-Esta historia no me pertenece, sino que es una adaptación de la película "El Conjuro" de 2013/Los personajes son propiedad de Masash Kishimoto, yo solo los uso para darle sentido a la historia.


Capítulo 1

Lo paranormal era algo que muchachas veces preocupaba a la gente, principalmente porque aquello sucedido producto de esa energía nunca tenía buenas consecuencias, y en cuanto Konohamaru y sus amigos; Udon y Moegi, habían comprobado ser víctimas de algo así, habían ido en busca de alguna ayuda.

En su búsqueda, habían encontrado a un matrimonio de parapsicólogos que parecían capaces de ayudarlos.

-Nos aterra solo pensar en eso, al escucharnos creerán que estamos locos—dijo Konohamaru con la voz semi quebrada producto de la inestabilidad emocional que se había visto forzado a vivir.

Una marioneta muy bien hecha se encontraba sentada sobre un sofá, sola, siendo escudriñada por sus portadores y una pareja que estaba dispuesta ayudarlos con su "problema". La marioneta emulaba a un niño de piel blanca, ojos oscuros y cabello pelirrojo, más había algo en ella que atemorizaba a simple vista, motivo por el cual ninguno de los presentes la veía a los ojos.

-Cuéntennos, por favor, desde el principio—pidió el hombre que, tras escuchar las suplicas de ayuda de aquellos jóvenes, junto a su esposa, había decidido ir en su ayuda.

-Empezó con cosas pequeñas como un brazo o una pierna en posición diferente—procedió Konohamaru deteniéndose parcialmente para asegurarse que todo lo que estuviera diciendo fuera exactamente lo que el recordada haber visto y vivido. -Luego tenía la cabeza hacia arriba en vez de hacia abajo. Y un día pareció en otra habitación—el pelicastaño se apretó las manos con nerviosismo, -al parecer se movía solo.

El hombre observo de sola sayo a su esposa que estaba absorta en la historia relatados por los muchachos. Si bien la historia sonaba creíble, él no podía dejar de pensar que eso podía ser un abroma empleada por alguien, no ellos, solo para llamar la atención.

-¿Nunca pensaron que alguien tenía las llaves de su apartamento o que les jugaba una broma?—pregunto el hombre intentando justificar lo sucedido y a la vez tranquilizar a los jóvenes que no encontraban calma desde que poseían esa marioneta.

Konohamaru asintió inmediatamente.

-Fue justo lo que pensamos, pero no encontramos señal o evidencia de una intrusión—observo a sus amigos que asintieron, Udon en menor medida que había sido una de las victimas centrales de esa marioneta y solo quería deshacerse de ella.

La mujer, de mirada y voz bondadosa, estaba intrigada por la explicación que ellos daban. Claro que ella y su esposo habían sido participes y espectadores de muchas cosas que otros temerían simplemente con solo escuchar, pero vivían de ello, de ayudar a otros mediante lo que les era posible. Ella misma sentía y veía cosas que casi nadie podía…y sentía algo extraño y peligroso emanando de esa marioneta la cual evadía ver.

-¿Y eso fue lo que les hizo pensar que la marioneta estaba poseída?—preguntó ella.

El pelicastaño, conocido como Konohamaru, asintió observo a su amiga Moegi que se encontraba a su lado y que parecía estar igual de dispuesta que el a hacer todo cuanto fuera posible para que esa marioneta desapareciera de sus vidas de una vez por todas.

-Si, Moegi contacto a una médium y nos dijo que un chico llamado Sasori Akatsuna murió en este apartamento—explicó Konohamaru mientras su amiga bajaba la mirada con culpa al haber hecho eso en el pasado. -Se sentía solo y le gusto mi marioneta, imagino que solo quería hacer amigos.

Moegi levanto la vista hacia el matrimonio que esta vez comenzaba a creer del todo el relato de Konohamaru.

-Cuando nos enteramos sentimos lastima por él, trabajamos en un hospital como enfermeros, ayudamos a las personas—señalo Moegi haciendo que sus dos amigos asintieran como respuesta. -Así que…le dimos permiso para que entrara en la marioneta.

Los ojos de la pareja se abrieron ligeramente producto de la sorpresa. ¿Habían dado su consentimiento?

-Espera, ¿hicieron qué?—preguntó el hombre incrédulo por lo que estaba escuchando.

Nunca se podía permitir ni autorizar que un ente, alma o criatura tomara lugar en el plano humano, si lo tenía el alma de los cercanos a ese ser…corría un riesgo inminente producto de la infestación y, seguidamente, posesión.

-Quería vivir con nosotros habitando en la marioneta…y lo dejamos—finalizo Moegi.

