Todo lo que amamos podría ser solo un sueño.
Lincoln lo había notado, estaba seguro de que muchas de sus hermanas también, pero ninguno dijo nada al respecto. Conocían a Leni, sabían que no era una chica muy lista, mas tenia un buen corazón y una actitud inocente, eso era agradable para muchas personas en la escuela, quienes se le acercaban sin temor. Sin embargo, sus hermanos sabían que había unas cuantas chicas que hablaban mal de ella a sus espaldas, inventando historias falsas y poniéndole apodos que recorrían toda la escuela. Era imposible que Leni no se enterase de todo eso, por el contrario, ella se veía siempre y sin rastro de haber sufrido por los insultos que recibía de aquellas muchachas. Se preguntaban si de verdad era lo bastante torpe como para darse cuenta, o los ignoraba.
En la casa entraba en total confianza con su familia, sonriendo casi siempre. No era la única quien tenia problemas, más bien, parecía ser la única que mejor los sobrellevaba.
La decepción vive en el corazón, no puedes esconderte de tus pecados.
Luna era una guitarrista genial, sabia tocar una infinidad de instrumentos, se aprendía las canciones tan solo escuchándolas una sola vez, y como todo gran artista, tenia un séquito de fans. Muchos la idolatraban, la admiraban, se sorprendían de que alguien tan joven pudiera endulzar sus oídos con el rock que tocaba. No obstante, como todo en la vida, había un lado malo. Luna subió varias canciones a las redes, la mayoría la felicitaba por su buen trabajo, y otros la repudiaban con insultos, ofensas. Decían que no tenia talento, que todo era una edición, que hoy en día cualquiera puede ser músico. No se iba a quedar en silencio. Respondía los mensajes, diciendo que en realidad no era tan sencillo como parecía; aumentaba el odio de las personas sin darse cuenta. Poco a poco más insultos llegaban, también congratulaciones de sus seguidores, nunca debió hacerles caso a los que querían hacerla enojar.
Su único hermano creyó que esto traería como consecuencia que abandonase el mundo de la música, se equivocó. Por algún motivo, Luna seguía tocando y componiendo canciones con la misma devoción que siempre tenia, aprendiendo de los mejores. De vez en cuando volvía a explotar en cólera por las criticas destructivas, pero al día siguiente volvía a ser la misma de siempre, su ira se aplacaba y actuaba como si ninguno de los ataques le afectarán.
Prevaleceremos, lucharemos, permaneceremos, hasta morir.
Por otro lado, también estaba su hermana Lynn, quien cada día regresaba de la escuela entusiasmada por practicar alguno de sus deportes. Escuchó de la boca de sus otras hermanas de que habían niños que hablaban muy mal de ella, diciendo que jamas se acercarían a alguien tan ruda ni peligrosa. Decían que Lynn siempre les intentaba dar una paliza, era inútil, no se callaban y ni un muchacho le hablaba. Tenia amigas, le sugerían de que no escuchara esos comentarios, de que los dejara pasar. No podía, simplemente no podía dejarlos pasar, sobretodo por que era cierto. Olvidó la ultima vez que un chico le habló que no fuese parte de su familia, ignorando a Clyde. Como las otras que sufrían problemas, también parecía que podía solucionarlos. Un día le era insoportable que los otros tuvieran razón respecto a sus relaciones, y al otro día le daba igual lo que pensasen.
La esperanza va a morir, ¿De que lado estarás?
Estas extrañas actitudes de las 3 ya mencionadas no pasaron desapercibidas por Lisa, quien empezó a investigar en caso de que algo raro estuviera pasando entre ellas. Un día, durante la mañana, le pidió a Lincoln si podía revisar el ático, y que le avisara si es que encontraba algo fuera de lugar. Tuvo que acceder a su petición, no encontró nada en el ático, y eso fue lo que le dijo a Lisa. Le agradeció por el informe, y anotó unas cuantas cosas en una pequeña libreta. Ese mismo día, la pequeña desapareció. Supuso que tenia alguna reunión importante con sus amigos científicos, así que no se preguntó sobre su paradero. Debió hacerlo. Más tarde, Lisa volvió algo nerviosa, temblando. Dijo que estaba bien, que era uno de los efectos secundarios de uno de sus experimentos. Lincoln no sabia si confiar en su palabra. Esa inseguridad desapareció al día siguiente, cuando la vio con la misma actitud serena, y frívola, de siempre.
No estaremos aquí por siempre. Y "aquí" es un tiempo muy corto.
Creyó que sus hermanas solucionaban sus propios problemas, que tenían sus propios métodos para arreglárselas. Creyó que ya no seria necesario hablar con ellas todo el tiempo para ayudarlas. Y ese error, esa mínima equivocación, le costó muy caro.
El día podría haber sido como cualquier otro, con un escándalo por las mañanas, una batalla por el mediodía, y un desastre por la tarde. Se equivocaba, todo eso cambiaría. Fue a desayunar, creyendo que abajo ya se encontrarían sus cinco hermanas mayores tomando algo de café. Sólo habían dos.
