Epílogo; Muérdeme, muérdeme… y muérdeme.


/Martes 31 de Diciembre del 2013/

Muchas cosas habían pasado desde hace quince días, como por el ejemplo, el hecho de que Law y Zoro volvieran a hablarse, luego del modo en que quedaron por lo de Kid, que volvió el ambiente de la mansión un tanto tenso. Sobre todo, porque el vampiro pelirrojo no parecía arrepentido por casi matar a Sanji y porque tampoco mostraba respeto hacía el peliverde tras haber visto su poder y lo temible que era, aunque eso era cuestión de orgullo.

Pero lo que si era cierto, era que Eustass no volvería a tocar al humano y eso lo dejó muy en claro Trafalgar al conversar con su amigo peliverde.

Sin embargo, el ojigris no fue el único confrontado por Zoro, sino también Robin, por el hecho de que le ocultaran eso del límite del vínculo, sin sacar otras cosas que sabía no era el momento para hablarlas. Y lo que obtuvo como respuesta por parte de ambos fue "está prohibido dar esa información extra, eso les corresponde a los Shichibukai", además, como bien le había dicho la vampira pelinegra, el hecho de que Roronoa no hubiese visto como ella y Law fueron más de una ocasión a Las Colinas del Fin —porque en ese entonces él ni había sido creado y luego no se la pasaba tanto tiempo en la mansión—, no significaba que ellos no hubiesen tenido ese trato tan estricto.

Así, el tema había quedado zanjado sin más ni menos información que simplemente eso, ya que Nami y Kid podrían escuchar y ellos todavía eran vampiros que no habían probado el vínculo.
Algo que también, sería una complicación para Law y Robin más adelante, pues sabían lo que conlleva tener uno y todo lo que podía suceder entre el amo y el esclavo. Y ese era un tema que el peliverde platicó con el ojigris.

— ¿Y vas a dejar que el desgraciado de Eustass tenga un vínculo? —Zoro no evitaba hablar mal del vampiro pelirrojo, era algo inevitable.

—Al convertirlo en vampiro, sabía bien a lo que me estaba arriesgando —Law no movió ni un ápice su expresión de concentración mientras leía un libro.

—Me sorprende más a mí que no te moleste compartirlo —Zoro resopló. Jamás entendería la relación que existía entre su amigo y ese vampiro de ojos ambarinos.

—Que no me exprese a los cuatro vientos, no significa que sea un ser de piedra, Roronoa-ya.

—Literalmente, sí lo eres.

Law le quedó mirando fijamente, no encontrándole la gracia a su comentario, pero el ajeno ni se inmutó.

—Bueno, hasta que Eustass-ya no encuentre sus drogas personales, no sabremos que pueda pasar —tras decir eso, una sonrisa astuta y sombría se dibujó en el rostro del vampiro.

Y de verdad Zoro esperaba el pelirrojo no encontrara tantas "drogas personales" o que por lo menos no intimara de más con ellas, porque sabía que otra vez se desataría el drama entre esos dos y ya bastante había tenido él en ese tiempo que la relación de Law y Kid no era la mejor. Mas, de ahí en fuera, nada más le estaba preocupando realmente.

La apuesta llegó a comentársela únicamente a Law y sin lujo de detalles, sin embargo tampoco se sentía nervioso por ella, porque sí la cumpliría. Él ganaría, como siempre y no solo la sangre adictiva de Sanji se lo decía, sino sus sentimientos.

Sabía que jamás se cansaría de ese líquido caliente que brotaba del cuerpo del rubio.

Esas palabras las tenía ahora mismo en su mente, mientras tenía a Sanji cabalgando encima de su falo erecto, auto penetrándose, a la vez que Zoro estaba mordiéndole las venas de su muñeca con agresión. Tanto así, que la cama donde estaban ahora, estaba manchada de sangre, casi del mismo modo que el rubio, pero para éste no había peligro, después de todo, su cuerpo se regeneraba muy rápido.

—No te… ¡Ah!, detengas… —ronroneó Sanji, con la mirada fija en el rostro del vampiro, que seguía succionándole la sangre. Se estaba ahogando de placer, por la misma mierda. Porque, como le llenaba sentir el miembro ajeno dentro de él golpeando sus paredes, lastimándole y excitándole, le gustaba que el peliverde le penetrara sin ninguna lubricación previa.

—Parece que alguien… está ansioso —jadeó Zoro con una perversa seriedad, sacando sus colmillos de esa muñeca tan suave y jaló del brazo impropio para enterrar esos dientes sobresalientes en los labios contrarios.

Sanji se estremeció y cerró los ojos, sintiendo como el dolor aparecía en su cuerpo, pasando a convertirse en el más delicioso placer. No dijo nada y se lanzó a besar al vampiro; no le importó que su sangre estuviera de por medio, le daba igual, era un delicioso ósculo aun así.

