Disclaimer: Love Live! Pertenece a su creadora Sakurako Kimino y a ASCII media works junto con Sunrise.
Aviso: Este Fic participa en el Reto "Mi UR dream en un fanfic." Del fandom de Love Live! y Love Live! Sunshine! Latino.
NdelA: La pareja UR que he elegido para esta historia es el ChikaYou, "Time Travel". Quedó al tope del límite de palabras, salvo por unas 11 o 12 (creo) que se me escaparon... Y eso que todavía le quité gran parte. Qué sad.Es una historia que me habría gustado desarrollar mejor, o darle más profundidad, por así decirlo pero así se quedará. La idea ya rondaba en mi cabeza tiempo después que soltaron esas preciosas cartas en el SIF. Ojala no haya confusión (aunque es lo más probable xd) con algunas cosas, pero igual pueden hacerme saber si algo por ahí se me pasó.
Así que, ya con lo anterior dicho, espero disfruten de la lectura:
«Las cosas suceden por algo, ya sean estas buenas o malas, lo tienes que superar. Pero ella nunca superó lo de...»
—O—
—¡Agh! ¡Me lleva la…! ¡Pero si todo está en orden! —gritó una mujer alta, de lacios cabellos tintos poco descoloridos. Ya no se molestaba en contar las veces que pasaba por lo mismo; sin embargo era tenaz—. ¡¿Por qué no encienden?! Por un demonio, ¡¿por qué?! —tiró todos los papeles que estaban sobre la mesa.
Sus ojos ambarinos reflejaban un agotamiento tremendo y una tristeza que parecía perdurar hasta el final de sus días. Su vista descansó en el proyecto que ha estado trabajando prácticamente desde que era joven: algo que no la dejaba dormir, algo que no la dejaría en paz. Continuó con ello no importándole los comentarios de otros que la llamaban "loca", "enferma"; que lo que deseaba lograr era una terrible obsesión y que podría ir en contra de las leyes establecidas.
—Por favor… despierten… —se acercó a las dos cámaras criogénicas, golpeando su superficie y arrodillándose al pie de éstas—. Denme una señal de que estoy haciendo bien mi trabajo… Aunque sea una minúscula señal —dijo casi en una súplica al borde de las lágrimas.
Pero rápido se recompuso y regresó para derrumbarse en su asiento. Se talló los ojos y limpió su área del escritorio que estaba abarrotada de recipientes de comida instantánea. Se puso a tipear en el computador sus avances.
—¿Qué me falta? ¿Cuál es mi error? —se cuestionó, analizando los datos en pantalla—. Tal vez la reconstrucción completa es muy pesada… No, no creo que sea eso —observó un momento su mano izquierda; cerró y abrió sus dedos robóticos, prótesis que ella misma fabricó—. Tal vez… nunca despierten.
Cuando solía tener el trabajo hasta el cuello, sus pensamientos pesimistas la atacaban para hacerle resignar. Eran los únicos momentos en que se detenía y se tomaba un respiro.
Echó atrás el respaldo del asiento y cerró sus ojos unos segundos:
—Uno, dos, tres, cuatro… —empezó a contar, sacudiendo su pierna izquierda, robótica también. Sacudirla era una costumbre que agarró para no quedarse dormida y que el movimiento la mantuviera activa—; dieciocho, diecinueve, veinte… veintiuno… veinti… dos… —O eso creía, ya que, pasados los 20 el cansancio se apoderaba de su cuerpo y ya no le soltaba.
Pronto quedó profundamente dormida.
Imágenes fugaces cruzaron en su subconsciente, otras oscuras y unas poco claras; siluetas de personas, voces y gritos, eran los de ellas y; posteriormente un fuerte estruendo que la regresó de vuelta.
Gimoteó en su asiento hasta caer al piso ganándose un buen trancazo. Típico sueño, típica reacción. Alzó la mirada a los números digitales que indicaban la hora.
—Iba a pegar la pestaña sólo un poco —se dijo, limpiándose la baba que escurría de su boca—. Dormí más de lo que debía… ¡Diablos! —se maldijo, pues, el tiempo era muy preciado para ella y detestaba malgastarlo.
Se fue a lavar la cara y cuando terminó, una mujer la esperaba sentada en un pequeño espacio que encontró libre entre tanto desorden de cajas y herramientas. Cruzaron miradas y duraron minutos en silencio, era la única visita que solía recibir hasta la fecha.
—¿Quién te dejó entrar? —preguntó. Tampoco es que le sorprendiera verla pero pronosticaba la visita para el siguiente mes—. Llegaste antes.
—¿Qué clase de bienvenida es esa? Cada vez te vuelves más hostil —dijo la mujer de oscura cabellera azul, indignada de que su amiga le hablara de esa forma—. Es ese día del mes, Riri, ¿acaso se te están olvidando los días en los que vives?
Volteó a ver la fecha en su calendario. ¿Qué mes era? Había pasado mucho desde la última vez que lo actualizó, el aparato apenas prendía por la falta de energía.
—Tu máquina me dejó entrar —justificó la mujer, señalando al viejo robot en una esquina—. Ni a él le has dado mantenimiento. Y parece que tú tampoco estás arreglada —la escaneó de pies a cabeza—. Te ves horrible.
—A eso vienes, Yoshiko, sólo para criticarme —peinó un poco su cabello alborotado.
Yoshiko Tsushima, la única amiga y persona que procuraba por ella y su salud. Se tomaba la molestia de visitarla cada cuatrimestre, y eso porque Riko no gustaba de interrupciones o distracciones frecuentes.
—Veo que persistes en lo mismo. No me gusta repetirte las cosas pero esto no te está haciendo ningún bien. El tiempo no se detiene, deberías dedicarte enteramente sólo a tu vida —le aconsejó como siempre—. No obtienes ningún resultado, es imposible lo que quieres. ¡Ya déjalas en paz!
Sabía perfectamente lo que Riko trataba de hacer, a veces la defendía pero no significaba que la apoyara.
—Estoy a nada de hacer que despierten. ¡Yo lo sé! —la miró con feroces ojos—. Tengo un gran avance aquí, he llegado tan lejos. No puedo echar tantos años a la basura —Riko regresó de vuelta a su escritorio y tipeó con dedos veloces a saber qué cosas.
