabilidad en los hombros.

El asunto era serio, el tercero decidió volver a tomar el puesto de Hokage inmediatamente para poder comenzar a arreglar los problemas. Sin embargo, el asunto para el cual reunieron los líderes de los clanes, el hokage, sus consejeros y Danzo el líder de raíz era uno que le era de suma importancia a Mikoto.

− Con sus padres muertos, debemos de decidir qué haremos con Naruto. −Dijo Hizuren.

− Lo natural en estas situaciones sería dejarlo con algún familiar, pero él no tiene ninguno en la aldea. −Dijo Inoichi.

− Sus padres nombraron a Jiraiya como su padrino, así él podría ser una opción. −Comento el anciano de nombre Homura.

− Pero quizás una mala. −Comento Koharu.− La red de información de Jiraiya es muy valiosa como para perderla, y si hacemos que él lo acompañe, no es un estilo de vida muy bueno para un bebe.

− Si me permiten, me gustaría hacerme cargo de él. −Dijo Mikoto.− Yo era amiga de sus padres y estoy segura que estarían deacuerdo con ello.

− Tiene sentido. −Comento Shikaku.− El clan Uchiha es de los más peligrosos y su complejo de las partes más seguras de la aldea. Si es por su protección no habrá problemas.

− Parece que todos ustedes están olvidando algo muy importante. −Dijo Danzo.− Lo que él tiene dentro de su interior.

− Es cierto. −Comento Hiashi.− No necesito ni concentrar mucho mi Byakugan para darme cuenta que heredo la responsabilidad de su madre.

− Ya no se trata solamente del hijo del cuarto hokage, estamos hablando de un jinchuriki. −Dijo Danzo.− Les recuerdo que la labor de un jinchuriki es servir como un arma para la aldea.

− Él no es un arma, es un niño. −Dijo Mikoto.

− Por eso mismo, propongo que quede bajo mi cuidado. −Dijo Danzo.− El orfanato de la aldea no tiene capacidad para atender a todos los huérfanos de la guerra, mucho menos a los nuevos por este ataque. Sin embargo, yo ya he creado una organización dentro de RAIZ para hacerme cargo de ellos.

− ¿Y exactamente que ese proyecto tuyo? −Pregunto Tsume.− ¿Una especie de ejercito privado?

− Un ejército que beneficiara a la aldea. −Dijo Danzo.− Yo no estoy trabajando a ciegas aquí. Hace 16 años comencé a cuidar a alguien de la misma manera que planeo cuidar a los de RAIZ. Esa persona ahora mismo es alguien bastante fuerte y leal a la aldea.

− ¿A la aldea o a ti? −Pregunto Inoichi.

− Podríamos volver al tema en cuestión por favor. −Comento Murakumo.

− El Kurama tiene razón. −Agrego Hiashi.− Estamos aquí para arreglar la situación de ese niño, pero cada momento que desperdiciamos con el podríamos usarlo en arreglar los asuntos de nuestro clan.

− Déjenmelo a mí. Y el problema es entrenamiento yo me encargare de él. −Dijo Mikoto.

− El problema no es el entrenamiento, es si en realidad estará seguro contigo. −Comento Danzo.

− ¿Qué estas insinuando?

− Nada, pero era de que analicemos correctamente la situación. Todos en esta aldea saben que tú y Kushina eran amigas, incluso de las aldeas de fuera. −Dijo Danzo.− Y aunque puede que la relación de Kushina y el cuarto no fuera algo de conocimiento general, varios de nuestros enemigos realmente odiaban a su madre. Ahora que está muerta, buscaran vengarse de ella a través de él. Y la lista no hará más que incrementarse cuando lo relacionen con Minato.

− Puedo protegerlo. −Aseguro Mikoto.

− ¿Por cuánto tiempo? −Le pregunto Danzo.− ¿Y estás segura de que tú y Fugaku lo pueden cuidar mientras cuidan a sus propios hijos? −Le pregunto Danzo, poniendo algo de duda en la mente de Mikoto.− Como dije antes, yo ya tengo una infraestructura para encargarme de él. Estará seguro, pasará desapercibido y se convertirá en un ninja muy poderoso en el futuro.

− No dejare que lo hagas, maldito. −Comento Mikoto mientras sus ojos cambiaban.

