Despertando a su vida

Capítulo 1- Ausencia

Su sueño fue interrumpido por el movimiento estrepitoso de la mujer, se movía de un lado a otro sin descanso bajo las sabanas interrumpiendo su preciado sueño, ese día logro controlar el estado de súper saiyajin; pero eso le llevó más energía de lo previsto estaba exhausto y solo quería descansar sin importar que

- ¿Por qué demonios no duermes? - preguntó el saiyajin mientras le miraraba con hastió, el cansancio le hacía rabiar, estaba fatigado y lo que menos necesitaba era esa mujer moviéndose de un lado a otro despertándolo y evitando recuperarse

-Es Trunks, no deja de moverse- contestó preocupada; al príncipe no le interesó la preocupación, tan solo clavó la mirada en el vientre de su mujer, estaba a un mes de nacer y su ki crecía día con día; pero ese detalle no lo exentaba del enfado del saiyajin

-Suficiente, Trunks- dijo alzando la voz- deja de moverte de una buena vez y deja a tu madre dormir

Molestó se dio la media vuelta y se reacomodo bajo las sabanas dispuesto a conciliar su sueño, Bulma repentinamente llevó una de sus manos a la espalda del guerrero sacudiéndolo suavemente

-Vegeta- el hombre gruñó

-¿Qué quieres?- preguntó a regañadientes

-Se dejó de mover…te obedeció

-Ya basta, mujer…deja dormir- se dio la media vuelta, se acomodó la sabana e intento dormir nuevamente.

….

- ¿Por qué el cielo es azul?- preguntó el niño de cabellos lilas recostado en el regazo de su madre

-Pues porque refleja el color del agua- contestó ella acariciando sus cabellos

- ¿y por qué el agua es azul?

-Porque el cielo es del mismo color y se reflejan el uno al otro- contestó ella con paciencia

- ¿Por qué las mariposas pueden volar? - ella sonrió recordando que desde muy pequeño a él le llamaba la atención

-Porque tienen alas y todos los que tienen alas pueden volar

- ¿y por qué papá puede volar? Él no tiene alas- interrogó a su madre mirándola fijamente con aquellos ojos azules como los de ella y la mirada de su padre

-Porque él aprendió una técnica para lograrlo…ahora te hare una pregunta ¿Por qué haces tantas preguntas?

- ¿eso es malo? – preguntó preocupado, su madre le sonrió le dio un abrazo con la intención de no soltarlo jamás, de congelar ese momento para siempre

-No mi amor, en lo absoluto, nunca dejes de preguntar todo lo que quieras, me encanta que seas así...vamos a entrar; estoy segura que tu abuela preparó algo especial para ti- su niño sonrió de oreja a oreja. Tenía tres años y era lo más importante en su vida, su hijo, un niño que no tenía por qué estar ahí, la relación con su padre fue tan fortuita como la existencia del pequeño, quizá no del todo. El saiyajin supo conquistarla aun cuando fue de una manera involuntaria, aun cuando ninguno de ellos se interesaba en el otro, un coqueteo inocente, una sonrisa tonta, la ropa ajustada y la insinuación de que era una chica bella y estaba ahí bajo el mismo techo; pero el permanecía estoico hasta una noche cuando ninguno de los dos pudo resistirse y su historia comenzó y con ella la de Trunks.

Ese niño llegó para cambiar sus vidas y lo que le encantaba de él era su curiosidad y la impetuosa necesidad por satisfacerla. Guiarlo para comenzar con su vida, ser madre era mejor de lo que alguna vez pensó o quizá tuvo la suerte de tener al niño más hermoso y bello del mundo

- Hay algo que quiero decirte, Trunks- él la miro expectante, ella lo abrazó y se levantó juntó con él- mañana me iré de viaje con tu abuelo- frunció el ceño algo le decía que no iría con ella- te quedaras unos días con tu abuela

- ¿Por qué no me vas a llevar?-tenía cierta desilusión en su voz, una que su madre jamás escuchó durante la vida del pequeño, un nudo se formó en su garganta por ser la primera vez que estarían lejos el uno del otro

-Porque ahí donde voy no pueden ir los niños, es solo para científicos como tu abuelo y yo- sin decir nada más, él niño se pegó a su pecho y juntos entraron a su hogar.