Yoshiko suspiró. Le entristecía verla así. En varias ocasiones estuvo a punto de echarla de cabeza con las autoridades y otras hacer que recibiera atención psicológica. Su tolerancia para con ella era fuerte como una soga, pero poco a poco fue quedando un simple hilo que estaba a nada de romperse, y todo por bien de su amiga…
—Y si reaccionan, ¿estarás satisfecha? —preguntó Yoshiko, esperando una respuesta sincera.
—No lo sabré hasta que lo hagan —contestó desde su asiento sin dejar de darle la espalda—. Que reaccionen es una cosa y ver los resultados es otra.
—Bien… —Se temía que respondiera algo así—. Has dicho que estás a nada, significa que, ¿todo está listo? —quiso saber.
—Así es.
—¿Y te falta algo como un detonante?
—Podría ser —continuó sin despegar la vista de sus informes—. Pero no sé qué es, ya intenté de todo.
Yoshiko se levantó de su lugar y observó detenidamente las cosas a su alrededor. Cuánta acumulación de pilares de libros, alambres por aquí y tornillos por allá; basura archivada y prototipos mecánicos sin terminar dentro de cajas. Despejó un poco acomodando ciertas cosas, a Riko no le importaba siempre y cuando tuviera cuidado. Y entre todo eso se topó con una hoja malgastada, era una noticia de hacía 32 años:
«Aparatoso accidente en vías subterráneas deja cuantiosos daños: Un fallo con los frenos del tren cobra vida de 14 personas; otros 27 resultaron heridos de gravedad, algunos con amputaciones en miembros.»
¿Por qué seguía recogiendo este arrugado y sucio papel?, se preguntaba Yoshiko. Lo había tirado incontables veces y seguía apareciendo. ¿Qué necesidad tenía Riko de re-leer la tragedia que le arrebató a sus preciadas personas, mano y pierna izquierda? ¿Por qué lastimarse así?
Con eso tuvo suficiente, el hilo terminó por romperse.
Destrozó la hoja del mal recuerdo y hurgó desesperada entre las herramientas de su compañera. El ruido alertó a Riko y cuando prestó atención, Yoshiko ya estaba golpeando las cámaras criogénicas con una llave inglesa.
—¡No! ¡¿Qué diablos haces?! —corrió como loca hasta ella—. ¡Detente!
—¡Ya déjalas ir! —Yoshiko la empujó lo suficiente para hacerla caer—. ¡You y Chika están muertas! ¡No volverán! —Se sentía exasperada, al borde de la misma locura por permitir que esto avanzara tanto—. ¡Esto te consume y ya no soporto ver en lo que te has convertido! —golpeó de nuevo los vidrios y derribó los aparatos que estaban conectados.
Riko se recuperó y se lanzó sobre ella, forcejeando para quitarle el arma que estaba destruyendo el esfuerzo y dedicación de su vida. Pronto, un humo muy denso las asaltó proveniente de las cámaras, chispas se dejaron ver y también una luz roja indicando daños con el estado del proyecto.
—¡Mira lo que hiciste! —arrojó lejos la llave inglesa y con sus propios puños comenzó a darle una paliza—. ¡Lo has arruinado! —gritaba furibunda—. ¡Me has arruinado!
Yoshiko se sorprendió de recibir tal agresión, no esperaba que reaccionara con tanta violencia. ¿Así de dañada estaba como para lastimar a la única persona que tenía? Hizo lo posible para cubrirse, pero el duro hierro de la prótesis le dificultaba la tarea. Había mucho sentimiento reprimido que estaba siendo descargado con el objetivo equivocado.
Esperó que se calmara o cansara, lo hizo, pero no voluntariamente. Los movimientos frustrados de Riko fueron detenidos por unos brazos que la envolvieron férreamente. Yoshiko abrió desmesuradamente los ojos cuando entre tanta humareda alguien más le ofrecía la mano para ayudarla y preguntarle si estaba bien.
La chica de ojos carmín, se hincó para verificar alguna herida en la cabeza de la mujer debido a que no podía salir de la estupefacción. Del mismo modo estaba Riko, sin habla al presenciarla. Los brazos que le tenía atenazada se afianzaron un poco más y una voz resonó a sus espaldas.
—Son adultos, no deben arreglar los problemas con golpes… —esa voz que anhelaba volver a escuchar.
Riko giró su cabeza para ver por encima de su hombro; ella estaba ahí. Las lágrimas brotaron sin su consentimiento.
—You… ¡You! —Entre sollozos la abrazó y también unió en el abrazo de oso a Chika—. ¡Han despertado! ¡Han despertado! —Aprisionó sus pequeños cuerpos—. ¡Oh Chika! ¡Chika! —eufórica revolvió los cabellos de ambas chicas y rió de alegría.
Yoshiko advirtió que, después de tantos años, los ojos de Riko volvían a brillar de manera vivaz y una sonrisa adornaba su rostro. También sintió que lloraría, resistirse dolía y formaba un nudo en su garganta, pero a los pocos segundos terminó por romper en llanto.
—Es imposible. Esto es… imposible —se decía así misma sin poder creerlo después de haberlo visto—. No puede ser… ustedes… —se acercó a ellas—. Ustedes están… —también abrazó a las jóvenes.
Las mujeres mayores lloraban a mares mientras que las jóvenes, Chika y You, intercambiaban miradas sin entender mucho.
…
Serenaron sus emociones, ventilaron y ordenaron el desastre causado. Aunque se podía decir que Riko continuaba teniendo una gran emoción, estaba muy hiperactiva.
—Por favor, siéntese —hizo pasar a You y Chika a otra sala y les colocó en la cabeza unas coronillas que conectaban a un área que proyectó un holograma, rápido se dispararon detalles de números y más—. Quiero asegurarme de que todo está bien, que sus funciones estén en marcha —dijo, y colocó parches en diferentes zonas del cuerpo.
Yoshiko nunca pensó que llegaría este día, y dio la casualidad que le tocó en su visita. Y encima que el detonante fuera ella… Siendo honesta, nunca creyó que Riko pudiera lograr algo con su tipo de ciencia y tecnología.
