En la tienda

- Mira, Yuri, ¿cómo me veo?

- ¿Uh? - el pelinegro giró, con los lentes de sol aún entre sus manos, y ladeó la cabeza en dirección de su prometido. - ¿Por qué te has puesto esos lentes de contacto? Tú ves a la perfección.

- Lo sé, pero me gustó el color.

- Verde - asintió Yuri, - me gustan, te quedan bien. - Aunque él prefería el azul cielo natural de los orbes ajenos.

Viktor sonrió con esa típica forma de corazón. - Los compraré.

- ¿Eh?

Pero Viktor ya estaba en la caja, sonriente.

Yuri suspiró, negando con la cabeza y sonriendo, también. Así era Viktor.

- ¡Yuri! - celebró el de cabellos plateados, habiéndose puesto las lentillas de nueva cuenta, tomando por sorpresa al poseedor de las negras hebras. Y lo abrazó.

El pelinegro rió, encantando.

Su prometido se le unió al instante.