Disclaimer: Naruto y sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto
Hola, gracias por entrar n.n
Llegando al final de este proyecto, no tengo más que palabras de agradecimiento para todos los que han seguido la historia y la han apoyado con sus hermosos comentarios. Mil gracias :)
Saludos para Ex Orenji, muchas gracias por leer y comentar, y bienvenida de nuevo al mundo de los fanfics :) Me alegra que la historia sea de tu gusto, que hayas encontrado puntos donde identificarte. Sos muy amable en todas tus palabras y espero que pronto puedas compartir este universo con tu niño. Gracias de nuevo y ojalá sigas encontrando buenas historias para leer :D
Espero que disfruten de esta última entrega. Disculpen por los posibles fallos que puedan encontrar y gracias por leer :D
Proyecto: Cien drabbles por cien historias
Pareja: Shikamaru/Temari
Motivo: Razones para quedarse
XIX
Las razones por las que deberías quedarte
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La boda fue todo lo alegre, emotiva y concurrida que podía esperarse. Finalizada la celebración la pareja terminó agotada, sumando además el cansancio de las jornadas de preparación previas. Más que de luna de miel, hubieran querido irse a dormir durante una semana completa. Pero iban de camino a una aldea con aguas termales, gentileza de Chouji y de Ino.
Temari cabeceaba y Shikamaru dormitaba. Por una vez, por una bendita vez en la vida, estaban iguales en cuanto a necesidad de reposo. La carreta de alquiler que los transportaba, gentileza de otros tantos amigos, traqueteaba por el camino sin permitirles alcanzar el descanso apropiado.
-Maldita sea –masculló Temari después de que el vehículo la hiciera saltar a causa de pasar sobre una inoportuna piedra.
-¿Eh? –exclamó Shikamaru, por unos segundos absolutamente perdido. Cierto, estaban de viaje.
-Sigue con lo tuyo, perezoso –se burló ella.
El otro no se hizo rogar y su cabeza de inmediato volvió a inclinarse pesadamente sobre uno de sus hombros, los ojos cerrados otra vez. Temari no lo podía creer. ¿Cómo podía dormir con tanto zarandeo? El muy ladino.
Hubiera querido recriminárselo, pero supuso que tendría tiempo de sobra. Además, se veía muy guapo así de dormido y desinteresado… Y al diablo con ella si por fin había llegado el día en que hallaba atractivos los rasgos que antes la habían exasperado.
Meneó la cabeza con resignación. La verdad era que se sentía inmensamente feliz.
-Mientras permanezcas justo allí, podré con todo lo demás –murmuró.
Luego desvió la vista hacia el camino. No obstante, la inesperada voz de Shikamaru la sustrajo de la contemplación.
-¿Debo interpretar eso como otra de tus hostiles declaraciones de amor?
Temari disimuló el sobresalto. Había creído que dormía.
-Maldito mocoso.
-Y muy atento.
Ella masculló una serie de frases ininteligibles. Él apenas entreabrió los ojos, incitándola a hablar con la mirada, una mirada contra la que ella ya no podía defenderse.
-Me refería a que puedes ser todo lo vago y desinteresado que quieras mientras permanezcas aquí, mientras nunca te apartes –admitió ella. A fin de cuentas, hablaba con su esposo-. Podría darte tantas razones para que te quedes, que me sentiría demasiado tonta si lo hiciera. Pero existen, Shikamaru, y algunas pesan tanto que a veces me da miedo.
Ya está, lo había dicho. En ocasiones, la felicidad viene acompañada de su dosis de temor.
Shikamaru apenas se removió.
-Desde mi punto de vista, tú eres la razón principal.
La joven lo miró con agradecimiento.
-Desde mi punto de vista, sin embargo, el riesgo de que el mundo vuelva a ser como era antes es la fundamental –declaró-. De alguna manera que todavía no logro comprender, el hecho de que estés aquí hace que todo luzca mejor.
Esta vez Shikamaru permaneció con los ojos bien abiertos, sinceramente asombrado. El corazón se le había acelerado. Pocas veces, además de hostiles, sus declaraciones de amor eran así de generosas. Y tan afectuosamente conmocionantes.
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XX
Las razones por las que deberías quedarte tú
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Disfrutando ya en uno de los estanques, uno reservado sólo para recién casados, tanto Temari como Shikamaru disfrutaban con los ojos cerrados de la reparadora calidez del agua. Después de algunos momentos de quietud, no obstante, la kunoichi sintió que jalaban de ella. Al instante siguiente se halló en los brazos de su marido.
-¿Por qué todo tiene que ser a tu ritmo? –protestó.
-Si quieres, podemos ir al tuyo –repuso él con tono insinuante.
Temari comprendió y lo miró con sorna.
-Los otros estanques no están tan alejados como para hacer de las tuyas, genio.
-Anoche no tenías tantos escrúpulos.
-Anoche estábamos en nuestra habitación.
-Qué problemática –murmuró él y la besó por fin, porque se moría por hacerlo.
Se besaron lentamente, largamente, con la confianza que habían establecido en la intimidad e invadidos de la felicidad que sólo en días como esos podía experimentarse. Y en parte todo era nuevo y en parte parecía como si hubiera sido así desde siempre.
Cuando el beso cesó ella trató de apartarse, pero él consiguió retenerla. A fin de cuentas, con o sin jutsu, era lo que mejor sabía hacer, pensó Temari con ironía.
-Shikamaru… –le advirtió.
Él la miró con seriedad.
-También tengo miles de razones para que te quedes –le dijo.
Ella recordó la conversación en la carreta.
-No me extraña –se burló.
-No me refiero al aspecto intelectual.
-Lo sé, tonto, ¿pero podríamos apartarnos un poco al menos?
El ninja no le hizo caso y continuó reteniéndola con facilidad.
-Una de las principales razones por las que deberías quedarte, por ejemplo, es lo que siento en este momento –dijo-. Sin embargo, hay mucho más que eso, tanto como nuestra historia.
Al oír semejantes palabras, Temari dejó de forcejear. Lo miró a los ojos y supo que el deseo venía de tan lejos, de tantas cosas vividas y de tantas cosas compartidas que se sintió completamente desarmada frente a él. Y para su asombro, esta vez no le fastidiaba ni le importaba.
-Lo sé –repitió.
-Entonces tú tampoco te alejes, nunca te apartes de mí, Temari.
-No lo haré.
-Ni siquiera pienses en intentarlo. Ni vaciles.
-Jamás.
-Los papeles que hemos firmado no valen nada al lado del vínculo que hemos construido. Y esa, esposa mía, debería ser la razón principal para que te quedes siempre aquí, entre mis brazos.
Para Temari ningún lugar en el mundo tenía tanto valor, ni ofrecía tanto ni despertaba ese fuerte sentido de lealtad que había experimentado hacia él desde el día en que había ido en su busca para defenderlo por primera vez, casi como si supiera que en realidad estaba defendiendo lo que le pertenecía.
El destino podía ser así de desconcertante y así de inapelable. Lo de ellos, desde entonces, ya estaba realizado.
-Cuidado con lo que deseas porque se te puede cumplir –volvió a bromear.
Shikamaru sonrió. Temari había comprendido.
-Será divertido lidiar con las consecuencias –afirmó. Y volvió a estrecharla contra sí.
FIN