¡Hola!
¿Cómo están?

Bueno, aquí estoy luchando por terminar y llegar a publicar antes que el reto termine, jaja.

No tengo mucho que agregar.
Sólo un agradecimiento muy, pero muy grande y especial dedicado a mi consentida, Akita. Mi niña, gracias por tu apoyo incondicional. Realmente tú me has animado a terminar, sin ti no hubiese tenido el ánimo, jaja. Gracias por siempre estar. Por lo tanto, agrego una dedicación más, y ésa es para ti, Akita-chan. Las advertencias y todo lo demás, es igual :D

Disclaimer: Pokémon no es de mi propiedad, pertenece a Nintendo, Yamamoto y Kusaka.

Este fic participa en el reto "New Universe" del foro "DexHolders del Prof. Oak". Link en mi perfil.

Ahora sí me dejo de hablar :D Mis notas de autora están al final~


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Retos y engaños

Parte II

3

Fue recién cuando llegaron a la pista de atletismo cuando Sapphire soltó al sonrojado muchacho de cabellos castaños. Black retrocedió de inmediato. Apretaba en una fina línea sus labios y en su rostro había una mueca de completo rechazo.

—Lo siento, Sapphire-sempai pero no pienso ayudarla y participar en este engaño —dijo Black cruzándose rotundamente de brazos. Aún estaba algo nervioso y parecía agitado—. No está bien obligar a otras personas a participar en algo en lo que dichas personas no quieren poner toda su fuerza de voluntad y ganas de pelar, y es lo que usted hará con Ruby-sempai el próximo año si gana con mi ayuda la apuesta que los dos pactaron. Además, ¿por qué está tan empecinada en que Ruby-sempai participe en la carrera si no es de su agrado? —preguntó él algo consternado. Ese capricho por parte de su sempai de ojos zafiros era algo que lo confundía demasiado.