− ¡Suficiente! −Ordeno el tercero.− No podemos continuar peleando sobre esto. Danzo, creo que te lo dije cuando Kushina llego a la aldea, mientras viva no permitiré que un jinchuriki jamás quede bajo tus órdenes. No puedo imaginarme como piensas usarlo.

Bien. −Celebro Mikoto mentalmente.

− Sin embargo, él tiene razón en un punto. −Dijo el líder de la aldea.− Mikoto, tu relación con Kushina y Minaro es demasiado cercana como para no poner en peligro a ese niño. Lamento decírtelo, pero no puedo dejar que lo cuides, atraería demasiado la atención. De hecho, para su protección, quizás lo mejor sería que limitaras lo más posible tus interacciones con él.

− ¡¿Qué?! Pero…

− Tienes que prometérmelo por su seguridad. −Dijo el tercer hokage.− Si te niegas a hacerlo o rompes tu palabra, tendremos que ocultarlo de la única manera que tenemos, con Danzo.

− Entiendo. No se preocupe por mi Hokage-sama. −Mikoto se sentía fatal. Por un lado, había evitado que Naruto tuviera un mal futuro, pero por el otro, no podría verlo.

− ¿Entonces qué haremos con él? −Pregunto Shikaku.

− Me duele decirlo, pero el tendrá que vivir como cualquier otro huérfano. −Dijo Hizuren.− Oculto en la multitud, cargando con el bijuu dentro de él… El asunto está resuelto, pueden retirarse.

Los asistentes hicieron lo que se les indico y cada uno se retiró. Tenían todavía mucho que resolver respecto a la aldea. Mikoto no decidió seguirlo, sino que se quedó atrás. Cuando el anciano y la mujer quedaron solos, este decidió acercarse y puso su mano en el hombro de la pelinegra.

− Lo siento, pero era la única opción. −Dijo el Hokage.− A mí tampoco me gusta, pero tenemos que hacerlo.

− Hokage-sama, antes de que tenga que desaparecer de su vida, ¿Puedo verlo? −Pregunto la pelinegra.

El hombre solo asintió y le indico que lo acompañara. Mikoto se levantó y lo siguió por los pasillos del edificio hasta a una sala. El hombre le hablo a una enfermera para los dejaran entrar y esta de inmediato cumplió con la orden. Cuando entraron, Mikoto reconoció a Naruto de inmediato, con su cabello rubio y puntiagudo que heredó de su padre era obvio que se trataba de él, sin embargo, también podía notar que se trataba del hijo de Kushina con ese rostro redondo como el de ella y todo esto estaba acompañado por unas marcas como bigotes en su rostro, tres en cada lado. Mikoto se acercó lentamente para despertar a ninguno de los niños y cuando finalmente llego junto a él, se le quedo viendo.

− Puedes cargarlo. −Le indico el hokage.

Mikoto tomo a Naruto en sus brazos y lo miro, con algunas lágrimas cayendo por sus ojos. Era lo único que quedaba para recordarle a su amiga, y ahora no podía ni siquiera estar cerca de él. Pero quizás lo que le entristecía más de todo era lo que tenía por delante.


− ¡Vamos Mama, Nee-chan! −Dijo Satsuki para apurar a su madre y hermana.

− Ahí vamos. −Le dijo Mikoto.

− Satsuki, no seas impaciente. −Le dijo Isae.− No es como si el abuelo fuera ir a alguna parte.

Mikoto sonrió por dentro. Satsuki era una niña de 5 años bastante animada y activa.− ¿Está bien que vinieras?

− Si no te preocupes mama. −Le dijo Isae.− Papa me dijo que usara el día como quisiera, y así es como lo quiero pasar. Además, es divertido visitar al abuelo. −La chica entonces se acercó un poco a su madre.− Por cierto, la historia del escarabajo…

− No sé si sea verdadera o no. −Dijo Mikoto.− Pero si empieza a hablar de ella intenta cambiar de tema, creo que Satsuki aún es muy joven como para escucharla.

− ¿Lo dices porque no quieres que empiece a coleccionar escarabajos como yo? −Comento Isae con una gotita de sudor.

− Bueno, conociste a Shisui así que algo bueno salió de eso. −Dijo Mikoto.

− Mama, no. −Respondió la hija.− Solo somos amigos. Y no lo digo de una forma cliché de "Sentimos algo, pero lo negamos a los demás porque somos unos grandísimos tercos", realmente solo somos amigos.