—Mira. Mira esto, Yoshiko —Riko la acercó a los monitores—. ¡Es fantástico! Sus órganos internos y motores están trabajando juntos. ¡La sangre en sus arterías! ¡Ah! La reconstrucción aquí —señaló— fue difícil para que fuera compatible, también tuve que probar con varios metales —explicó—. ¿Ves estas piezas? —señaló el esqueleto en el holograma; Yoshiko comprendía poco—. Muchas partes fueron cortadas, tuve que soldar esto de acá y…
—Riri —le interrumpió, no quería escuchar nada explícito. Hizo que la viera solo a ella—. Siento tener que aguarte el buen humor pero… —echó un vistazo a donde las chicas—, pero esto es un poco inquietante. ¿Qué sucede con sus cerebros? Emociones, sensibilidad, memoria… Tú debes saber a lo que me refiero, yo no sé mucho de esto. ¿Siguen siendo ellas? —concluyó con su revoltijo.
Los gestos de Riko se suavizaron a uno más neutro, tenía razón, necesitaba averiguar ese importante detalle.
—¿Se conocen mutuamente? ¿Qué tanto saben? —volteó a verlas y le hizo la pregunta primeramente a You.
You buscó respuesta en los ojos de Chika, mantuvieron el contacto visual por unos segundos.
—Nosotras… —se mostró con semblante profundo—. Nosotras somos… amigas desde pequeñas —le contestó, viéndola directamente—. Es una niña preciosa y carismática. Siempre me está arrastrando a cualquier ocurrencia. Le gustan las mandarinas… ¡Ah! Su hermana Mito nos regañaba todo el tiempo y…
Riko apuntaba rápidamente todo en una libreta, prácticamente todo: tono de voz que usaba, expresiones, los niveles y ondas que se mostraban en monitores.
—You gusta de hacer deporte, sobre todo natación —fue el turno de Chika en hablar—. Es fuerte e increíble. Muy paciente conmigo. Es muy enérgica y amigable con todos los que la rodean… —frunció el ceño, algo más se le vino a la mente—. Había alguien más entre nosotras, ella…
Riko y Yoshiko repararon en una pausa bruta y una posible alteración de pensamientos, pues, Chika observaba cada cosa en el lugar como si tratara de buscar algo que se le perdió.
—Había en ese momento… —su respiración se agitó. A la vez que un pitido resonó de un monitor—. Alguien más estaba cuando… todo se…
—Esto es… ¡Está sufriendo un ataque de pánico! —Riko checó los datos que lanzaba los monitores y holograma—. ¡En serio que es increíble! Sus palpitaciones están aceleradas, ¡es un buena Demi-Androide! —se mostró encantada con los resultados.
—¡Riri, deja eso! —Yoshiko trataba de poner quieta a Chika que ya se estaba quitando la coronilla y parches—. Tranquila, Chika —le dijo, y volteó a ver a su amiga que no hizo caso—. ¡Riko, ven aquí!
—You, ¿tú la recuerdas? ¿Recuerdas lo que pasó? —Chika se volvió hacia la aludida—. ¡Iba con nosotras! —exclamó desesperada.
—Chika, cálmate, por favor —You se quitó todo de encima y fue a su lado—. No sé qué sea lo otro pero tengo una vaga imagen de alguien más, posiblemente sea de quien hablas. Su nombre era como el de ella —indicó con la cabeza a Riko.
Con la vista, Chika trató de recopilar información de esa mujer, prácticamente fue un escáner. Aun así no le convenció lo que le mostró.
—Riri, ella recuerda el accidente pero no a ti —resaltó la observación—. Es del mismo modo con You, pero al revés. ¿Por qué?
—Creo… saber por qué —se apartaron lo suficiente para no ser escuchadas—. Yoshiko, nunca te dije esto porque era algo que no me dejó dormir en los primeros meses: You murió al instante… Y desde donde yo quedé prensada, pude ver cómo Chika agonizaba en sus últimos momentos, ella… alcanzó a verlo todo… —inhaló profundamente—. No sé cómo sea esa sensación, los últimos minutos. Yo también estuve cerca de no librarla.
—Fue y es horrible —Yoshiko sostuvo su fría mano de hierro—. Pero nunca se te cruzó por la cabeza, si es que despertaban, ¿cómo lo iban a tomar ellas? Lo que has hecho… Has experimentado con cadáveres.
—No, están vivas —atacó al instante, deshaciendo su apretón.
Yoshiko notó que You apaciguó a su amiga, reconfortándola con caricias. Regresó su atención a la mujer frente a ella.
—Esto es ilegal, Riri —le dijo con suma preocupación—, y si no lo notifico me convierte en cómplice.
—Eres cómplice de años, ¿tienes miedo ahora que mis esfuerzos han dado fruto? —le dio un leve empujón—. ¡Hazlo! —la retó—. Quiero ver que me traiciones.
No iba a negar que se viera tentada por esa opción más de una vez, pero ahora el asunto estaba hirviente.
—Tal vez lo haga con tal de ponerte un alto —le respondió del mismo modo—. No me importa si me veo involucrada, quien tendrá más problemas aquí serás tú —le estuvo picando el pecho—. Crear robots es una cosa, para usos comunes, ¡pero Demi-Androides con cuerpos reales es otra!
Riñeron por unos momentos hasta que la voz de You las atrajo.
—¿Qué fue lo que dijiste? —se volteó a verla Yoshiko—. Repite eso de nuevo.
—¡Yohane! —dijo para sorpresa de las mujeres—. Solías auto-llamarte así, ¿me equivoco?
—Ah, es verdad… —habló, recordando su juventud—. De niña yo era muy… —dio comienzo a unas sonoras risas que le dio tranquilidad a Riko y así se olvidara del delicado tema anterior—. The Fallen Angel, ¿cómo era? —le pidió a su amiga simular alguna pose—. No puedo creer que olvidara eso —sus risas descendieron de volumen en suaves sollozos—. ¿Adónde fueron esos días? —les dio la espalda para limpiarse la humedad de sus ojos.
