Robando tu corazón

Extra 3 (Final)

Viktor se despertó con un dulce y familiar aroma inundando su nariz. Llevaba un buen tiempo viviendo con su adorado japonés como para saber que se había levantado de buen ánimo y estaba haciendo el desayuno.

Se removió entre las sabanas perezosamente, no estaba seguro si bajar o esperar a que Yuuri viniera por él. Tal vez quería que desayunaran en la cama, era fin de semana y ninguno de los dos tenía algo que hacer.

Pichit se había tomado unos días por su luna de miel con Seung y Yurio se encontraba en un campamento del colegio. Así que desde la noche anterior estaban solos.

Se habían dedicado a ver películas y series cómodamente en el sillón. Una que otra caricia iba y venía de vez en cuando. Nada sexual, solo toques y besos que intentaban transmitir el profundo amor que se profesaban.

Y es que Viktor nunca se sintió tan vivo y lleno de amor como lo estaba ahora. No es que haya tenido una vida especialmente difícil. Siempre tuvo el amor de su familia; sus padres lo amaban hasta que fallecieron cuando él tenía diecisiete y quedó al cuidado de Nikolai, quien por ese entonces ya cuidaba de Yurio. No podía quejarse al respecto, Nikolai siempre fue muy bueno con él y cuando se mudó a Detroit, Yakov y Lilia lo recibieron como a un hijo.

Sin embargo, había algo que siempre quiso experimentar, pero que nunca se dio hasta la llegada de Yuuri.

Quería enamorarse y perderse totalmente en ese sentimiento que muchos decían que era el mejor. Siempre estuvo consciente de lo cursi y tonto que sonaba eso y que probablemente nunca llegaría a su vida alguien que lo hiciera sentir de esa forma. Pues lo intentó con algunas ex parejas, pero nunca sintió nada especial por ninguna de ellas, y después de un tiempo simplemente decidió dedicarse a su trabajo. Tal vez ese tipo de amor no era para él, pensó en más de una ocasión.

Nunca imaginó que el querer pasar más tiempo con Yurio e irlo a buscar a sus entrenamientos terminaría haciéndole conocer a la persona por la que se le formaba una boba sonrisa en el rostro.

«El amor te vuelve idiota», le dijo Chris una vez que salieron a beber y decidió preguntarle a su mejor amigo si alguna vez se había enamorado. «Sabrás que estás enamorado cuando solo pensar en esa persona te provoque una felicidad incontenible», decía el reportero mirando melancólicamente su copa. Le sorprendió bastante ese hecho, nunca pensó que Chris pudiera poner un rostro así. Por ese entonces lo había visto ir y venir con un incontable número de parejas, algunas por conveniencia, otras por trabajo o simplemente por gusto. Pero nunca vio en Chris un rostro tan vulnerable como ese y no fue capaz de preguntar en quien pensaba su amigo.

Y ahora, finalmente lo entendía. Si bien empezó como una simple atracción, pues en un principio Viktor pensó que Yuuri era muy guapo. Pero al pasar los días fue conociéndolo aún más y no pudo evitar enamorarse perdidamente de él.

La forma cariñosa con la que trataba a su sobrino fue una de las cosas que primero llamaron su atención. Ya que no era nada fácil ganarse el respeto y el cariño de Yurio, Viktor sabia eso muy bien. Y si el japonés logró ablandar el duro corazón del adolescente, pues algo interesante debía de tener.

La segunda cosa que llamó su atención, y por lo que terminó de caer totalmente, fueron sus sonrojos. Le encantaba como el color iba apareciendo en las mejillas de Yuuri y luego se expandía hasta sus orejas y el resto de su rostro. Sí, Yuuri avergonzado terminó por derretirle el corazón de lo tierno y lindo que se veía.

