Ladybug cerró los ojos y se preparó para el impacto. Justo cuando pensaba que era inevitable, algo la empujó fuera de la trayectoria de las flechas.

Abrió los ojos tentativamente, sin saber qué había pasado... y se encontró en los brazos de Adrien, que la miraba con expresión preocupada.

Marinette estaba impresionada. Si antes le había parecido guapo, ahora lo encontraba irresistible. Un suspiro se escapó de su boca al contemplarlo.

¿Estás bien, Milady? - Dijo en su voz usual, cálida y reconfortante. - No temas, no permitiré que te haga daño. - Dijo el rubio, malinterpretando a la chica, y pensando que estaba asustada. Ella solo parpadeo y asintió lentamente.

Finalmente te decidiste unir a la fiesta. - Dijo Volpina, pero a pesar de su voz burlona, había genuino afecto en sus ojos. La mujer zorro se relajó y se alejó un poco.

El único que se había quedado paralizado era Gabriel Agreste. Miraba a su hijo, un poco más pálido que lo normal, lo que no era mucho, porque Adrien era la viva imagen de la perfección. Hacía unos segundos, yacía cubierto de heridas a una distancia considerable, y ahora estaba parado enfrente de él, en apariencia completamente curado.

Adrien, retírate, tengo que acabar con este par de monstruos. - Se recuperó y le dio una orden a su hijo. - Luego encontraremos la forma de curarte.

Estaba acostumbrado a ordenarle de esa forma al rubio, así que esperaba que lo obedeciera de inmediato.

Detente, padre. Si de verdad piensas eso, entonces yo también soy un monstruo ahora. - Adrien le quitó el arma de las manos, moviéndose a una velocidad increíble e interponiéndose entre la chica y su padre. - He vivido sólo para agradarte, tratando de ser perfecto para que estés orgulloso de mí. He hecho todo lo que me has pedido, pero esto no lo permitiré.

No sabes lo que dices, te están manipulando, tu no eres así. - Dijo Gabriel.

No sabrías como soy realmente. No convivimos, solo ordenas y yo obedezco. - Dijo Adrien. - No quiero hacerlo mas. No quiero esperarte en la mansión y saber que no llegarás. Sé que la desaparición de mamá te duele tanto como a mí, pero lo que haces para superarlo es alejarme de ti y ahora descubro que eres Hawk Moth. Por favor, papá, detente. El poder que buscas no la traerá de vuelta, no llenará el vacío que dejó. Y no es lo que ella querría para ti.

¡No! No entiendes, sólo quiero lo mejor para ti. Todo estaría bien si no fuera por Ladybug. Ella lo arruinó todo. Ella te mordió y nos arrebató todo. - Dijo Gabriel.

Marinette retrocedió. Sus palabras la herían más de lo que sus ataques podrían hacerlo. Era verdad, no tenía derecho de haber mordido a Adrien, sólo lo había hecho para presionar a Gabriel y se había convencido de que estaba bien, porque creía que era un criminal. Pero en el fondo sabía que estaba mal. Y luego no había marcha atrás. No había podido detenerse de morderlo otra vez. Sus acciones lo habían arrastrado a esto. Le había arrebatado su vida, ahora era un vampiro.

La culpa la hacía seguir retrocediendo, incapaz de hacerle frente al chico que la protegía.

Sabía que había tomado a un joven bueno y lo había arrastrado a un plan y a una venganza que no le correspondía. Lo había usado una y otra vez y el nunca se había negado. Siempre la había comprendido, respaldado y protegido. Y ¿qué había ganado con su amabilidad? Perder su voluntad y luego su humanidad. Ella le había pagado su confianza convirtiéndolo en un ser inmortal que tendría que ocultar su naturaleza para mezclarse con la sociedad. Un paria.

N-no quise hacerte daño. - Confesó ella, con un hilo de voz.

¡Pero lo hiciste! - Gabriel la miró con total desprecio por sobre el hombro de Adrien. - Y ahora mientes para protegerte. No te fue suficiente morderlo una vez, pudiste parar entonces, pero lo convertiste. Adrien, ya ni siquiera te das cuenta, eres una sombra de lo que fuiste, solo una marioneta que la protege.

Ella palideció. ¿En verdad era un monstruo? ¿Le había hecho todo eso a Adrien? ¿Cómo podría decirle que lo amaba ahora?