—Bien ahí, You —se acercó Riko a las chicas—. A Yoshiko le molestaba que no la llamáramos así —habló con una sonrisa en sus labios, estaba nostálgica también—. Yo temía a los perros, ¿no recuerdas eso, Chika? Me hacías muchas bromas al respecto.
Hizo que la aludida se pusiera de pie. A la vez que seguía contando, rodeó a Chika para abrir una pequeña tapa en la parte baja de su espalda, lumbar para ser exactos, que dejó salir un largo cable con conector USB.
—¡Oh! ¡Es como una colita! —hizo la observación You, con emoción—. ¿Tengo una también? —se preguntó, volteándose y toqueteándose para confirmar.
—No. No tienes una porque tú eres el puerto, la entrada —dijo aun sonriente, notó que Yoshiko la miró de una forma como si estuviese juzgando, una vez que ésta se calmó. Riko carraspeó y prosiguió—: es para que seas capaz de ayudar a Chika de este modo, de manera mutua.
You tenía su tapa en la misma parte, se conectó el USB a ella.
—Pueden pasarse información e incluso energía, en caso que se requiera —explicó. Miró a la joven de ojos carmín que estaba atenta a todo—. Chika, puedes… transferir lo que recuerdes a You, imágenes, sonido, todo. Lo mismo hará ella, ¿está bien? —miró a la de cabellos cenizos que asintió positivamente—. Así completan las piezas del rompecabezas.
You comenzó a recibir toda la información posible e hizo lo mismo para su amiga. Conforme los segundos pasaban algunas cosas en su mente se aclararon mucho mejor, y cuando los minutos llegaron su rostro empezó a oscurecer, adquiriendo una mirada de pánico igual que Chika momentos atrás.
Una extraña sensación se apoderó de su cuerpo: era el miedo, la realidad de las cosas. Hasta este punto, las dos recordaban completamente todo, a Riko, Yoshiko, el accidente y sus vidas antes de eso. Únicamente lo que no les quedó claro era ¿por qué razón estaban con vida? ¿Cuál es el fin de ello?
Riko les dio un momento a solas para que asimilaran con tranquilidad, mientras despedía a Yoshiko.
—La próxima vez que venga, no te aseguro estar sola —dio la advertencia Yoshiko.
—Ni con lo que has visto hoy piensas dejar eso de lado, ¿cierto? Son nuestras amigas, ¿no te conmueve verlas de nuevo? —trató de convencerla pero Yoshiko sacudió la cabeza en negativa respuesta.
—No así. Es aterrador, Riri. No voy a negar que fue grato escuchar sus voces de nuevo pero… —pausó para respirar profundamente—, las cosas suceden por algo y posteriormente debes aceptar los hechos, sean buenos o malos —dejó salir el aire de su pecho—. Nunca debiste aferrarte a ellas. Después de esto no sé qué es lo que ganas.
—No tienes que entender, tampoco es que me vaya a durar mucho la alegría —dijo para confusión de su amiga—. Tengo razones egoístas que tampoco entenderías. Creo que después de todo, las habladurías de la gente acertaron… Soy un científico loco y enfermo…
Yoshiko se despidió con abrazo muy rápido y se marchó sin decir más. Su amiga tenía razón, no iba a entender… o mejor dicho no quería hacerlo.
Cuando Riko vuelve a donde Chika y You, les da un fuerte abrazo a las dos, sólo quería hacerlo, sentirlas, acariciando sus espaldas con un sutil tacto.
—Necesito pedirles un enorme favor —se apartó un poco para verlas—. Es por el bien de ustedes, por el bien de todas nosotras —cerró sus manos con las de ellas—. Quiero que viajen al pasado y eviten la tragedia.
—O—
El tiempo apremia, debía preparar todo para antes de la siguiente visita de Yoshiko. Tenía el presentimiento de que esta vez no le perdonaría sus acciones y cumpliría con su palabra. Y con eso en mente, se estuvo noche y día haciendo análisis, fortaleciendo las funciones de Chika y You, y enseñándoles a usar el sistema que tenían incorporado.
Había días que descansada, ahora era mucho mejor que antes. Sentía una paz interior cuando observaba a las chicas jugar con el viejo robot de hojalata. Para ellas el tiempo no avanzó y Riko tal vez no podía correr o saltar a su ritmo porque había una diferencia de edad, pero de vez en cuando lo hacía, aunque terminaba cansada, disfrutaba cada hora con ellas.
—Tu mano —señaló Chika—, ¿por qué no es como la de nosotras? —preguntó en una tarde, pues la prótesis de Riko era solo de hierro y la de ella estaba cubierta por piel.
—Me enfoqué más en ustedes. Este es mi primer modelo —engarrotó sus dedos no muy correctamente—. Es viejo, pero no me interesó remodelarlo.
—Debió ser extenuante… por todo lo que pasaste —dijo con tristeza, moviendo su colita inquietamente—. Dejaste tu vida de lado por nosotras. No debiste… —posó la vista en You a lo lejos, entretenida con algunas cajas—. Nosotras no podemos vivir así…
Riko no contestó nada a eso, sin embargo, que esas palabras vinieran de ella, su "proyecto", no, su joven mejor amiga, calaron para dar paso a la razón. Cosa que Yoshiko no consiguió hacerle ver nunca. Dolía, pero era verdad.
—El camino fue tortuoso —habló al fin, pero pareció de forma inconsciente—. Era lo único que me siguió aferrando a la vida, de no ser así, me habría suicidado. Esos pensamientos me acosaban y cada vez que fallaba se formulaban distintas maneras de dejar este mundo.
»Hubo periodos donde abandoné, pero rápido retomaba mi trabajo con la esperanza de tenerlas de vuelta. Pasé por muchos problemas también. Yoshiko no me lo dejaba fácil, al principio tuve que mudarme en más de tres ocasiones porque quiso quitarme todo, no me quedaba de otra más que huir, cargando con todas mis cosas y… con ustedes. Logré que se cansara de eso.
