"Ustedes seis son seis representan años de investigación, desarrollo, experimentos y análisis. Ustedes serán el legado que nosotros dejemos sobre la tierra. Fueron educados para liderar, para formar, para educar y sanar. Llegará el momento, muy pronto, en donde no podamos servirles de ninguna ayuda, y entonces, ustedes deberán tomar el rumbo. Nunca lo olviden: CRUEL es bueno, CRUEL los hizo. Ustedes son los hijos de CRUEL"
La imagen de la ministra desaparece de mi computadora por milésima vez y, casi instantáneamente, le doy al botón de reinicio. Mientras una voz en off explica cómo CRUEL había logrado levantarse en un mundo en decadencia, crisis, caos y miseria las imágenes pasan intentando relatar una realidad que no quiero recordar.
Miro por la ventana de mi "habitación", un jardín interno se extiende por unos cuantos metros antes de chocar una pared de cristal que lo separa del corredor. Por todos lados circulan personas de bata blanca o traje militar; todos concentrados en su tarea, mirando tabletas electrónicas o simplemente caminando sin ver, como si fuesen autómatas con un fin último por cumplir.
Me dejo caer en la cama, y escondo mi cara en la palma de mi mano, ¿Cómo pasó todo esto? ¿Cómo garlopos terminé aquí?
No puedo quitarme de la cabeza la expresión de los chicos cuando me vieron alejarme con ía podía escuchar a Newt pidiendo por respuestas, preguntando por qué me separaban ahora, cuando estaba claro que podía quedarme entre todos ellos. Puedo sentir la mano de Minho cerrarse alrededor de mi muñeca por debajo de la mesa, como sus dedos temblaban intentando sujetarme mejor.
Pero al final, simplemente me había ido y ahora no estoy segura de si los volveré a ver.
La puerta de mi cuarto se desliza a un lado y la última persona que desearía ver en toda la miertera tierra aparece en el marco.
—¿Qué garlopos quieres, Suckface? —le espeto sin moverme. Nick apenas alza las cejas y da un paso adentro.
—Sabes que ya no puedes hablar así, Marlene, esto no es el Laberinto. Aquí no soy un sujeto más, soy tu superior —cierro los puños colérica y miro en otra dirección.
—Te habaré como se me dé la gana; apenas tienes unos años más que yo. No eres más que otra de las jodidas máquinas perfectas de la Ministra —le espeto poniéndome de pie. El coraje me invade tan rápido como una mecha a punto de terminarse—, no pienso tratarte como alguien que merezca un mínimo de respeto.
—Aprenderás —se limita a responder sin inmutarse—, si quieres salir de este cuarto.
—Quiero a mis amigos —le suelto—, quiero que los dejen en paz ¡No son ratas de laboratorio, Nick, son humanos! ¡Personas por las que arriesgaste tu miertera vida en primer lugar!
Su expresión es totalmente vacía, indiferente. Algo tan real que haría que incluso Newt parezca un simple amateur. Me da terror, terror y furia al mismo tiempo.
—Tenemos una reunión en media hora. Es momento de que el equipo se reúna y comience a trabajar como lo que es.
—¿"El Legado de CRUEL"? —pregunto con asco y sorna. No obtengo nada de él.
—Media hora —repite. Entonces señala el reloj detrás de mi—, no llegues tarde.
Cuando sale del cuarto suelto un grito de frustración, quiero romper algo, o todo, gritarle a alguien, quiero... quiero a mi amigos. La tristeza me sobreviene aplacando cualquier furia y me quedo totalmente inmóvil en medio de la habitación, con un sollozo atorado en la base de la garganta. En la computadora el video termina y el símbolo de CRUEL queda estático en la pantalla. Me apoyo en la pared y me dejo caer hasta quedar sentada en el suelo. Me miro a mi misma y aunque la voz de la Ministra hace eco en mi cabeza, me niego a creer sus palabras. Yo no soy esto, no soy una de esas personas de blanco, carentes de emociones o empatía. No soy un máquina, una herramienta más de este sistema perverso. Sin embargo el espejo de cuerpo entero del otro lado de la habitación me dice otra cosa.
