Nota de autor: Ya me los imagino diciendo "Ufff Shikadai y su madurez, wow que original". Y sí, tienen un poco de razón pero a esta historia quiero darle un toque personal, moderno y fresco. Que lo disfruten.

Los personajes de este fic no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

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Prólogo:

Jamás había llovido tanto como en ese día, Konohagakure ya se parecía mucho a Amegakure no Sato (Aldea Oculta entre la Lluvia) y dicen que los diluvios siempre traen malas noticias o son de mal augurio. Quizás no era un buen día para una declaración de amor.

- Tú me gustas mucho. – Dijo el joven de enormes ojos verdes.

- Lo sé desde hace tiempo. – Le confesó la hermosa morocha.

- ¿Entonces, tu quisieras ser…? – No pudo terminar su pregunta porque ella lo interrumpió.

- No. No hasta que no seas lo suficientemente maduro.

- ¿Suficientemente maduro? Pero Mirai…

- Shikadai, nada hará que cambie de opinión, tan sólo madura. Hasta entonces quizás no vuelva a verte. – Se cargó la mochila a los hombros y partió sin mirar atrás, perdiéndose en el manto de lluvia. Esta vez sus palabras habían sido más ciertas que nunca, nada la haría cambiar de parecer.

Y al verla irse, aquellos ojos verdes se pusieron vidriosos, húmedos como el ambiente de aquel día y de sus manos que estaban por detrás dejó caer una flor carmesí que poco a poco se inundó en lodo.

- ¿Madurar, eh? ¿Y cómo voy a lograrlo? – Miró al cielo para que sus lágrimas se mezclaran con la lluvia y nadie lo notase herido. Llorar era tan problemático para él.

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Capítulo 1: ¿Qué es madurar?

Ya había pasado una semana desde el decepcionante encuentro entre Shikadai y Mirai, sin embargo él no conseguía olvidarse de tan angustiante momento y entendía que la única manera de volverla a ver sería convirtiéndose en un adulto maduro. ¿Pero, qué significa eso? Pese a la enorme inteligencia del jovencito, sin importar cuanto lo pensara su cerebro era incapaz de encontrar una respuesta.

Entristecido, no tuvo mejor opción que encerrarse en su cuarto y refugiarse dentro de su cama, lejos de una mamá irritantemente preguntona y un papá con largos discursos incómodos acerca de la adolescencia.

Se tapó con la sábana hasta la cabeza esperando quedarse dormido o asfixiado, lo que sucediera primero, y cuando sus ojos comenzaban a cerrarse escuchó la chillona voz de madre.

- ¡Shikadai la cena ya está lista!

- Rayos mamá, estaba a punto de dormirme. – Se quitó las sabanas que cubrían su cara.

- ¡No me hagas ir a buscarte, baja ya mismo!

- Ya no soy un niño ¡Tengo 16 años! Si no quiero comer y muero de hambre es asunto mío. – Gritó muy malhumorado.

- ¿Quieres morir? Sólo espera a que suba las escaleras.

- Ya voy, mendokusai. – Dijo bajito para que su mamá no se enojara aún más.

Nada como una madre amenazadora para quitarte de un estado depresivo. Shikadai bajó las escaleras y se encontró con la dueña de esa "dulce" voz.

- Escucha niñito, si te quieres morir de hambre hazlo en otro lugar porque yo no pienso limpiar los restos de tu cadáver ¿Oíste bien? – Dijo Temari enojada como de costumbre.

- Gracias mamá, tu siempre tan amorosa. Pensé que ibas a decir algo como "No quiero que mueras de hambre porque te amo hijo", pero… "No quiero limpiar los restos de tu cadáver" está bien para mí.

- ¡Ya, come!

- ¿No vamos a esperar a papá?

- No puedo ocuparme de todos los bebés llorones de esta familia. Si no vuelve del trabajo a tiempo que se cague. – La mujer se cruzó de brazos, en verdad era muy dura.

- Pobre papá...

- ¡¿Qué dijiste?! – Temari abrió bien grande los ojos.

- Que papá tiene suerte, de tenerte obvio. – Dijo el joven sarcásticamente intentando zafarse de un posible castigo.

Comer a solas con su madre a menudo resultaba muy incómodo sin embargo ese día Shikadai vio una buena oportunidad surgir frente a sus ojos, quizás era hora de una charla en familia.

- Oye mamá ¿Para ti qué es madurar?

- Madurar es terminar de comer y lavar los platos en vez de que lo haga tu madre.

- ¡Vamos mamá, te estoy hablando en serio!

- Yo también hablo en serio.

- Mejor olvídalo.

- Puede que lo que haya dicho parezca un chiste pero tiene algo de cierto también.

- ¿Hum? – La miró raro ¿A qué se refería?

- Madurar implica dejar de ser un niño y hacer las cosas por ti mismo, como por ejemplo cocinar o hacer los quehaceres de la casa. Para madurar yo tuve que aprender cosas nuevas de vida cotidiana pero sumamente importes para subsistir.

