Félix no la entendía, no la comprendía. Realmente no lo hacía.

Es que... ¡¿Como carajos funcionaba la cabeza de Bridgette?!

Se preguntaba Félix porque la había rechazado no una, ni dos, ni siquiera tres sino como treinta veces, aproximadamente, ya que no era tan cruel para llevar la cuenta, y lo más sensato es que después de esas negativas (Que son bastantes) es que te rindieras con la persona en cuestión. No seguir y seguir intentándolo e intentándolo como esperando mágicamente que de un día para otro cambie la respuesta.

¿Es que ella quería llegar a cien rechazos?

Se preguntaba el susodicho escépticamente. Ademas de que por más que Félix tratara, no encontraba nada para poder comprendedla. Y menos si ella seguía sonriendo luego de que a sus constantes invitaciones, le respondiera que no. Y mucho menos luego de que usara bordaces, cortantes y frías palabras para dejarle claro que no quería estar cerca de ella.

De verdad... Esa sonrisa era increíblemente incompresible. Esa que se instala en el rostro de Bridgette y hagas lo que haga no se borra, únicamente desaparece por un instante cuando es cruel y luego vuelve con mas fuerza al segundo como si no hubiera pasado nada.

No, Bridgette es incomprensible.

¡Agh! Realmente no la entendía. No importando cuan directo sea con ella y le digiera que se rindiera. Ella no le hace caso. ¡No lo hace!

Sin embargo lo que realmente no comprendía era él mismo porque si te tomas la molestia de rechazarla... ¿Entonces porque querrías descifrarla?

Y él quería hacerlo, quería entenderla y por fin comprendedla. Ahora... ¿Quién es el incomprensible?

Félix, lo es.