Capítulo 7

—Dios Terry, aun no estás totalmente recuperado— Eleonor le reprochaba a su hijo mientras tomaban el desayuno en la pequeña cocina del departamento de Klaisse.

—Eleonor, ya no puedo esperar, más de un mes sin noticias de Candy, estoy muriendo por dentro—Terrence pensaba como ayudar a Candy y de paso en como se cobraría la golpiza con Neal. "La pagarás caro maldito bastardo" era el pensamiento constante que rondaba su cabeza. Aquello era uno de los motivos por el cual había hecho su recuperación casi milagrosa. Claro que aún eran visibles algunas sombras violáceas en dónde alguna vez hubieron grandes y negros hematomas en su perfecto rostro—Madre no te preocupes por mi, nunca más me atraparán con la guardia baja—Terry se llevó la taza de café a los labios y sorbió el café mirando directamente a su progenitora a los ojos, regalándole aquel brillo ladino y esa sonrisa de medio lado tan suya.

—Me asustas Terrence, cuando me miras así, se que algo ronda tu mente y no es nada bueno.

—Eso apuéstalo Madre.

Los dos continuaron tomando su desayuno en silencio, hasta que Karen hizo su entrada. La chica había salido muy temprano por la mañana.

—Hola querida, el café está recién preparado y he traído beignets frescos de la pastelería francesa que tanto le gustan a Terry. —Eleonor le hizo una seña con la mano indicándole la silla desocupada a su lado.

Karen por su parte acomodaba el abrigo en el pequeño closet junto a la puerta de entrada.

—En seguida Eleonor, Voy por mi café y me uno enseguida a ustedes, traigo noticias importantes para Grandy.

Terry, rápidamente volteó el rostro y miró fijamente a Karen, como si esta hubiese hablado en otro idioma.

— ¿Por fin pudiste hablar con Annie Britter?—Karen estaba ahora de espaldas a ellos junto al pequeño mesón sirviendo su taza con aquel brebaje caliente que tanto necesitaba para entrar en calor. — ¡Maldición Klaisse! Trae tu trasero hasta acá y contesta mi pregunta—La impaciencia de Terry era palpable.

— ¡Terrence Greum! No hay necesidad de que te comportes como un grosero—Eleonor se levantó indignada de su asiento—Exijo que te disculpes de inmediato con Karen.

—Déjalo Eleonor, créeme, me ha dicho cosas peores—Karen soltó una risa divertida.

—No lo puedo permitir, no delante de mi…Vamos Terrence estoy esperando—Eleonor lo observaba con sus manos en jarra sobre sus caderas, Terry rodó los ojos con fastidio y cedió ante su madre.

—Perdón Karen.

—Que lindo eres Grandy. Estás perdonado— Terry gruñó por lo bajo y volvió su atención a su extinta taza de café. Eleonor volvió a tomar asiento en su lugar y por fin Karen se les unía a la pequeña mesa.

—Ahora si nos vas a decir que fue lo que averiguaste y con quien hablaste.

—Si, hoy en el mercado de paso hacia el teatro me he encontrado con Dorothy, la mucama de los Ardley, ¿La recuerdas? Bueno ella me reconoció. Me llevó hacia un lado; me contó que Candy está bien, que nadie tomó represalias contra ella, pero eso si, está encerrada en su habitación y no tiene permitidas las visitas, ni siquiera Anne Britter puede verla.—Después de hablar todo aquello Karen hizo una pausa para llevarse un beignet a la boca.

—Malditos bastardos, y tú crees que esa tal Dorothy es de confianza.

—Según por lo que pude escuchar y como se refería a Candy y sus gestos de preocupación, yo diría que sí. —Ahora Karen bebía un poco de café.

—Podría ser ella, nuestra fuente de contacto con Candy dentro de la mansión—habló Eleonor acariciando la mano de Terry que tenía libre sobre la mesa.

—Muy cierto querida Eleonor—Interrumpió Karen masticando otro trozo de beignet. —La chica me dijo que todas las mañanas, relativamente a la hora en que hoy nos encontramos, ella misma va de compras. Y me dijo que si quería hacer llegar algún mensaje para Candy, ella gustosa lo llevaría.

—Hoy mismo escribiré una carta para que Candy sepa que ya estoy recuperado y que pronto podré sacarla de ahí. —Terry se mostró entusiasmado y su semblante volvió a brillar.

