Akatsuki no Yona
Yona/Hak
Advertencia: descripciones explícitas, situaciones para adultos.
Prólogo
Sentía que se estaba traicionando a si misma permitiéndose disfrutar de sus caricias, pero ya presentía que sucedería; era algo con lo que estaba batallando desde la primera vez que él se había cansado de sus desaires y la había besado forzosamente.
Hak le pidió perdón por haberlo hecho, sin embargo lo volvió a hacer al día siguiente, y así todos los días que le sucedieron a la primero.
Pensaba que lo odiaba por eso, sin embargo un día él no la buscó, ella terminó provocándolo hasta que él lo hizo.
Era más fácil engañarse a sí misma diciendo que aquello lo hacía porque él la obligaba, pero lo cierto es que desde el comienzo no era algo que le causara un gran rechazo, se había sentido pasada a llevar, sí, pero él como hombre no le causaba repudio, no podría. Él había sido alguna vez su mejor amigo.
La forma en que la besaba al comienzo era pausada y suave, pero a medida que pasaba el tiempo sus besos se habían tornado más demandantes. En algún momento entre la distracción que le otorgaba la agradable sensación de ser besada por él y su batalla interna acerca de lo que se suponía que debía sentir al respecto, no se dio cuenta a tiempo para impedir que su mano se colara por su ropa interior, y para cuando él la tocó del modo adecuado, ella experimentó un orgasmo que le hizo desear sentir eso nuevamente. Aquello le había gustado y su cuerpo era más honesto que ella mostrando la evidencia de aquello que no se atrevía a verbalizar.
La primera vez que tuvieron sexo, tras el hecho Hak lloró pidiéndole perdón por haberla violentado. Le juró que nunca más la tocaría y ella imaginó que cumpliría tal como había lo había hecho cuando le dijo que no volvería a besarla, no obstante él no insistió, fuera de lo que imaginó.
Le había dolido y había sido un poco incómodo, pero él la había tratado con cuidado y le había dado todo el tiempo que necesitó para acomodarse a él. Ella había estado demasiado impresionada por las nuevas experiencias que no lo disfrutó como él, hasta que él descendió y lo próximo que de lo que fue consciente fue de su lengua hurgando en su interior, haciéndola sentir de una forma que no creyó posible. Terminó con las piernas temblorosas una vez que él descubrió dónde era que le gustaba que concentrara su atención.
Hak le había hecho sexo oral, y con solo recordar lo bien que se había sentido y como su cuerpo reaccionó ante aquel inesperado estímulo, sus mejillas se sonrojaban y se sentía excitada.
Se quedó dormida en sus brazos, con él pidiéndole disculpas que no necesitaba oír. Ella había consentido que eso sucediera, pero había quedado tan cansada que no respondió, y cuando despertó, Hak ya no estaba a su lado.
Después sintió que era demasiado tarde para decirle que no había perdón que otorgar, y aun cuando estaban solos no sabía cómo dirigirse a él o referirse al tema.
Después de esa noche no volvió a haber otra, y deseó habérselo dicho cuando pudo, porque él se tornó distante.
—Hak… —intentó hablar.
Obtuvo su atención, pero él no la miró a los ojos.
—Hak… yo… —musitó.
Él se acercó e inevitablemente su corazón comenzó a latir al saber que lo tendría a una escasa distancia.
—Yona —llamó su atención —. Pasado mañana me iré y tal y como prometí, no volveré.
Ella lo recordaba bien, y algún día esperaba que se hiciera cargo de sus palabras, y antes de darse cuenta ese día había llegado, pero ya no lo esperaba como lo había hecho en algún momento.
No obstante no era eso lo que quería en la actualidad…
—Serás libre… —dijo con pesar —. Acá están los papeles del divorcio.
Él le entregó una carpeta que lucía liviana.
—Perdóname —reiteró él.
Y antes de poder detenerlo, dejó sobre la mesa la carpeta que ella no recibió, y se fue, quedándose con una amarga sensación a la altura de su pecho.
Quiso decirle que no quería que se fuera, no obstante las palabras no salieron de su boca, y todo lo que pudo ver fue su espalda alejándose cada vez más de ella…
Quien se había ido había sido alguna vez su mejor amigo.
Quien la estaba dejando era su esposo ante la ley.
Iba a divorciarse del hombre que había comenzado a querer, aun cuando había prometido jamás amar…
El matrimonio forzado que se había visto obligada a aceptar, había llegado a su fin y no imaginó que se sentiría de esa forma cuando eso finalmente aconteciera… ya no quería la tan anhelada libertad que él había jurado darle después de cumplido el plazo…
Continuará...
Esto es algo así como un "teaser" quiero saber si la idea interesa para continuarla. Esta historia sería descriptiva... ya saben, lemon puro y duro.
Me avisan :)