Tuvo en su cabeza una dulce imagen de él por mucho tiempo. Imagen que duró hasta la noche en la que se quedaron atrapados en su departamento por la lluvia y le dio de beber vino blanco. Se sorprendió gratamente al saber que su hermoso japonés también podía ser una bomba de sensualidad cuando se lo proponía. Estaba seguro que, si esa vez Yuuri no se hubiese dormido habría terminado haciéndole el amor toda la noche.

Pues ya no solo despertaba cariño en él, sino que también pasión. Creyó que había experimentado eso con sus otras parejas, pero al lado de Yuuri sus otras experiencias quedaban como simples calenturas.

Con él todo era distinto, podía sentir como cada célula de su cuerpo reaccionaba ante el tacto del menor, como se excitaba simplemente escuchando su nombre venir de esos dulces labios que deseaba probar una y otra vez. Yuuri despertaba toda clase de sensaciones que creía adormecidas. Terminó de comprobarlo cuando el japonés le confesó que todo ese tiempo él había sido Eros.

Ese momento fue uno de los más difíciles para Viktor. Pasó por una serie de intensos sentimientos, desde enojo, ira, frustración y hasta miedo. Porque sí, había sentido miedo de perder a Yuuri y a pesar de lo que era, él no podía dejar de amarlo de la noche a la mañana. Mentiría si dijera que no se sintió un poco traicionado, pero la sola idea de perder a la persona que amaba, le provocaba un intenso dolor en su pecho.

Sí, tal vez le toco aprender de mala forma que Yuuri no era el ser perfecto que él creía y supo entonces que había idealizado la figura de su amado. Pero todos cometemos errores, y su hermoso japonés fue capaz de reconocer los suyos y mostrarse tal cual era frente a él. Viktor agradecía eso y desde ese día sintió como comenzaba a conocer al Yuuri de verdad. No solo al chico tierno y sensual, sino que también al testarudo, berrinchudo, infantil, torpe e inseguro muchacho.

Y lo amaba tal cual era, con sus defectos y sus virtudes. Con sus errores y sus aciertos. Tal y como Yuuri también lo amaba a él, pues entendió que como Yuuri, él tampoco era perfecto.

Lo que más le gustaba de su relación, es que a pesar de sus defectos se amaban y se apoyaban mutuamente. Se corregían, se comprendían e intentaban volverse mejores personas juntos.

Se revolvió inquieto entre las sabanas, no podía evitar sentir mariposas en su estómago cada vez que pensaba en lo mucho que amaba a su hermoso japonés. Se sentía tan feliz de poder compartir sus días junto a él y a su sobrino. Yuuri le había ayudado tanto a comprender a aquel rebelde adolescente, que ahora era su único familiar.

En un principio tuvo tanto miedo de no poder cuidar adecuadamente de Yurio, pero gracias a la ayuda de Yuuri y a su infinita paciencia y mano dura, logró entender lo que era cuidar de alguien más. No solo se trataba de darle un techo y comida, también era necesario afecto, comprensión y mucha dedicación.

Definitivamente las cosas serían muy distintas si su Yuuri no hubiese llegado a sus vidas.

—¿Viktor? ¿Ya estas despierto? —se dio la vuelta en la cama para ver como su novio traía consigo una bandeja con el desayuno.

—Buenos días, baby—dijo dejándole espacio al menor para que se instale.

—Pensé en hacer el desayuno —dijo algo avergonzado— Aunque, si prefieres comer abajo podemos…

—No… —lo calló con un tierno beso en sus labios— Aquí es perfecto

Finalmente, terminaron acomodándose muy juntos y con la bandeja sobre sus piernas para sostenerla.