− Yo-yo no dije nada. −Balbuceo Mikoto.− Lo pensé pero no lo dije.

Finalmente, las tres llegaron hasta la antigua casa de Mikoto, en donde Kazuma los recibió y de inmediato abrazo a Satsuki.

− ¡Abuelito! −Exclamo Satsuki devolviendo el abrazo.

− ¡Satsuki!¡Mi nieta favorita de cabello puntiagudo! −Dijo el hombre mientras revolvía el cabello de la niña.

− Abuelito, soy tu única nieta con tu cabello. −Le recordó Satsuki.

− Hola abuelo. −Dijo Isae saludándolo, pero tanto Kazuma como Satsuki abrieron sus brazos.

− ¡Vamos Nee-chan!¡Únete! −Le dijo Satsuki. Isae no se resistió y se unió al abrazo grupal.

Después de eso, los cuatro entraron a la casa en donde Satsuki miraba curiosamente a sus alrededores.

− ¿Está bien si las dejo contigo? −Pregunto de nuevo Mikoto.

− Si, no te preocupes. −Aseguro Kazuma.− Isae-chan sabe cuidarse sola y Satsuki se porta muy bien, excepto cuando quiere saltar del techo. −Con eso la mujer se puso blanca.− Era una broma, nunca lo ha hecho.

− En esta casa. −Dijo Isae, haciendo que su madre se pusiera más blanca.− ¡Era una broma!¡Mama era una broma!

− Ustedes dos, su sentido del humor es… −Dijo Mikoto sin encontrar palabras para describirlo.− Volveré en unas horas.

Mikoto salió de la casa de su padre y camino por las calles del complejo, aquellas que hace varios años ella misma y su equipo tuvieron que limpiar. Camino y llego hasta la salida, llegando al distrito comercial de la aldea de la hoja. Hace solo 5 años el lugar quedo casi completamente destruido en el ataque del Kyubi. La mujer continúo avanzando, pero se detuvo unos momentos frente a la academia, el lugar en donde había conocido a Kushina y también donde su amiga pelirroja y Daisuke tuvieron su primera pelea. Aun así, no se detuvo mucho y continúo avanzando, viendo el techo donde se reunió con el equipo al que le toco liderar, los tres habían crecido y se habían vuelto bastante habilidosos. Finalmente, la mujer llego al lugar en donde la esperaban.

− ¡Sensei! −Dijo Suzuki levantando su brazo.

Ya una vez los cuatro sentados en la mesa del parque, decidieron darles la noticia.

− Verán, Kurenai, Sensei… Hajime y yo… −Comenzó a decir Suzuki.

− Nos vamos a casar. −Dijo Hajime, lo cual sorprendió a todas. Suzuki de inmediato reacciono.

− ¡Idiota!¡Te dije que no hicieras esa broma! −Grito la pelinegra mientras lo golpeaba, mandándolo a volar por el parque.− Perdón por eso, pero este idiota no se pudo resistir a hacer una broma.

− ¿Entonces no se van a casar? −Pregunto Kurenai.

− ¿Qué? No para nada. −Dijo Suzuki.

− Me conoces muy bien, no me gustan las chicas violentas. −Dijo Hajime.− Suzuki es demasiado Tsundere para mí.

− Cállate imbécil, sabes muy bien que si hay una tsundere en el equipo es Kurenai. −Dijo la chica de cabello lacio.

− Yo solo vine a que me dieran una noticia, ahora resulto que soy víctima de sus insultos. −Comento la chica de cabello alborotado.

− ¿Y bueno de que querían hablarnos? Sin bromas Hajime-kun. −Dijo Mikoto.

− Bueno, nos ofrecieron un trabajo. −Dijo Suzuki.− Nos asignarían a uno de los puestos fronterizos. Eso no significa que no volveríamos a la aldea, solo que no lo haríamos por mucho tiempo, meses incluso hasta un año.

− ¿Entonces eso significa? −Pregunto Kurenai.

− Si, lo sentimos mucho Kurenai. −Se disculpo Hajime.

− No importa, es una gran oportunidad. −Kurenia se levantó y salió caminando del lugar.

− Quizás no debimos haber aceptado. −Dijo Hajime.

− No chicos, no es su culpa. −Les dijo Mikoto.− Ustedes hicieron bien en aceptar.