»Pero no sólo ella me hacía desistir, mi propia cabeza también…, haciendo sonar en mi mente una vocecita regañándome: "tú no estás bien, ya detente de una vez", hasta que dejó de oírse. Y era porque quería seguir, necia yo, ¡quería seguir! Y ya ves, el que persevera alcanza —Le miró entrañable, se sorprendió cuando advirtió las mejillas de Chika rojas y los ojos cristalinos.
Chika sorbió sus mocos antes de que escurrieran de su nariz. El breve relato de Riko con su voz apacible y madura lo hacía escucharse desgarrador para sus oídos. No podía imaginarse la soledad y frustración que tuvo que confrontar.
—Lo que quiero es que —prosiguió, secando las húmedas mejillas de la joven—, si hay alguna posibilidad, cambien la infelicidad que ese día en adelante atrae. No puedo hacerlo por mí misma.
—¿Qué es lo que te impide hacerlo? —cuestionó Chika. Si tan buena era Riko en lo que hacía no debía existir problema.
—Mi edad podría ser una excusa. Pero en realidad es porque… tengo miedo… —confesó—. No confío lo suficiente en mis habilidades como para transportarme en el tiempo, menos siendo humana… Aun no llegamos a esa tecnología que lo soporte. Por ello, ustedes que son… —reformuló lo que iba a decir—, Ustedes no corren peligro como yo: a los pocos minutos me desintegraría.
Ese mismo día pero más noche, You anteriormente había estado con unas cajas. Descubrió un piano que parecía estar casi nuevo pero con todo el polvo acumulado y los objetos que tenía encima le daban otro aspecto.
—Los pianos de ahora son fabulosos, pero nada como uno clásico —la sorprendió Riko—. Lo conservé y sin darme cuenta lo fui convirtiendo como mesa para colocar cosas.
—Si mal no recuerdo —hizo memoria— tocabas muy bien. ¿Aún lo haces como antes? ¡Quiero escucharte!
—No estoy segura… —Riko no pudo decir que no cuando You puso ojos de cachorrito—. Bueno, no pierdo nada con intentarlo —le sonrió para animarse.
El toque al principio fue rebuscado, muy estridente debido a su insensibilidad mecánica de su mano, pero lentamente fue entonando el ritmo que deseaba. La fluidez del movimiento de sus dedos sobre las teclas se enfrascaron en una melodía que You conocía, una preciosa composición que habían hecho las tres juntas. A lo lejos, la voz de Chika se alzó poniéndole letra, You hizo lo mismo y al final Riko se unió. Su voz sobresalía dándole un toque más pasional, cosa que llenó de cálidos sentimientos en el pecho de las más jóvenes.
Quería tenerlas con ella por mucho más, compartir lo que les faltó compartir. Pero la visita de Yoshiko tenía que llegar y el día no lo sabía, hasta que semanas después la tomó por sorpresa una mañana donde estaba muy adormilada.
Los toques a la puerta fueron audibles al menos la primera vez, pero a la segunda parecía que quisieran derribar la puerta. Brincó de su cama y pidió a su robot un registro de lo que veía a través de las paredes. No podía creer lo que le informó. Estaba rodeada y no había escapatoria.
—Riko Sakurauchi, está infringiendo el protocolo número 27 de usos en robótica —anunció alguien en altavoz—. Entréguese ahora mismo y las consecuencias serán menores. Todo lo que posea estará bajo el resguardo de la Corporación X.
Ordenó a su compañero de hojalata a proteger la puerta en caso de que ésta cayera. Fue hasta donde las chicas la esperaban.
—¡Chika, You, es tiempo de irse! —dijo presurosa, haciendo los últimos arreglos—. Por favor, les confío esta tarea —hizo que Chika se conectara a su amiga—. Quiero que… —No pudo controlar su temblor cuando tecleaba la fecha exacta en el sistema integrado del antebrazo de You—. Quiero que creen otra oportunidad, otra línea donde estemos felices, corriendo, cantando… —su voz se entrecortó y el minuto que disponían para despedirse se puso en marcha—. Una vida donde estemos vivas las tres… —chilló y sus lágrimas la traicionaron.
Por último, Riko llenó de besos a las dos y las abrazó no queriendo soltarlas, pero muy a su pesar tenía que hacerlo. Lloró como una niña que le fue arrebatado lo que más atesoraba…
—Las amo. Recuérdenlo, por favor —dio pasos hacia atrás y una luz brillante con códigos las desapareció de su vista como una chispa.
Eso era todo. Nadie las capturaría y tampoco obtendrían nada que los lleve a fabricar modelos similares. Decidida y con la mente más fría, se dirigió a donde tenía sus tanques de gas que utilizaba en sus cámaras y otras cosas. Abrió la llave y dejó que todo se esparciera.
—¡Riri, por favor! —Esa era Yoshiko en el altavoz—. Mira esto como una forma de redimirte, hago esto únicamente con la intención de salvarte de tu dolor. ¡Me preocupas! Sal y esto terminará de forma pacífica. Te prometo que no les harán daño, me aseguré de ello. Vamos a cuidarlas.
—¡Me traicionaste! —ladró sin más, cuando la puerta se vino abajo y privaron de energía a su robot para que no la defendiera—. No van a tener nada mío —se abrazó y retrocedió—. No van a quitarle nada a esta muerta…
La figura de Yoshiko atravesó la entrada seguida de unos hombres, el fuerte olor a gas los recibió y tuvieron que cubrirse nariz y boca.
—Nada de nada, he dicho. Ya estoy muerta de todas maneras… Morí cuando ellas lo hicieron…
Cuando Yoshiko la encontró, Riko portaba una especie de encendedor, cosa que alertó a más de uno y tuvieron la oportunidad de correr fuera de la vivienda. Sin embargo, se quedó con ella.
—Riri, no cometas una gravísima estupidez. Dame eso —le extendió la mano.
—Yo… no lo siento…
—¡Ri…
—O—
Sus cuerpos fueron arrojados a un contenedor de basura, los gatos que estaban hurgando en ese momento salieron asustados por la sorpresiva llegada de invasores. El portal las dejó adoloridas, ciertas zonas de sus miembros ardían y otras estaban rasgadas notándose sus partes metálicas.
—¿Dónde estamos exactamente? —se incorporó Chika ayudando a su amiga.