Esa noche era distinta, su madre no estaba y era la primera vez que se quedaba solo, aunque técnicamente no lo estaba, su abuela se encontraba con él. Se había marchado con su abuelo a la presentación de una nave y exactamente no sabía que nave o exactamente que era una presentación, solo que su madre y su abuelo estaban juntos y fuera de casa en una presentación de científicos donde los niños no eran admitidos

Los extrañaba mucho y aún más a ella; pero prometió no llorar, se lo prometió a su madre tras abrazarla antes de irse, ella ni siquiera se lo pidió, tan solo le abrazó "Te llamare todos los días" y él le dijo que si, que sería valiente, no lloraría, sería muy valiente; pero en ese momento no se trataba de ser valiente si no de sentirse solo y él lo estaba. Su abuela lo acostó y le leyó una historia para dormir y aunque funcionó por un rato, terminó despertando.

Se asomó a la ventana y llovía, se preguntaba sí ahí donde estaba su madre también lo hacía, quería llorar; pero no lo hizo, se negaba a hacerlo; pero estaba solo. En su corta vida no recordaba estar tan separado de ella, incluso lo llevaba consigo para trabajar en su taller y cuando no estaban juntos no pasaba mucho tiempo; al menos nunca más allá de una noche.

Un rayo surco los cielos como si los abriera, reflejándose en cada ventana de la corporación, Trunks retrocedió de la ventana cuando escuchó el intempestivo trueno a ese le siguió otro y otro; ahora además de solo estaba asustado "mamá" susurró en el medio de su habitación, ahí no se sentía seguro, solo por el hecho de que ella no estaba en casa.

No iba a llorar; pero iría al lugar donde se sentía seguro en una noche como esa, ese lugar era la habitación de su madre, así que se encaminó ahí, aun cuando ella no estuviera; pero al menos al cerrar los ojos podría pretender que ella estaba ahí.

No tuvo que caminar mucho dado que su habitación estaba casi contigua a la de ella, la puerta de su habitación se abrió y cuál fue su sorpresa ver una persona tendida en la cama de su madre, se dio cuenta de quién era y se alegró por ello; aunque normalmente no le dejaba quedarse en la habitación; pero eso era cuando su madre estaba ahí junto a él, a veces si le dejaba pasar, pero era casi siempre antes del amanecer.

Decidió intentarlo, se mantendría callado y dormiría lo más que pudiera hasta que la tormenta se fuera y llegara la mañana

-Trunks ¿Qué haces aquí? - interrogó su padre exigiendo una respuesta, el niño se quedó paralizado mientras lo miraba fijamente

-Quiero estar aquí

-Tu madre no esta

-Quiero estar aquí- repitió sin temor, exigiendo su derecho de estar en el lugar que ocupaba su madre

El saiyajin lo miro desafiante; pero el niño no se amedrentó

-Me quedare quieto papá, te lo prometo- dejo salir un gruñido, con una mano le hizo una seña al niño para que se subiera a la cama y este emocionado lo hizo sin dudar, se acomodó en el lado de donde su madre solía dormir.

El niño simplemente se giró del lado contrario y se fijó en la lámpara que estaba sobre la mesa, recordó a su madre apangándola y le fue inevitable pensar en ella; quería llorar pero prometió no hacerlo y cumpliría su promesa.

-papá- le llamó- papá…papá

-…¿Qué quieres?- preguntó molesto, recordando que el pequeño no sabía nada de interpretarlo, que ese silencio que su madre hubiese manejado correctamente, él lo interpretaba como lo que era, silencio, que su padre no le había escuchado

- ¿No extrañas a mamá? - preguntó mientras se sentaba en la cama, Vegeta se volteó a mirarlo, estaba molesto, quería dormir y dormir era lo que menos hacía. A otro, incluyendo a su madre se ganaría un regaño severo, una reprimenda por no dejarle descansar; pero le vio a los ojos azules, interrogadores y no pudo hacerlo, el niño no lo hizo a propósito, simplemente lo hizo

-Estoy muy cansado- contestó con seriedad- no es hora para preguntas, Trunks…es hora de dormir

-No tengo sueño

-Acuéstate y trata de dormir- ordenó

- ¿Tú sabes donde esta mamá? ¿Sabes si está bien?

