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¡Hola a Todos! Despues de dos meses y medio, les traigo el cierre de esta historia... ¡Después de cinco años puedo quitarla de mi cabeza!

Soy tan feliz ^w^

Antes de pasar al capitulo, quiero agradecerle a todos los que me acompañaron siempre, a los presentes como:

/-/ Pokeshipping Fun2018 /-/ Riel K Tsuki /-/ Anonimo /-/ Azaak Damian /-/ darkdan-sama /-/ Flor Algaraaz /-/

/-/ Kisame Hoshigaki /-/mimato bombon kou /-/ Jarumy /-/ sgtrinidad9 /-/ Pelacachi /-/Sil Lisbeth /-/

Que dejaron su huella en el último capitulo.

A los lectores fantasmas y a todo aquel que se ha pasado por este fic.

Nos estamos encontrando en otras aventuras... porque ésta, hoy finaliza :)

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Retomado: 27 de Febrero 2017

Finalizado: 20 de Enero 2018

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Especial III

«PoV Delia»

~Finalmente~

:….:::.…:::….:::.…:

Caminaba por el pueblo un tanto preocupada, Daisy había insistido que fuera a su casa porque quería hablar sobre un asunto importante. Esperaba de corazón, que la pequeña Rose estuviera bien, y no le pasara nada grave.

Llegué hasta la casa de Tracey, me atendió Daisy con una sonrisa, pero se notaba su preocupación; preocupación que se fue de mí, cuando vi a la pequeña Rose tomada de uno de los bordes de su corral buscando la forma de salir de ahí. Y apenas iba a cumplir seis meses.

—¿Estás bien? —le pregunté y me negó con la cabeza— ¿Paso algo con Tracey? —era la única opción que se me ocurría, claro, hasta que ella me recordó que faltaba otra opción— ¿Misty?

—Sí, estoy preocupada por mi hermana —comentó indicándome el sillón, luego ella se sentó a mi lado, colocando su mano derecha en la mejilla—. Se fue hace diez días de pueblo Paleta y nadie sabe dónde está, no ha llegado a ciudad Celeste todavía, temo que algo le haya pasado. ¿Usted sabe algo?

—Pues —¿Cómo decirle lo que sucede? —, pues creo que me comentó algo de que iba a ir a entrenar —respondí con una sonrisa nerviosa, por suerte Daisy no era una persona muy fijada en los gestos, porque logré convencerla.

—Seguramente —suspiró—, quizás haya pasado a isla Espuma donde le gusta entrenar.

—Sí, además —le tomé ambas manos y la miré con una sonrisa—, ella está con Pikachu, sabemos que él nunca permitirá que a Misty le pase nada.

—Puede ser… —la vi bajar la mirada, haciendo que su cabellera amarilla le cubriera gran parte de su rostro.

—¿Pasa algo más?

—Tengo miedo de que mi hermana pueda hacer alguna tontera —comentó sin mirarme—. Se negó a recibir ayuda, yo sé que, aunque ella no lo diga, está sufriendo mucho por Ash, y…

—Tranquila…

—A veces siento que tengo la culpa de que Misty sea como es, que no demuestre sus sentimientos, que sea tan cerrada que uno nunca sabe que está pensando, sintiendo…

—¿Cómo puede ser tu culpa?

—Misty tenía la edad de Rose cuando nuestros padres murieron, tenía diez años cuando tuve que hacerme cargo de criarla —corrió la mirada hacia la cuna donde Rose ahora intentaba mover cojines hacia una punta con la cabeza y al no poder, desquitaba su mal genio con un pobre muñeco de Octillery—, con las chicas siempre fuimos pesadas con Misty, tratamos de que crezca diferente a como nosotras éramos. Sufrimos mucho por la ausencia de nuestros padres, pero ella nunca nos demostró nada. Nunca se quejaba, nunca protestaba, si la marginábamos, ahí se quedaba… La única vez que nos reclamó algo fue cuando nos dejó, que de la nada explotó… y temo que quiera volver a hacer lo mismo ahora, que explote de golpe y huya de todos, una vez más.

Aquellas palabras me llegaron bastante fuerte, yo siempre me he visto perdida en los recuerdos de mis diecinueve años donde me encontré sola con un bebé, pero Daisy era apenas una niña cuando tomó la responsabilidad sobre sus hermanas.