-Pero luego todo empeoro…- añadió Konohamaru observando con rencor, de sola sayo, la marioneta.

Konohamaru recordaba claramente que los tres habían salido tarde del trabajo y además habían tomado la decisión de ir al cine puesto que se estrenaba una película nueva. Moegi, que tenía las llaves, abrió la puerta mientras los tres reían rememorando la cómica película que habían disfrutado en el cine.

Udon sintió algo bajo su zapato y se inclinó para recoger un trozo de papel que estaba tirado ene l suelo, justo en la entrada mientras Moegi cerraba la puerta. Toco el hombro de Konohamaru quien observo con miedo a sus compañeros al ver lo que se leía en el papel: ¿Me extrañaron?

Moegi era ajena a los pensamientos de sus amigos puesto que ella veía cai con miedo a la marioneta que estaba sentada en el pasillo. Sus amigos, en cuanto hubieran superado la impresión de ese papel, se quedaron igualmente sorprendidos al ver a la marioneta sentada en el suelo con un lápiz de crayón color rojo en una de sus manos…como si ella hubiese escrito el papel

-Cuando entramos a casa la encontramos sentada en el pasillo—explico Moegi a los parapsicólogos, -pero la habíamos dejado en la habitación de huéspedes.

Caminando hacia la marioneta con menos miedo que sus amigos, Moegi la evadió e ingreso a la sala, puerta que se encontraba ligeramente abierta e iluminada, frente a donde se encontraba la marioneta. Abriendo lentamente la puerta, temiendo encontrarse con algo en su interior, Moegi contuvo un jadeo al ver que todas las cosas allí presentes estaban tiradas y esparcidas por sobre el suelo en un desorden absoluto y sin forma. Las fotografías de ellos tres estaban rasgadas y rayas con el mismo crayón rojo. Y la luz que iluminaba la habitación solo era una lámpara que titilaba, tirada en un rincón. Moegi levanto a vista al ver líneas que finalizan en las paredes. Fue incapaz de contener un jadeo de sorpresa en cuanto vio lo que allí estaba escrito varias veces y con letras muy claras; ¿Me extrañaron?

Udon y Konohamaru, que entraron después de ella, se quedaron igualmente con la boca abiertas antes d escuchar el eco de algo cayendo al suelo y girando en su dirección. Los tres se voltearon viendo como el crayón en manos de la marioneta se deslizaba de sus manos y rodaba brevemente en su dirección. Konohamaru, harto después de haber visto y vivido cosas en el último tiempo, sin miedo, la recogió del suelo y camino hacia la puerta con ella bajo el brazo

-¡Konohamaru!, ¡espera, Konohamaru!—le gritó Moegi.

En el exterior del edificio, Konohamaru abrió el basurero don de arrojo la muñeca y el trozo de pale que habían encontrado al entrar en el apartamento. Cerró la puerta del contenedor y volvió con sus amigos sin voltear atrás.

Después de eso, y haciéndoles ver a sus amigos que lo mejor era deshacerse de la muñeca, como él había hecho, Konohamaru se sintió más tranquilo y los alentó a limpiar la habitación para que luego se fueran a dormir. Habían tardado aproximadamente una hora para luego, exhaustos, tenderse sobre el colchón y dormirse en el acto. No había pasado siquiera media hora cuanto se despertaron producto de un fuerte estruendo de la puerta principal; alguien estaba tocando.

Aun teniendo miedo tras lo sucedido, Konohamaru fue el primero de salir de su habitación; que compartía con Udon. La luz de la habitación de Moegi se encendió y ella misma, vestida con el pijama, abrió su puerta y los observo con miedo. La puerta no sonaba más pero sabían que tenían que abrirla. Konohamaru se acercó con lentitud y giro la perilla abriendo la puerta en el acto…pero no había nadie allí. Bajo la mirada al suelo donde, para su miedo, se encontraba un trozo de papel con las palabras que anteriormente habían estado escritas en las paredes de la sala; ¿Me extrañaron?

Volteo hacia sus amigos que, pegados el uno al otro, se le acercaron lentamente. Prácticamente saltaron le miedo cuanto el mismo golpeteo tripe se escuchó en la puerta de su baño. Moegi, que estaba más cerca, y entre los temblores que la sacudían producto de los nervios, abrió la puerta. Se cubrió los labios al ver que la marioneta era la que producía ese estruendo y que ese encontraba sentada frente a la puerta.

-Estamos aterrorizados, no sabemos que está ocurriendo o que vamos a hacer—se expresó Konohamaru, -¿nos pueden ayudar?

El hombre, pelinegro y de ojos ónix, asintió al igual que su esposa; pelirosa y de ojos jade, que estaba más que dispuesta a ayudar a esos muchachos que en poco tiempo habían vivido cosas terribles, solo de contar.