—Hice panqueques, espero que te gusten

—Justo hoy estaba antojado de algo dulce —dijo alegremente Viktor tomando el rostro aun sonrojado de Yuuri— Aunque nada en este mundo es tan dulce como tú baby

—V-Viktor —decía tratando inútilmente de apartarse de los melosos cumplidos de su novio. Por más que lo intentase, Yuuri aún no podía acostumbrarse del todo a ese tipo de cosas, pero lo hacían inmensamente feliz— Mejor comamos de una vez

El desayuno trascurrió en medio de tiernas caricias, suaves besos y Viktor intentando en cada oportunidad darle de comer a Yuuri y exigiendo que este hiciera lo mismo con él.

Después de comer simplemente se habían recostado abrazados. Yuuri se dedicaba a aspirar el aroma de su novio, mientras Viktor trazaba suavemente círculos con su pulgar en su espalda, por debajo de la polera.

—Hace mucho que no tenemos un tiempo para nosotros dos —susurró el ruso.

—¿De qué estás hablando? Si el otro día Yurio casi nos descubre en el sillón, te dije que debíamos venir a la habitación. Si no es por el ruido que hace la motocicleta de Otabek, no quiero ni imaginar en que nos hubiese encontrado— decía escondiendo su rostro avergonzado en el pecho de su novio.

—Pero no nos vio —rio Viktor al recordar lo desesperado que se veía Yuuri sin pantalones en ese momento— Ya olvídalo amor. Además, ahora no está Yurio, no hay nadie que pueda venir a interrumpirnos

—Lo sé —de inmediato el ruso comenzó a pasar ambas manos por la espalda del japonés intentando sacar la polera que le estorbaba el tener más acceso a la delicada piel de su adorado novio— Viktor…

La sola mención de su nombre con aquel tono que denotaba que Yuuri quería lo mismo que él, fue suficiente para que terminara de deshacerse de la prenda del menor y lo atrajera sobre sí junto con un demandante beso.

El peso de Yuuri sobre su cuerpo se sentía maravilloso y el calor que provenía de este lo encendía. Disfrutó un poco más de los húmedos besos y aprovechó para estrujar a gusto aquellas nalgas que lo volvían loco. Lo tomó por la cintura y en un rápido y preciso movimiento lo volteo quedando ahora él encima.

—Yuuri… —repetía con la voz llena de placer, saboreando cada una de las letras del nombre del chico que comenzaba a respirar erráticamente debajo de él.

Mientras repartía besos y mordiscos por todo el cuello de Yuuri, este como podía, se aferraba a su espalda, hasta enredar sus dedos en el platinado cabello de Viktor. En donde tomándolo de estos, lo obligó a unir sus bocas por un hambriento y desesperado beso en el que sus lenguas luchaban por conseguir el control de la boca ajena. Fue en ese instante en que Viktor supo que había logrado encender a Yuuri a tal punto que su parte sensual y desinhibida comenzaba a tomar el control.

Sin perder el feroz ritmo que llevaba su amando, Viktor deslizó sus manos hasta el pantalón de pijama de Yuuri tirando de este, logrando sacarlo del camino. Fue entonces que separó sus piernas y se posiciono entre ellas juntando aún más sus cuerpos y provocando en el japonés deliciosos gemidos cuando sus erecciones se rozaron.

—Vik… ah

—Baby estas tan duro… y húmedo —dijo acariciando la tela del bóxer de su novio.

—Es tu… es tu culpa Viktor —intentaba decir entre jadeos que se debían a las placenteras corrientes que sentía circular por su cuerpo con cada toque del ruso.

—Entonces tendré que tomar la responsabilidad de esto

Con su mano izquierda Viktor aprisionó las muñecas de Yuuri, obligándolo a permanecer pegado al colchón, se inclinó sobre él llevando su mano libre hasta uno de los cajones de la mesita de noche que se hallaba a un lado de la cama. Encontró lo que buscaba y volvió a atacar el cuello del menor sin soltar su agarre.

—Viktor… ¡espera! ¿Qué?… —Yuuri no alcanzó a reaccionar cuando sin que pudiese hacer nada, sus muñecas se encontraban esposadas a los barrotes del respaldo de la cama. Viktor lo miraba con una burlona sonrisa dibujada en el rostro.