—Entiendo que pienses que soy una desquiciada por querer obligarlo —comentó Sapphire con una sonrisa triste en los labios—, pero, Black, estás equivocado. Quizás, si te explico toda la historia, no te parezca tan raro. Como sabrás, yo formo parte del club de aikido desde primer año. Cuando éramos pequeños, era Ruby quien solía practicarlo. Nuestros padres eran amigos cercanos, así que todo el tiempo estábamos jugando. Él siempre me mostraba sus nuevos movimientos con entusiasmo. Cuando cumplimos cuatro años, nuestros padres nos pusieron en la misma guardería, que estaba en un lugar cercano. Decidieron que éramos lo suficientemente confiables y responsables como para prescindir de ir a buscarnos y continuar con sus arduos trabajos. Así, los dos volvíamos solos, caminando. Algunos días nos entreteníamos en el parque jugando, otros volvíamos hablando. Nos divertíamos mucho en aquellos tiempos. Hasta se me antojan demasiado lejanos debido a los distintos que ahora estamos ambos. Ruby solía ensuciarse todo el rato y siempre se lastimaba porque le gustaba escalar por todos lados. ¡No se salvaba de él ni un solo árbol! Yo, en cambio, fui muy delicada durante esos años. Sí, lo sé, es raro —se interrumpió Sapphire riendo por la cara que le había puesto el castaño—. Mi madre no había muerto todavía y yo quería imitarla todo el rato. ¿Sabes?, era una verdadera belleza a pesar de sus años. Aunque, realmente no tenía tantos. Mi madre murió joven, si tengo que hablar de un modo exacto. Cáncer de ovario. La cuestión es que ella era delicada, femenina, hermosa… parecía una muñeca de cristal tan frágil que sentía que iba a romperse si la tocaba demasiado. Sin embargo, tenía un carácter fuerte como un tornado. Papá dice que ahora siempre se la estoy recordando. —Sus mejillas se arrebolaron al imaginarse que podría llegar a parecérsele aunque sea algo. Black sonrió al notarlo. Pero, también sintió una punzada de dolor al pensar cómo le estaría afectando a Sapphire, esa muchacha animada que siempre se estaba esforzando, que su guía de vida ya no estuviese a su lado—. Sin embargo, yo no lo entendí durante muchos años. Sólo me concentraba en los hermosos vestidos que siempre estaba usando y en sus modales delicados. Además, mamá nunca me regañaba y eso que yo hacía desastres todo el rato. Con papá sí se enojaba demasiado. Él me contó que justamente lo hacía porque él la trataba con cuidado. Ella no quería que la subestimara por su aspecto frágil o por su cuerpo delgado. Papá decía que no podía evitarlo. —Otra risita se escapó de sus labios hasta que murió en la mueca de tristeza que quería aparentar ser una sonrisa (y, aun así, no podía) que ahora acompañaba a sus ojos apagados—. En los que fueron sus últimos días de vida había adelgazado demasiado. Si antes su delgadez hacía suponer que se iba a romper si la tocaban demasiado, ahora te hacía pensar que si la tocabas se iba a romper de inmediato. Con la quimioterapia había desaparecido su cabello castaño largo, pero todavía quedaba un poco, aunque era ralo. Si antes éste era fuerte y de un color brillante e inmaculado, ahora se veía quebradizo y opaco. Sus labios, antes llenos y de un saludable color rosado, ahora siempre permanecían entreabiertos, agrietados y blancos. No tenía pómulos, estaban demasiado chupados. Sólo sus ojos, a pesar de estar hundidos demostrando la calavera que estaba debajo, eran los mismos. Unos ojos jóvenes y rebosantes de curiosidad dolida: ¿Qué me está pasando?, parecían preguntar si los mirabas mucho rato. Y ella era tan hermosa a pesar de todo lo que te he contado… A pesar de estar casi destruida, su belleza seguía ganando. Y era tan fuerte y considerada cuando estaba a nuestro lado… pensaba más en nosotros que en su propio estado… y debía dolerle tanto…, y aun así sonreía y fingía saludarnos con la mano… ¡Sonreía!... ¡Perdón, me estoy desviando! —Sapphire se golpeó en ambas mejillas y sonrió cuando notó que Black la estaba observando preocupado—. Como te estaba diciendo, Ruby y yo éramos muy diferentes durante esos años. Se podría decir que actuábamos de un modo contrario a como ahora actuamos. Yo ahora me parezco más a él cuando era pequeño y él se parece más a mi yo de esos tiempos. Y esa yo quería actuar como la imagen que tenía de mamá todo el rato. Un día, cuando volvíamos de la guardería, unos matones nos acorralaron. Supongo que sólo querían intimidarnos. Lo más probable es que estuviesen drogados y que querían más dinero para continuar en ese estado durante otro rato. Recuerdo que me molestaron por el vestido que estaba usando. Era uno rosa lleno de volados. —Sapphire esbozó una media sonrisa al recordarlo—. Mamá lo había confeccionado. Lo hizo después de que le mostrara un vestido similar en un libro de cuentos que había encontrado. Recuerdo la felicidad que sentí después de probármelo. Supongo que también se la trasmití a ella porque, al igual que yo, siempre sonreía cuando me veía usándolo. Y, rayos, siempre lo estaba usando. —Se sorprendió a sí misma al pensarlo—. En fin, Ruby se enojó cuando se burlaron y se enfrentó a ellos sin aparentar miedo. Obviamente creo que debía tenerlo. ¡Teníamos cuatro años en ese momento! Y, bueno, aunque era muy bueno con el aikido, esos chicos eran mayores que él y muchos más también. Pudo protegernos con mucho esmero pero salió muy lastimado al hacerlo. Cuando los matones se fueron, él me sonrió y me dijo: «¿Viste eso? Pude enfrentarme a ellos y logré vencerlos». Y yo, en lugar de devolverle la sonrisa o agradecerle por haberme protegido todo el tiempo, me largué a llorar del miedo. ¿Sabes, Black? Me sentí tan inútil en ese momento… yo…, yo no había podido protegerlo, yo no había podido hacer más que echarme a temblar de miedo sin poder mover ni siquiera un dedo mientras machacaban al chico que me gustaba de un modo tan violento. Fue en ese momento cuando decidí que no quería ser una señorita si eso significaba no ser capaz de proteger a mis seres amados con mis propias manos cuando el peligro se acercara demasiado. Y creo que eso es lo que mamá siempre nos estaba demostrando. Ésa es la razón por la cual podía sonreír, diablos, con el dolor que debía sentir, cuando estábamos a su lado. Decidí que nunca más iba a dejar solo a Ruby en un momento así. Decidí que quería luchar a su lado, demostrarle mi fuerza y protegerlo con garras y dientes si era necesario. ¿Sabes, Black? Ahora que entiendo cómo mamá pensó en nosotros hasta el final creo que quiero ser más como ella que cuando lo quería ser de pequeña. Repito una vez más, no entendí su verdadera personalidad en esa época. Pero, yendo al grano, a pesar de que decidí todo eso no tuve oportunidad de demostrárselo… Mamá enfermó unos días después de que los matones nos intimidaron y nos mudamos cerca de un hospital que se especializaba en cáncer de ovario. Debo decir que el distrito de ese hospital no era un lugar cercano al lugar en donde habíamos vivido todos esos años. Me cambié de guardería y no volví a ver a Ruby hasta que entré hace cuatro años en este secundario. Debo admitir que cambiamos mucho los dos durante ese lapso. Yo comencé a entrenarme y a practicar aikido durante el primario. Dejé mis vestidos con volados de lado y deseché mi aspecto femenino y delicado. Ruby, en cambio, se volvió ese chico perfeccionista y refinado al cual le gusta el diseño y al cual no le gusta ensuciar su vestuario. ¡Muy diferente al niño que vivía lastimado y que no podía dejar sin escalar ningún árbol! No nos reconocimos casi hasta mitad de nuestro primer año, ¿puedes imaginarlo? —le preguntó a Black como si ella misma no pudiese imaginar lo que le pedía imaginar al muchacho—. Pero, bueno, tú te estarás preguntando qué tiene que ver todo eso con el engaño y con el hecho de someter a Ruby a participar conmigo en la carrera el próximo año, ¿he acertado? Sólo quiero demostrarle a Ruby lo fuerte que me he vuelto durante estos años. Necesito demostrarle que no tiene que luchar solo si estoy a su lado. Y, como no creo que unos matones nos acorralen para intimidarnos (aunque lo protegería si se diera el caso), se me ocurrió que la carrera de parejas me permitiría demostrárselo. Black, ¿no me ayudarías sólo por esta vez con este tipo de engaño? Prometo no volver a solicitártelo.