—Tranquila —le dije abrazándola—, Misty está bien, muy bien. Yo lo sé… confía en mí —le pedí, cuando ella me regresó el abrazo—. Nada malo sucederá con ella… si, al fin y al cabo, hiciste un buen trabajo con Misty.

La conversación con Daisy me dejó un poco melancólica, llegué a casa y subí hasta mi habitación, abrí el closet y saqué una caja donde tenía muchos recuerdos guardados. La apoyé en la cama y le saqué la tapa, lo primero que apareció fue una de las rosas blancas que recibí del abuelo de Ash, informándome en código lo que había sucedido con mi hijo.

Recordé a su vez, cuando mi marido me informó de sus planes, como su padre le había pedido que fingiera su muerte para poder acceder a misiones más importantes y convertirse en el sucesor de aquella organización.

Odio tanto esa organización, que prácticamente había olvidado que pronto sería de Ash, que por eso su abuelo me lo había arrebatado como había hecho con su hijo, para que tomara la cabecera de ella.

Pero, ¿Qué sería de mi hijo? ¿Podría el realmente aceptar su realidad? ¿Podría él vivir tranquilamente? ¿Podría él evitar tener el mismo remordimiento que lo llevara a la perdición como a su papá?

Que Misty estuviera con él, me tranquilizaba y preocupaba en partes iguales. ¿Qué pasaría con ella? ¿Cómo tomaría cualquiera que fuera la decisión de Ash?

La preocupación de Daisy volvió a mi cabeza, haciéndome sentir culpable. Solté el aire por la boca resignada, mientras dejaba la rosa y tomaba una foto de Ash en donde sonreía junto a Misty y Brock, ¿Qué es lo que planeas hacer Ash?

Busqué más en la caja y encontré una foto de mi matrimonio, esa fiesta intima donde muy pocas personas acudieron, sonreí al volver a ver a mi marido sonriendo en esa foto, era tan parecido a Ash en apariencia…

Elevé la foto hasta la altura de mis ojos y apreté los labios pensando en que decir…

—Por favor —le pedí a la foto, sabía que no me respondería, pero quizás desde donde estuviera pudiera iluminar a su hijo o a su padre—, ayuda a Ash… Ayuda a nuestro hijo a tomar… —no pude terminar de hablar, porque la puerta de entrada sonó. Dejé mis cosas y al salir de mi habitación observé a Misty a los pies de las escaleras.

No sabía identificar qué había sucedido por las facciones de su rostro, solo la vi desviar su mirada y mover los hombros, como resignada.

Bajé los escalones con cuidado y la abracé.

—¿Qué sucedió? —le pregunté.

—No sé qué suceda ahora Delia —me respondió apretando el abrazo—. Solo espero que Ash elija bien…

Me separé de ella confundida, pero no respondió nada más. Se secó el rostro con el revés de su mano, buscó una sonrisa en algún punto de su corazón y me sonrió cálidamente.

—Creo que voy a ir a ver a Rose, necesito abrazar a mi sobrina —me dijo, dejando su mochila y me extrañó el ramo de flores que sobre salía de la ésta.

—¿Y eso? —la pelirroja frente a mí, observó las flores y las sacó de su mochila. Luego me las mostró.

—Me las regaló el abuelo de Ash —aquello me hizo retroceder un paso. ¿Misty había conocido a mi suegro? ¿Y había sobrevivido a eso? — Supongo que le caí bien, incluso soy la primera mujer G-Pokémon de la historia —respondió orgullosa, a mi falta de palabras—. Hice un trato con él, así que mientras espero ver qué sucede, voy a seguir con mi vida. Mañana me regreso a Ciudad Celeste.

Misty soltó todo de golpe y me dejó algo confundida, o mi estado mental era demasiado vulnerable en ese momento. ¿Había conseguido la aprobación de mi suegro? ¿Él la dejó pertenecer a la organización? ¿A una mujer? ¿Después de sus comentarios machistas? ¿Y un trato? ¿Qué trato había hecho con aquel hombre que había regresado sola y sin Pikachu?

—¿Me perdona si no le cuento de que va el trato? —me preguntó, así que salí de mis pensamientos para mirarla, aún contrariada por sus palabras— Quisiera guardarlo para mí, en caso de que no salga como espero. No —me tomó las manos— quiero darle esa angustia. ¿Por favor?

Solo afirmé con la cabeza.

—¿Preparo algo para almorzar? —le pregunté, ella afirmó con una sonrisa sincera en sus labios.

