Disclamer: Yuri on ice no me pertenece, toda esa maravilla es de Kubo-sensei y su staff técnico.
Notas: Por si alguien me conoce de otro fandom, reconocerá que esto es un "poquito más yo". Disfrútenlo. Read & review, recuérdenlo.
~Sombras~
Control. Al final todo se trata de control.
Su pentacampeonato justificaba su forma de pensar. Era lo que era por el control que tenía de su cuerpo, de su entrenamiento, de la reacción del público. Su capacidad de moldear la rutina, de escoger la música precisa, de controlarse a sí mismo.
Ser amable con los fans, sonreír a la cámara, parecer siempre impecable.
Siempre en control.
Su cuenta corriente, su departamento en San Petersburgo. Su talento para hacer lo que quisiera.
Siempre en control... Hasta ese día en el banquete en Sochi.
En algún momento pensó que, si fuera él quien hubiera quedado sexto, nadie se atrevería a decir que era un fracaso. Su actitud lo mantendría aún más alto que el propio ganador, y nadie osaría pensar en su retiro.
(Mirando de pies a cabeza a ese pobre muchacho japonés, confirmó que el peluquero correcto, un buen odontólogo y hablar con el espejo hacían más que cinco entrenadores talentosos.)
Entonces pasó. El milagro de la champaña.
Borrachos había visto cientos durante su vida, empezando por su padre. ¿Por qué este en particular había hecho saltar su corazón? ¿Por qué este le había hecho ruborizar y sentirse vulnerable?
Sin embargo ahí estaba, desnudo en un onsen de una desconocida ciudad japonesa, dispuesto a vivir en esa pequeña posada perdida en el mundo, porque ser Viktor Nikiforov también significaba dormir sobre un tatami y comer con palitos si así lo decidía, y nada de eso le hacía menos magnífico de lo que ya era.
(Era su gracia después de todo)
-Te haré ganar el Grand Prix Final.
Lo que había pasado después había sido el deterioro continuo e incesante de lo que Viktor conocía como "La leyenda viva del patinaje ruso" para decantar sin remedio alguno en un simple "Viktor Nikiforov encantado con la vida y el amor".
Pérdida total del control al que estaba acostumbrado.
Irónicamente no se sentía molesto por eso. Se sentía en una nube, flotando como una colegiala enamorada del galán de turno. Dio besos en público, recibió una propuesta de matrimonio y lloró frente a su prometido lamentando su egoísmo. Eso, inevitablemente, lo llevó a pensar en sus propios actos. Yuuri no estaba siendo -necesariamente- la criatura más caprichosa del mundo al decirle que se retiraba para que él volviera a patinar. Era parte de su personalidad, y Viktor se sorprendió de lo obvio que le pareció al pensarlo por segunda vez, días después.
Autoinmolarse. Una brutal forma de control que Nikiforov nunca había intentado, porque estaba demasiado preocupado por parecer perfecto como para pensar -siquiera- en echar todo por la borda por alguien más.
"No eres un héroe hasta que mueres" Escuchó una vez. Y ahora lo entendía mejor que nunca. El último y mayor de los sacrificios. Lo que Yuuri finalmente había hecho era demostrar que estaba dispuesto a abandonar todo el esfuerzo del último año sólo por verlo en la pista de nuevo. Sólo para que siguiera en control del patinaje mundial y de sus propios sentimientos.
(El ruso no pudo dejar de notarlo. A lo que Katsuki estaba renunciando explícitamente era a su carrera como patinador. Nunca había hablado de renunciar a él, y la sensación de ser ansiado de esa forma le quitó el aire e hizo que le picara la punta de la nariz.)
Sin embargo sus emociones le habían traicionado en ese momento. En un impulso había rechazado tajantemente la renuncia de su pupilo, e incluso había recurrido a manipular a Yurio para poner presión en los hombros del japonés, puesto que si no ganaba el oro, su retiro no tendría sentido.
"Me tomé un descanso sólo para entrenarte y no has ganado ni un oro"
Emocionado hasta las lágrimas por los cuádruples de Yuuri, Viktor se sintió el campeón del mundo por haber sido capaz de "generar eso" en él. Era una forma de estar en el lado dominante completamente diferente. Se sentía a merced del japonés, pero sabía que su fortaleza y naturaleza caprichosa ahora se alimentaban de la elegante figura del patinador, y que podía seguir siendo él precisamente por estar anclado a ese muchacho inestable emocionalmente y con el autoestima en el suelo.
Era como ser el domador de un dragón. Saber que te permitiría arrancarle un ojo, pero que podría devorarte en un suspiro.
Ver tal portento (tal talento) a la vera de sus palabras y acciones, le daba poder y confianza.
Era contradictorio. Era difícil de explicar y de entender. Era todo lo que nunca había sido, porque para eso era necesario entregarse por completo y recibir al otro de la misma forma.
Saberse invencible y vulnerable.
Quizás por eso le ató por primera vez.
Quizás por eso se dejó atar por primera vez.
-Confía en mí.
Lo dijo y lo escuchó. Tuvo la poderosa figura de su compañero ciego e inmóvil y regaló humilde la imagen del pentacampeón atado y necesitado.
Quizás, después de todo, de eso se trataba el verdadero control. De saber que puedes romperlo en mil pedazos, pero decidir tratarlo con delicadeza. Saber que puedes arruinarle la vida y, aún así, luchar porque fuera feliz.
Al final, entendió Viktor, ser poderoso tenía mucho más de ceder el control que de monopolizarlo. Más de entregarse que de exigir.
(Porque si de desprendimiento se trataba, tenía al mejor de los maestros)
Con la claridad que te dan las epifanías, Nikiforov terminó de ajustar la venda sobre los ojos de Yuuri, rozando al retirarse los hombros desnudos y el collar de cuero. Sobre la mesa, una fusta elegante de negro resplandeciente.
-¿Estás bien, Viktor? -preguntó Katsuki, sin moverse de su posición arrodillada.
-Lo estoy, ¿por qué lo preguntas?
-Tardaste en... los preparativos.
El ruso disfrutó de la piel adornada por el sonrojo tenue que aún inundaba a su pareja cuando tenía que expresar alguna idea o deseo relacionada a sus pasatiempos.
-¿Así de impaciente estás? -preguntó con sorna, agradeciendo que el japonés no pudiera ver la lujuria que manaba de sus ojos -No te preocupes... Me encargaré de todo.
La fusta hizo una curva en el aire, silbando en anticipación. Yuuri se tensó en su posición, enderezando la espalda y esperando.
-¿Has sido un buen chico, Yuuri?
Saber que puedes romperlo, y decidir tratarlo con delicadeza.
-Solo dime lo que deseas...
Eso y solo eso, era el verdadero control. Y Viktor no cabía en sí mismo acerca de lo mucho que lo disfrutaba.
+TBC+
Postmortem: Esto no es una serie propiamente tal. Mi idea es un conjunto de shots (relacionados) que hablarán de un tema que me encanta… "Kinks". "Fetiches". Viktor y sus fetiches. Yuuri y su fetiches. Viktor y Yuuri y SUS fetiches.
Espero les haya gustado.
Saludos!