Primero, Black pareció meditarlo. Apoyó el puño en su mentón como si estuviese pensando algo muy complicado. Y, en parte, eso suponía para el muchacho: algo complicado. La historia de Sapphire le había mostrado un lado de la chica que él nunca había notado. Ahora, entendía un par de cosas de ella que, al no notar ese lado, siempre lo habían consternado. Pero, aun así, no estaba muy convencido de querer participar de ese engaño. Para empezar, todavía no le convencía aquello de «someter a Ruby el próximo año». Además, seguramente habría otras parejas que habían estado entusiasmadas, anhelantes y practicando por la carrera de ese año. Y, seguramente, aquellas parejas no lo hacían por ningún engaño. Si ellos ganaban, Black no podría evitar sentirse mal por haber fingido y haber opacado su sincero esfuerzo realizado. Y, sin embargo, el castaño no pudo evitar mirar hacia aquella muchacha con una sonrisa en los labios, prácticamente aceptando. Era muy difícil para él negarse a ayudar a alguien que tuviese un sueño delimitado por el cual se estuviese esforzando tanto y, al menos, por lo que podía entender de lo que su sempai le había contado, ése era el caso de la muchacha que le pedía ayuda en ese engaño. Sapphire se había esforzado entrenando todos esos años para demostrarle a Ruby que podía luchar a su lado e, incluso, protegerlo con sus propias manos si era necesario. Asintió sin poder evitarlo. Iba a ayudar a su sempai para que ganara la apuesta que ella y Ruby habían pactado.

Sapphire esbozó una auténtica sonrisa después de ver el asentimiento del muchacho. Había pensando que nuevamente iba a rechazar ayudarla después de verlo dudar tanto, pero, al final, había terminado aceptando. Sapphire conocía los verdaderos ideales del castaño. Sabía que Black creía que había que esforzarse sinceramente para ganar algo que siempre se había soñado. Por eso, realmente estaba agradecida por que la ayudase con su engaño. Aquella sonrisa auténtica era para agradecerle por considerarlo. Su colmillito derecho quedó al descubierto al realizar esos actos. Luego, la invadió un creciente entusiasmo. Estaba segura de que con la ayuda del muchacho podría ganar la apuesta que le permitiría participar con Ruby en la carrera del próximo año. No pudo esperar ni un segundo más para llevar eso a cabo.
—Bueno, entonces comencemos a entrenar de inmediato. Escuché que uno de los desafíos de la carrera era llevar al otro a cuestas (o a caballo), así que vamos a entrenar los brazos. Yo primero. ¡Levanta tus manos!

