Nota de Autora: ¡TRAIGO CRACK, SEÑORES! ¡CRAAACK DEL BUENO! Sí, amo el crack, esta ship es de locos peero... los amo. Los imagino y es amor, practicamente escupo arco iris con todos los 'imagina' que tengo de estos dos. Así que, sí, Othaka-sensei, no te perdono el no haberme dado tan siquiera una triste interacción.

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Othaka-sensei.


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Titulo: Almost a Fairy Tale.

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Resumen: Eran, posiblemente, la pareja más extraña y disfuncional sobre la faz de la Tierra. Pero se querían, y, de alguna manera u otra, habían conseguido no matarse hasta la fecha.

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Advertencias: Lenguaje obsceno, posible OCC, ligero AU (Posible futuro alternativo). Crack(?)

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Personajes: Judal, Morgiana, Ren Hakuryuu, Ren Kougyoku.

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Judal era… una persona extravagante. Era mimado, adoraba los grandes lujos, ser el centro de atención y era un ser destinado a crear caos y disfrutar de los estragos que causaba –afortunadamente, en los últimos años, el nivel de caos que causaba había bajado a punto donde podía ser fácilmente manejado por ella y los Emperadores de Kou– así que, era completamente esperable que su relación fuese un tanto… diferente. Bueno, además del hecho de que ellos dos, precisamente ellos, mantuvieran una relación del tipo romántico era, como bien había dicho Hakuryuu, algo que podía acabar muy mal. O muy bien.

Por fortuna, y para sorpresa de todos, excepto que, tal vez, no era tan sorpresivo, su relación había ido muy bien. Aunque no es como si Judal había cambiado demasiado, aunque ahora parecía no estar tan interesado en la guerra. Y para Morgiana eso era suficiente, ella realmente no pretendía cambiar al Magi, y había desistido ya en tratar de quitar algunas de sus malas costumbres. Judal era Judal, y no había forma en el Infierno en que ella lo cambiara por cualquier otro.

El problema actual, era que todo estaba a punto de cambiar entre ellos.

Morgiana retorció las manos con nerviosismo sobre su regazo, tomando puñados de la tela cara de su vestido y apretándolo con fuerza, antes de volver a soltarlo, sus hombros estaban tensos e incluso estaba teniendo problemas para mantener el hechizo que ocultaba su verdadera forma fanalis. Sus ojos revoloteaban por la habitación, tratando de encontrar una manera de escapar, que tampoco sería muy difícil tomando en cuenta que las puertas estaban hechas de papel de arroz y madera frágil.

Una mano pesada cayó sobre su hombro derecho de manera reconfortante, cortando abruptamente la línea oscura de sus pensamientos. Sus ojos siguieron el brazo conectado a esa mano y sus ojos chocaron con los azules de Hakuryuu. Aun después de tantos años, los ojos del conquistador de la celda de Zagan seguían siendo una de las cosas más hermosas y fascinantes que había visto jamás.

– Todo va a estar bien. – murmuro Hakuryuu, su mano había bajado a su espalda y frotaba lentos círculos en ella. – Estamos aquí para ti.

Y, como para conseguir todo el efecto para el mensaje, una pequeña y delicada mano femenina se entrelazo con las suyas, acariciando sus dedos. – No tienes por qué preocuparte de nada, Mor-chan. – murmuro Kougyoku a su izquierda, entrelazando sus dedos y su pulgar arrastrándose sobre el dorso de su mano en una caricia fantasma. – Estamos aquí para ti.

Morgiana miró a sus amigos, actuales Emperadores del Imperio Kou – sí, ambos Ren habían decidido casarse entre ellos por el bien del Imperio y así mantenerse alejados de las intrigas palaciegas de los ancianos del consejo, que estaban ansiosos por prepararles matrimonios arreglados– y su cercanía la hacía sentir cálida y segura. Morgiana dejó escapar un suspiro que no sabía que había estado conteniendo y dejo caer su cabeza sobre el hombro de Hakuryuu, arrastrando a Kougyoku más cerca de sí, de manera que quedara prácticamente pegada a su costado. Una pequeña sonrisa agradecida curvando sus labios.

Los pasos descuidados resonaban sobre el tatami, y, para cuando las puertas correderas se abrieron de golpe, Morgiana ya se había preparado mentalmente para esta batalla. O al menos eso quería creer.

– Oi, pequeño pájaro de fuego, ¿qué diablos me querías… decir? – los ojos de Judal se estrecharon ante la imagen de los dos Ren apretujados a los lados de su pájaro de fuego. Pero antes de que pudiese montar un escándalo digno de, bueno, él, Morgiana lo interrumpió con las dos únicas palabras que estaba seguro que le perseguirían toda la vida.

– Estoy embarazada.


Supongo que si ya han llegado hasta acá, tengo que darles las gracias por haberle dado una oportunidad a este pequeño y raro, muy raro, fic. Y, bueno, si quieren enviar un comentario, no me quejaré~