Basta padre. No soy una marioneta y la protejo porque es lo correcto. - Le contestó Adrien, calmado. - Incluso antes del secuestro la admiraba y quería ayudar como ella lo hacía, por eso me disfrazaba por las noches y salía a patrullar la ciudad en secreto. Nunca te lo dije porque nunca me diste la oportunidad. Desde entonces admiraba el mito de Ladybug.

Adrien se acercó y confrontó a su padre frente a frente.

Lo que quiero decir es que estuve de acuerdo con la segunda mordida y prácticamente la obligué a morderme la tercera ocasión. Quise hacerlo. - Le dijo el chico.

Lo dices porque ella te está manipulando. - Argumentó Gabriel.

No lo creo. Ella es honesta, amable y sé que no lo haría. Confío en ella. Es más que eso... antes la admiraba, pero ahora... creo que me estoy enamorando de ella. - Confesó Adrien, sin atreverse a voltear a verla. - Por eso quiero ser alguien en quien ella pueda confiar, apoyarse y luchar a su lado. Así que por favor, ríndete, papá. Si necesito declarar contra ti, lo haré, y tengo grabada tu confesión, por lo que será muy difícil que salves tu carrera política. Pase lo que pase, Ladybug se quedará con las pruebas de tu identidad.

Por favor, no quiero perderte como a mamá. - Le suplicó Adrien, sintiendo el conflicto interior de su padre.

Gabriel pareció entristecerse a la mención de su esposa, y, acercándose a su hijo, lo abrazó.

Entonces ¿estás de acuerdo en mudarnos de la ciudad, Adrien? - Le preguntó, al separarse.

Un relámpago de tristeza cruzó las facciones del joven, al recordar esa parte del trato, pero se recuperó y asintió.

Si, estoy de acuerdo. Nos iremos juntos. - Le dijo a su padre.

N-no, eh, bueno, si promete no seguir robando y comportarse, supongo que pueden quedarse. - Interrumpió Ladybug, súbitamente ansiosa. No quería separarse de Adrien, ahora que comenzaba a significar mucho para ella.

Adrien consideró la propuesta. Le gustaba París, y no quería separarse de Marinette. Al cabo de unos segundos, decidió darle una oportunidad.

Papá, prométeme que te retirarás definitivamente de ser Hawk Moth. Ahora que soy un vampiro, me gustaría quedarme y vigilar que se cumpla la ley en compañía de Ladybug. - Le pidió Adrien. - Como compensación por todo lo que ha ocurrido.

Es un trato. - Aceptó Gabriel de mala gana, pero dándose cuenta de lo mucho que esto significaba para su hijo.

Hablando de eso, el estadio quedó destruido y podría necesitar una donación para reconstruirlo. - Sugirió Ladybug.

Cuenta con ello, Milady. - Respondió Adrien rápidamente. - Lo haré a primera hora, después de anunciar mi liberación.

Gabriel gruñó, pero no dijo nada, después de todo, Adrien era dueño de su propia fortuna gracias al modelaje.

¡Grandioso! - Dijo la chica, entusiasmada. - Ahora creo que deberíamos irnos, ya es muy tarde.

A último momento, se inclinó sobre Adrien y le susurró: "Ve a dejar a tu padre en casa y encuéntrame en la torre." - Se despidió con un movimiento de mano y se fue junto con Volpina, que esperaba para hablar un momento con ella.

¿Sabes que podemos arruinarla si me dices su identidad, verdad? Tengo muchos contactos que me deben favores y - Comenzó a decir Gabriel, en cuanto se quedó solo con su hijo.

No empieces, papá. Ni de broma te voy a decir quién es. Todo lo que dije antes es cierto y pienso cumplirlo. Te detendré si es necesario. Vámonos. - Cruzó un brazo por debajo del torso de su papá y saltó, probando sus nuevas habilidades. Era divertido, se sentía libre, fuerte y feliz. Llegaron a la mansión en tiempo récord.

Tras dejar a su padre en su habitación, se retiró a la propia y escapó por el balcón sin perder tiempo, ansioso por reunirse con Marinette.

Esperaba que algún día su padre comprendiera que con dinero y poder no llenaría el vacío en su corazón y tal vez encontrara a alguien que le ayudara a superarlo. Si por lo menos supieran en dónde estaba su madre, tal vez podrían entenderlo, pero ella sólo había desaparecido sin dejar rastro un día.