Black hizo lo que Sapphire le había demandado con una sonrisa en los labios. Le había contagiado su entusiasmo. Entonces Sapphire descargó en una de sus manos un puñetazo. La mano de Black no se movió a pesar del fuerte impacto.
—Guau, Sapphire-sempai, buen derechazo. Si jugara al tenis tendría un buen saque, puedo asegurarlo —gritó con emoción el muchacho.

—Vamos, vamos, no me adules tanto. Ni siquiera hemos comenzado —dijo Sapphire de un modo confiado—. ¿Tú cómo pudiste aguantar el golpe si lo descargué tan rápido?

—Hmp. —Ahora fue el turno de Black de sonreír de un modo confiado—. Sapphire- sempai eso es porque puedo ver la dirección del golpe de mi adversario antes de que éste llegue a su destino esperado. Puedo hacerlo sin importar que vaya rápido. Mi entrenador dice que mi poder deductivo está implicado. Yo sólo puedo decir que veo una especie de negro entre todo lo blanco y de ése modo puedo ver la dirección de la mano de mi adversario. Es algo raro —terminó riendo el castaño como para demostrar que sí era raro. No parecía entender completamente lo que estaba explicando.

—Hmm, todavía tienes que demostrarlo. —Sapphire sonreía con emoción imitando al muchacho. Le encantaba encontrar adversarios fuertes y sorprendentes como Black para aprender de sus actos. Aunque no creía poder imitar en lo absoluto al castaño. Debía admitir que ese muchacho era un caso bastante único y determinado.

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Dos muchachos se encontraban escondidos detrás de un arbusto cercano a unos metros de donde Sapphire y Black estaban entrenando. Se asomaron para observar lo que estaba pasando y, tras lograrlo, se ocultaron de inmediato.

—Bueno, creo que sólo hablaron un rato. Ahora van a seguir entrenando hasta quedarse completamente exhaustos… los conozco demasiado —dijo seriamente Ruby mirando al lado contrario del lugar en donde se encontraba la hermosa muchacha de cabellos castaños. No quería que White viera cuán desesperado había estado.

—Sí, supongo que tiene razón Ruby-sempai, aunque no sé por qué los seguimos tan asustados —confesó White mientras una risita nerviosa se le escapaba de los labios—. Después de todo, es de Black y de Sapphire-sempai de quienes estamos hablando. Aunque debo decir que las acciones de Sapphire-sempai (al menos por un momento) me hicieron olvidarlo.

A Ruby, en cambio, dichas acciones no le habían hecho olvidar que era Black y Sapphire de quienes estaban hablando, sino que, por el contrario, le habían hecho recordarlo. Ésa fue la razón por la cual en ese momento apretó los labios. Esos chicos se entendían demasiado. A él le molestaba no tener aquél vínculo que, al parecer, compartían los dos castaños. Conocía a Sapphire desde hacía años y, sin embargo, ella se llevaba mejor con ese muchacho que había conocido recién hacia medio año. Los dos se amoldaban de un modo fantástico. Les gustaba aprender movimientos nuevos, y siempre estaban entrenando. Los dos se parecían demasiado. Siempre se estaban sonriendo y hablando, compartiendo estrategias o simplemente se informaban sobre torneos o adversarios. Y él no podía pasar ni siquiera cinco minutos con ella sin estar peleando. Ni siquiera quería aceptar el vestido que tanto esfuerzo le había llevado ni tampoco quería participar en el certamen a su lado. ¿Tanto odiaba al nuevo Ruby que se había esforzado por convertirse en una persona capaz de confeccionar vestidos como aquél de volados que su madre le había hecho y que le había sacado tantas sonrisas durante el año en el que cumplió cuatro? Apretó los dientes como si apretar los labios no le ayudase a reprimir la molestia e inseguridad que lo estaban dominando. Aunque de inmediato se obligó a aflojar ambos: tanto dientes como labios. Ya había comprobado que sólo estaban entrenando. Y, sin embargo, odiaba el hecho de que pasarían juntos tanto rato… Sacudió la cabeza para alejar aquellos pensamientos que lo estaban atormentando.
—Oye, White, realmente siento obligarte a participar y ayudarme con este engaño —se disculpó Ruby suspirando. Había cerrado los ojos y ahora se masajeaba los párpados como si los sintiera cansados—. Aunque te agradecería infinitamente si no preguntas demasiado.

