Capítulo 1 : un lío aún más profundo

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Nancy Wheeler no estaba segura de cómo se encontró a sí misma en su situación actual, despierta antes del amanecer, envuelta entre los brazos de un dormido Jonathan Byers, con sus piernas enredadas en las sábanas de su cama.

Lo que sí tiene claro es el cómo ha llegado a este instante. Podría recorrer a través de cada momento previo a éste, a partir de la desaparición de Will, el pasado noviembre, de la maldita pesadilla que la atormentado la mayoría de las noches desde aquel día y que la despertó de nuevo ayer. Pero lo que si ella no puede recordar es el momento en que Jonathan pasó de ser solo un compañero de cama casi casto por la simple necesidad de sentir la comodidad y seguridad de un amigo, de un compañero de caza de mostros, a alguien que aun en contra de su razón comenzaba a sentir deseo. En algún momento durante los últimos seis meses, empezó a desear su presencia mientras se quedaba a dormida, lo echaba de menos cuando no se encontraba a su lado cuando despertaba.

Y aquí estaba, una vez más, acostada con él en su cama, despierta y preguntándose si él la había abrazado con conciencia, aunque conociendo a Jonathan Byers como ella lo conocía sentía que la respuesta era no y se preguntaba cómo diablos se había metido en este lío, era un desastre, estaba mal muy mal. Jonathan era su amigo, solo su amigo, no su novio. Eso era Steve. Y Steve ni enterado de sus encuentros nocturnos, no se lo merecía.

Y esa culpabilidad era la que trata de impulsar a su cerebro a salir de la cama, Jonathan se mueve, desplazándose más hacia ella y abrazándola con mas fuerza, su espalda contra su pecho, su pierna sobre la de ella. Él deja escapar un suspiro profundo que hace que su corazón salte y su estómago de un vuelco. Ella no puede salir ahora tendría que despertarlo si se alejara, y entonces tendría que inventar una débil excusa para salir. Odiaba mentirle a Jonathan, incluso si es algo tan tonto como decir que tiene que ir al baño cuando no es verdad. Aunque ella no lo admitirá, él siempre sabia cuando ella no era sincera con él. Él tiene la capacidad de saber que está pensando mejor que nadie. Bueno, excepto por Barb. Pero ella ya no estaba aquí y no estaría nunca más.

Pronto, comienza a sentir el calor de su aliento en el cuello y la sensación del constante latido su corazón, el cual golpea su espalda de una manera rítmica, tranquila sumergido en un sueño profundo, pero de pronto su mano izquierda se mueve hacia su pecho. Ella se sobresalta de inmediato pero se mantiene inmovil. ¿Es esto realmente está sucediendo? Nunca había hecho esto antes. Siempre habían establecido los límites de su relación, para permitirle el acceso a su cama, bajo las sábanas, a su lado. Pero ahora sus movimientos no se detienen. Su mano derecha se encuentra al lado de su abdomen, sus dedos comienzan a acariciarla de manera suave a medida que comienzan a abrirse camino cada vez más abajo. Todo su cuerpo se estremece en respuesta a su contacto a sus caricias. Dios se sienten tan bien, tan correcto. Sin pensarlo, ella se presiona más a él y deja escapar un suave suspiro. Se detiene tan repentinamente como había empezado. Cinco segundos pasan. Diez. Veinte. Ninguno de ellos se mueve.

-¿Nancy?, Susurra.

-Sí, susurra de nuevo.

-Nancy, dice, sonando culpable y avergonzado, -Estoy tan ena-

-No pares, deja escapar, cubriendo sus manos con las suyas antes de que pueda alejarse.

De pronto Jonathan abre los ojos y comienza a decir sobresaltado

-Oh, Dios, lo siento, no tengo ni idea de lo que me ha pasado. YO . . .

-No, no te detengas, Jonathan. Dice ella más tranquila que antes, y luego con más firmeza, -yo no quiero que pares."

Jonathan se congela ante sus palabras.

-¿Qué?

-No quiero que pares, dice ella de nuevo. -"Me gusta."

-¿En serio?, le pregunta, con voz temblorosa.

-Pero, me refiero a.., continúa, con más firmeza. -Debo haber estado soñando, y tú estabas tan cerca. . . . Y yo no sabía lo que estaba haciendo hasta que sentí tu movimiento. Dios, esto es vergonzoso. Me tengo que ir, Nancy.., dice finalmente, ahora sonando derrotado.

-Te tienes que ir, repite.

Ella aún no ha soltado sus manos, pero él comienza a separarse de ella, queriendo huir lo más pronto posible de esta situación.

-¿Realmente te quieres ir, Jonathan?

Él está en silencio de nuevo, la tensión entre ellos es gigante.

-¿Te quieres ir? ¿Quieres parar? ", Pregunta de nuevo. -Porque yo no quiero que lo hagas.

-Nancy, esto no es justo, responde.

Ella no responde nada, pero todavía no le suelta las manos.

Y luego dice las palabras que ella había estado pensando desde que se metió en este lío (aún más profundo que antes):

-¿Qué hay de Steve, Nancy?

Escuchar el nombre de Steve en voz alta la trae de vuelta a la realidad. Finalmente suelta sus manos y se mueve ella misma lejos de él.-

-Nancy, yo sé que sabes lo que siento por ti, dice, en voz baja. -Pero yo tengo que saber. ¿Qué sientes tú por Steve?.

Un minuto o más pasan antes de que ella se atreve a voltear a verlo. Ella mira a los ojos y es recibida con tristeza y lo que cree que es deseo, una mirada que está segura que también ella tiene.

-No sé, finalmente susurra.

Y con esa respuesta, poco a poco comienza a salir de entre las sabanas, se sienta en la cama y se pone sus pantalones vaqueros y camisa de cuadros de nuevo. Ella también se incorpora, trae a sus rodillas contra el pecho empuñando sus manos a su lado. Él se sienta de nuevo, de espaldas a ella, y comienza a ponerse los zapatos.

-Hasta que no sepas la respuesta Nancy, no me puedo quedar, dice. Con los hombros caídos, -Voy a ser tu amigo, yo siempre seré tu amigo, pero no puedo ser nada más, no importa lo mucho que quiera serlo, hasta que tu decidas lo que quieres. No puedo seguir haciendo esto.

Y con esto último, da un paso hacia la ventana por donde subió tan sólo unas pocas horas antes a petición de ella, siempre a petición de ella.

-Jonathan, por favor no te tienes que ir. Necesito que lo entiendas, suplica, empuñando sus puños con más fuerza.

-Buenas noches, Nancy. Nos vemos en la escuela , dice ya sin volver a voltear a verla.

Y luego se había ido.