CASADOS
Por: Beuma
Como ya es costumbre en esta página, aclararé que los personajes no son de mi pertenencia y sólo juego con el maravilloso mundo de Ranma ½ de Rumiko Takahashi. Espero disfruten leyendo esto tanto como yo escribiéndolo.
ADVERTENCIA: Creo que en este caso, puedo prometer que sí habrá juegos de azar y mujerzuelas (?). Vale, no. Pero sí que el fic va a contener contenido ADULTO EXPLÍCITO. Sé que sin importar su edad, estando interesados lo leerán, sólo quiero aclarar que si alguien se siente ofendido o considera esta obra vulgar, no me lo echen en cara en forma de reclamos. Besos.
Capítulo 1. Regreso
— ¡Akane! ¡Baja ya! —gritó por décima ocasión la mayor de las Tendo.
Ésta, que se encontraba con los auriculares sobre los oídos, de nuevo fue incapaz de escucharle. Por eso mismo, Kasumi rendida tuvo que ir hasta su habitación con el pequeño hijo que ella y el doctor Tofu habían dado a luz unos ocho meses atrás entre brazos.
Todos veían a Kasumi como alguna clase de ser sobre natural. Pues, incluso con el pequeño Akira a su cuidado la gran parte del día, era capaz de cocinar para toda la familia, claro, con ayuda de la tía Nodoka y continuar con varios de los labores del hogar por sí misma.
Cuando Kasumi por fin entró a su habitación se encontró con su hermana menor recostada, durmiendo. Suspiró y con tranquilidad la despertó.
— ¿Sucede algo? —preguntó Akane exaltada.
— Por supuesto, hoy vuelven el tío Genma y Ranma de su viaje.
El corazón de la joven de pelos azulados se exaltó una vez más. Se paró de inmediato y nerviosa miró a los ojos a su hermana.
— Eso quiere decir que...
La castaña le respondió con una sonrisa. — Mejor ayúdame. Cuida un rato de Akira ¿Sí? Cocinaré con Nabiki, dijo que hoy me ayudaría. Lo único que debes de hacer es recostarlo en la mecedora y vigilarle un rato. Arréglate y ayuda a poner la mesa —le pidió dándole entre brazos al primer nieto de Soun Tendo.
Hace dos años, Ranma y Genma se habían ido de vuelta a China a entrenar tanto como les fuese posible. Al perder la poca agua del Nannichuan que había sobrevivido a la catástrofe en los lagos encantados, todos aquellos que habían caído en una maldición de Jusenkyo se habían resignado a permanecer para siempre con su terrible doble vida, incluyendo a Ranma.
Tiempo después de la boda fallida, ambos volvieron al colegio para terminar la secundaria. Akane decidió seguir con la preparatoria pero la tuvo que abandonar posteriormente a causa de lo laborioso que ya era atender al dojo.
El número de aprendices en él habían aumentado al enterarse del talentoso joven de trenza que impartía clases ahí, pero de la misma manera en que una docena de jóvenes japoneses había llegado, éstos mismos se iban yendo a causa de la mala organización en el dojo Tendo.
Soun y Genma estaban de acuerdo en que el matrimonio de Ranma y Akane era algo de urgencia, por lo que decidieron casarlos de inmediato, sin embargo, estos se negaron a causa de su complicada relación que apenas había cambiado con los años y las expectativas y metas personales que ambos deseaban cumplir.
Tuvieron que ser insistentes para hacer un acuerdo al final. Ranma cumpliría su meta de volverse mucho más fuerte y Akane de regresar al colegio antes que cualquier otra cosa. Para eso, Genma se llevó de nuevo a su único hijo a China, para desarrollar mejor la técnica de combate libre Saotome. Akane por su parte, acabó la preparatoria de manera bastante buena, luego, empezó a trabajar en el dojo e incluso se dio el lujo de conocer a otros muchachos.
"Una vez que te cases con Ranma, todas tus libertades se verán limitadas a causa del compromiso" le dijo Nabiki unos días después de que Ranma se marchara.