—En un callejón —dijo You, observando el escenario—. Tokyo, parece ser —verificó los datos que aparecieron en su sistema—. La estación debe estar por allá, ¿verdad? —señaló—. A esta hora creo que íbamos…
—Revisa, You, revisa correctamente. Riko dejó muy claras las instrucciones. Íbamos de salida de la tienda de revistas y de ahí a la estación. Tenemos que apresurarnos.
—Bien, bien, eh… Chika, ¿cómo lo hacemos? —reparó en ese detalle—. No podemos presentarnos frente a nosotras mismas, es tonto. ¡Ah! ¡Ya sé! —Casi se olvidaba de esa cosa increíble que podía hacer su traje—. Por aquí hay unas opciones de "apariencia", puedo adquirir la imagen de quien sea que tenga en mi memoria —explicó You—. Puedo ser Yoshiko e ir a buscarlas, tú te encargas de avisar que uno de los trenes tiene fallas.
—¿Crees que esto funcione, You? —preguntó Chika, no estaba segura de sí le creerían—. ¿Y si no podemos impedirlo…?
—¡Lo haremos! —Se expresó con entusiasmo, cuando tecleó en su antebrazo y adquirió la imagen de Yoshiko joven—. ¿Cómo me veo? —le pidió opiniones, haciéndose de una pose.
—Te ves igual a ella. ¡Excelente! —Dicho eso, enserió sus gestos—. You, escucha. Nuestra energía no corresponde aquí —le hizo observar el detalle— por ende se nos agotará, el viaje ya nos quitó una parte, no tendremos muchas oportunidades —imitó las mismas acciones y adquirió un cambio con ropa casual.
—¡Lo sé! Tampoco me durará esta función de apariencia por mucho, los minutos ya están en marcha. No veremos aquí.
—¡Entonces, vámonos ya!
Chika despidió a You y arrancaron por distintos caminos, era ahora o nunca. Algo como esto no se podía repetir, y es que ya no se podía repetir…
You fue hasta donde se ubicaba la tienda de revistas, revisó desde fuera y notó que no estaban ahí, lo más seguro es que ya estén yendo rumbo a la estación. Mientras corría entre toda la muchedumbre, reparó en el color de sus cabelleras al otro lado del cruce. ¡Era verdad! Antes se habían ido a por unos helados. No las perdió de vista cuando el semáforo le dio pase a los autos, cuando se dio el chance de cruzar fue a su encuentro.
—Chi… ¡Chicas! —las llamó y ellas voltearon confusas por oír esa familiar voz ahí.
—¿Yoshiko? ¿Qué haces aquí? —habló primeramente Riko, mirando a la recién llegada.
—Ahh, después de todo sí querías venir con nosotras —la secundó Chika con picardía, apuntándole con su helado.
—Yoshiko, ¿estás bien? —You se acercó a ella. Era extraño verse así misma desde otro punto de vista—. No debiste correr, te ves muy cansada.
Cansada. You se sentía cansada con una simple carrera que dio y se suponía que estaba en forma para estos casos pero le faltaba oxígeno.
—Estoy bien —apoyó sus manos en sus rodillas e intentó regular su respiración—. Escuchen. Los trenes ahora no son seguros, reportaron fallas.
—¿Y en qué te transportaste para venir hasta acá? —cuestionó Chika.
—Obvio en taxi…
—¡Oh! ¿No es eso muy caro? —Dijo You, mientras Chika le daba la razón.
—Yoshiko… —la voz de Riko sonaba preocupada—. No te sientes bien —aseguró.
—¿Por qué lo dices?
—Tu voz suena… muy rara.
—¿Eh? ¿Mi voz? —Su voz se combinaba con la de Yoshiko, no las equilibraba correctamente. El tiempo de su función se terminaba—. Es… ¡Es Yohane! — chilló, como medida desesperada de quitarse esos ojos preocupados de encima—. My Little demons! —exclamó con voz grave—. Mis demonios me han susurrado de una terrible premonición y será mejor no tomar el metro este día —alzó las manos al aire—. Quedémonos en un hotel por hoy —les guiñó. You internamente estaba avergonzaba por tal imitación.
—Es la Yoshiko de siempre, Riko. —Chika le restó importancia y le dio una bocanada a su helado—. Sólo se agitó un poco —empezó a caminar y las demás le siguieron el paso.
—Vamos, Yoshiko, o te quedarás atrás —You la tomó del brazo. Inconscientemente se dejó llevar por ella.
«¿Qué hago? ¿Qué más digo? No me están haciendo caso.», se decía así misma.
—¡No! —la jaló del brazo—. ¡Tienen que escucharme atentamente! —arrastró a You para que comenzaran a moverse a otro lado.
—Yoshiko, ¿qué te pasa? —se quejó You del maltrato.
—¡Cállate! Vienes conmigo —exclamó—. Tú y tú —señaló a Riko y Chika—, van a seguirme sin reclamos.
Las llevó a un lugar menos concurrido y fue ahí que soltó a You. Las encaró mientras ellas estaban a la expectativa de lo que fuera a decir.
—Ustedes sufrirán un accidente —lo soltó sin rodeos—. El tren que abordaran tendrá fallas y después de eso… habrá pérdidas.
Las tres fruncieron el ceño, viéndose entre sí. Yoshiko estaba diciendo locuras.
—¿Te pusiste a ver esas películas de premoniciones o algo, Yoshiko? —quiso burlarse Chika, pero solo obvió su nerviosismo—. Con esas cosas no se juegan.
You estaba congelando la energía para que se agotara lentamente, estaba forzando mucho su mecanismo.
—Lo que digo es verdad. Vengo del futuro… —trató de convencerlas, pero la duda y el miedo estaba reflejándose en sus semblantes, a lo que añadió—: En realidad no soy Yoshiko. ¡Llámenla y verán!
Riko no lo pensó dos veces y rápido cogió su celular. No esperó tanto cuando la voz de Yoshiko se oyó al otro lado de la línea, la puso en altavoz:
—Estoy en casa —respondió cuando se le preguntó—. ¿Ya están en Tokyo? ¡Traigan algún recuerdo oscuro!