—Adivina que esposas son Yuuri —dijo sin quitar su victoriosa sonrisa.

—No, pero… —sabía perfectamente que estaba atrapado, esas eran las esposas que Viktor mandó a hacer especialmente para que, como Eros, no se zafara.

—Ay, baby —susurró el ruso cerca de sus labios— No tienes idea por cuanto tiempo he esperado por mi venganza

—Viktor… —gimió ansioso debajo de su novio. Debía admitir que aquella situación lo estaba excitando más de lo que se imaginó en un principio.

—¿Cuántas veces habré terminado esposado por ti? Ni siquiera yo las recuerdo —decía con voz ronca mientras delineaba con su dedo pulgar el contorno de los labios del japonés— Tenía que cobrártelas algún día ¿O pensaste que ya me había olvidado de eso?

Yuuri estaba simplemente embelesado. Viktor siempre era apasionado, pero muy amable y paciente con él. Sin embargo, sus ojos en esos momentos estaban llenos de lujuria, y una ladina sonrisa en su rostro no avecinaba nada bueno para él.

—¿Q-qué es lo …. Mmh —no pudo seguir pues Viktor, que seguía entre sus piernas pegó aún más sus erecciones, por lo que no pudo evitar soltar un involuntario gemido.

—Al fin atrapé a mi ladrón, Yuuri… —dijo el ruso irguiéndose sobre él para tomar una de sus piernas y llevarla hasta su hombro. Comenzó a besar y morder los muslos de su hermoso japonés— Ahora es mi turno de hacerte enloquecer de placer. Voy a devorar cada centímetro de tu cuerpo

Si había algo que Yuuri tenía que admitir, era que Viktor siempre le decía cosas que lo avergonzaban, pero en ese momento no podía sentirse más que excitado con cada una de esas palabras cargadas de deseo y lujuria. Sabía que Viktor se tomaría todo el tiempo que quisiera para torturarlo. Se sentía tan deseado, que solo podía cerrar los ojos para concentrarse en cada una de las deliciosas sensaciones que el ruso le otorgaba a su cuerpo.

Lentamente Viktor fue lamiendo, besando y mordiendo los rincones más sensibles de su muslo interno. Yuuri se retorcía de placer cada vez que los labios de su novio arremetían sobre su piel, acercándose a aquella zona que demandaba más atención y comenzaba a inquietarlo.

—Viktor… —gimió levantando sus caderas dando a entender lo que quería. Pero eso solo provocó que el ruso soltara una cantarina risa, desesperándolo aún más de lo que ya estaba.

—No, aun no —susurró entre besos— Aunque puedo liberarte un poco

Yuuri sintió algo de alivio cuando Viktor retiró su bóxer, dejando respirar su erección, la cual llevaba un tiempo molestándole.

—Más… —demandó de inmediato— Por favor Viktor

—Estas muy impaciente hoy cerdito —dijo mientras se posicionaba sobre el cuerpo de Yuuri, haciendo que sus calientes y húmedas entrepiernas se rozaran. Yuuri ni siquiera había notado en qué momento Viktor se deshizo de su propia ropa interior. Pero los suaves toques lo estaban volviendo loco. Desesperadamente necesitaba más y levantaba sus caderas en busca de un mayor contacto— Déjame disfrutar de tu hermosa piel Yuuri

Así fue como siguió torturando lentamente el cuerpo de su novio, lamía y besaba muy cerca de su pene, logrando que este de inmediato pidiera más. Era entonteces cuando se detenía y alejaba para concentrarse en alguna otra parte de su cuerpo.

Después de un rato, Viktor había dejado las piernas y la parte baja del abdomen de japonés llena de morados y rojizos chupetones. Admiró la jadeante obra de arte que era el chico que se retorcía bajo él y, enfocó su vista en su próximo blanco; los rosados y erguidos pezones de Yuuri.