-Ella está bien, ahora cállate y duerme de una buena vez- se dio la media vuelta y cerró los ojos, era la primera vez que dormían los dos juntos, al menos sin que su madre estuviera con ellos, comenzaba a ganarle el sueño cuando fue interrumpido por un continuo siseo, se percató que era el niño parloteando, parecía estar jugando sin importarle la hora, ni interesarle el cansancio de su padre. Estaba en esa época e su vida en la que imaginaba cualquier situación sin ninguna dificultad y ahora, en ese momento en medio de la noche su imaginación estaba desbordada

-Camina por la montaña y bum se cae…sálvame, sálvame…espera, llamare a papá él puede volar- se detuvo, se quedó sentado y miraba a su padre, le prometió estar callado y no moverse; pero era muy difícil- papá…papá

- ¿Qué quieres? - preguntó malhumorado

-Papá ¿Cómo sabes volar?- le miro con fastidio

-Una pregunta más y te bajas de esta cama, quiero dormir- le gritó, el pequeño simplemente le miró fijamente se dio cuenta que sus ojos comenzaban a mirarse vidriosos, estaba a punto de llorar, se extralimito ¿Cómo demonios el niño sabría que estaba colmándole la paciencia? Realmente era la primera vez que estaban juntos, solos, siempre su madre había estado ahí con él desde que era un bebé; esperaba el llanto, los griteríos justo como su madre solía hacerlo; pero no fue eso lo que sucedió. El pequeño se llevó las manos a los ojos y los froto suavemente, dio un trago profundo, nuevamente miro a su padre y como si supiera lo que pensaba le dijo seriamente

-No voy a llorar, le prometí a mamá no hacerlo- el niño lo miro desafiante

-Duérmete entonces-le respondió comprensivo. El niño se recostó continúo mirando al techo para después mirar a su padre quien parecía estar dormido; se sentó nuevamente, se percató entonces de una sensación conocida y que no podía contener

-Papá…tengo sed- el saiyajin volteo nuevamente y lo miro

-Ve por agua

-No quiero ir solo- respondió mientras se quedaba mirando al colchón apretando los labios- puede salir un fantasma

-…No hay ningún maldito fantasma…-se veía en su rostro la angustia, así como que en verdad quería tomar agua. Se limitó a gruñir, se levantó y le miro seriamente

-Vamos- dijo, el pequeño sin decir nada se bajó de la cama y le extendió su mano

- ¿Qué haces? - preguntó sorprendido

-Siempre le doy la mano a mamá cuando vamos por agua

-No es necesario, solo sígueme- el niño le obedeció, estaba a su lado caminando sin separarse mucho de él, cuando por fin llegaron a la cocina el príncipe abrió el refrigerador y tomó una jarra de agua fría para servirla en un vaso para darse al pequeño, la tomó con sus dos manos y bebió con avidez, Vegeta le miraba expectante ¿Por qué había quedado en medio de esa situación? Bulma le dijo que se iría y el niño quedaría al cuidado de su abuela, algo que no le interesaba demasiado ya que, desde el inicio de la vida de ese niño, sus abuelos siempre estaban al pendiente; pero esta vez el niño no fue con su abuela, fue con él.

Era extraño, si mal no recordaba, desde el vientre materno parecía saber quién era "Imposible para alguien que apenas desarrollaba el cerebro" no lo creía posible, tenía que ser casualidad; pero siempre era mucha casualidad, ya no podía ser explicado por algo tan variable a menos que él, de alguna forma supiera que se trataba de su padre. Bulma siempre se lo decía "Te reconoce" pero siempre le contestaba que eran ideas suyas, figuraciones tontas.

Hacía el final, un mes antes de que naciera, incluso el príncipe pensaba que no podía ser solo casualidad y que en verdad ese niño lo reconocía, nada mal para un saiyajin que ni siquiera había nacido. Pensaba en eso en medio de sus arduos entrenamientos antes de la llegada de los androides y no podía evitar sonreír orgulloso

-Dame más agua- exigió el pequeño; pero en cambio no recibió más agua sino que le fue devuelta una mirada severa con una ceja levantada, quizá le exigía esas palabras que su madre le repetía hasta el cansancio "¿Cómo se dice?" escuchó en su cabeza- la voz de su madre -por favor- agregó el infante a su frase inicial. Su padre tomó el vaso, lo llenó con agua y se lo dio, espero pacientemente que se lo terminara.

-Vamos- el niño se acercó a él y caminó a su lado, como si fuera su guía a través de ese momento en el que se sentía solo, en el que por primera vez experimentaba esa fría sensación de extrañar a un ser amado, alguien que estaba lejos y sin embargo

-Puedo sentirla, papá…puedo sentir a mamá- Dio un profundo suspiro mientras se volteaba a mirarlo ¿escuchó bien?