—¡Me encantaría! —dio un aplauso— Pase la noche en el centro pokémon de ciudad Verde y no comí nada decente.

Cuando Misty se fue a casa de su hermana, me sentí aliviada de que Daisy pudiera ver que ella estaba bien; pero por parte de Ash, estaba aterrada, ¿Qué habría pasado en realidad con ellos?

Tenía miles de dudas, pero supongo que, como varias cosas, iban a quedar así, como una incógnita más de mi vida.

¡Ay hijo mío!

Suspiré y entré a la cocina a preparar algo de almorzar.

Misty regreso a la hora, como si hubiera revivido en ir a ver a su hermana, se apoyó a mi lado contra la encimera.

—¿Te sientes mejor? —le pregunté, ella sonriendo afirmó con la cabeza.

—¡Sí! —respondió— Daisy estaba muy cariñosa conmigo, me dio algo de miedo, pero siempre es agradable compartir con mi sobrina, es tan linda.

—¡Lo sé! —afirmé también sonriendo— ¿La viste tratar de salir del corral?

—¡Sí! —dio un aplauso y dejo juntas las manos— Daisy me dijo que eso era mi culpa, que como soy tan buena para escaparme de niña, de seguro ella saldría igual.

—¿Y qué le dijiste? —le pregunté. Ella cerró los ojos y elevó su dedo índice en alto.

—Le dije que en algo tenía que salir a la tía —tras eso se rio. Y algo en su risa hizo que parte de mi preocupación se esfumara. Si ella podía estar tranquila ahora, supongo que solo era cuestión de confiar en Ash para ver lo que venía a continuación en nuestras vidas.

El día se nos hizo corto, sobre todo cuando entre chocolate caliente y galletas me contó la última de sus aventuras con mi hijo. Lo cerca que había estado por desaparecer Kanto, y uno si quiera se había enterado.

—Supongo que debo agradecerte mi vida —le comenté colocando mi mano derecha en el pecho.

—De nada Delia, de nada —comentó y ambas reímos. Las risas salían solas, como era todo antes de que supiéramos la ridiculez que había hecho mi adorado hijo, compartiendo juntas.

—A todo esto, aprovechando que aún es invierno quería entregarte tu capa antes de que te fueras a ciudad Celeste —busqué en la cesta de mimbre que tenía a un lado del sillón, y tomé la capa entre mis manos—. Te vendrá bien para cubrirte del frio que debe producirte conducir la moto en pleno invierno.

—Gracias —respondió acariciando la lana tejida— ¡Muchas Gracias Delia!

—¡De nada! —me levanté para volver las tazas vacías a la bandeja para regresarlas a la cocina.

—Voy a ir a preparar mis cosas —me dijo poniéndose de pie.

—De acuerdo —afirmé.

Misty había estado conmigo poco más de dos meses y se me hacía rara la idea de saber que iba a irse de nuevo a ciudad Celeste; pero la juventud era así ahora. Nunca se quedaban quieto, en un solo lugar.

—¿Estás segura que no quieres esperar e irte con Tracey? —se me ocurrió preguntarle cuando dejó acomodada una de sus maletas en la habitación, que el mencionado pasaría a buscar el fin de semana para llevarla al gimnasio.

—No —negó acomodando la mochila en su espalda, y una maleta pequeña en sus manos—, no quiero esperar más, ahora que ya tengo el gimnasio nuevamente disponible, no veo la hora de poder ir a recorrerlo, dejarlo a mi gusto y regresar a cada uno de mis pokémon a su lugar dentro de él.

—¡Voy a extrañarte tanto! —exclamé tratando de no llorar.

—¡Yo también! —me dijo dejando la maleta, para tomar mis manos— sobre todo cada vez que almuerce y cene.

Ambas reímos, y realmente eso me hacía cada vez mejor. Reír.

La ayudé a bajar las escaleras y quedamos frente a la puerta. Ella se ataba los botines mientras solo podía pensar en lo grande que se vería la casa a partir de ahora.

—Bien —dijo poniéndose de pie y la ayudé a atar la capa tejida por sobre sus hombros— ¡Nos vemos pronto Delia! —se despidió, yo solo llevé la mano a la puerta y la abrí para que saliera, pero el cuadro que nos encontramos al abrirla, no me lo esperaba ni en mis mejores sueños.

