Ella le miró fijamente a los ojos. Está acción. Puso algo nervioso al Maestro Tierra. Se rascó la nuca por el mismo nerviosismo.
Empezó a buscar palabras para decirle. Tal vez, preguntarle su estado de salud actual. Sería lo más conveniente para. Salir de esta situación tan incómoda.
— ¡Oye! ¡¿Y ya te sientes mejor?!
¡Ops!
Ah, de acuerdo. Esto no había salido muy bien. Pues. En vez de preguntárselo de forma normal. ¡Se lo gritó!
Se dió con su puño. Algunos golpes leves en la cabeza.
— ¡Argh! ¡Pero, qué tonto!
Más Eska. No le prestó mucha atención a esto. Simplemente respondió.
— Sí.
Mintió. La realidad es que aún. Está sufriendo ese odioso dolor de cabeza. Qué no la deja. Desde hace ya, un tiempo.
— ¿Pero por qué te desmayaste?—indagó Bolin.
El chico se mostró preocupado por ella. Parecía qué. Aún le importaba saber cosas sobre su estado.
— Bueno. La comida de la Nación del Fuego. Es un asco.—respondió. Está vez. Siendo completamente sincera. — El viaje fue largo. Y no he comido nada.
"¿No has comido nada? ¡Cómo has podido sobrevivir hasta hoy!" Pensó inocentemente, Bolin.
— ¡No te preocupes, Eska! ¡Yo te voy a cocinar algo!—respondió el chico. Apresurado.
Antes de qué. La Maestra Agua pudiese protestar. Para decir No. El muchacho fornido. Se había ido. Seguramente a la cocina de esté lugar.
Desna quedó. Nuevamente a solas con su gemela. En el dormitorio. Él agradeció estó. Los dos necesitaban un momento de tranquilidad.
Su hermano se acercó para hablarle monótonamente.
— Podemos llevar a tu Ex. Hacerlo bloque de hielo. Lo pondremos como adorno en tu habitación.
— Pero ocuparía mucho espacio.
Eska y Desna rieron juntos. La graciosa ocurrencia de su hermano. Había sido muy buena. Es tan bueno creando. Ingeniosidades divertidas. Como ella.
Luego de unos segundos de risas. Todo volvió a ser silencio. Después Eska volvió hablar.
— No esperaba encontrarlo aquí.—comentó ella.
Desna le miró.
— ¿Quieres que nos vayamos?
— No, Desna.
Eska no tenía intenciones de volver. A su Tribu en esté momento. Aún no se sentía mejor. Como para regresar a casa.
— ¡Aquí estoy Eska!
Bolin entró con sus manos sujetando. Un tazón rojo de gran tamaño. Eska y Desna se sorprendieron.
Desna lo siguió con la mirada. Indiferente.
El Maestro Tierra le acercó su preparación a. La chica.
— Te hice unos fideos con alga.—sonrió ampliamente.
La Maestra Agua olfateó un poco el vapor que. Salía del plato. Asombrosamente. Le fue atrayente.
— ¿Cuándo recibiste el título de cocinero?
— ¿Título? jejeje...—rió suavemente— En realidad. Aprendí probando.—respondió un poco apenado.
Eska no entendió. Bolin pareció comprender así qué. Continúo con su explicación.
— Tú sabes qué. Me encanta la comida de las Tribus Agua.
Desde atrás. "Tú" pensó con fastidio Desna. Ese hombre es un insolente. ¿Cómo se ha atrevido ha. Hablarle de ese modo a la Jefa de la Tribu Agua Norte?
— ¿Aprendiste a cocinar. Usando únicamente tu sentido del gusto? —preguntó monótonamente. Eska. Como si nada de estó le asombrara. Lo cuál es falso. Pues se encuentra. Bastante sorprendida. Bolin tiene mucho talento.
— ¡Sí! ¡Así es!—gritó feliz.
La Jefa del Norte. Muy pocas veces comprendía. El entusiasmo del joven plebeyo. Aunque a decir verdad. No le molesta qué. El sea de esa forma.
— Eska, ¿Quieres qué yo… Te dé la sopa? —preguntó sonrojado.
La Maestra Agua también sintió sus mejillas arder. Pero se apresuró a. Rechazar.
— No, gracias. Puedo sola.
Eska se dió prisa a tomar un poco del caldo de los fideos. La sopa sí. Está buena. Dió más cucharadas pues tenía hambre.
Bolin sonrío.
Eska está nerviosa. Bolin la observa mucho.
La muchacha morena. Levantó la cara para. Decirle al Maestro Tierra qué. Dejé de mirarla.
Pero está. A la vez de qué iba a emitir palabra. Sintió un poco de caldo. Resbalando por su barbilla.
Bolin se rió.
Eska se sintió avergonzada. Limpió con su manga el. Resto de caldo.
— Está bien si te manchas un poco, Eska. No te preocupes.
El corazón de la muchacha comenzó a latir demasiado rápido. Sintió como si esté órgano. Se le fuese a salir del pecho.
Quiso continuar comiendo de sus fideos. Pero. La náusea apareció de nuevo.
Inmediato. Eska se levantó de la cama. Dándole a sostener el tazón a Bolin.
Corrió hacia el cuarto de baño.
Se colocó de rodillas. Frente al inodoro. Ahí se arqueó. Vomitó débilmente.
Apenas sucedió. Desna ya estaba ahí. Arrodillado junto a ella. Sujetaba su cabello. Además de darle suaves masajes en la espalda.
Bolin observaba desde la puerta del lavabo. No sabía bien cómo sentirse.
— Está bien, Desna.
Dijo, Eska. Se levantó con ayuda de su hermano. Fue a lavarse la boca. Necesitaba con urgencia liberarse. De ese asqueroso sabor.
— ¿Te hicieron mal mis fideos?—preguntó abatido, Bolin.
La Maestra Agua terminó de lavar su boca. Y limpiar el sudor.
— No. No fue eso.
Respondió. No le miró a él. Estaba mirando el lavabo.
— ¿Entonces qué fue?
— Eska necesita descansar.—interrumpió Desna.
— No, Desna. No voy a irme sin saber. Necesito qué me digas. Qué le está sucediendo a Eska.
Por primera vez. Bolin mostró rebeldía contra ellos. Para él. Eska es muy importante. No quiere dejarla sola. En está ocasión. No le importa si lo congelan y luego es la comida de las pirañas-delfín. Él se ha decidido a quedarse a su lado.
Eska caminó hacia él.
— Bolin te agradezco. Tu atención.
La joven morena. Le abrazó. Acarició su cabeza. Bolin no sabía qué estaba pasando. Pero le gustó ser abrazado por ella.
—Creele a Desna cuando te dice. Solo necesito relajarme.
Eska encontró ese punto para congelar. Una pequeña parte del cerebro de Bolin fue. Paralizada por ella. Sabe muy bien lo qué hace. Se ha especializado en estó. Por lo qué el chico no corre ningún peligro. Únicamente estará dormido durant horas como máximo.