Su saliva y ese líquido carmesí se mezclaron en ambas bocas, mientras que Zoro sujetó de las caderas al muchacho para hacer las embestidas más fuertes, porque tenía tantas jodidas ganas de romperlo. No literalmente, obviamente, aunque nada le ponía más que cuando el rubio le exigía más.

— ¡Hazlo… más fuerte, joder! —Sanji se separó un poco de los labios ajenos, tratando de recuperar su respiración, relamiéndose sus labios y sintiendo el sabor de su sangre. Miró con demanda al vampiro, aunque el gemido que soltó después, le quitó algo de rudeza a su expresión— ¡Deja de jugar, Marimo idiota, ah…!

—Te estoy partiendo el culo, ¿y dices que juego? —inquirió Zoro, dándole pequeñas y fuertes mordidas a la clavícula del humano. Lo bueno de ser vampiro, era que a él no le costaba hablar tanto cuando estaba en medio del sexo— Cocinero pervertido —añadió por lo bajo.

Sin embargo, el rubio sujetó del rostro al vampiro y empezó a succionarle sus labios, hasta llegar a los colmillos impropios para lamerlos con una seducción propia de un hombre, pero que aumentó la libido de Zoro aún más. La lengua del humano fue perforada por uno de los colmillos del peliverde y pese al dolor y la sangre, volvieron a besarse, justo en el momento en que la velocidad y fuerza ajena, hicieron más potentes las embestidas.

Cualquiera que pasara frente a la casa de Sanji y escuchara semejantes ruidos, no sabría si estaba teniendo sexo o estaba siendo asesinado por ese tipo de sonidos tan inapropiados.

Porque sí, al final, Zoro decidió que lo mejor era mantener al rubio en su mundo, en su casa, no negándole el convivir con el resto de su círculo social. Después de todo, si pretendía tenerlo vivo por mucho tiempo, hasta que el mismo chico quisiera, no le iba a negar esas cosas cuando el resto de sus seres queridos no vivirían tanto tiempo. Y lo más importante, no quería que el idiota de Kid estuviera cerca del cocinero, sobre todo ahora que parecía estar más pegado a Law. Por eso es que ahora estaban haciendo el amor en la habitación de Sanji, casi por hacer pedazos la cama de metal del muchacho, aunque eso les importaba poco.

Hasta que ambos cuerpos llegaron al clímax y quedaron derrumbados en el colchón, sintiendo como las patas de la cama se rompían. Sanji estaba recuperándose todavía de los múltiples orgasmos que tuvo, por lo que no podía gritarle al peliverde porque su cama ahora estaba "herida".

Los dos estaban desnudos, por supuesto y sin la necesidad de agarrar alguna sábana para cubrirse, se sentían bien así, sintiendo sus pieles tocarse. Y pese a que la del vampiro fuera fría como el hielo, al rubio le parecía muy cálida, demasiado.

No quería dormirse aún, todavía era muy temprano y quería recibir el año nuevo con el peliverde, por lo que, para entretenerse —y como no tenía sus cigarros al alcance—, empezó a delinear la enorme cicatriz en el pecho impropio. No quiso hablar, pues el otro estaba con los ojos cerrados, aunque sabía no dormía y ese cómodo silencio resultaba acogedor, por lo que las palabras sobraban.

Zoro sabía que el año nuevo se acercaba y con ello, las pautas de la apuesta que hizo vendrían también. Porque sí, Mihawk le había dicho algo muy importante ese día, antes de irse.

"—Cada año, Doflamingo, Crocodile o yo, vendremos a visitar a tu cordero y a ti, para informarnos que no has perdido la apuesta, Roronoa".

Suspiró. Lo que menos quería era que esos sujetos estuvieran cerca del humano, sin embargo no le quedaba de otra, lo único que podría hacer ahora, era preparar a Sanji para esas visitas. Ocultárselo no era una opción, porque sabía lo boca flojas que eran Doflamingo y Crocodile para tener las cosas a su conveniencia y prefería evitarse los escándalos del rubio. Por lo que debía hablarlo ahora.

—Hice una apuesta.

Los ojos azules de Sanji se alzaron hacía el vampiro cuando escuchó como esa profunda y maravillosa voz, rompía el silencio.

— ¿Con Law? —aventuró, frunciendo un poco el ceño, porque incluso él sabía que no era el caso y al notar como el vampiro negó, se sentó en la cama para mirarlo mejor— Será mejor que me digas las cosas sin rodeos, Marimo mierdoso.

Él pensó que Zoro le respondería molesto, dando pie a otra pequeña riña infantil como usualmente sucedía y no fue así, de hecho, la expresión del susodicho era solemne mientras le miraba.

—Mihawk y el resto de los líderes dicen que me aburriré de tu sangre en cierto tiempo —empezó a explicar y ante la expresión estupefacta ajena, prosiguió: —Y yo les dije que nunca me cansaré de tu sangre.

— ¿Qué? —Sanji se sintió complacido por las últimas palabras del vampiro, no obstante, resopló y se pasó una mano por su cabello, mirando también serio al otro— Robin-chan también me lo dijo, ¿sabes, Marimo? Que existen más heroínas —entornó su mirada al rostro del no muerto.