White sonrió al escucharlo.
—Descuida, no soy tan distraída como Black, no tienes que explicarlo. Sé que quieres participar junto con Sapphire-sempai para protegerla de burlas como «marimacho». Pero, debo decirte que la estás subestimando. Sapphire-sempai no es tan débil como siempre has imaginado. No creo que esas cosas realmente le hagan daño. —White levantó la mano frente al muchacho cuando Ruby hizo el ademán de interrumpirla para objetar algo—. Sé que también quieres participar para estar a su lado. Ésa es la razón por la que voy a ayudarte a lograrlo el próximo año.

Ruby esbozó una sonrisa de agradecimiento hacia la muchacha de ojos azulados. Ella se la devolvió de inmediato. Ellos también se conocían demasiado.

4

—¿Qué es esto, Black? —preguntó Cheren agitando la planilla que solicitaba participar en la carrera de parejas de ese año—. No sabía que estabas saliendo con Sapphire-sempai —«Ruby-sempai lo matará antes de la primera semana», pensó Cheren con una sonrisa nerviosa en los labios—. White también me sorprendió esta mañana. Ella me entregó la planilla de la competencia de príncipe y princesa ni bien entramos.

—No, Cheren, estás equivocado. Tanto la presidenta como yo…

Black calló cuando el muchacho de cabello negro-azulado levantó, delante de sus narices, una de sus manos.
—No quiero escucharlo —dictaminó con los ojos cerrados—. Escucha, Black, eres mi amigo y siempre te estaré apoyando cuando lo considere necesario. Pero, tienes que pensar en el puesto que actualmente estoy ocupando. Soy el delegado. Y, si estás rompiendo de alguna manera las reglas de la escuela, prefiero no escucharlo. —Mantenía un semblante serio, responsable, implacable y sensato—. Decidiré descalificarte si lo encuentro injusto para los otros participantes que también se están esforzando.

Y, al ver la seriedad con la que su amigo estaba hablando, Black decidió no contarle lo que estaba pasando.
Ambos estaban almorzando. Esta vez lo estaban haciendo en el aula porque Cheren quería terminar con todos los papeles que tenía que entregar como delegado para poder empezar a ayudar con el puesto que habían decidido entre todos sus compañeros llevar a cabo. Al final habían resuelto que harían un puesto de juegos de intelecto para sus invitados. Estaban muy emocionados por comenzar a llevar a cabo los preparativos para realizarlo.
White les había dicho que no almorzaría con ellos porque estaría muy ocupada con el evento en el que ella estaría participando y Bianca les había dicho que los alcanzaría al rato. Esa chica siempre iba a su paso…
Y, hablando del diablo —como hubiera dicho la madre de Black si lo estuviese acompañando y si hubiese podido leer los pensamientos de su hijo de pelo castaño—, Bianca entró corriendo al aula y se acercó al lugar en donde Black y Cheren estaban sentados. «Genial», pensó Black suspirando, «porque no quería seguir hablando de lo que estábamos hablando… yo también no voy a querer participar si pienso en las otras personas que se están esforzando».

—Adivinen, muchachos —gritó Bianca cuando estuvo a su lado—. White y Ruby-sempai son los favoritos en el concurso de príncipe y princesa para este año por estar haciendo un buen trabajo al parecer realmente enamorados —explicó la muchacha de un modo entusiasmado. Luego tiró sobre la mesa en donde Cheren y Black estaban almorzando unas cuantas fotos para respaldar su relato—. ¡Miren qué buen trabajo! —exclamó con tono emocionado—, ¡realmente parece como si fueran novios hace años!

Black tomó una foto de inmediato. Poseía un inquietante interés por confirmar si era cierto lo que su amiga estaba contando. Entonces observó el objeto que había cazado entre sus manos. Una indescriptible furia lo hizo apretar los dientes. Luego le dolerían mucho rato.

