Prólogo

El fuerte vive y el débil muere.

Un vikingo es fuerte.

Siendo Berk un lugar de mata o muere esa es la verdad a la que estaba acostumbrado, pues, todos los días es una batalla y a diario solo se busca sobrevivir.

Un vikingo es valiente.

Cuando era un niño y veía a lo lejos a su padre trabajar, lo sabía… cuando lo veía acabar con aquellos horribles reptiles de un golpe, lo confirmaba.

Un vikingo no retrocede ante nada.

Ser un vikingo no es fácil, desde el frío, la comida, el entrenamiento, la lucha, el fuego… todo es una prueba; pero, ser jefe es peor. Su padre fue su ejemplo a seguir, hasta el trágico día de su muerte… pero, fue en medio de esos días de dolor, cuando la vio por primera vez.

Su familia había sido atacada por piratas, por lo que cuando naufragó en su isla, no tenía nada ni a nadie. Siendo el nuevo jefe le ofreció asilo a aquella mujer, después de un tiempo, para nadie fue sorpresa cuando iniciaron una relación y todos celebraron cuando ambos, muy felices, anunciaron su boda.

El siguiente acontecimiento feliz en la vida de la pareja fue cuando se enteraron que serían padres, todo era perfecto, al fin todas las piezas estaban encajando, poco a poco.

El embarazo, en contra de lo esperado fue duro y difícil, muchos tenían miedo de que no lo lograrían… ninguno de los dos, la incertidumbre continuó unos meses, hasta que por fin parecía haberse estabilizado, la sensación de seguridad se prolongó hasta los últimos meses del embarazo, donde en medio de la peor tormenta del año el bebé nació… mucho antes de lo planeado.

El nacimiento de su hijo fue un momento de tensión y alivio en partes iguales, milagrosamente ambos sobrevivieron a la labor de parto y por primera vez en meses, su esposa estaba fuera de peligro, pero, no todo era perfecto, su hijo era tan pequeño y el clima tan frío… sus primeras horas de vida fueron una tortura. No fue sino hasta el día siguiente –estando ya fuera de peligro- que se permitieron relajarse. Su hijo viviría.

La vida en Berk seguía siendo dura, pero por primera vez en muchos años… había esperanza.

Todo era perfecto hasta esa noche, donde, por segunda vez casi lo pierde todo. Fue durante una incursión de dragones particularmente dura, recuerda a su querida esposa tratando de minimizar el daño ocasionado en ambos bandos –siendo sinceros, con dudosos resultados- cuando un dragón irrumpió en su casa. Todo estaba cubierto en llamas y el humo dificultaba respirar, aun así no tuvo problemas para ver a aquella bestia frente a la cuna de su hijo, quien lloraba desconsoladamente.

El ruido provocado al irrumpir en la habitación, supuso, distrajo al dragón de sus ruines intenciones y ahora cara a cara a la bestia, con horror se dio cuenta de que de haber llegado un poco más tarde ese dragón le hubiera arrebatado a su amado hijo.

El fuerte vive y el débil muere.

Con su espada en alto arremetió contra aquel demonio alado, alejándolo de la cuna donde su hijo aun sollozaba. La bestia huyó tan pronto la estructura –muy consumida por el fuego- empezó a desmoronarse, al ver la razón de la retirada, rápidamente tomo a su hijo en brazos y salto por el agujero hecho previamente por el dragón.

Su gran cuerpo sirvió de escudo para el bebé que cargaba en brazos. Para ese entonces la incursión ya casi había acabado; los dragones se retiraban, los vikingos empezaban los recuentos de daños… y su esposa ayudaba a Gothi con los heridos.

Por primera vez en la noche estudió con detenimiento la cara de su hijo, en busca de alguna herida visible, aliviándose al percatarse de que la "experiencia" solo le había dejado un pequeño corte sobre su barbilla. Se estremeció el pensar que si el no hubiera llagado a tiempo… sacudió la cabeza para deshacerse de aquellos pensamientos, ahora su hijo necesitaba a su madre y su pueblo a su jefe, todo ya estaba bien, al menos por ahora… habían sobrevivido.

