Terry salió corriendo de la propiedad de los Andrew fue hasta su caballo y llegó a todo galope a la villa de los Grandchester.
A Candy la llevaron a su recamara, sus dos hijas se quedaron cuidando de ella, cuándo regresaron los hombres de la casa se extrañaron que no hubiera nadie en el salón de lectura y fueron a la recámara principal, encontraron a Candy en un mar de lágrimas, sus hijas trataban de consolarla.
-¿Qué pasó?
-Vino Terry nuestro hermano mayor y le dijo cosas horribles a mi mamá.
-¿Terrence está aquí?
-Sí.
-¡Ahora mismo hablaré con el! ¡No tiene ningún derecho de hacerte sentir mal!-dijo Albert indignado.
-¡No! No quiero que lo molestes-Lo detuvo Candy- Él tiene razón, he sido una mala madre.
-¡No digas eso! Mamá nosotros tres te amamos, te has dado por completo a tu familia, ¿Acaso vale más lo que te diga él? escúchanos, nosotros no te juzgamos, no sufras más por él.
-¡Alisten sus cosas que nos iremos de aquí! No quiero que ese muchacho cada vez que se le dé la gana venga a humillarte.
Eleonor había dejado en la cama de Terry las cartas de Candy, el en cuanto las vio las agarró para quemarlas, de una de ellas cayó una foto de Candy, él la recogió y la contempló:
-¡Mamá! Me hiciste falta, mi abuelo me formó para ser el Duque de Grandchester, todos lo reverenciaban y a mí, pero ha sido una vida tan vacía y falsa, ninguno de los que me rodean me aprecian, aunque Eleonor trató de darse por completo, yo siempre añoré a mi familia, tu, mi padre y yo. Sabía que si me regresaba a Estados Unidos contigo no sería el heredero principal de la familia Andrew, por eso preferí mi título y la herencia de mi abuelo, siempre me hablaba de sus propiedades, de la servidumbre que tendría a mí cargo, que todo el mundo estaría a mis pies, me sembraron en el corazón la ambición y el odio hacia ustedes, al verte jugar con mis hermanas, recordé nuestros días felices cuando mi padre vivía, William Andrew siempre fue su sombra, siempre acechando hasta que enviudaste. Siento tanta amargura y pesar.
Terry leyó cada una de las cartas de Candy no salió de su habitación, Eleonor y su prometida no quisieron preguntarle lo que le pasaba, decidieron esperar hasta que él quisiera contarles.
Al día siguiente Raquel fue a la habitación de Terry.
-Terry, tenemos que hablar.
-¿Quién te dijo que podías entrar a mi habitación?
-Será la última vez que nos veamos
-¿Qué has dicho?
-Que me iré a Londres, en este momento rompo mi compromiso contigo, no quiero estar ligada a un hombre violento, que le gusta humillar a las personas, tienes mucho rencor en tu corazón, la vida es muy corta para estar amargado, no quiero parecerme a ti.
-¡Está bien! Haz lo que se te antoje no me interesa, tampoco te amo.
-Eso lo sé bien, si me amaras hubieras procurado enamorarme, pero no lo hiciste.
-No es correcto que te vayas sola, yo mismo te llevaré con tus padres, venimos juntos y así nos iremos.
Terry pensó: Está bien así para que no tenga la tentación de ver a mi madre y a mis hermanos.
Los Andrew y los grandchester fueron a la estación de tren y ahí se encontraron, Terry vio a sus hermanos y a Candy.
Eleonor quería ir hacia Candy pero Terry la agarró por el brazo.
-Quiero hablar con Candy
-¿Para qué?
-Para pedirle perdón por no tener el suficiente valor de enfrentar a tu abuelo.
-No tienes que…
-Déjame, no soy una niña.
Eleonor fue hacia Candy, Albert y Terry cruzaron miradas.
-No podría ser amigo de ese traidor-pensaba Terry.
Candy y Eleonor se abrazaron.
-Candy, Terry te necesita, su corazón todavía no ha sanado, así como lograste que mi hijo me perdonara haz que tu hijo te perdone.
-Albert no quiere que él siga diciéndome cosas hirientes, es por eso que decidimos irnos, pero quien iba a decir que ustedes pensaban lo mismo.