—¡Ah! —no pudo evitar un pequeño grito de placer y dolor cuando Viktor se había lanzado sin previo aviso a mordisquear ferozmente su pezón izquierdo— Más lento… ahm, Vik…

—¿Mmh? No te entiendo mi hermoso Yuuri —decía mientras intercalaba mordiscos y palabras— Hace un rato me pedías más y ahora quieres que vaya lento, cerdito indeciso

Viktor, no le daba tregua, mordía y succionaba sus pezones a la vez que con una de sus manos se dedicaba a recorrer la piel cercana a su pene, pero sin llegar a tocarlo. Podía sentir como las gotas de su pre semen caían sobre su abdomen, necesitaba liberarse de esa incomoda erección que con cada toque del ruso se volvía insufrible.

—Necesito… Viktor, me duele… —dijo entre gemidos y movimientos desesperados de caderas.

El ruso entendió y considero que ya lo había jugado suficiente. Así que con un camino de húmedos besos fue descendiendo por su vientre hasta llegar a su mojada entrepierna.

Tomó el miembro de Yuuri con una de sus manos y pasó su lengua por toda la extensión de este, arrancándole a una serie de deliciosos gemidos. Se dedicó a jugar con la base del pene del menor. Su lengua recorría traviesa lo largo de este, deteniéndose antes de llegar a la punta para luego descender en busca de los testículos, con los cuales jugaba un poco más antes de volver a repetir sus acciones.

Cuando los jadeos y las involuntarias embestidas de Yuuri se hicieron más fuertes, decidió poner el miembro en su boca. Su hermoso japonés casi grita de dicha con ese acto, y saboreó una gran cantidad de semen que este dejo escapar. Se felicitó a sí mismo por ese hecho, no imaginaba cuanto debía haber sufrido Yuuri para que se encontrase así de desesperado, hizo un excelente trabajo torturándolo de placer.

Sentía la calidez del miembro de Yuuri palpitar dentro de su boca y comenzó a chupar y succionar la punta de este, pasando, además su lengua de forma circular sobre el glande.

Era realmente estimulante para el ruso escuchar como su novio se deshacía en gemidos y gritos de satisfacción mientras él se dedicaba a mimar su parte baja. Yuri hacía demasiados sonidos eróticos que le encantaba escuchar. Se hizo una nota metal para la próxima vez grabar esos incitantes gemidos que salían de la boca del chico. Tal vez, hasta los pondría de tono para los mensajes.

Viktor estaba tan distraído con sus pensamientos, que no notó cuando inconscientemente aumentó la velocidad de su succión hasta que el amargo sabor del semen se expandió por toda su boca, encontrándole desprevenido, por lo que se vio sobre pasado y no pudo tragarlo todo.

—Eso fue bastante… —dijo relamiéndose los labios y limpiando sus comisuras del semen que se había escapado por los costados.

—Ah… Viktor… —Yuuri en cambio, apenas si podía pensar. Jadeaba incontrolablemente debido a la reciente liberación. Pero aun con eso, se tomó unos segundos para admirar el jodidamente sexy rostro del ruso, que todavía tenía rastros de su semen por la barbilla y el cuello.

—No te relajes baby —le dijo Viktor a la vez que se acercaba hasta su boca para darle un amargo beso con su sabor— Aun no hemos terminado

—Las esposas, suéltalas…

—Lo siento, pero debo disciplinar un poco más a este cerdito desobediente —respondió Viktor entretenido— Yuuri, falta la mejor parte

—¡Ah! —no le dio tiempo de procesar nada y metió sus dedos en la entrada del menor, que debido a la inesperada intromisión soltó un agudo grito. El cual se fue transformando en suaves gemidos a medida que jugaba con el interior de su hermoso japonés.

A Yuuri se le hacía demasiado tierno como a pesar de la urgente necesidad del ruso por calmarse y su supuesto papel de "malo", este aun así se daba el tiempo para prepararlo adecuadamente.