—¡Hola! —saludó la persona frente a nosotras, moviendo la mano derecha, yo estaba ahí petrificada en mi lugar, solo podía ver como la chica a mi lado, daba dos saltitos en su lugar antes de saltar a los brazos de mi hijo. Si, a los brazos de Ash, quien le respondió inmediatamente abrazándola también.

—¿Cómo? —creo que estaba algo tildada en mi mente, porque no entendía bien que estaba pasando.

—Digamos que —Ash terminó de abrazar a Misty, pero sin soltarla me miró sonriendo— no era realmente yo, lo que encontraron en el mar —Misty sonrió y apegó su cabeza a la de mi hijo tomándolo de la mejilla.

—Sabía que tomarías la mejor decisión —susurró, pero alcancé a oírla. ¿Sería eso lo de su trato con el abuelo de Ash?

Ash cerró los ojos y se apoyó contra ella, verlos así de cariñosos tenía mi corazón latiendo al máximo. ¡Nunca pensé vivir para verlos así!

—Supongo que el título Titanium era mucho para mí, ahora seré solo un miembro Oro por un tiempo.

—¡Ash! —se acerqué a él y también lo abracé incluyendo a Misty en el abrazo— Soy tan feliz…

Sin desaprovechar el tiempo, Ash decidió ir a los campos del profesor Oak a ver a sus pokémon, me imagino lo ansioso que debe estar y lo felices que estarán ellos de saber que está vivo.

Yo me quedé sola, Misty lo acompañó al laboratorio, porque me dejaron algo que tenía que leer supuestamente sola. Observé a mi Mimey acomodar el living y me senté a leer aquella dichosa carta que tenía entre mis manos.

La letra de aquel papel era fácil de reconocer… le pertenecía al padre de mi marido, al presidente de los hombres G-pokémon. A Andrew Ketchum.

"Delia:

Sé qué no me dirijo hacia ti por más de una frase desde hace veinte años, pero creo que la ocasión amerita esta carta, por ciertos puntos.

Primero, quiero que quede en claro que yo no tuve la intención de que mi nieto entrara a los Hombres G-Pokémon y que nunca intervine en sus nombramientos hasta ahora; incluso, recién cuando me informaron de un miembro Bronce que logró ascender a Plata al año de ingreso, fue que me puse a investigarlo, llevándome esta grata sorpresa en el camino. Es un joven muy hábil, nació para esto, está en su sangre.

Esto me lleva al punto número dos, aunque no lo parezca, nunca fue mi intención arrebatarte a tu hijo, a mi nieto, pero puede que me haya cegado la idea de volver a tener algo de mi hijo conmigo otra vez, que solo velé por mi propio interés, y no me puse a ver nada más, ni lo que Ash quería.

Debes estar muy orgullosa de tu muchacho, Delia, después de todo, si Ash actuó como actuó estas últimas semanas, solamente fue por ustedes. Ash quiso mantenerlas protegidas a ti y a Misty, y por eso aceptó ser mi mano derecha, este tiempo.

En mi tercer punto, tenemos a Misty, supongo que no tengo que decirte como es ella, ¿verdad? La jovencita me ha sorprendido de muchas maneras. Lance me había hecho un informe de ella, pero es muy distinto tenerla en frente. Para ser una entrenadora de pokémon de agua, tiene mucho fuego en la sangre, decidida a demostrarme que una pareja puede ser una fortaleza y no una debilidad, como he creído todos estos años. Aunque la verdad, la pequeña me sorprendió muchísimo realmente, cuando al momento de pedirme lo que quisiera, no pidió algo para ella. Al contrario, me pidió que le diera la oportunidad a Ash de volver a elegir, de si quería permanecer a mi lado o si quería volver a ser un miembro activo de los Hombres-G, dándole sin dudas un gran golpe a este viejo egoísta. Ella no quería quitarme a mi nieto, y, sobre todo, para ella, el bienestar de Ash, lo que él quería, era más importante de lo que ella anhelaba…

Me alegro mucho de que esté con Ash y de que sea la primera mujer G de la historia, ella con mi difunta esposa se llevarían de maravillas, sin lugar a dudas.

Y el último punto de mi carta es referente a Ash, a mi nieto. Cuando le dije a Ash que tenía la oportunidad de volver a ser un miembro activo de los hombres g-Pokémon no escucho ninguna de las otras opciones que tenía para él. Fue curioso que me saliera con un discurso parecido al que me había dicho Misty días anteriores, se nota que se conocen bien. He conocido en Ash una persona muy valiosa, de esa clase de seres humanos que ya no existen en este mundo y me alegra que sea mi nieto.