Las tres no podían creerlo, Chika inclusive soltó su helado. No quitaban la vista de la Yoshiko frente a ellas y el oído a la que hablaba por celular. Era aterrador.
—Sí, te llevaremos algo. Nos vemos —colgó y se dirigió a la mujer—. ¿Quién eres tú?
—No importa quién sea… Tienen que evitar el metro. Vayan de pie de aquí para allá, a donde gusten. Pero eviten a toda costa esos transportes por hoy, por favor. —Se apoyó en la pared. De repente su cuerpo era tan pesado—. Pueden continuar por ahí, espero me hagan caso y nos evitemos lamentos —se rió y su voz se distorsionó.
—¿You?... —Riko tenía buen oído, pudo distinguir el similar tono en la chica.
—¿Qué pasa, Riko? —le preguntó You a su lado, creyendo que se refería a ella.
—Le creo —anunció Riko—. Creo en lo que dice y ustedes deberían hacer lo mismo —las miró—. No te preocupes —volvió su atención a "Yoshiko"—. Nos cuidaremos, me aseguraré de ello —le dio una sonrisa de confiabilidad—. Gracias por venir y advertirnos.
—No, gracias a ti, Riko —le devolvió la sonrisa.
…
—You está tardando… ¿No las alcanzó? —Por otro lado, Chika ya estaba esperando a su amiga en el callejón, impaciente porque no hacía acto de presencia—. Ay You… —dio vueltas en círculos—. ¡Ah! ¡Ya estás aquí! —la recibió en sus brazos cuando la chica dio un tropezón—. ¿Cómo te fue?
—Me las arreglé —respondió You, con una sonrisa cansina—. Tuve que decir un poquito de más para que fuera convincente y desviarlas.
—¿Hiciste qué? ¿El que lo sepan no cambia las cosas?
—No lo sé. Pero he cumplido con mi parte, ¿Qué hay de ti?
—No me creyeron al inicio, pero de lo insistente que fui se vieron obligados a detener ciertas líneas para someterlas a revisión. Creo que hicimos un gran cambio —sonrió para sus adentros—. Salvamos a más personas, You. ¿Crees que Riko esté feliz?
—Debemos regresar con ella y averiguarlo, sobretodo ayudarla.
—Pero te noto exhausta. Gastaste mucha energía. Déjame ayudarte a que recobres un poco. —La colita de Chika se conectó al puerto de You—. ¿Mejor? Estabas… hasta sudando…
—Gracias. Supongo que no somos perfectas después de todo… —revisó el registro en su sistema para buscar la fecha de regreso—. Los cálculos con nuestra energía fue algo de lo que Riko no previó. El viaje apenas es soportable, y que sea yo la que pueda realizarlos me hace requerir más de lo normal.
—Puedes tener mi energía tanto como quieras, You. —Chika sostuvo su mano en señal de apoyo—. Ayudarnos mutuamente, como dijo ella.
—¿Nos vamos? —le sonrió en gesto de confianza; su amiga asintió. Y entonces, presionó su fecha.
Nuevamente, una luz brillante y con códigos las rodeó y por unos segundos una electricidad serpenteante recorrió sus cuerpos, cosa que antes no se presentó y les dio muy mala espina. Con rojo incandescente desaparecieron llenando el callejón de chispas.
—O—
Todo parecía dar vueltas en su cabeza, estaba oscuro. Sus oídos le zumbaban ruidos muy lejanos y puede que una voz también se colara, una muy angustiada voz que la llamaba con insistencia. No estaba claro, pero poco a poco sus sentidos fueron ajustándose.
—… tienes que… You… despi… —Fue abriendo sus ojos despacio, una figura borrosa estaba agitada muy de cerca—. …favor. ¡Arriba, You, arriba! —La sensibilidad volvió a su cuerpo, sintiéndose mayor la brusquedad con la que le movían y su vista se enfocó.
—Chika… —habló en tono bajo, la aludida la abrazó en cuanto hubo reacción. Estaba llorando de forma dolorosa—. Estoy aquí —sobó su espalda con su brazo, quiso mover el otro pero no lo sintió. Lo perdió en el portal—. ¿Dónde… estamos? —No reconocía el escenario que se le plantaba.
—Llevabas horas así, creí que… —respiró profundamente—. Hubo un error en los comandos, You. No sé en qué época estamos. Allá, en la distancia —iba explicando mientras le ayudaba a ponerse de pie—, parece que hay una guerra.
Como dijo y señaló, una enorme mancha de personas se debatía en el campo con espadas, lanzas y flechas, tanto como en tierras y a caballo. No pertenecían ahí, tenían que regresar.
—Tecleé correctamente los datos —se defendió You. Por suerte, si es que así se le podía llamar, no perdió el brazo donde tenía su sistema, sin embargo, mostraba una amenaza—. ¡El portal nos dejó peor! —rabió.
Su energía le indicaba que estaba por agotarse pronto, con un rojo parpadeante, y el de Chika peligraba en estarlo también, con un anaranjado… Su cola, el cable USB se trozó. Y presentaba más daños superficiales, raspaduras.
—You, aún podemos hacer algo —trató de animarla.
—No tenemos lo suficiente que se requiere —se volvió a recargar en lo rocoso de la pared hasta caer sentada, ni siquiera podía sostenerse—. No soy una máquina del tiempo en su totalidad —mantuvo la vista en la guerra que se desenvolvía—. Lo siento, Chika.
—Entonces, ¿es así? ¿Así lo quieres acabar? —Chika le acompañó en su descanso—. Me extraña viniendo de ti —jugó con el cable pelado, trató de unir la otra parte—. Puedo darte lo que resta de mi energía, será suficiente para, al menos, hacerte llegar.
—¡No lo dices…!
—¡Hablo en serio! —opacó su voz—. Desactivaré la mayoría de mis funciones, pasaré tu Malware a mí y reposaré unos minutos para reponerte un poco, ¡con eso será suficiente! —Enredó los últimos cablecillos de cobre—. Espero que funcione… —conectó el USB al puerto.
—¡Chika! —quiso desconectar pero su amiga se lo impidió—. ¡Chika! ¡No quiero irme sola! —Ahora era el turno de You en llorar, podía saber que también le dolía tomar esa decisión; sus gestos no podían engañarla—. ¡Chika! ¡Basta!