Ladybug ya lo estaba esperando en la torre. Se veía tan hermosa, su esbelta silueta recortada contra las luces de la ciudad. Cuando ella lo vio, le sonrió de forma deslumbrante y le provocó una calidez que nunca antes había experimentado.

M-milady. - La saludó, sonrojado.

Adrien. - Dijo ella, sintiéndose súbitamente tímida al recordar su confesión.

¿De qué querías hablar? - Le preguntó el rubio.

Eh ah si, ahora que eres un vampiro, tienes que saber algunas cosas. - Y procedió a explicarle todo lo que podía recordar acerca de ser un vampiro y las diferencias que tenían con los humanos. Quería que se sintiera cómodo con su nueva vida. También intercambiaron números de celular, para mantenerse en contacto.

Adrien se disculpó por las cosas que le había hecho con Chloe y ella se disculpó por haberlo secuestrado y malinterpretado todo ese tiempo.

Marinette me... gustaría acompañarte en tus rondas nocturnas. - Dijo él, después de un largo silencio. - Quiero decir, si te parece bien.

S-si, me encantaría. - Dijo ella, tartamudeando un poco.

Sus miradas se encontraron y el tiempo pareció detenerse. Los ojos de ambos cambiaron a rojo.

Marinette yo... te amo. - Comenzó a decir el chico, acercándose a ella.

Adrien. - Susurró la chica, casi sobre los labios del rubio.

Ambos cerraron los ojos cuando sus labios por fin se encontraron. Ella pasó los brazos alrededor del cuello del chico, atrayéndolo más. Se besaron una y otra vez, primero con timidez, luego con entrega.

Se separaron sin aliento, y ella abrió los ojos, amando cada detalle de él, y se topó con un par de ojos rojos. Había estado tan emocionada con la confesión y con los besos, que no se había dado cuenta antes.

¿Milady? Tus ojos son rojos. - Comentó el chico y luego sonrió. - Te quedan bien, van con tu traje.

Ella parpadeó, finalmente entendiendo las indirectas de Volpina, y se ruborizó, apartando la mirada. Pero él capturó una de sus manos, y la besó tiernamente.

¿Qué ocurre, Marinette? - Preguntó al notarla incómoda.

Hay otra cosa que debes saber sobre los vampiros. - Comenzó ella, todavía sin mirarlo. - En realidad tampoco lo sabía, me lo dijo Volpina hace un rato. - Tomó aire, y se armó de valor.

Cuando... dos vampiros son almas gemelas y se enamoran uno del otro... ellos cambian... - Dijo la chica.

¿Cambian? ¿Cómo? Vamos, puedes decirme lo que sea. - La instó Adrien.

Sus ojos se vuelven rojos cuando piensan el uno en el otro. Es la señal del Amor Inmortal. - Finalizó ella, en una exhalación.

¿Qué? Entonces eso quiere decir que... - dijo el chico.

Tus ojos también están rojos. - Afirmó ella, finalmente mirándolo y admitiendo sus sentimientos. - Eres mi Amor Inmortal.

¿Y eso que significa? - Preguntó Adrien.

Pues... no estoy muy segura, pero se que es un vínculo que se fortalece con el tiempo. - Divagó Marinette, avergonzada. - Al menos así es como les ocurre a mis padres.

Ok, espera un momento... entonces ¿eso significa que tu también sientes algo por mí? - El chico le sonrió de forma pícara y luego la observó con tal intensidad que ella se sintió arder por dentro.

¿Tu qué crees? - Le contestó ella, siguiéndole el juego. - Y debes saber que tengo una colección de fotos tuyas en una caja debajo de mi cama... las tenía puestas por todo mi cuarto hasta que creí que - No pudo terminar la frase, porque el chico había capturado sus labios de nuevo, abrazándola por la cintura y todo pensamiento abandonó su mente.

Pero poco importaba, porque ambos sabían todo estaría bien, que juntos podrían superar cualquier cosa.

Un amor inmortal había comenzado.

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Perdón por la tardanza! Pero este capítulo es el tan esperado desenlace, y es muy importante que quedara justo como lo había imaginado. :D Solo un capítulo mas de epilogo y acabado ;)