Todavía no me acostumbro a verme en él y, aunque suene tonto, a veces me sorprendo pensando que hay alguien más en la habitación. Me arrastro hasta quedar justo delante, es raro pensar como algo tan... simple, no existiese en el Laberinto. Sin embargo, el propósito es claro: no querían que nos conozcamos. No querían que nos aferremos a nada, menos a nosotros mismos. ¿Quienes somos? ¿Valemos algo? ¿Por qué deberíamos vivir… o morir? ¿Cómo podíamos decidir sobre los demás, cuando nosotros mismos éramos extraños a nuestros propios ojos?. Éramos máscaras blancas con nombres inventados, no había nada que nos separara. Nos habían quitado parte de identidad.
Tengo que admitirlo, hicieron un gran trabajo. Aún no reconozco a la persona que me devuelve la mirada, incluso cuando CRUEL ya me devolvió mi memoria, sigue siendo una completa extraña.
Además, apenas pasó un día, pero parece que la chica andrajosa y desaliñada que ví por primera es un recuerdo lejano e irreal. Los expertos me hicieron una limpieza completa, arreglaron mi pelo y "pulieron" mis imperfecciones. Ya no tengo durezas en las manos o en los pies, tampoco manchas en el rostro. Por lo que veo toda mi ropa es hecha a medida e, incluso, tengo algunos estilos entre los que elegir.
Al menos me gusta mi rostro. Me siento más segura de mi misma ahora que veo lo que ven los demás de mi, pero también, me siento más arrogante. A pesar de las pocas horas que llevo aquí no pude evitar compararme con varias de las mujeres que vi pasar, y claro, el rostro de Teresa dio vueltas en mi cabeza un largo tiempo.
El reloj me dice que solo faltan quince minutos para la reunión y, aunque lo último que quiero hacer es sentarme a discutir tonterías, me acerco al armario para cambiarme.
Algo tan simple como escoger ropa me resulta agobiante, pero al final escojo unos pantalones negros ajustados, botas a cordones de cuero y taco bajo y una remera de gasa blanca. Me niego a parecerme a alguna de las personas afuera, con ambos blancos o uniforme negro. Sobre el escritorio hay un cepillo, aunque mi pelo sigue perfectamente liso desde que los expertos lo "recortaron". Cuando termino evito mirarme al espejo y antes de salir sólamente tomo el teléfono que Nick me dio al llegar.
Mi recién recuperada memoria se encarga de llevarme hasta la sala de reuniones, mientras camino me doy cuenta de que me muevo suelta y tranquila, casi como si estuviese en mi propio ambiente. No me gusta.
Llego frente a una puerta de vidrio esmerilado blanco, aún faltan dos minutos para la hora, pero igualmente empujo el picaporte. Adentro ya está Nick, y una chica que no conozco.
Incluso cuando no hago el más mínimo ruido, ambos dejan lo que están haciendo y se vuelven a verme. Nick sonríe satisfecho, me da asco; la chica a su lado me mira con tranquilidad y una pequeña sonrisa en los labios. Increíblemente, es la primer persona que no me inspira odio desde que escapé del Laberinto.
—De eso estoy hablando, Marlene. Puntualidad y eficiencia —dice Nick. Mi expresión deja en claro mis pensamientos, pero él hace caso omiso—. Toma asiento, lo mejor será esperar a los demás.
Frente a mi hay una mesa en forma de U con cinco sillas, un escritorio que intenta cerrar el círculo está frente a ella. Me siento del lado izquierdo y la chica pasa por detrás de mi para sentarse a mi derecha. Nick se sienta en el escritorio unipersonal como presidiendo la reunión.