Después de su pequeña reunión de equipo, Mikoto fue hasta la cima del monumento del segundo Hokage, en donde pudo encontrar a una chica de cabello negro alborotado mirando hacia la aldea.

− Sabia que te encontraría aquí. −Dijo Mikoto, provocando que su alumna la mirada. La mujer camino hasta donde ella estaba.− ¿Te importa si me siento?

− No, está bien. −Dijo Kurenia.− Lo siento, no debí reaccionar así.

− No, te entiendo. −Le dijo Mikoto.− Hace 5 años perdiste a tus padres, y tus compañeros son la única familia que tienes. Es natural que estés triste ahora que se van a ir, aunque sea por un tiempo.

− ¿Debería disculparme con ellos? −Pregunto Kurenia.

− No creo que sea necesario, ellos lo entienden. −Dijo Mikoto.− Aunque creo que podría ser un buen pretexto para que los veas. −Comento Mikoto antes de que comenzara a levantarse. La mujer se estiro un poco antes de volver a dirigirse a la chica.− Vamos, te invito a cenar con mi familia.

− ¿Está bien que vaya? −Pregunto la chica.

− Si, vamos ya has ido otras veces. −Comento Mikoto.− Estoy segura que estarán felices de verte.

Ambas bajaron del monumento y comenzaron caminar por el distrito comercial. Ahí, vieron a un niño de cabello rubio al que varios de los adultos le estaban gritando. Kurenai no le dio mucha importancia, pero su maestra no solo se detuvo, sino que camino hasta ellos.

− ¿Ocurre algo? −Pregunto la mujer a la multitud.

− ¡Lo que ocurre es que este mocoso iba a entrar a robar a mi tienda! −Declaro el dueño de un establecimiento.

− ¡Eso no es cierto! −Dijo Naruto.− ¡Yo venía a comprar pero ustedes de repente me echaron si razón!

− ¡Porque te quería atrapar antes de que cometieras el robo!

− Tranquilícese. −Dijo Mikoto.− Si no ha cometido ningún crimen no tiene por qué acusarlo.

Naruto vio la oportunidad y salió corriendo, alejándose rápido de la multitud.

− ¡Maldición!¡Se fue! −Dijo el hombre.

− Es lo que cualquiera haría si el dueño de una tienda le gritara nomas al entrar. −Comento la Uchiha.

− Mierda, pero espero que haya aprendido la lección. −Dijo el dueño.− Si no a la siguiente lo mato.

La rabia tomo el control de la mujer, que lo tomo de la ropa y uso su brazo para empujarlo a la pared. Mikoto no tenía nada en su otra mano, pero sus ojos, de color carmesí y con un patrón extraño era lo único que necesitaba para asustar a ese hombre.

− Escúchame, si tu o alguno de tus amigos alguna vez le hacen a ese niño, yo misma los matare. −Amenazo la mujer antes de soltar al hombre. Mikoto volvió con Kurenia y comenzó a caminar.

− Sensei ¿Qué acaba de ocurrir? −Pregunto la chica.

− Nada que te pueda explicar ahorita. −Respondió la mujer.− No te preocupes, lo entenderás dentro de poco.


− ¿Fugaku crees que podrías encargarte de la cena hoy? −Pregunto Mikoto a su esposo.

− ¿Estas segura? −Pregunto el hombre con seria preocupación en su rostro.

− Si, hoy no puedo hacerlo. Tengo algo importante que hacer. −Dijo Mikoto.

− ¿Es hoy verdad? −Pregunto Fugaku.

− Si, hace 16 años fue el día que Daisuke falleció. −Dijo la mujer.− Iré a visitarlo un momento.

− Entiendo, pero trata de volver temprano. −Dijo Fugaku.− Con las cosas como están…

− Lo sé. Tratare de hacerlo. −Fue lo último que Mikoto antes de caminar a la salida.− Te amo. −Le dijo mandándole un beso antes de dirigirse al cementerio de la aldea.

No le tomo mucho tiempo a Mikoto llegar hasta el cementerio y visitar la tumba de su compañero. No faltaba mucho para que anocheciera, pero aun así ella decidió que podía hacer unas visitas. Primero fue a las tumbas de Kushina y Minato, aunque no pudo decirles mucho respecto a su hijo, no sabía nada para empezar. Vio a su alrededor como el cementerio comenzaba a vaciarse ya que la gente comenzaba a regresar a sus casas. Quedaban todavía unos minutos de luz, así que la mujer fue hasta una tumba que tenía tiempo sin visitar. Mikoto llego hasta la tumba de su madre y estuvo varios minutos frente a ella. El cementerio estaba casi vacío, excepto por una presencia que intentaba ocultar su intención asesina, aun así, Mikoto podía sentirla.