—Bueno, también le dije que cualquier noticia urgente o importante la hiciera llegar al teatro; por cierto Grandy, Robert está preguntando cuando vuelves a los ensayos. Dice que te presentes o buscara otro actor para reemplazarte.

—Creo que mañana iré, y renunciaré. Que Robert busque a su maldito reemplazante. — Terry echó la cabeza hacia atrás, y comenzó a mecerse en la silla.

— ¿Que has dicho? —Eleonor se mostró impactada. — ¿Abandonas tu exitosa carrera de actor que recién comienza y que tanto te costó conseguir?—Terry se levantó abruptamente de la mesa sin decir nada y salió hasta el pequeño living del departamento. Eleonor lo siguió.

–Donde dejé mis cigarrillos— Terry se tocaba los bolsillos— ¡Karen has visto mis cigarrillos!—vociferó en dirección a la cocina.

—En el mueble donde está la licorera, abre la gaveta, están junto al cenicero, no lo olvides.

Terry se dirigió al mueble señalado, obviando la presencia de su madre, que lo seguía con la mirada.

—Que es lo que quieres Eleonor. —le cuestionó mientras encendía el pitillo.

—Que entres en razón. No puedes abandonar tu sueño cariño, no lo voy a permitir.

—Candy me necesita, mientras no consiga sacarla de ahí y hacerla mi esposa el resto es mierda para mí.

—Terry, podemos ayudar a Candy, sin que tu tires por la borda tu futuro en el teatro, acaso sabes lo fácil que es reemplazar un actor por otro, ¿Sabes cuantos jovencitos están esperando una oportunidad como la tuya?

Terry comenzó a mirar a Eleonor sin parpadear, su rostro comenzó a ensombrecer y sus ojos comenzaron a brillar con ese dejo de ira contenida.

—Ya veo. ¿Acaso aquella fue la razón por la que me abandonaste?, y dejaste que Richard me alejara de ti, que me llevara a Inglaterra y nos separara un océano completo. Porque podría venir otra muchachita a ocupar tu lugar.

Siempre tu puta carrera fue más importante, como a él sus malditos títulos nobiliarios. Yo no soy como ustedes, grábatelo en tu linda rubia y delicada cabecita; yo Terrence Greum lucharé por mi amor, no lo abandonaré, ¡No otra vez! como lo hicieron ustedes. No importa lo que me cueste. —Terry apagó el cigarrillo en el cenicero y se dirigió hacia la habitación en donde dormía desde que se accidentó. Una vez en el umbral y aún dándole la espalda a su madre. Sin dirigirle la mira le dijo:

—Vete Eleonor, no quiero verte, si decido hablar contigo, yo te buscaré. Ahora necesito estar solo—dicho esto entro en la habitación cerrando la puerta de un portazo que hizo saltar a Eleonor en su lugar.

Sin poder aguantar la madre de Terry comenzó a llorar, lentamente fue masticando lo que su hijo le había dicho; aún guardaba rencor contra ella y aún más contra el duque.

Karen sigilosa testigo de los hechos, se acercó por detrás abrazando y conteniendo a la actriz mayor, Eleonor palmeó suavemente las manos de Karen, y secándose las lágrimas le dijo:

—Ya lo escuchaste, me odia mi hijo aún me odia—Eleonor no pudo controlarlo y gimoteo al final de la frase.

—Tranquila querida, él no te odia. Está molesto. Si y dolido por la situación de Candy, pero una vez que todo se solucione o vea luz al final del túnel, todo se arreglará, ya lo veras. Tú tranquila querida Eleonor. —Karen se había movido frente a Eleonor y se habían tomado de las manos.

—Eres tan buena con mi hijo Karen, te agradezco todo lo que haces por él.

Por favor cuídalo mucho, mientras yo no esté para él…o por lo menos hasta que me busque otra vez. —Los ojos anegados y aún el nudo atorado en la garganta de Eleonor que no la dejaba hablar fluidamente.

—Queda en buenas manos, no te preocupes, ve tranquila. En cuanto tenga noticias, te las haré llegar, y recuerda que me encuentras en el teatro si necesitas hablar.