Terry miró a sus hermanas y les sonrió pero ellas voltearon al mismo tiempo la cara, y se sintió mal por ese acto.
Los chicos se quedaron en un compartimento familiar, Albert y Candy en otro.
-Ahora vengo-dijo Candy dejando solo a Albert , fue hacia el final del tren para ver el paisaje.
Terry también se sentía inquieto y fue al mismo lugar, cuando abrió la puerta para salir vio a su mamá.
-¡Milagro que no te está acompañando tu amante!
-Es mi esposo Terry, Albert nunca fue mi amante.
-Les sonreí a tus hijas y ellas me voltearon la cara, ¿Acaso le has dicho que no me hablen?
-Yo no siembro rencor en el corazón de mis hijos.
-A pesar que te repudio me gustaría convivir con mis hermanas.
-¿Y tu hermano?
-Con él no, porque es idéntico a ese hombre
-Haz amistad con ellas
-Ellas no me aceptaran, diles que vengan a visitarme o que se pasen lo que resta del verano en la mansión Grandchester en Londres.
-Invítalas yo no me opondré.
Terry esperó una oportunidad a que Will saliera del compartimento para hablar con sus hermanas.
-Hola
-¿Qué haces aquí? ¿Vienes a decirnos que somos producto del pecado? –lo encaró Jane
-No, hablé con Candice.
-Con tu mamá aunque no la quieras aceptar
-Sí con nuestra madre y le pedí permiso para invitarlas a pasar lo que resta del verano en la mansión Grandchester en Inglaterra.
-¿Y nuestro hermano? También él está invitado.
-El no
-Pues entonces no acepto-dijo Jane decidida.
-Está bien, que venga el.
Terry le comunicó a Eleonor que había invitado a sus hermanos a pasar el resto del Verano con él, Raquel lo escuchó y se ofreció para atenderlos.
-Papá nos das permiso de convivir con Terrence
-Creo que por algo se empieza, si de él ha salido invitarles entonces acepten, su mamá y yo estaremos cerca por cualquier cosa.
Al llegar a Londres se fueron con los Grandchester, Candy y Albert se quedaron en una propiedad que tenían en el centro de la ciudad, tuvieron una luna de miel, ya que no estaban sus hijos.
Terry fue amable con sus hermanas, se encariñó rápidamente con ellas pues eran alegres y traviesas como su mamá cuando tenía esa edad, aunque le costaba trabajo platicar con su hermano logró tolerarlo para que fuera aceptado por ellas. Todos los días las llevaba, al teatro, o al parque y las presentaba con sus amistades al finalizar el verano no quería despegarse de ellas, Su prometida conoció su lado bueno.
El prometió ir a Chicago para visitarlos, se escribieron por varios meses, Terry extrañaba a sus hermanos incluido Will. Raquel decidió darle otra oportunidad y no rompió su compromiso.
En Diciembre Terry, Raquel y Eleonor viajaron a Chicago para hospedarse con los Andrew, Albert trataba de no importunarlos y llegaba tarde de trabajar, en la nochebuena él se sintió a gusto y melancólico, se lamentó por haberse perdido todas las navidades con ellos.
Cuando el reloj marcó las 12 de la noche todos se felicitaron y abrazaron, Terry abrazó a su mamá, la estrechó fuerte y no se quería despegar de ella.
-Perdóname, me he perdido de grandes momentos a lado de ustedes ahora me lamento, pero quisiera que a partir de ahora podamos mejorar nuestras relaciones.
-¡Claro que sí!
-Todavía no tolero a tu esposo, pero así como Will me llegó a simpatizar, quizás algún día pueda ser su amigo.
En el verano del siguiente año Terry se casó con Raquel, todos los Andrew estuvieron presentes en la boda incluyendo a Albert, Terry cambió mucho por convivir con sus hermanos, con su alegría lo contagiaron y cambió un poco su frio corazón.
Después de dos años pudo entablar amistad con Albert.
La felicidad de Candy por fin fue plena pues tenía el amor de su esposo y sus hijos.
Eleonor vivió con Terry y Raquel toda su vida.
FIN
Les agradezco por seguir el fic hasta el final.
Les recuerdo todavía tengo varios fics en proceso, Los consuegros, mi dulce enemiga se robó mi corazón y Confundí los designios de Dios.