«O puede ser que Black lo maté antes que Ruby-sempai pueda matarlo» pensó Cheren después de observar la reacción de su amigo de ojos achocolatados.

En la foto que Black tenía en las manos, White se encontraba cruzada de brazos y miraba con una sonrisa altanera al chico que se encontraba a su lado. Ruby no sonreía. Se acomodaba sus anteojos con una mano y mantenía la otra sobre su cintura mientras miraba del mismo modo que ésta a la hermosa muchacha de cabellos castaños. Parecía estar replicándole algo. La distancia que parecía separarlos era parecida al tamaño del dedo meñique de la mano. Evidentemente, se asemejaba a una pelea de enamorados. Parecía como si White en cualquier momento pudiera pararse en puntitas para besarlo y callarlo. O para evitar que Ruby continuase malhumorado.
Black nunca se había dado cuenta de cuán bien quedaban aquellos dos muchachos hasta que reparó en la foto que tenía en la mano. La espalda ancha de Ruby y su cintura estrecha combinaban perfectamente con los hombros estrechos de la presidenta y con su cintura esbelta. Realmente la hacía parecer una princesa.
De inmediato, Black tomó otra foto de la mesa. Ésta daba a entender que Ruby y White bailaban una canción lenta. La presidenta rodeaba con sus brazos el cuello de Ruby y éste rodeaba con sus manos la cintura de ella. Se miraban y sonreían mientras daban una vuelta.
Otra foto. Ruby besaba la mejilla de la presidenta mientras ésta habría los ojos con sorpresa.
Otra más. La presidenta cubría los ojos de Ruby con sus manos y éste se las agarraba y se las besaba de un modo delicado.
Black tiró las fotos sobre la mesa y se dirigió de un modo abrupto hacia la puerta. Todavía estaba apretando sus puños con fuerza cuando salió por ella.

—Bianca, creo que mostrarle esas fotos no ha sido buena idea —opinó Cheren mirando nerviosamente hacia la puerta.

—¿Por qué no? —preguntó distraídamente ella—. Tú dijiste que debíamos apoyar a nuestros compañeros que participaran en la carrera o en el concurso de príncipe y princesa. Yo quería compartirles mi alegría ya que a White y a Ruby-sempai les esté yendo tan bien en la competencia.

—Sí, supongo que no fue tu culpa, de todas maneras. —Cheren no podía regañar a su compañera cuando ésta tenía tan buenas intenciones al poner las fotos sobre la mesa. «Además, no está mal que Black reaccione de una buena vez por todas con respecto a "su presidenta"», pensó antes de concentrarse nuevamente en las planillas de permiso del certamen y la carrera—. Ten Bianca, te compré el almuerzo mientras estabas fuera —dijo poniéndolo sobre la mesa.

Bianca sonrió en agradecimiento al pelinegro por tomarse la molestia y se sentó en el lugar que anteriormente Black ocupaba en la mesa. Comenzó a comer mientras Cheren seguía trabajando al lado de ella, sin sospechar si quiera que él le había comprado el almuerzo con la única intención de mantenerse junto a ella mientras lo comía de forma tranquila.

5

Black corrió hacia la sala del club de teatro. Conocería la ubicación de esos fondos en cualquier lado. Él mismo había ayudado a la presidenta a colocarlos. Cuando llegó, encontró a Sapphire asomada a la ventana, espiando. Le tocó el brazo y eso generó que ella diera un saltó. Le tapó la boca con la mano para que el grito que había soltado no fuera escuchado. Ella le asintió, agradeciendo que sus reflejos fuesen tan rápidos y se hiso a un lado, para que él también pudiese observar por la ventana del aula que contenía un escenario.

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—Ruby-sempai, ¿qué le parece si usamos esté fondo? —preguntó White señalando una tela beis con espirales de color rojos.

—Me gusta, va bien con estos accesorios —dijo Ruby tomando una musculosa negra con puntillas en el cuello y en los hombros, y un moño blanco con pequeños lunares negros separados y alternados los unos de los otros—. Pero, y ahora ¿cómo tomaremos la foto?

—Hum, ¿qué tal si me acorrala contra la pared y yo tomó su corbata y lo acercó un poco? Usted puede mirarme seriamente y yo con anhelantes ojos. El fotógrafo debe acercar un poco el foco, pero no tanto, para apreciar el fondo.