- ¿Qué quieres decir? - Se recostó en la cama y le miro seriamente mientras subía a la cama

-Mamá está bien; pero está muy lejos de aquí…¿tú también la puedes sentir?

-Si…

- ¿y ella puede sentirme?

-No de la misma forma que tú- y agregó- pero estoy seguro que lo hace- contestó con seriedad- ahora duérmete ya es tarde…yo quiero dormir- el pequeño se recostó con la mirada dirigida al techo, miró a su padre; para él un gigante, el hombre más fuerte sobre la tierra y el más admirable del mundo, aspiraba a ser como él, quería que le mirara y tener su atención, necesitaba saber que estaría con él todo el tiempo, al menos hasta que su madre regresara

-Papá

- ¿Qué quieres? - preguntó receloso

-No puedo dormir- Le contestaría con sarcasmo, le diría que si no se lo decía jamás caería en la cuenta; pero ¿de que serviría? Era probable que no comprendiera aquella avanzada forma de insulto

- ¿Por qué no puedes dormir? - preguntó con cierta irritación en su voz

-No sé- contestó el pequeño encogiendo los hombros, y en verdad no lo sabía, no entendía porque era la primera vez que no lograba dormir cuando durante el transcurso de sus tres años y dos meses de vida él lograba conciliar el sueño al ser la hora adecuada, no siendo este el caso-…¿papá?- sus ojos estaban cerrados y se asustó, se asustó porque sabía que estaba solo y que al dormir su padre estaría por completo por su cuenta, sin importarle el regaño, la mirada severa ni ninguna consecuencia le sacudió del hombro- Papá no te duermas- abrió los ojos a sabiendas y resignado a que el crio no iba a dejarlo en paz hasta que se durmiera. Se le ocurrieron tantas cosas en ese momento, sacarlo de la habitación, llevarlo con su madre, salir de ahí para lograr dormir- papá… ¿Qué hacías antes de ser mi papá? - la pregunta lo sorprendió en medio de los pensamientos más absurdos de cómo salirse de esa situación

-…Yo- era demasiado pequeño para entender de su planeta destruido en pedazos por un megalomaníaco, el abuso físico y mental que sufrió durante años; no él aun no podía entender eso, no estaba listo para escuchar una historia de esa magnitud- era un guerrero de elite-se limitó a responder; el niño de inmediato se sentó, podía leer en sus ojos la emoción que surgió en su pequeño al escuchar esas palabras

-wooow entonces es cierto lo que dice mamá- exclamó emocionado- mamá dice que viajabas por el espacio

-Sí, es verdad- afirmó el hombre sentándose también en la cama, resignado ahora por estar atrapado sin dormir en esa habitación

- ¿Cómo es el espacio? ¿Podías tocar las estrellas?

-…No puedes tocar las estrellas- le corrigió

-si puedes- rebatió el pequeño con seguridad- hay gente que puede dormir en estrellas

-No, Trunks, las estrellas son muy grandes…podrías morir si te acercas a ellas. Yo viajaba de planeta en planeta y me enfrentaba a enemigos muy fuertes- y agregó- a veces teníamos que viajar durante mucho tiempo en nuestra nave y teníamos que dormir para acortar el viaje…a veces podía ver de lejos como una estrella moría, a veces podías mirar a tu derecha y ver un planeta gigante que sabías que debías bajar a invadir y hacerlo tantas veces que ya no te importaba- quizá esa parte no debió decirla, al menos no a su hijo de tres años, al menos no de esa forma. Era inocente y de alguna forma esa inocencia en él le gustaba; era como si quisiera preservarla, aunque no supiera exactamente porque- Trunks…- no habló más, el niño estaba dormido, al fin…Al fin podría descansar, no habría más preguntas al menos no por esa noche. No se dio cuenta de cuando el niño se recostó en la cama y se durmió con una facilidad que cualquiera envidiaría, él tan solo lo reacomodo en la cama, aun llovía en el medio de esa noche, las gotas caían cada vez más despacio, la lluvia cesaba.

Le observo dormir despreocupado con esa tonta pijama de dinosaurios, llevándose el dedo pulgar a la boca para después sacarlo y gruñir, moviéndose de un lado a otro, incluso intranquilo en su sueño "igual que su madre" pensó el príncipe antes de dormirse por fín.

Quiza al día siguiente pondría atención a su abuela o a quien fuera; a él lo dejaría en paz. Estaba equivocado.