Notas de la autora: el último.
Palabra: Vejez.
Todos necesitamos a alguien.
Aquella inteligencia había sido como un cometa en la historia, una gran luz dejando un rastro de brillantez, oculto para aquellos que no lo entendían y ni miraban al cielo, patente en los que le seguían con la vista esperando ver más allá de lo que a simple vista se entendía. Lo que una vez fue una infantil villanía, hoy en día se había convertido en una inofensiva mente despojada del raciocinio atrapada en una carcasa maltratada por la vejez.
Habían querido abandonar al viejo doctor en el peor agujero del mundo, dejarle demacrarse, podrirse, pues sus últimos años habían sido devastadores con unos inventos más mortíferos que en toda su carrera, algo que causó muchas bajas.
El erizo azul recogió la mantita que se le había caído y la colocó sobre las debilitadas piernas del viejo acomodado en la silla de ruedas.
-Estamos en otoño, empieza a refrescar.- Dijo Sonic mientras remetía la mantita.
-No tienes por qué hacer esto.- Escuchó la voz del enfermero a su espalda.
-No importa.- Le miró Sonic un momento, luego le ignoró.
Era consciente del odio que todos sentían por el viejo, pero ahora era prácticamente como un objeto, y quizá nadie había sido consciente de sus peores últimos años como consecuencia de una enfermedad y una mala medicación. Pero no era él quien iba a excusarle, no iba a hablar de ello con nadie, y sin embargo no era quien iba a abandonarle. Por eso se preocupó de buscarle una buena residencia y de asegurarse que estuviese cuidado. Iba a visitarle todos los domingos sin falta, incluso cuando aquellos días de lluvia incesante cortó carreteras, encontró el camino para pasar entre los árboles arrastrados por las inundaciones para llegar hasta la residencia donde estaba ingresado Eggman.
-Fíjate.- Habló Sonic como si le entendiese. -Los días se vuelven cortos y fríos, en nada tendremos las navidades de nuevo aquí.
La mirada vacía de Eggman no reaccionó, sin sus gafas y la vista fija en un punto de la nada parecía más muerto que vivo.
-¡Y pienso disfrazarte de Santa como el año pasado!- Le gritó poniéndose delante de él.
Como una palabra mágica que le hizo reaccionar, el viejo doctor se incorporó un poco agitando una mano delante de él, hablando de forma incoherente palabras mal pronunciadas e irreconocibles, tratando de amenazar y golpear al erizo que estaba un paso lo suficientemente separado como para no ser golpeado. Tras esa acción, volvió a apoyar su espalda torcidamente en el respaldo, cruzó los brazos sobre su barrigón y volvió a mirar a la nada.
Sonic sonrió pícaramente mientras volvía tras la silla para empujarla de regreso, pensando que a pesar del odio que le tenían, ese viejo había ayudado a salvar el mundo en varias ocasiones y no iba con el carácter de Sonic abandonar a aquellos que habían formado parte de su vida. Sabía que todos, incluso Eggman, necesitaban a alguien, y ahí estaba él.