—Ya es hora cerdito —su voz estaba ronca de excitación. No era para menos, llevaba todo ese tiempo soportando su erección.

—Viktor… —lo llamó Yuuri mordiéndose el labio para evitar soltar un gemido cuando el ruso retiró los dedos de su interior— Creo que he sido un cerdito malo ¿qué tan duro me vas a castigar por eso?

—A los cerditos desobedientes… —abrió las piernas de Yuuri y acercó su miembro a la húmeda entrada de este— Se les da el más duro de los castigos

Yuuri tuvo que aferrarse como pudo a las esposas, seguro eso le dejaría marcas en las muñecas, pero no esperaba que el pene de Viktor se sintiera tan duro, caliente y grande. Había entrado en él sin una pizca de delicadeza, y si bien eso era lo que quería el japonés, se sorprendió con la inusual rudeza de su novio.

—¡Mierda! —exclamó por las profundas y excitantes embestidas que el ruso daba contra su cuerpo.

—Este cerdito no aprende. Que boca tan sucia Yuuri —decía a la vez que aumentaba la velocidad y profundidad con la que entraba.

Por su parte, Yuuri ya no procesaba bien. Cada vez que el ruso arremetía contra él, se sentía en éxtasis. Definitivamente ese hombre lo estaba volviendo loco de placer.

—Las… suéltalas —balbuceaba entre gemidos— Viktor… necesito tocarte

—Yuuri… —los gruñidos de deleite eran casi lo único que podía salir de su garganta mientras se aferraba con fuerza las caderas de su hermoso japonés— No…

—Por favor… Vitya

—Eso es trampa —dijo resignado. Tenía debilidad cuando Yuuri lo llamaba de esa forma, más si lo decía prácticamente como un sollozo de placer.

Rápidamente estiró su mano hasta la mesa de noche y sacó la llave. Solo alcanzó a liberar una de las muñecas de Yuuri cuando este se aferró de inmediato a él, envolviéndolo con sus piernas y sus brazos. Le robó un feroz beso que casi lo deja sin aliento.

—Más, Viktor —jadeó en su oído una vez que separaron sus bocas— Sigue haciéndolo así, tan duro…

—No hay caso con este cerdito, eres tan sucio Yuuri

—Sucio y todo, así es como me amas

—Por supuesto que sí, precioso

Nuevamente los sonidos de placer inundaron la habitación. Yuuri agradecía que no hubiese nadie en la casa, pues no se podía controlar y probablemente sus gritos se escuchaban hasta en el patio.

Siguieron así por un rato más hasta que ambos sucumbieron ante uno de los mejores orgasmos que habían tenido en sus vidas. Ya exhausto, Viktor se dejó caer a un lado de la cama mientras intentaba recobrar el aliento.

—¿Dónde está la llave? —preguntó el japonés levantando su muñeca derecha, que aún tenía puesta un lado de la esposa.

—Por algún lugar de la cama quizás, la solté cuando me besaste

Como pudo, Yuuri se sentó y comenzó a ver el desastre en el que estaban. Suspiró, tardaría un buen rato en encontrarla en medio de todo el desorden. Ni modo, tendría que hacerlo de esa forma, pensó.

—Viktor, terminemos con esto. Ya no quiero ser más tu novio

—¡¿Qué?! —las repentinas palabras del menor hicieron que el ruso se sentara de golpe y comenzara a pasar desesperado las manos por las sabanas— ¿Es por lo de la llave? Amor, te juro que puedo encontrarlas, solo dame un segundo y…

—No Viktor, no es por eso —negó. Puso su mano esposada en el rostro afligido del ruso para atraer su atención— No quiero ser tu novio porque quiero ser tu… —tomó un poco de aire antes de seguir y sacó una cajita de terciopelo rojo, la cual abrió para dejar ver un par de doradas argollas— Quiero ser tu esposo

Viktor apenas si podía creer lo que estaba escuchando. Miraba a Yuuri y luego miraba el brillante par de anillos, luego volvía a mirar a Yuuri, que con cada segundo que pasaba se ponía más rojo de lo que ya estaba.