Las dos mujeres se dirigieron hasta la puerta de salida. Karen abrió el pequeño ropero de la entrada y sacó el abrigo, los guantes y el elegante sombrero de la actriz. Cuidadosamente y con tristeza en cada movimiento, Eleonor se calzó cada una de sus prendas. Una vez lista, se dieron un fuerte abrazo y se despidieron aquel par de mujeres, prometiéndose fielmente noticias de cada lado.

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—Señorita Candy traigo su almuerzo, venga rápido que no se enfrié la comida. —Dorothy entró en la habitación de la rubia con la bandeja entre sus manos y con uno de sus pies cerró la puerta.

—Gracias Dorothy pero no tengo hambre. Mi estomago no anda muy bien. —Candy estaba sentada junto al ventanal donde podía observar el blanco panorama del jardín y así distraer su mente del encierro.

—Venga acá y coma solo un poco—Dorothy mientras disponía los platos y descubría las charolas sobre la mesita de diario que solía usar Candy para hacer sus comidas las veces que era confinada a su cuarto.—Si no come, no le daré las buenas noticias que traigo—Dorothy aun ordenaba los cubiertos sobre la mesita pero esbozaba una sonrisa de triunfo porque sintió como Candy se levantó de su cómodo Berger junto al ventanal y caminó lentamente para ocupar su lugar en la mesa frente a los platillos y frente a la mucama.

— ¿Cuáles son esas noticias Dorothy?

—Primero la sopa Señorita Candy—la doncella le extendió la cuchara sopera. Candy rodó los ojos y la tomó entre sus manos, luego la dirigió al platillo y comenzó a sorber la sopa.

—Muy bien señorita—Dorothy acercó una silla junto a la mesa y observó hacia todos lados y se puso hacía el frente y casi susurrando le dijo: —hoy en el mercado me he encontrado con la señorita Klaisse, y le he contado que usted está bien y que no tomaron represalias por su huida, y que solo la tienen en su habitación—Pero Candy la interrumpió.

—Como está Terry…Karen te dijo algo de él, ¿Ya se recuperó? Te dijo si me odia, ¿Está muy enojado porque lo abandoné?

—tranquila señorita, La señorita Klaisse me dijo que el señor Grandchester se encontraba recuperado, que aún le quedan algunos moretones en el rostro, pero ya se levanta y sale a dar algunos paseos, la señora Baker y ella creen que la próxima semana podría volver a los ensayos del teatro para la próxima temporada. —Dorothy atravesó su mano por entre los platos para tomar una de las manos de Candy y le dio un apretón.

—Gracias Dorothy, en realidad son muy buenas noticias. Ahora si me siento más tranquila. Terry está bien, lo acompaña su madre y Karen, volverá al teatro. Creo que me volvió el apetito—La rubia sonrió entusiasmada y cubrió la mano de Dorothy con la suya. Y las dos sonrieron juntas.

—Por eso le pedí a Marí la cocinera que me cortara el pedazo más grande de la torta de chocolate que hay en la cocina—Rápidamente Dorothy descubre el ultimo platillo que permanecía cubierto

— ¡Uyyyy mi favorito!— Candy instintivamente tomó el tenedor en su mano y atrajo el platillo con el gran pedazo de pastel.

—lo último señorita Candy, con la señorita Klaisse quedamos en tratar de reunirnos todos los días para poder intercambiar información, si usted desea mandar algún recado o carta.—Dorothy no alcanzó a terminar cuando una Candy con toda la boca llena de chocolate gritó:

— ¡Siiii! Aún que no creo que la termine hoy, tengo tantas cosas que decirle a Terry—Candy se volvió a deprimir. —Dorothy puedes llevarte todo. He terminado.

—Muy bien señorita, pero dejaré el platillo del pastel y el vaso de leche, se que dentro de un rato lo terminará—Dorothy le guiño un ojo mientras ponía de vuelta los trastes en la bandeja—Y si se anima a escribirle algo al señor Grandchester, antes de irme a dormir pasaré por aquí para llevarme su recado.

—Gracias Dorothy. Eres la mejor.

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Dorothy como todas las mañanas se dirigió a hacer las compras al mercado en donde se abastecía todos los días de carnes, frutas y verduras frescas para la mansión, la chica hacía las compras y luego los productos eran entregados en la puerta.