—Sí, eso suena fabuloso —dijo Ruby mientras unía sus manos en un gesto soñador y le brillaban los ojos—. ¿Qué tal si lo hacemos en esa esquina para que resalte más el fondo?

—Es genial, Ruby-sempai, no me había dado cuenta. De esa forma saldrá fantástica, me encanta.

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Black estaba a punto de entrar al cuarto donde estaban White, Ruby y el fotógrafo —en sus ojos había una mirada de completo enojo—, cuando Sapphire lo tomó por el hombro.

—¿Por qué me detiene, Sapphire-sempai? —preguntó Black desesperado. Sus puños todavía se encontraban apretados—. No me gusta esto. En realidad, odio esto. Ya no quiero verlo. Y usted está sintiendo lo mismo que yo estoy sintiendo en este momento. Así que, ¿por qué me está deteniendo? ¿Por qué no me deja hacerlo? ¿Por qué no me deja parar con todo esto? —Black se giró y observó por primera vez que la mirada de Sapphire se había oscurecido por completo.

—¿No te gusta esto? ¿Ya no quieres verlo? ¿Quieres detenerlo? Bueno, sólo hay un modo de hacerlo —dijo Sapphire con la mirada baja todo el tiempo—. La única manera de detener esto es ganando el primer puesto. ¿Me ayudarás a hacerlo? Yo tampoco puedo seguir soportando el verlo por más tiempo…

Sapphire levantó los ojos y entonces Black se estremeció al notar el dolor que había en ellos. Asintió de un modo sincero.

6

—¡Ganamos! No puedo creerlo —exclamó Sapphire riendo. Black la seguía unos cuantos pasos más atrás. No compartía la misma felicidad que desprendía su compañera. Por el contrario, el mantenía una expresión cansada, fastidiada y acongojada.

—Sapphire-sempai no puedo creer que usted me cargara. Se suponía que el chico debía llevar a la chica sobre su espalda.

—¡Tonterías! —dijo Sapphire con una expresión confiada. Agitó su mano delante del muchacho como si quisiese desestimar sus palabras—. Nadie se opuso cuando notifiqué que yo te cargaría. Eso de que el chico debe cargar a la chica es sexista. Además, no te puedes quejar, Black, desde un primer momento decidimos que lo dejaríamos a piedra, papel y tijeras.

—Sí, pero he sido yo el que ha pasado vergüenza. —Black poseía una expresión de abatimiento y tristeza.

—A quién le importa, ¡ganamos la carrera! —rió nuevamente ella—. Oye, ¿te apetece si descansamos un rato sobre la hierba? —dijo señalando el césped pulcramente cortado que se encargaba de mantener la escuela—. Te invitaré algo para festejar después de una pequeña siesta.

Black observó con anhelo la hierba rodeada de sombra fresca, proporcionada por los árboles que se encontraban cerca. Realmente se había asado durante la carrera. Todavía sentía demasiado caliente el cuello y las piernas. Además, no había podido dormir durante el día anterior por los nervios y la emoción que le causaban el querer ganar una competencia. Realmente la hierba se veía cómoda y fresca, como la mejor cama sobre la Tierra.
—De acuerdo, pero luego debemos ir a ver cómo le fue a Ruby-sempai y a la presidenta.

Sapphire asintió con una sonrisilla y se tiró sobre la hierba. Black la siguió sin dudarlo siquiera.

7

—Sabía que ganaríamos si tú eras mi princesa —dijo orgullosamente Ruby mientras cerraba los ojos y levantaba engreídamente la cabeza—. Muero por decirle a Sapphire que el próximo año tendrá que ser ella. —Sus puños se elevaron y agitaron extasiados para acompañar a su sonrisa sincera. Realmente estaba feliz por haber logrado que Sapphire lo acompañase durante el próximo año en esa competencia—. Por cierto, ¿dónde se metió esa mujer de las cavernas? Conociéndola, debe estar trepada en algún árbol o tirada sobre la hierba.

—Black seguramente está durmiendo en algún lugar de la escuela. —White sonrió ante esa idea.

Pero entonces llegaron al lugar donde Black y Sapphire dormían sobre la hierba y la sonrisa de ambos se borró de una abrupta manera. Ambos dormían con la boca abierta. Sapphire dormía de lado y flexionaba las piernas y Black dormía boca arriba, con un brazo rodeando su estómago y con el otro bajo la cabeza. La cara de los dos estaba absolutamente serena y, había que admitirlo, bastante cerca.