A partir de esa experiencia, el cuidado de su hijo se volvió una prioridad. Así los días se volvieron semanas y con el tiempo, estas se transformaron en meses, el niño poco a poco iba creciendo, no al mismo ritmo de los demás, claro, pero sus padres no perdían la esperanza.

Cuando empezó a moverse –arrastrarse- por su cuenta, sus padres y –desgraciadamente- todo el pueblo comprendieron que mantenerlo a salvo en un futuro resultaría… complicado; el niño a tan corta edad parecía tener energías inagotables, prefería jugar el solo con cualquier cosa que encontrara en su camino que con las pequeñas y hermosas armas que su padre mandó a hacer solo para él, y para desgracia de su padres, el niño era demasiado curioso; si lo dejaban libre por un momento el pequeño iría a investigar cualquier cosa que llamara su atención sea esta peligrosa o no –sobre todo si era peligrosa- no importa que tan adorable les pareciera el niño estaban seguros que cuando creciera, esto empeoraría.

¿No podía ser como todos los niños y jugar con su arma de juguete en un rincón seguro de su casa?

La vida en Berk continuó normalmente, las incursiones continuaron como siempre, gracias a Thor sin heridos de gravedad -¡todo un récord¡- no pasó nada sobresaliente hasta esa noche, en la el jefe de Berk volvió a sufrir una grave pérdida.

Sucedió después de una incursión de dragones, cuando, cansados todos se disponían a dormir lo que puedan antes de empezar las reparaciones, todo estaba bien… hasta que sonó la alarma.

Eran atacados, y esta vez no por dragones. Pasaron horas para que lograran repeler el ataque de los Outcasts y pudieran relajarse.

El jefe con mas heridas de las que estaría dispuesto a admitir se encontró con un escena que lo perseguiría por el resto de su vida, su esposa… estaba muriendo.

El fuerte vive y el débil muere.

Con una herida demasiado profunda y una excesiva pérdida de sangre ella sabía que no lo lograría, si solo su terco esposo también lo entendiera…

Con una suave sonrisa le entregó al pequeño –que dentro de poco cumpliría dos años- al cual no había notado hasta ese entonces, miró a los ojos de su esposo, sabiendo que sería la última vez.

-Cuídalo –su voz era apenas un susurro- ¿sí..?

Con los ojos brillantes llenos de lágrimas contenidas solo asintió, el nudo en su garganta impidiéndole formar palabras.

Cuando sus labios se rozaron suavemente dejó de retenerlas, aquel simple pero significativo gesto transmitía todo lo que ya no tenían tiempo de decir.

El fuerte vive y el débil muere.

Ese día Berk perdió a una mujer increíble.

Ese día Valka Haddock murió…

La ceremonia se realizó al amanecer. Con una cara estoica Stoick The Vast dio el último adiós a su esposa.

El fuerte vive y el débil muere

Mientras sostenía a su hijo en brazos y miraba su pacífica cara al dormir, inconsciente de los acontecimientos sucedidos hace tan solo unas horas, la verdad por la que regía su vida por primera vez le parecía… incorrecta. El que sobrevive demuestra ser fuerte, pero ¿de qué sirve ser fuere si no puede proteger a los débiles?

El fuerte vive y el débil muere.

Por primera vez en su vida… Stoick se sintió débil.

"Yo te cuidaré… Hiccup"

Continuará…

Al menos eso creo…

¡Hola¡ Soy nueva aquí y si de casualidad alguien comenta por favor no sean duros conmigo, la verdad nunca he escrito un capítulo en mi vida y hace mucho que en realidad no escribo nada y para rematar ni siquiera estoy revisando este capítulo como debería así que me disculpo si encuentran muchos errores –si alguien lee esto, claro- no creo que haga falta aclarar que las personajes no me pertenecen.