− Agradezco que al menos hayas esperado a que toda la gente se fuera. −Le dijo Mikoto a la presencia.

La mujer se dio la vuelta y vio a la persona que tenía puesta una capucha de color beige, se imaginaba que debajo usaba equipo ninja, probablemente ANBU ya que tenía una máscara puesta. Mikoto se concentró en la máscara, notando que la máscara asemejaba a un pájaro, posiblemente un águila. También pudo notar los cabellos de color negro y puntiagudo que lograban salir de la capucha.

− ¿Conque así es como el tercer hokage ha decidido resolver las cosas? −Comento Mikoto mientras sentía el viento correr por el campo.

− No me envía el tercero. −Respondió el atacante que, por su voz, Mikoto reconoció debía tratarse de una mujer.

− ¿Entonces quién?

− Eso nunca lo sabrás.

La atacante comenzó a correr hacia la mujer con un tanto en su mano. Mikoto espero el momento en que ella atacara para dar un paso a un lado. La mujer estaba a punto de patear el arma en la mano, cuando vio como desde la otra que tenía en la capucha salía otra arma. Ante de esta amenaza Mikoto simplemente retrocedió para evitar el corte. Aunque su plan no había funcionado, la atacante volvió a cargar contra ella, esta vez mostrando libremente sus armas. Lanzo unos ataques con las armas que Mikoto pudo esquivar, pero no se sentía cómoda haciéndolo ya que no tenía ningún arma propia, mientras que su enemiga tenía varias. Mikoto esquivo de nuevo el ataque, pero esta vez aprovecho la oportunidad y golpeo a su oponente en el estómago, haciendo que varios kunais cayeran de uno de sus cinturones.

− Lo siento, pero no pienso morir hoy. −Declaro Mikoto con su sharingan activado y sosteniendo una de las armas.

− Desgraciada. −Exclamo la atacante.

No me gusta para nada tener que luchar aquí, debo llevarla a otra parte. −Mikoto pensó.

La mujer tomo uno de los kunai del suelo y se lo lanzo a su atacante. Después de esto salto hacia el bosque, logrando llevarla hasta un claro en el bosque. Ahí continúo luchando durante varios minutos contra su oponente. Era muy buena, podía seguir perfectamente sus movimientos aun a pesar de que eran muy veloces. Sin embargo, Mikoto tenía un arma secreta. En una oportunidad logro activar su Mangekyo Sharingan, y cuando su oponente estuvo lo suficientemente cerca, hizo aparecer un brazo gigante de color amarillo y con este logro golpear a la atacante, hiriéndola.

− Suficiente. −Dijo Mikoto mientras devolvía su sharingan a la normalidad, con sangre saliendo de sus ojos.− ¿Quién te envía?

− Moriría antes de decírtelo. −Declaro la atacante.− Pero todo este tiempo ¿Nunca se te ha ocurrido preguntarte porque?

Un sentimiento de intranquilidad invadió a Mikoto y de inmediato salió corriendo. No le importaba ya su oponente, estaba muy herida como para hacerle algo. Mikoto corrió hasta el complejo Uchiha. Cuando llego, se encontró a varios de los ninjas de Konoha en el lugar, limpiando lo que únicamente podía llamarse como una masacre.

− ¿Mikoto-san? −Pregunto un ANBU con mascara de perro.− Que bueno que se encuentra bien. Me alegra que su hija no vaya a estar sola.

− ¿Mi hija?

− Si, Satsuki, ella parece ser la única sobreviviente.

− Por favor, ¿podrías llevarme con ella? −Mikoto pidió y el ANBU acepto, guiando por las calles del complejo. Mikoto intento desviar su mirada a cada momento, no quería ver nada de lo que había ocurrido. Pero cuando paso frente a su casa, pudo notar las paredes manchadas con la sangre de Fugaku. También frente a la morada se encontraba un cadáver que le llamo mucho la atención, se trataba de Izumi, una de las amigas de Isae.

− Mama… −Solo exclamo Satsuki cuando la vio antes de comenzar a llorar.

