Descargo: Los personajes utilizados son propiedad Akira Amano.


Corbata

—No puedo creer que, después de tanto años, aún no puedas hacer un nudo de corbata decente, Yamamoto idiota—. Gokudera a veces no puede creer que ese sea uno de los guardianes de la mafia más poderosa.

Yamamoto sólo le sonríe, como si la cosa no fuera con él. Vuelve a mirarse al espejo y comienza a maniobrar con el pedazo de tela.

Gokudera no está ahí porque quiera. Ese día tienen una reunión de guardianes y Tsuna, al ver que Yamamoto no aparecía, envió a su mano derecha a buscarlo. Al ser una orden directa del décimo, Gokudea no puso ninguna traba. Se arrepintió en cuanto dio un paso fuera de la sala de reuniones, pero ya no había nada que hacer.

Al llegar a la habitación del guardián de la lluvia entró abriendo la puerta sin contemplaciones y se encontró con que el idiota del baseball no estaba despierto. Enojado, lo pateó con la delicadeza que lo caracterizaba (es decir, nada) y lo regañó todo el tiempo que Yamamoto tardó en levantarse.

Pero su mal día no terminó ahí, por supuesto que no. Resultó que Yamamoto no sabe atar una maldita corbata. ¡Una jodida corbata!

Cansado de esperar Gokudera se acerca, con su caminar agresivo, toma la tela y comienza a anudarla. Yamamoto lo mira, sorprendido por su arrebato, luego sonríe. Le gusta la vista. Gokudera ayudándole, tan cerca que podría tocar su cabello si lo intenta, ganas no le faltan, pero se contiene, porque no quiere que se aleje tan pronto (y porque le parece divertido que Gokudera esté teniendo problemas para anudar la corbata, siendo que él lo regañaba por lo mismo. Lo atribuye a que probablemente él nunca ató la corbata de alguien más, pero no deja de parecerle divertido)

—A veces puedes ser amable, Hayato.

Yamamoto se odia en el momento en que las palabras escapan de su boca, pero se calma casi de inmediato. El resultado no es tan malo.

Gokudera, sobresaltado, se aleja como si de un gato se tratase y con los tres pasos de distancia recién adquiridos, comienza a gritar improperios. Algo sobre que él no ha autorizado que lo llame por su nombre, que es un idiota, que sólo lo hace porque tardarán un año si lo hace Yamamoto y demás cosas, mezcladas con insultos a los que Yamamoto está tan acostumbrado que no le cuesta ignorar.

Le gusta hacer que Gokudera reaccione así, le parece la parte más sincera de él. Y la más vulnerable. Yamamoto no desaprovecha esas ocasiones.

Se acerca y Gokudera, orgulloso, no se mueve un milímetro, creyendo que se trata de una provocación. Yamamoto lo besa en la mejilla, tardándose más de lo necesario, girando la cabeza hasta casi tocar la comisura de sus labios. Luego huye por su vida, porque Hayato odia que haga eso y en cuanto salga de su estupefacción va a querer hacer rodar su cabeza.


Luego de ignorar el increíblemente creativo título, continuemos.

Yamamoto no sabía atarse la corbata y Gokudera lo notó. Mi deber, como shipper del 8059, es escribir sobre eso.