Apenas esperamos un minutos cuando la puerta vuelve a abrirse, esta vez un chico de anteojos gruesos, pálido y bastante escuálido entra en la habitación. Me quedo atónita al verlo, Mendel Strauss… ¿Acaso él también había estado en el laberinto? ¿O se había salvado de las pruebas como la nueva compañera de Nick?
—Yo… me trajeron aquí para una reunión, ¿es verdad? —pregunta tímidamente. Nick se pone de pie y asiente.
—Seguro, no te preocupes Mendel, enseguida haremos las presentaciones. Toma asiento.
Mientras el chico busca una silla miro a Nick confundida… solo quedan dos sillas. Mendel enseguida repara en mí y su expresión revela su sorpresa, claramente tampoco entiende qué es lo que está pasando exactamente. Intento saludarlo, apenas sonreírle, el pobre parece tan aturdido y desorientado que me recuerda a los novicios a salir de la caja. Mi expresión se endurece al recordarlo… miro hacia atrás intentando encontrar algo que me aleje de los recuerdos dolorosos cuando la puerta vuelve a abrirse. Esta vez, una chica entra y se sienta junto a mi, su carita redonda me sonríe y se me escapa una sonrisa emocionada.
— Abby —murmuro. Ella toma mi mano sin decir una palabra y la estrecha con fuerza. Abby siempre había sido una excepción en CRUEL, una persona dulce, compasiva y feliz… Fue una de las primeras personas que me mostró que aún quedaba humanidad en el mundo. Verla me reconforta y sacude muchas emociones en mi, quiero abrazarla pero entonces mi ojo clínico detecta algunas marcas de una historia no feliz. Veo cicatrices viejas y marcas en su piel… Cada una es una historia del laberinto. Ella estuvo en las pruebas.
Un carraspeo de Nick me regresa al presente, a esa horrenda y estéril sala de reuniones y a un aparente grupo de adolescentes que pretende ser adultos.
—Bien, ya que todos estamos presentes…
—Sobra una silla —señala Mendel tímidamente, apuntando el asiento vacío a su lado, como si se sintiese culpable de dejar a alguien afuera. Si había seis sillas dispuestas es porque las personas en la sala deberían ser seis.
—Si, lo sé… nuestro último miembro se reunirá en unos días con nosotros, aún estamos buscando la manera de extraerlo sin conflictos de su grupo… —Nick parece tan seguro de sí mismo que siento escalofríos.
—¿Y porqué estamos aquí? ¿Por qué nosotros? —pregunta Abby. Nick la observa con una aparente amabilidad.
—Sé que debe ser difícil para ustedes, lo fue también para mi cuando desperté aquí luego de que un Griever casi me mata —quiero romperle la boca. Su tono es tan soberbio y despreocupado que parece que está hablando de un rol en un miertera obra escolar—. Sé que CRUEL ya les ha regresado la memoria, sin embargo entiendo que es un proceso caótico y les tomará algunos días poder reorganizar sus recuerdos y pensar con claridad. Lo único que puedo aconsejarles es que no fuercen el proceso, solamente sigan enfocándose en sus tareas diarias y verán como las cosas cobran claridad —suena muy satisfecho de sus palabras y, mientras habla, la pantalla detrás de él se enciende mostrando el símbolo de CRUEL— Quizá ninguno de ustedes sepa esto, pero la creación de este grupo fue planteada junto con el laberinto. Somos un grupo de elite, cada uno de ustedes destaca con creces en el campo que los han preparado y CRUEL quiere comenzar a entrenarnos para nuestro verdadero propósito…
—¿El legado de CRUEL? —pregunta Mendel con un nudo en la garganta y las palabras en el video de la ministra me revuelven el estómago. La chica junto a Nick asiente.