− Ya estoy aquí, las cosas estarán bien. −Dijo Mikoto abrazándola, tratando de creerse lo que acababa de decir.


Mas tarde esa misma noche, Mikoto y su hija fueron llevadas a la torre del hokage. Oficialmente, era para que ambas testificaran lo que sabían de lo ocurrido. Sin embargo, como Mikoto sabía perfectamente, por cada vez que te convocaban oficialmente, había al menos 2 asuntos no oficiales de los cuales no quedaría registro. Satsuki estaba apoyada sobre ella, estaba agotada y no la culpaba después de lo que había tenido que ver. El tercero salió de su oficina y Mikoto se preparaba para levantarse, pero el líder la detuvo con una seña.

− No será necesario. −Le dijo.− Ambos sabemos porque ocurrió.

− No puedo creer que llegara a esto. −Dijo Mikoto.

− Lo siento. Aunque no quise que pasara…

− Sabes, no sé si debería creerte. −Dijo Mikoto.− Pero Minato y Kushina lo hacían, así que tienes el beneficio de la duda. ¿Qué ocurrirá con nosotras?

− Lo ideal sería terminar el trabajo. −Dijo Hizuren.− Pero no hay suficientes pruebas de su participación, así que las dejaremos en paz.

− Eso y que sabes que no te conviene. −Dijo Mikoto.− No te preocupes, nunca estuve a favor de eso. Sin embargo, tampoco estoy a favor de como acabaron las cosas. ¿Qué sigue?

− El clan Uchiha continuara viviendo. −Dijo el hokage.− Tu y Satsuki son las únicas sobrevivientes en la aldea, Isae se ha ido. Continuaran manteniendo su estatus y como eres la única adulta, serás nombrada la líder de tu clan. −Le dijo el hombre.− Eres libre de hacer lo que quieras con el dinero y propiedades, son de ustedes. −Fue lo último que el hombre dijo antes de que darse la vuelta.

− Esto no se ha acabado. −Dijo Mikoto.− Primero lo de Naruto y ahora esto. Estoy muy enojada.

− ¿Es una amenaza? −Pregunto el anciano.

− Si, pero no contra tu vida o la aldea. No te preocupes por eso. −Dijo la pelinegra.− Yo sigo siendo una ninja de Konoha, aunque, no dejare que las cosas terminen así.

− Mientas no hagas algo que vaya contra la ley, has lo que quieras. −Le dijo hombre antes de cerrar la puerta.

Mikoto se levantó y cargo a su hija. Por el momento, buscaría un hotel donde pudieran dormir, ya mañana vería que harían.


− Satsuki se te va a hacer tarde. −Le dijo Mikoto a su hija. Satsuki Uchiha, de ahora 12 años, veía entretenida en la televisión una vieja caricatura de cuando era una niña.− ¿Cuántas veces has visto esa cosa?

− Muchas, no es mi culpa que sea tan buena. −Dijo de la chica de cabello puntiagudo.− Además, falta todavía mucho y solo van a decir los nombres de los equipos.

− ¿Y no piensas convivir con tus compañeros? −Pregunto la madre.

− Lo he hecho durante los últimos años. −Respondió la chica.

Admitiendo su derrotar, Mikoto se sentó y simplemente decidió esperar a que terminara.− Es una terca… justo como Kushina.

Algunos minutos más tarde, el programa se terminó y Satsuki se levantó. La chica camino hasta la puerta y la abrió.

− Ya me voy mama. −Se despidió Satsuki.

− ¿No vas a llevar tu mochila?

− Únicamente vamos a que nos den el número del equipo. −Volvió a decir la chica.

− Lo sé. −Comento Mikoto antes de darle un abrazo.

− ¿Qué tienes?

− Nada, solo que creces muy rápido Satsuki. −Respondió Mikoto.− Vamos, anda, ya de por si vas tarde.

− Únicamente vamos a… −Satsuki decidió ni siquiera repetirlo. La chica camino a la salida y de ahí a la academia.

Mikoto salió para verla mientras se alejaba y caminaba hacia la academia. Un sentimiento de nostalgia la recorrió y recordó el día que la asignaron a su equipo y cada uno se presentó. Habían pasado años desde eso. Ahora, ella estaba feliz, podía sentir que, en ese momento, la historia de una nueva generación comenzaba.

Mikoto Gaiden: TERMINADO.