Les preguntó donde se hallaban Leni, Luna, y Lynn. Lori le dijo que probablemente Leni estaba en en el baño, y Luan le respondió de que no había visto ni a Luna ni a Lynn. Solo bastaron 15 minutos más para que se dieran cuenta de que cuatro de sus hermanas habían desaparecido. Esperar 24 horas para llamar a la policía sobre un familiar desaparecido es solo un mito urbano; los señores Loud informaron inmediatamente a las autoridades para que investigaran. La preocupación y la tensión invadió el hogar, todos los miembros se preguntaban sobre lo que había sido de sus hermanas desaparecidas, si se escaparon juntas, o alguien se las llevo. Quien sufría más por toda esta situación era Lincoln, quien no podía evitar sentirse responsable. Había visto las señales, y no hizo nada al respecto, no se preocupó de la forma en que sus hermanas solucionaban sus problemas. Tendría que haber hablado con ellas, tendría que haber sabido que algo más estaba detrás de todo eso.
Los días pasaban, el resto de los niños seguían yendo a la escuela de forma habitual, aunque se podía notar el desánimo que todos sufrían. En algunas ocasiones objetaban por no ir, mas su padre los convencía de hacerlo, pues ya era mucho tener que lidiar con la desaparición de su hijas. Las noticias corrieron rápido, la escuela se enteró de la situación, junto con el vecindario, luego fue la prensa local, y eventualmente la ciudad entera estaba enterada de la desgracia. La familia evitó dar entrevistas, no querían que los noticieros se estuviesen entrometiendo.
Luan dejo de contar chistes, su entusiasmo decayó, se la pasaba toda la tarde mirando la cama de Luna, deseando que volviese en algún momento.
Lori ya no charlaba con su novio por su celular, era la mayor de todas, era su responsabilidad saber si algo andaba mal, y no pudo percatarse de nada. La culpa la carcomía, y rompía a llorar en silencio todas las noches sabiendo que nadie más dormiría junto a ella en su habitación, quizás nunca más.
Lucy no hablaba, no decía palabra. Escribía todo lo que pensaba en un cuaderno acostada en su cama, ya no leía sus poemas, ya no se aparecía de la nada para asustar a sus hermanos, ya no paseaba por la ventilación; parecía haber muerto de verdad. No lloraba, no mostraba preocupación alguna, estaba inexpresiva, más de lo usual.
Lana y Lola actuaban como si nada de eso ocurriese, era su forma de sobrellevar la situación. Peleaban, jugaban juntas, lo usual, solo que nadie les prestaba demasiada atención. Ambas no decían nada al respecto, pero por la mirada que ambas se lanzaban, sabían que las cosas habían cambiado.
Lily no se daba cuenta de lo que sucedía, se la pasaba con su madre todo el día, quien la cuidaba como si de un tesoro se tratase. La preocupación de perder otro hijo no la dejaba dormir.
Aquel que no aprecia su vida, no merece vivir.
Una tarde, después de que Lincoln se lavara la cara por octava vez para intentar despertar por completo tras otra noche de insomnio, se dirigió al cuarto de Lisa. Se había vuelto una costumbre visitar los cuartos de las desaparecidas. Hace un par de días había entrado al cuarto de Luna, observaba sus cosas sin tocarlas, su guitarra, su batería, sus instrumentos; supuso que recordar los buenos momentos le haría olvidar toda la espantosa situación que vivían ahora. Se equivocó, era peor.
Y ayer visitó el cuarto de Lynn. Las pelotas que usaba en sus partidos estaban relucientes, su uniforme de fútbol se hallaba limpio, su cama estaba arreglada, pareciese que alguien haya alistado todo para su regreso.
En el cuarto de Lisa encontró un desorden en su escritorio. Papeles regados por toda la mesa, con diversas inscripciones, números, símbolos y letras. Todo era incapaz de ser entendido. Sin embargo, había algo que destacaba en todo el desastre. Un pequeño cuaderno, el mismo en que realizó apuntes cuando Lincoln revisó el ático, estaba abierto en el centro del escritorio. Habían partes que fue incapaz de entender, a excepción de una. En ese cuaderno estaba anotado una dirección, y debajo de las indicaciones para llegar pudo leer una frase con marcador negro y encerrado en un círculo.
"ESPERA Y SIGUE"
Pensó de que era una pista, que sus hermanas podían estar en ese lugar. No se lo podía decir a nadie más, no quería darles falsas esperanzas a los otros si es que de verdad era una huella que habían dejado atrás. Tomó el cuaderno, y sin aviso, se encaminó rumbo a lo que era la ubicación de una antigua casa abandonada ya hace muchas décadas sin saberlo.
Y aquel que no le teme a la muerte, no aprecia su vida.
Por otro lado, Lori subió al ático para buscar una caja vacía, no quería seguir pensando en Leni y la falta que !e hacia, así que decidió guardar todas sus cosas ahí arriba, al menos hasta que volviese. El sitio tenia un olor horroroso, casi vomita al llegar al último peldaño de las escaleras que permitían su acceso. Tendrían que limpiar en algún momento para deshacerse de la peste. Cuando revisaba el lugar pudo ver, con el corazón a punto de salirse por su boca tras el impacto, unos anteojos en el suelo, con el vidrio roto, sobre lo que era una mancha oscura y seca.
Sigue a los buitres.
Estamos aquí.