- Ahh, ya veo…

- Puedes empezar por las pequeñas cosas, como aprender a cocinar.

- Si, me parece buena idea ¿Qué tan difícil puede ser?

- Hijo mío, no creo que te cueste mucho, después de todo eres un niño muy inteligente. – Le sonrió dulcemente. – Obviamente yo te ayudaré.

Temari podía pasarse la mayoría del tiempo siendo muy autoritaria y gritona pero había momentos donde una bella sonrisa brotaba de su rostro y dejaba salir una frase muy amable. Por esos pequeños instantes era que Shikadai amaba tanto a su mamá y al parecer sus palabras le habían sido de mucha ayuda al jovencito.

Terminaron de cenar y éste se puso a lavar los platos así su madre podría acostarse temprano, después de todo mañana les esperaba un largo día lleno de menús deliciosos que él mismo ayudaría a preparar.

Shikadai ya se estaba yendo a su cuarto a dormir cuando escuchó el sonido de las llaves, indudablemente era su padre entrando por la puerta principal.

- ¡Hola hijo! Perdón por llegar tan tarde, tuve que quedarme revisando algunas cosas de los próximos Exámenes Chunnin. – Dijo Shikamaru con una pequeña risita mientras se rascaba la nunca.

- Conmigo no te disculpes, mejor hazlo con mamá. Debe estar en su cuarto muy furiosa. – Shikadai no se reía tanto, sabía lo que le esperaba a su padre.

- Lo supuse. – El morocho se encogió de brazos. – Bueno, mejor como algo antes de enfrentarme a la fiera ¿Sobró algo de comida?

- Sí, fíjate en la nevera.

- ¿Y tú, qué? ¿A caso no tienes sueño? – Ya eran como las once de la noche y le parecía raro que su hijo este despierto.

- No.

- Te envidio – Dijo con un tono algo cansado.

- No te creas que la tengo tan fácil, mañana me toca entrenamiento con los chicos.

- Lo dices como si fuese algo muy malo. Valla que eres un vago ¿A quién habrás salido?

Ambos se echaron a reír.

Shikamaru calentó la comida en el microondas y se sentó frente a su hijo ya que pocas veces podían compartir tiempo juntos.

- Papá, casi nunca te veo porque te la pasas trabajando y yo estoy de misiones muy seguido. – Shikadai tomó a su padre un poco por sorpresa. – Hace ya unos días que quiero preguntarte algo y quizás este sea el momento indicado.

- Sí pregúntame lo que quieras, no hay problema alguno.

- ¿Para ti qué es madurar?

- Mierda, que pregunta más difícil. – Tomó aire profundamente, sabía que se venía una charla muy larga. – En mi opinión el significado varía mucho según la persona, por ejemplo, en mi caso fue una combinación de varias cosas. Yo me sentí más maduro después de haber realizado misiones muy complejas y algunas con resultados muy tristes tales como la muerte de mi sensei o la muerte de mi padre en la Guerra Shinobi. Sin embargo, terminé de sentirme más adulto el día que invité a cenar tú a madre por primera vez.

- Eso debió ser más difícil que la misma Guerra. – Shikadai se rio un poco.

- Bueno, podría decirse que sí. – Una gotita se sudor recorrió su rostro. – Pero hay otras personas que tardan un poco más y maduran cuando se casan o tienen hijos, ojo, incluso hay quienes que nunca lo hacen.

- Ufff – El chico dejó salir un leve suspiro. – Que problemático parece todo esto.

- ¿Por qué lo preguntas? ¿Mi niñito ya quiere ser un hombre? – Se acercó a Shikadai y riéndose le sacudió el cabello fuertemente, dejando al pobre chico todo despeinado.

- ¡Basta papá! – Le gritó sonrojado y algo molesto, otra vez lo estaban tratando como a un niño.

- El mejor consejo que puedo darte es que no te apures ni te fuerces mucho en madurar ya que esas cosas llegan solas a medida que vives la vida y te llenas de experiencias. Recuerda que siempre estaré allí para ayudarte a afrontar cualquier obstáculo y la gruñona de tu madre también.

- Te escuché tarado. – Se sintió un susurro desde una de las alcobas.

- Bueno, mejor me voy a acostar antes de que alguien se enoje más de lo habitual. Hasta mañana, te quiero hijo.

Shikamaru se fue a dormir y Shikadai se quedó algunos minutos más despierto.

- Parece que madurar varía según la persona y si bien todo lo que dijeron mis padres tiene sentido, sigo sin entenderlo por completo. – Se llevó las manos a la cabeza – Que difícil me la dejaste Mirai, como todo siga así… no te veré en un largo tiempo.

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Aclaración: A mis otros fic los tengo medios parados pero nunca abandonados obviamente. ¡No se enojen!

Nos vemos en la próxima.