—No interrumpas la transferencia o puede ocurrir otro error —regañó con severidad, pero menguó su tono por ella—. No volverás sola, puede que exista forma para que te acompañe.
El indicador de You dejó de parpadear y su tonalidad subió a amarillo, en cambio el de Chika bajó a rojo. A lo que, un aviso en holograma saltó de repente:
«Unidad 01: en 03% de energía, considere conectar lo antes posible para evitar pérdidas en el sistema.»
You restauró lo que necesitaba y atrapó, como pudo, a su amiga cuando su equilibrio flaqueó. Y antes de que se apagara, Chika le entregó una Micro SD junto con el cable USB. Le dedicó unas palabras, despedidas más que nada, en caso de cualquier cosa… Otra advertencia saltó:
«Unidad 01 ha programado auto-destrucción del sistema operativo en su totalidad: escáner completado, unidad vacía y lista.»
Se mordió su labio inferior. Empuñó con fuerza los objetos recibidos y le dedicó una última mirada su compañera, amiga y amor. Que ahora su falta de movilidad la convertían en piezas obsoletas que serían borradas de esas tierras.
—Volvamos a reunirnos de nuevo, Chika. —Dicho eso, tecleó con la punta de su nariz el sistema en su brazo, ahora con la fecha correcta, sin virus y verificada más de dos veces.
Tenía que llegar a su destino. No le importaba si en pedazos debía hacerlo, pero de que regresa, regresa…
—O—
«Unidad 05: en 05% de energía, considere conectar lo antes posible para…»
El mismo aviso saltó, fue lo que la despertó. Una melodía sonaba, un piano y voces armoniosas, era su grabación que guardó cuando cantaron juntas después de tanto. La reproducción se inició sola sin su consentimiento. Se sentía como si hubiese estado en un largo sueño, tanto que no podía mover sus piernas… Oh… no llegó con la mitad de abajo, en su lugar, cables chispeantes brotaban y lo que parecía un pequeño charco de sangre revuelto con otros líquidos. Pero en su mano resguardaba lo que Chika le entregó.
Estando boca abajo no tenía buen plano del lugar, bueno, era similar al laboratorio de Riko pero no estaba segura. El sitio estaba calcinado.
—Tengo que… buscar con qué… abas… abastecer… me… —quiso apoyarse con su único brazo pero aguantó escasos segundos para levantar su peso.
—No te esfuerces —una voz salió de la nada, sin duda, le conoció—. No quedó mucho —se plantó delante de ella—. Lo poco rescatable está chamuscado.
—…shi… Yoshi… ko… —la nombró, ahora su tono era completamente robótico. Alzó la vista con dificultad para quedar anonadada—. ¿Qué te… sucedió?
—Hasta la pregunta ofende, You —se rió por lo bajo—. Es más que obvio: ¡Riko mandó a volar todo! ¡Y parte del fuego me alcanzó! —exclamó, con tremendo enojo—. De no haber sido por los robots de Protección Voluntaria que entraron a los pocos segundos ya estuviera muerta, como lo está ella…
—N… No…
«Unidad 05: en 03% de energía…»
—Creo que necesitas algo como esto —le mostró un Pen Drive-Energy, únicos para robots—. Un sustento de emergencia que te haría aguantar hasta tener uno de mayor potencia —soltó una carcajada con burla—. Puedes tenerlo siempre y cuando… —Yoshiko retrocedió y puso distancia entre el Pen Drive y You—, lo llegues a alcanzar —lo colocó en el suelo.
Se arrastró para conseguirlo. Con cada movimiento la fuerza iba en descenso como su indicador de rojo parpadeante pasaba a oscurecerse.
—Po… fff… favor, Yosh… Ayúdame… Te lo supli… co.
«Unidad 05: en 01% de energía…»
—Nosotras… conseguimos un… mejor futuro… Somos felices en otra… lí… —continuó arrastrándose, estaba por tenerlo—, en otra línea del… tiempo.
Alargó su brazo y el Pen Drive ya lo tenía entre sus dedos con lo demás que sostenía, aunque, tan pronto lo tuvo pronto soltó todo, asimismo la música del piano se apagó.
«Energía agotada…»
—Discúlpame, You, pero mi felicidad ya no existe en este mundo —acarició su cabello cenizo y recogió las cosas—. No pude salvarla.
Yoshiko abandonó el lugar dejando un cinismo por detrás, a You tendida en el suelo. Fue muy dura, pero en su interior albergaba un resentimiento y remordimiento mezclados entre sí, no había manera de lidiar con ellos. Ya nada sería como antes…
—O—
—La base de datos ha sido restaurada. El almacenamiento se ha extendido para mejor organización de archivos con seguridad. ¿Qué hay de la estructura mecánica? —preguntó.
"Los elementos están en su lugar. Las articulaciones tienen un gran rendimiento. Motores y sensores realizados: precisión, velocidad e inteligencia. Todo listo para realizar tareas.", declaró la computadora que tenía por asistente.
—Activa las unidades, quiero verles en acción —ordenó.
«Activación de unidades 1.1 y 5.1. Fabricante original: Sakurauchi; desarrollador de nueva versión: Tsushima. Energía en 57%».
Dejó las hojas que tenía revisando en sus manos y sorbió del café mientras esperaba. Se acercó a las unidades y observó los monitores.
«Instalando programas. Niveles internos parejos. Energía en 72%».
—El remordimiento pudo más que el resentimiento… —dijo, con entristecidos ojos—. Pero mi corazón no podía estar tranquilo sabiendo que destruía y dejaba atrás una parte de lo que fue mi felicidad…
«Energía en 94%».
—Tomó menos tiempo de lo que pensé, mucho más fácil. Sé que valorarán esta tercera oportunidad…
«Energía completa: 100%»
«Versión 1.1 Takami y 5.1 Watanabe, listos para emplear tareas.»
Al escuchar el informe, sonrió complacida y las recibió cuando abrieron sus ojos.
—Sean bienvenidas de vuelta, Chika, You, mis nuevas patrulleras del tiempo.