—Nunca me había fijado en lo bien que se ven los dos —soltó White apretando los labios—. Incluso creo saber qué fondo sería el mejor para retratarlos.

—Sí, son lindos, hay que aceptarlo —concordó Ruby de inmediato—. Pero…

—…están durmiendo demasiado cerca, ¿no crees que hacen que la gente puede llegar a malinterpretarlo? Cualquiera pensaría que son pareja en lugar de amigos cercanos.

Entonces ambos se acostaron en el pasto. Ruby se acostó al lado de Sapphire y recostó la cabeza de ella sobre su pecho en un arrebato, y White lo hizo al lado del muchacho de ojos achocolatados, quitando el brazo del estómago del chico para apoyar en él su cabeza repleta de cabellos castaños y para, a su vez, poder abrazarlo.

White observó el cupón que Sapphire tenía en sus manos.
—Creo que los dos han ganado —dijo con una sonrisa en los labios, señalándole a Ruby el cupón para que él entendiese de lo que estaba hablando.

—Sí, eso parece —confirmó el muchacho—. Supongo que el próximo año los dos tendremos que participar en ambos eventos aunque no queramos —terminó levantando las manos hacia los costados, como si estuviese diciendo que se conformaba a pesar de que la situación no era de su completo agrado.

—Supongo que podría intentar convencer a Black para participar también el próximo año —dijo White como meditando.

Entonces los dos se miraron. White con una sonrisa adornando sus labios y Ruby serio y con los brazos cruzados. Asintieron. No dijeron ni una palabra más, no era necesario. Ella y él se entendían demasiado.

Fin

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Bueno, vaya que me costó terminar... casi no llego a publicar xD

Para empezar, debo aclarar que sí, Sapphire llevó a caballito a Black (por si no quedó muy claro en la historia xD). Me divertí muchísimo al redactar, la verdad es que me hubiera gustado dedicar un poco más de tiempo para la corrección pero ya da igual, como dije en el capítulo anterior, preferí publicar a tiempo para el reto, después veré si lo puedo mejorar aún más (aunque a mí me gusta, jaja).

Me encantan estos cuatro. Debo decir que realmente creo que se complementarían demasiado. Los cuatro juntitos y también como decidí agruparlos. Puedo imaginar claramente a Sapphire y a Black congeniando, luchando y entrenando. Aunque, lo siento, no puedo verlos desde un ángulo romántico (y NO, no es porque sólo quiera para mí al castaño xD). Estoy muy de acuerdo en ese aspecto con mi artista favorita, Luo-Qin (sigo recomendando que visiten su página en tumblr si tienen tiempo y ganas, dibuja demasiado genial y te hace fangirlear o fanboylear (?) como loca/o, jaja), ellos se ven lindos juntos pero no desde un lado romántico. Ya saben, son los opuestos los que se atraen y ellos se parecen demasiado xD Ruby y White también se ven genial. Puedo imaginarlos compenetrando de un modo fantástico. Ya saben, White trabaja con pokémon talentosos y bellos que sean capaces de actuar y Ruby cuida el pelaje de sus pokémon para que se vean hermosos y les enseña a actuar de un modo adecuado para coordinar. Puedo imaginarlos hablando emocionados sobre ello durante todo el día xD En fin, me encantó trabajar con los cuatro, hacerlos enfadar, ponerlos celosos y asustarlos. Cualquiera diría que me gusta torturarlos pero, no, en realidad los amo x3 (lo sé, amo de un modo raro).

Y, bueno, no tengo mucho más que hablar, sólo que amé redactarlo. Pude imaginar durante todo el rato y realmente me fui divirtiendo imaginando. Creo que sin la condición del reto no me hubiese quedado igual, así que estoy conforme por haberme animado a participar. Me divertí mucho y seguramente voy a disfrutar leyendo las historias de los demás, así que gracias al foro por hacer una actividad tan genial.

Ahora sí me voy despidiendo y voy a entregar. De lo contrario, no voy a llegar :D

Muchísimas gracias por entrar y por darle una oportunidad, ¡de verdad!

Cualquier crítica que me ayude a mejorar es muy bien recibida.

¡Saludos gente bonita!