—¿Me estas proponiendo matrimonio después de tener sexo salvaje? Que atrevido

—No… yo —debido a los nervios Yuuri terminó por morderse la lengua, estaba tan avergonzado— Si no quieres, pues…

—¡Por supuesto que quiero! —gritó antes de que el menor desviara la mirada. Se acercó hasta rozar suavemente sus narices y depositó un tierno beso en sus labios— Yo también quiero ser tu esposo

Tomó uno de los anillos de la cajita y lo puso en el dedo de su hermoso japonés, el cual hizo lo mismo. Se abrazaron fuertemente y se dejaron caer en la cama. No les importaba el pegajoso desastre que esta era, todo lo que les importaba era que tenían a la persona que más amaban entre sus brazos.

—Yuuri… —dijo Viktor levantando su mano para admirar el brillante objeto que la adornaba. No se lo podía creer. Sería el esposo del japonés más lindo, tierno y sexy sobre la faz de esta tierra. Se sentía tan feliz y emocionado que creía que en cualquier momento podría morir de pura felicidad— Sí pagaste por los anillos ¿Verdad? Dime que no te los robaste

—¡Viktor! ¡Por supuesto que los pague! —gritó escondiendo su rostro en el pecho de su, ahora prometido— Bueno, más bien los estoy pagando

—Podría ayudarte a…

—¡No! —interrumpió al ruso antes de que siguiera, sabía perfectamente que se ofrecería a terminar de pagarlos por él.

—Tu ocúpate de planear nuestra boda. Yo me ocuparé de pagar los anillos

—¡Baby eres tan lindo! Será la mejor boda que puedas imaginar. Invitaremos a todo el cuartel de policías de la ciudad, a tus padres, a todos los de la pista de patinaje, a los de pole dance y a toda la gente que Pichit pueda conseguir para que admiren lo increíble y fabuloso que es nuestro amor—decía emocionado el ruso mientras lo abrazaba y restregaba su rostro en el los oscuros y desordenados cabellos de Yuuri a la vez que este se arrepentía de haberlo dejado planear la boda— Te amo, mi hermoso japonés

—Te amo Viktor —dijo inclinándose sobre su prometido para unir sus labios en un delicioso beso— Ahora busca la maldita llave porque me duele la muñeca. Esto me va a dejar marcas

—Las marcas por las esposas no son nada comparadas con las que dejé sobre tu apetecible cuerpecito, Yuuri

—Levanta tu ruso trasero y busca la condenada llave, que yo apenas si puedo moverme por tu culpa —se quejó.

—¡Como ordene mi futuro esposo!

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Hola! Gracias por leer este fanfic!

No quiero irme sin antes dar las gracias a todas las personitas lindas que me leyeron. ¡Sí a ti te hablo! Linda personita que me esta leyendo, muchas gracias. De verdad que me siento agradecida, este fic ha marcado un antes y un después en mi vida, gracias a el pude a conocer a muchas personitas hermosas que se han vuelto muy importantes para mi, también viví muchas situaciones que nunca creí posibles xD

Muchas, muchas, muchas gracias a todos y cada uno de ustedes, los llevare siempre en mi corazón 3

Y bueno, eso es todo, después de mucho tiempo puedo dar por finalizado este fic con el que me entretuve tanto xD Aunque voy a seguir escribiendo (aprovecho para promocionarme xD) tengo más fic en mi perfil por si les interesa, y sacaré más en un futuro cercano 7w7 También me pueden encontrar en Facebook como "Makka-chin".

Sin nada más que decir, me despido.

Cambio y fuera.