Dorothy caminaba nerviosa, en búsqueda de Karen Klaisse, tenía un sobre con las iniciales T.G. que entregar. Mientras caminaba distraída, fue tomada de un brazo y forzada a correr y entrar entre unos callejones atestados de cajas y restos de verduras en descomposición y desechos propios de los caballos que descansaban del su ardua tarea de tirar carruajes y carretelas. La criada estuvo a punto de gritar y pedir socorro cuando la figura masculina paró de correr con ella del brazo y por fin se descubrió el rostro que llevaba cubierto por una bufanda cuadrillé Burberry.

— ¡Señor Terry! Que susto me ha dado, yo estaba esperando a la señorita Klaisse—Dorothy aún trataba de recuperar el aliento con una mano apoyada en su pecho tratando de controlar la respiración.

—Lo siento Dorothy, pero no podemos correr riesgos, eres el único nexo que me mantiene al tanto de Candy y no me puedo dar el lujo de perderte. –Terry también estaba agitado tratando de recuperar el habla. — ¿Vienes con guardias?

—Solo con el viejo chofer, tranquilo señor Grandchester. —Dorothy metió la mano en el bolsillo de su abrigo y le extendió un sobre blanco con las iniciales T.G. – Esto es para usted, la señorita Candice me lo encargó. —Dorothy le dirigió una sonrisa satisfactoria.

— ¿Es una Carta de Candy para mi?— El semblante de Terry brilló como el de un niño la mañana de navidad al ver su regalo, cuando vio aquel sobre blanco extendido frente a sus ojos.

—Vamos señor, tómelo rápido, no tenemos mucho tiempo, el chofer me espera. —Terry reaccionó y tomó el sobre de mano de Dorothy y lo guardó rápidamente dentro de su abrigo. —Espero su respuesta mañana aquí mismo señor—La criada hizo una reverencia y emprendió camino para regresar con el chofer de la familia Ardley.

— ¡Espera Dorothy!—la empleada volvió donde se encontraba Terry— Necesito un gran favor, quiero que averigües que hace Neal Leagan por las noches, donde va, que lugares frecuenta. Que días, a que horas sale y a que horas regresa. ¿Podrías hacerlo cariño?

—Creo que me costará un poco conseguir esa información señor. No quiero levantar sospechas si pregunto muchas cosas. Los perros guardianes del señorito Neal son astutos. Pero en cuanto sepa algo yo voy directamente al teatro con la señorita Klaisse. Ahora si me lo permite, me retiro.

—Si claro, ve Dorothy. Y muchas gracias por la carta y toda tu ayuda. —Terry presionó su mano sobre su corazón donde había guardado la misiva dentro de su abrigo. La chica desapareció entre la gente y el barullo del mercado. Terrence hizo lo propio y caminó rápidamente hacia el departamento de Karen, necesitaba leer cuanto antes las líneas de Candy.

Querido T.G.:

Hoy por medio de Dorothy, supe que podría ponerme en contacto contigo mediante mensajes escritos; oh amor mío, ha sido tanto mi sufrimiento desde el día que te dejé mal herido en el departamento de Karen. Quizás aún no lo haz entendido. Pero debía hacerlo por nuestro bien, Neal no pararía hasta dar con nosotros y acabar contigo.

Tengo tantas cosas que decir, pero no se me viene nada más a la mente en estos momentos. Sólo decirte cuanto te amo, y te extraño, pero te pido encarecidamente, no trates de convertirte en héroe, no quieras burlar la seguridad de la mansión o a los guardias de Neal, sé que será difícil de cumplir por tu parte, pero ya veremos cómo me libraré de todo esto. Quiero que estés tranquilo por mí, nadie me ha hecho daño. Dorothy es de total confianza, mediante ella estaremos en contacto.

Terrence aunque suene majadera te repito una vez más, te amé, te amo y siempre te amaré.

Siempre tuya Candice White


Se que no tengo perdón con todos ustedes. Muchos problemas personales y de salud (no mías pero de familiares) y no los aburriré con detalles, más apelaré a sus disculpas y recordar a ustedes que en más de una vez les he dicho que NO abandonaré la historia, como sea volveré!

gracias por su lealtad, por su apoyo, por sus bellas palabras y sus hermosos rewiews. Las quiero las amo las adoro.

Espero en 7 días más poder sorprenderlas con un nuevo capítulo. Nos vemos!