1.- El inicio de todo

Holi :D

Espero sea de su agrado, nos leemos pronto ¡saluditos!

— ¡AMO A KIKYO! Tu jamás has significado absolutamente nada para mí, solamente eres una niña ridículamente estúpida ¡¿es eso lo que querías escuchar?!— le grito el hanyou a la azabache.

— ¡Pues claro pedazo de idiota!— exclamo la bella joven —si me hubieses dicho eso desde el inicio jamás hubiese perdido mi tiempo contigo. Pero ¿sabes qué? ¡ESTO SE ACABO!— tomo su mochila y con arco en mano salió de la cabaña de la anciana Kaede —Por mi ¡TE PUEDES IR AL MISMISIMO INFIERNO!

— ¿A SI? ¡PUES LARGATE KAGOME! ¡NO TE NECESITAMOS, NO TE NECESITO! ¡KIKYO ES MIL VECES MEJOR QUE TU!— resoplo furioso al ver que la chica se alejaba a paso seguro y se adentraba al bosque.

—Vaya idiota— limpio su mejilla con rudeza al sentir un par de lágrimas rodar por esta —y más idiota tu por haberle soportado tanto— se reprochó molesta.

Tal era su enojo que no noto como se desviaba del camino original, simplemente se limitó a caminar y soltar una que otra maldición al aire hasta que… — ¿dónde carajo me he metido?— se preguntó al ver que la noche había caído y que a su alrededor no había más que árboles y rocas.

— ¡Ay Kagome! Tu siempre tan cabezota— negó con la cabeza y se sentó bajo un árbol recargándose en el tronco de este. Miro hacia ambos lados y se sintió completamente perdida, la incomodidad se apodero de ella, no era normal que el bosque estuviese así de callado.

De pronto escucho voces pero por alguna razón le resultaban bastante familiares y para colmo de sus males nada gratas. Cada vez se escuchaban más y más cerca, como pudo trepo hacia las ramas más altas del árbol y aguardo a que los susodichos pasaran.

—Oye hermano Bankotsu— chillaba el afeminado shichinintai — ¿puedo quedarme con la cabeza de Inuyasha? ¡¿Puedo, puedo?!— saltaba dando pequeños aplausos

— ¿Para qué quieres algo así Jakotsu?— le pregunto con asco el moreno azabache de largo cabello trenzado

—Oh vamos, solo dime que si ¿sí?— hizo pucheritos —Podrá ser el enemigo pero eso no le quita los lindos ojitos que tiene ¡Ah!— suspiro —y esas lindas orejitas taaaaaaan kawaii— soltó una risita — ¡ES HERMOSO!

Kagome no pudo con su curiosidad y se recargo en una rama para poder tener un mejor acceso a la conversación del par que tenía a unos cuantos metros, tanteo mal y fue a dar al suelo de bruces, soltando un grito en el acto.

Ambos chicos (bueno, 1 chico y ½ ¬¬) voltearon rápidamente al escuchar el alboroto, al encontrarse con las orbes azuladas de la chica, Bankotsu no pudo evitar sonreír —Mira lo que tenemos aquí— camino hacia Kagome, a lo cual la chica reacciono tomando su arco y flechas, en posición de defensa.

— ¿Tu viajas con mi Inu, cierto?— le pregunto Jakotsu mirándola con indiferencia de los pies a la cabeza

—No sé de qué hablan— contesto con altivez la chica —solo sé que si se acercan tendré que purificarlos a ambos— el moreno rio con malicia ante su comentario

—Quiero ver que lo intentes cariño— le guiño el ojo e hizo ademan de atacarla, a lo cual la chica respondió lanzándole una flecha que pasó rozando su mejilla —Oh vamos niña, no tenemos por qué actuar con violencia, solo dime donde está el idiota al que acompañas y te dejare que te vayas

— ¡No necesito tu permiso!— le dijo furiosa y apunto de nuevo con su arco —es mejor que se larguen

—Niña testaruda— gruño Jakotsu —no nos hagas perder el tiempo, si quieres morir solo pídelo y ya— rodo los ojos en señal de fastidio — ¿por qué no te desases de ella de una buena vez?— le pregunto al moreno

—No lo sé, siento que matarla sería un desperdicio ¿no lo crees?— se acercó un poco más dejándola acorralada entre el tronco del árbol —mira ese rostro— dijo tomándola de la barbilla — ¿y qué me dices de esas curvas? —Poso su mano en el trasero de la chica dándole un apretón, haciendo que esta se quejara y luchara porque la soltará —no está nada mal la niña esta ¿eh?— miro de nuevo a Jakotsu

—Te sobran las putas hermano pero haya tu si decides conservarla— se cruzó de brazos y miro a Kagome — ¿Por qué estás aquí y por qué no ha aparecido Inuyasha ya?

Kagome miro con asco a Bankotsu y luego a Jakotsu — ¡Eso no te importa!— exclamo dándole una patada en los bajos al joven y echando a correr

— ¡MALDITA PERRA!— grito molesto Bankotsu al mismo tiempo que se recomponía del golpe

—Iré tras ella— le dijo Jakotsu

— ¡NO! Tú te vas con los demás y los llevas al refugio que encontramos esta mañana — sonrió de medio lado —yo le daré caza a la perrita esta— y sin más que decir salió corriendo por el sendero por el que minutos antes se había perdido la chica.

La azabache corría como alma que lleva el diablo, intentaba no tropezar pero realmente se le estaba dificultando esa tarea. Su corazón latía a toda prisa y las piernas le temblaban… — ¡AHHH!— grito al caer en picada colina abajo pero aun así no se detuvo, siguió corriendo lo más rápido que podía.

— ¡Vamos nena, no podrás huir de mí!— le grito el moreno, dándole unos metros de ventaja

Kagome se sintió pérdida y armándose de valor fue que se detuvo y le hizo frente, lanzo todas las flechas que pudo pero para su mala suerte, ninguna hirió ni siquiera un poco al chico.

— ¿Qué vas a hacer ahora?— le pregunto con sorna al ver que se había quedado sin flechas —estas débil, no tienes a donde ir, ni donde esconderte— sonrió burlón acercándose a ella —ni siquiera puedes hacer unos de esos campos con los que te proteges— y era verdad, había gastado tanta energía en las flechas que ahora ya no podía más.

— ¡Aléjate de mí!— tropezó con sus talones cayó de espaldas al suelo, cosa que fue aprovechada por el moreno para lanzarse sobre ella. Forcejeo como pudo sin lograr un avance —te he dicho que me sueltes, imbécil— golpeo su pecho pero él fue más rápido y la tomo por las muñecas.

— ¡Shhhh!— la silencio el chico —no estás en condiciones de pedir nada, muñeca —se recostó levemente sobre ella y la miro a los ojos— eres bastante linda —le acaricio la mejilla con dulzura— toda una fiera ¿eh?

En un último intento porque la soltara le escupió en la cara — ¿Quieres jugar rudo, eh?— la tomo de la mandíbula con fuerza, ignorando los quejidos de la chica — ¿Qué diría el perro si se enterara de que su perra está a punto de pertenecerme a mí?

Los ojos de la chica se llenaron de lágrimas pero aun así le sostuvo la mirada —No soy la perra de nadie y ese imbécil no me interesa— mascullo llena de rabia — ¡te exijo que me sueltes!

—Así que no te interesa ¿eh?— sonrió burlón —más que perfecto muñeca— corto la distancia que quedaba entre ellos y le dio un dulce beso en los labios —eres mía Kagome — fue lo último que escucho la azabache cuando sus ojos se cerraron.