La mujer de pelos azulados se dedicó a mecer a su sobrino con lentitud, teniendo en mente sólo una cosa: volver a ver a su prometido.
La piel se le ponía de gallina al pensar en él. Cómo lo extrañaba y a la vez, cómo le horrorizaba que por fin llegara el día en que su relación se formalizara.
Las cosas habían cambiado mucho en ese tiempo. Shampoo y Mouse incluso parecían empezar a congeniar, Ukyo prosperaba en su negocio y Ryoga empezaba a sentir verdadero amor por Akari.
Ahora se preguntaba qué era de Ranma.
Se vistió de forma modesta con un vestido rojizo que no usaba con tanta frecuencia. Su pelo lo peinó con ligereza pues lo mantenía corto.
Bajó a la sala con el niño y esperó pegada a la ventana por Ranma.
Soun y el Dr. Tofu, quien ahora iba con mucha frecuencia a visitarles junto a su hermana, habían ido por ambos al aeropuerto, así que llegarían en cualquier momento.
— Akane, te pedí que pusieras la mesa —le recordó Kasumi paciente.
— Cierto, ya voy —contestó poniéndose de pie de nuevo.
Cuando Akane terminó de poner los últimos cojines, la puerta se abrió de forma imprevista.
— Bienvenidos —escuchó decir a la voz de su padre en la entrada. Akane se puso de pie inmediatamente y con el cuerpo tembloroso tal cual gelatina, dirigió su mirada a la puerta.
Y asombrada encontró al fin el rostro que tanto buscaba. Notó a Ranma de veinte años un poco más alto, con el cuerpo igual de delgado pero más robusto, con los músculos mejor marcados y el rostro mucho más maduro. Sus miradas se cruzaron de inmediato creando tensión en la habitación.
— Se nota lo mucho que se extrañaban —comentó Nabiki burlona.
Akane se acercó algo tímida y con la cabeza gacha llegó hasta él. — Hola —lo saludó cohibida.
Ranma al verla reaccionó de la misma manera y nervioso, jugueteando con sus manos como le era costumbre, bajó la mirada también. — Hola, Akane —contestó esperando que el incómodo momento terminara.
— ¡Pero basta de eso! ¡Se casarán en una semana, deberían dejar de actuar como críos! —exclamó Soun con entusiasmo.
— Opino lo mismo, señor Tendo. ¿Por qué no los dejamos solos un rato? Les hará bien hablar después de tanto tiempo —sugirió Genma dirigiéndose a Nodoka para saludarla con un abrazo.
Akane caminó con Ranma hasta la antigua recámara de él para que desempacara su equipaje y así, aprovecharan la privacidad para hablar a gusto.
— ¿Cómo has estado? —preguntó el de pelo negro a su prometida para romper el hielo mientras entraban al dormitorio.
— Bien... Algo agitada pero nada fuera de lo común ¿Y tú? ¿Te has vuelto más fuerte? —le cuestionó interesada.
Ranma al fin sonrió. — Así es. Supongo que tú también.
— Así es...
El silencio empezó a abrumarlos pues no sabían qué decir.
Ranma notó a su prometida lindísima como siempre, deseaba verla, deseaba volver a escuchar su voz. El tenerla de nuevo cerca lo hacía feliz por lo que sin poder contenerse la abrazó con fuerza, apretándola contra su pecho de tal manera que ella no podría deshacerse de su agarre aún si ésta lo quisiera.
Pero ella no quería. Le correspondió de inmediato y se mantuvo así por casi tres minutos. Al terminar se miraron a los ojos con alegría mutua.
Akane alucinó al ver a Ranma tratar de acercarse a su rostro. Sintió tan extraña esa actitud por parte de él que cuando los labios de Saotome estuvieron cerca de rozar su boca, los apartó instintivamente. Ranma reaccionó de mala manera ante el comportamiento de Akane.
— ¿Sucede algo? —preguntó insatisfecho.