—Algo así. Mi nombre es Robin Callaghan, seré su especialista en armas y subcapitán… Yo no estaba inicialmente en este grupo, pero desafortunadamente…
—Samantha no logró superar las pruebas —Nick está sentado y su expresión es seria, detrás de él aparece un reporte forense. Apenas lo repaso con la mirada cuando escucho un quejido y veo a Mendel bajando la mirada, intentando no llorar. En la pantalla hay una foto de Sam, nuestra Sam. Ella siempre había sido una gran fuente de inspiración para cualquiera que la conociese. Según el reporte las heridas causadas por el "Griever" de Samantha fueron demasiado severas y no lograron asistirla a tiempo. Una parte de mí se pregunta si eso no podría ser considerado "suerte". Robin asiente a su lado y carraspea un momento.
—En fin. Sé que todos los demás se conocen, por lo que considero que una presentación formal es absurda. Pasando a nuestro primer asunto…
La pantalla comienza a transmitir en vivo dos cámaras en simultáneo. Mendel, Abby y yo nos ponemos de pie, mientras vemos a nuestros amigos encerrados en un gran comedor… rodeados por doce cadáveres colgantes.
— ¿Qué les pasó? —pregunta Mendel— ¡Son las personas que nos rescataron! ¡¿Qué les hicieron?! —Abby baja la mirada claramente afectada.
—CRUEL tiene recursos humanos ilimitados… —susurra con ojos vidriosos y siento como el ácido de mi estómago sube por mi garganta.
Mis ojos sólo se concentran en una de las cámaras… Allí está Minho, Newt, Fry, Clint, Walt… ellos están bien. Están vivos. Mis hombros se relajan de forma involuntaria incluso ante semejante horror.
—¿Qué quieres probar con esto? —le pregunto a Nick con furia —¿Acaso quieres que nos sintamos agradecidos de no estar allí?
—Nuestra primera tarea consiste en monitorear ambos grupos, sin embargo, debemos prestar especial atención al grupo A —la cámara donde están mis amigos se agranda— Debido a un evento inesperado, no pudimos realizar la última extracción para nuestro grupo y uno de nuestros compañeros sigue siendo un sujeto activo en las pruebas… En sus teléfonos encontrarán la información necesaria.
Efectivamente, un sonido sutil y una pequeña luz me informan que hay un nuevo archivo disponible y, al abrirlo me quedo boquiabierta. En mi pantalla está la fotografía de un niño, a su lado se despliega una planilla de información donde la primera línea reza… "Walter Miller".
—¿Vas a traer a tu propio hermano a este lugar? —preguntó histérica.
—Es uno de nosotros, Marly.
—¡No puedes hacer eso, es un niño!
—¿Y crees que dejarlo en el exterior es mejor? —pregunta Nick con soberbia— Además, no es una decisión que yo pueda tomar, Marlene.
Es todo, no pienso escuchar más. Me pongo de pie y salgo ignorando las advertencias de Nick. Repito el camino hasta mi habitación y cuando la puerta se cierra detrás de mi pateo la silla del escritorio. Me dejo caer de rodillas en el suelo mientras la culpa me come por dentro pero no tengo tiempo de quedarme regodeándome en mi dolor. Tengo que hacer algo, tengo que sacarlos de allí, a todos. En un rincón está la ropa que llevaba puesta ayer… la ropa sucia, manchada y andrajosa que llevaba en el laberinto. Me acerco a ella y en el bolsillo trasero del pantalón encuentro una hoja de papel arrugada y maltrecha. Rápidamente la guardo conmigo antes de acercarme a la computadora… tiene que haber algo que me ayude a saber dónde están los demás. Tengo que volver con ellos, contarles de todo esto… de los planes de CRUEL. No puedo perder a alguien más.
Después de casi un año, por fin puedo anunciar algunas cosas:
1) ¡Me gradué de la Universidad! por lo que ahora tengo mucho tiempo para poder volver a sentarme a escribir y dedicarle el tiempo a estos espacios que tenía tan abandonados.
Espero que alguien siga por aquí para darme su opinión de esta historia. Realmente siento mucho haber tardado tanto tiempo en volver, pero también valió la pena poder tener mi título.
¡Un saludo a todos, Shanks y nos vemos en los comentarios!