-Desde luego—admitió él. -Pero primero, entiendan que no existe Sasori y que jamás existió—explicó haciendo fruncir el ceño a los tres muchachos.

-Los fantasmas no tienen ese poder—explico ella, -lo que tenemos aquí es algo muy manipulador: un ente inhumano.

-Fue una equivocación dirigirse a esta marioneta—señalo el, sin observar la marioneta siquiera, -de esa forma el espíritu los engaño, le dieron permiso para infestar sus vidas.

-¿Qué es un espíritu inhumano?—preguntó Moegi.

-Es algo que jamás ha estado en la tierra con forma humana, es un ser demoniaco—explicó él.

Las simples palabras de ser demoniaco habían conseguido hacer temblar a los tres jóvenes que se sumieron brevemente en un silencio sepulcral que reflejaba sus miedos ocultos en los recuerdos de todo lo vivido hasta entonces.

-Entonces…¿la marioneta nunca estuvo poseída?—se atrevió a preguntar Konohamaru tras escucharlos.

Resultaba insólito para él y sus amigos pensar que, tras todo lo experimentado, esa marioneta no estuviera cargando alguna especie de ser maligno que ahora quería destruir y trastocar sus vidas.

-No, fue usada como un conducto, se movía para dar la impresión de posesión—explico la pelirosa igual de calmada pese a que la historia relatada por los jóvenes la hubiera tocado emocionalmente como todo aquello con lo que se encontraba en su trabajo. -Los demonios no poseen cosas, poseen a las personas…- se detuvo ella sabiendo que tendría que decirles claramente lo que ese ente quería de ellos; -lo que pretendía era entrar en ustedes.

Los tres amigos se observaron con miedo producto de ella explicación…pero también más seguros al ver que, en quienes habían buscado ayuda, ellos eran más que capaces de deshacerse de esa amenaza.


El video de aquellos tres jóvenes a los que habían ayudado en uno de los muchos casos de su carrera, se desvaneció en el telón una vez que el proyector hubiera dejado de reproducir aquella cinta que tenía un asidero completamente real; y ellos podían dar fiel testimonio de ello.

-Gracias Mitsuki, apágalo, ¿sí?—le indico el pelinegro a un muchacho de no más de quince años, piel muy blanca y cabello celeste claro que llevaba tiempo trabajando para ellos por su propia voluntad y disponibilidad. Las luces se encendieron en la habitación por obra suya, dejando ver con toda claridad la masiva audiencia que diariamente pedía escuchar relatos y experiencias concisas sobre su trabajo y lo que hacían. -Logramos que la iglesia enviara a un sacerdote para bendecir la casa y a sus habitantes—indico él, -lo que invadía ese apartamento…no lo hizo más, ¿alguna pregunta?—como mínimo, veinte personas levantaron la mano pero le dieron la palabras a una chica de quince años llamada Chouchou que siempre asistía a sus charlas, -¿sí?

-¿Dónde está la marioneta ahora?—pregunto ella.

-La tenemos en un lugar seguro—respondió su esposa con una sonrisa ligera que siempre conseguía despejar los miedos de la audiencia.

Muchachas veces estos casos no eran tan fáciles de controlar como lo había sido el de la marioneta. Siempre había riesgo para ellos y lo sabían, más dedican su vida en ello por el bien de otras personas.

-¿sí?—tomo la pelirosa la palabra de otro de los jóvenes que igualmente siempre asistía.

-¿Y ustedes qué son?—pregunto un joven igualmente oven llamado Inojin, -es decir, ¿Las personas como los llaman?

Ambos se observaron brevemente. El tema de como "darse a conocer" públicamente siempre era un dilema; los religiosos decían algo, los escépticos otra, y ellos…pues ellos tenían mucho que decir, de hecho.

-No han llamado; de monólogos, un término adecuado—puntualizo él, -cazadores, investigadores paranormales…- enumero intentado recordar exactamente todos los términos peyorativos por los que los llamaban.

-Locos—se burló ella por lo bajo provocando las risas de la audiencia.

Un poco de humor después de tanto suspenso servía para aligerar el ambiente.

-Chiflados—la siguió él al ver el rumbo que estaba tomando

Tocando suavemente el hombro de su esposo, y luego señalándose escasamente a sí misma, Sakura dio rienda suelta a lo que ella consideraba como el único título que les gustaba ostentar o nombrar ante las personas a las que ayudaban.

-Pero preferimos que solo nos llamen Sasuke y Sakura Uchiha—explicó ella.


PD: Agradecería mucho que me dieran su opinión y consejo, prometo actualizar tan pronto pueda. Gracias :D