Su puesto en la organización estará siempre disponible, si es que decide hacerse cargo de ella en algún punto de su vida, mientras tanto seguiré aquí esperándolo. Porque ahora que sabe de mi existencia espero no volver a perder el contacto con él, ni con él ni con Misty.

Gracias Delia por haber criado a Ash de esa forma, aunque lamento haber puesto esta barrera entre nosotros tras la muerte de mi hijo, viendo los resultados, no puedo arrepentirme de ello.

Tú, que si puedes, disfruta de tu hijo una vez más.

Andrew Ketchum"

Tras bajar la carta y volverla a guardar en el sobre, me quedé pensando en lo que ahí decía. Ash era una persona muy valiosa para nosotras, lo sabía muy bien y me daba una paz interna increíble, saber que él también lo había notado. También me tranquilizaba saber que Misty le había caído bien, eso era un plus para que mis renovadas energías me invitaran a preparar comida para celebrar la vida todos juntos.

Cosas extrañas suelen sucederme cuando abro la puerta de mi casa, como este día que, tras abrir la puerta blanca de mi hogar, una personita se encontraba parada con los brazos elevado al aire esperando por ser tomados.

—¡Drina! —exclamó la pequeña Rose dando dos pasos hacia mí, antes de perder el equilibrio. La sujeté antes de que cayera al piso entre mis brazos.

—¡Rose! —gritó Daisy desde las vallas que rodean mi casa— ¡Deja de adelantarte, puede pasarte algo malo!

La pequeña observó a su madre, pero lejos de preocuparse se escondió en mi cuello riéndose.

—Al menos llega hasta mi casa —respondí con mi mano derecha en la espalda de la pequeña—, no se va a otro lugar —intenté que se calmara, pero veía que solo la había aterrado más.

—Al menos —soltó tras un rato de pensar y se acercó hasta la puerta, donde la invité a ingresar.

—¿Cómo estás? —le pregunté, siguiéndola hacia el interior de la casa.

—Extrañando horrores a mi marido, menos mal que regresan para el cumpleaños de Rose —suspiró tomando asiento—. Sé que casi han pasado seis meses, pero aún no sé si me sorprende más que Ash haya regresado de la muerte como si nada, o que entre él y mi hermana convencieran a mi marido tan fácilmente.

—Tracey quiere mucho a ambos, es por eso —comenté, jugando con Rose que aún se reía oculta en mi cuello.

—¡Pero son dos meses! —protestó la rubia frente a mí— Ellos están vaya a saber dónde, haciendo vaya a saber qué, en esas misiones raras donde Ash metió a Misty… —llevó ambas manos a su rostro aterrada— ¡De solo imaginarme los peligros!

—Pero Daisy —me senté junto a ella sonriendo—, ambos están juntos, no dejaran que nada le pase al otro.

—Lo sé —afirmó cruzándose de brazos—, pero nosotras gastamos tanto en dejarle el gimnasio más espectacular del mundo, para nada. Lo usa, lo sé, pero llega Ash y lo deja. Y tanto que protestaba contra esas benditas misiones.

—Tranquila. Tracey aceptó reemplazar a Misty en el gimnasio cuando ella tuviera que salir, y a Misty quizás le quedó gustando la adrenalina de las aventuras como cuando era niña —respondí con una sonrisa— , además, tienes que pensar que Rose es la más beneficiada con esas salidas. Las regalías de las misiones se van a ella.

—Ya no sé dónde meter cosas en esa habitación —exclamó suspirando pero no tardó en sonreír tras pensar todas las cosas que Misty y Ash le habían regalado a la pequeña, gracias a eso, pude ver como la paranoia de la hermana mayor de Misty empezaba a irse.

—¿Te ofrezco un té? —le dije entregándole a su hija.

—¡Me encantaría!

Me dirigí hasta la cocina donde me detuve frente al refrigerador, ahí había una foto mía con Ash y Misty, ambos vistiendo sus trajes de la organización G-pokémon con una sonrisa.

Que Ash esté en misiones siempre me mantenía preocupada, pero saber que cuando siente que no podrá solo, buscar a Misty por ayuda, me dejaba tranquila.

Porque mientras ellos estuvieran juntos, podía asegurar que iban a estar bien.

Ahora podia respirar tranquila.