— Creo que te has olvidado de algo. Cuando te fuiste...
Oh sí.
Como siempre, antes de irse, Ranma y Akane tuvieron una fuerte discusión.
— ¡No sabes cuánto me alegra no tener que ver tu feo rostro por mucho tiempo! —le gritó él con tal exaltación que Akane sólo pudo reaccionar de la manera más agresiva posible.
— ¡¿Y crees que eres el único?! ¡Llevo mucho tiempo esperando que te vayas de mi casa!
— Iré a China y conoceré a una chica mucho más linda que tú, ya verás. Me vas a extrañar —continuó hablando mientras levantaba sus maletas. — Si vuelvo aquí contigo, créeme que no será por gusto —le dijo antes de azotar la puerta e irse.
Y resultó que al final había vuelto, y había tratado de besarla casi inmediato después de verla.
— Así que… ¿Quién te ha obligado a volver? —preguntó Akane apacible.
— Sabes bien que estaba enojado... Ya ni lo recordaba —confesó tomando asiento en el suelo. Ella hizo lo mismo.
— Como sea. Me alegra verte. Atender el dojo sola me ha sido complicado —le comentó esperando comprensión.
— Eso supongo, me dijeron que desde que me fui el número de alumnos disminuyó.
Akane rodó los ojos. — Puede ser, pero no es para tanto. No es que haya habido gran cambio —dijo tratando de bajarle un poco el ego. — La familia ha crecido. Incluso construyeron dos habitaciones al fondo para Kasumi y Tofu. Parece que se mudarán con nosotros —le contó más cómoda que en un inicio.
— Ya veo —respondió el de trenza molesto. A pesar de que había madurado un poco, no había podido mejorar aquél mal temperamento que lo caracterizaba, y le estaba costando mucho disimular la rabia que le había causado el rechazo de Akane.
La había extrañado todos los días, desde el primer minuto que salió de la casa de los Tendo. Había creído que Akane también, así que se le hizo fácil abalanzarse sobre ella creyendo que estaba tan deseosa de besarle como él.
Pero parecía equivocado.
— ¿Has estado con alguien? —preguntó sin poder evitarlo.
— ¿De qué hablas? —contestó Akane.
— Ya sabes... ¿Has salido con personas? O... ¿Sales con alguien ahora? —le preguntó yendo al grano.
Akane frunció el ceño.
— Qué pregunta más imprudente —contestó haciendo que los celos en Ranma fueran evidentes.
— ¿Imprudente? Para nada. Sólo que se me hizo natural considerando que...
— Bueno, tal vez pero no hubo nada especial ¿Entiendes? —le aclaró tratando de calmar las aguas. — ¿Y qué hay de ti?
— Pues claro que sí, ¿Creías que iba a esperar por ti durante todo ese tiempo? Pero no hubo nada que deba de preocuparte, supongo —dijo con toda la intención de hacerla enojar.
— Como si me importara —le contestó retadora.
— Tú... Idiota…
— ¡SIETE MINUTOS! —gritó de repente Nabiki del otro lado de la pared asustando a ambos muchachos. Akane se levantó con rapidez y deslizó la puerta dejando a la vista a toda la familia.
— Qué injusto —se quejó Genma entregándole un billete de quién sabe cuántos yenes a la mediana de las Tendo.
— ¿¡Qué demonios hacen ustedes aquí!? —refunfuñó Ranma ofendido al verlos pegados a la puerta.
— No planeábamos escucharlos, enserio. Sólo que hicimos una apuesta de cuánto tiempo aguantarían antes de pelear y he ganado —les explicó Nabiki quitándole dinero ahora a su padre.
— ¿No podían esperar al menos diez minutos? —preguntó lloriqueando Genma.
Los otros dos los miraron incrédulos y luego bajaron junto con la familia por la cena.
NOTA FINAL: Espero les haya gustado. Cualquier clase de comentario no ofensivo será recibido con mucho amor, sin más qué decir, les mando un beso