—No me conoces en nada, Cejillas, si crees que cambiaré tu sangre por otra —objetó Zoro con precisión y sujetó del cuello al muchacho, en un ademán no ofensivo—. Sabes bien que… ésta mierda del vínculo no es lo único que nos tiene así.

—… —Sanji simplemente le miró fijo.

—Te lo repetiré las veces que sean necesarias, Cocinerucho —dijo Zoro, acercándose al rostro del mencionado chico y sin soltarle del cuello todavía—: me he topado con muchos humanos en mis trescientos años y nadie ha olido como hueles tú. Así que, confía en mí…, Sanji, porque no te dejaré morir y mucho menos te condenaré a ser vampiro.

El aludido muchacho apretó los dientes y le miró molesto unos segundos.

—Con todo lo que hemos venido viviendo hasta ahora, ¿de verdad crees que dudo de ti, eh, Marimo idiota? Está de más que me pidas lo que ya hago —refunfuñó, dándole un manotazo al otro.

Zoro le miró sorprendido cuando escuchó esas palabras.

—Lo único que yo quiero… es estar contigo, ¡puto Marimo! —gruñó Sanji, ruborizándose ligeramente, aunque mirando agresivamente al vampiro.

El peliverde parpadeó y una sonrisa embobada y de suficiencia, se extendió por todo su rostro para después reír; con un sonido que hizo repiquetear como loco el corazón del rubio.

— ¡¿Qué es lo gracioso, imbécil cabeza de alga?! —Sanji estaba que echaba chispas por los ojos. Tanto que le había costado decir esa frase, como para que el vampiro no dijera nada.

—El límite de la apuesta son tres siglos, Ero-cook —comentó Zoro con orgullo.

Ahora el impresionado fue Sanji.

— ¿Eh…? ¡¿Trescientos años?!

—Trescientos años, siempre adicto a tu sangre e incluso todavía más. No estaba jugando cuando te digo que tu sangre es la única que necesito en mi sistema.

—Eres un bastardo —Sanji desvió la mirada, sintiéndose avergonzado y furioso, aunque de todos modos, se recargo en el pecho del peliverde una vez éste le soltó del cuello.

—Es así como prefiero las cosas —murmuró Zoro, acariciándole el cabello al chico—; que sigas siendo humano y disfrutando tu vida, libre del deseo de matar a otros para complacerte —y porque no quiero que al ser vampiro llegues a encontrar a alguna maldita droga, no lo soportaría, añadió en su fuero interno. Sí, ese lado egoísta y posesivo no pudo quedarse guardado completamente, pero no podía evitarlo, claro que, si en algún momento el rubio se las arreglaba para convencerlo en convertirlo en vampiro… Lo haría.

—No me importa, idiota —Sanji se apegó más al cuerpo ajeno y le mordió el cuello, sintiendo la frialdad y dureza de esa piel que no se vio afectada por sus dientes—, simplemente… no deseo que tus mordidas se acaben jamás.

Las mariposas en el estómago de ambos estallaron con esas palabras. Y Zoro abrazó al rubio para luego acostarlo en la cama y posicionarse encima de él, acomodándose entre sus piernas y así finalmente, pegar sus labios contra la garganta ajena.

—Es algo que nunca dejaré de hacer, Cejas de caracol —afirmó como solo él podía.

Entonces, sus colmillos volvieron a enterrarse en la yugular del humano de cabello rubio, con tanta fuerza, con tanto sentimiento, que incluso Sanji pudo escuchar el ligero chasquido de su sangre ser succionada por el vampiro. Y se estaba volviendo a excitar.

—Así está bien…, Zoro —como raras veces pasaba, llamó al peliverde por su nombre y suspiró, ladeando su cabeza y sonrió, encantado—. Muérdeme, muérdeme y nunca dejes de hacerlo.

El nombrado se estremeció al oír su nombre ser pronunciada por la voz excitada del ojiazul y sacó momentáneamente sus colmillos del cuello, lamiéndole la sangre regada alrededor.

—Te morderé para siempre, porque tu sangre es solo mía, Sanji —dictaminó.

Nuevamente inclinó sus labios contra el cuello del rubio, aunque solo para besarle esa zona, disfrutando el olor sanguíneo que emanaba, para luego de casi un minuto, volver a morderlo de manera ahora escandalosa, dando indicio así, a otra sesión de sexo. Una muy buena manera para recibir el año nuevo, sin lugar a dudas.

Al final de cuentas, podían tomarse todo el tiempo del mundo sin preocupaciones, pues tenían muchos años por delante como para detenerse a pensar en el mañana y además, estaban juntos y enamorados.

Zoro y Sanji tenían un trozo de eternidad únicamente para ellos dos y nadie acabaría con eso.


A qué esto no se lo esperaban(?).

Bien, pasemos a lo importante...

¡WAAAHHH! ¡FINALMENTE HEMOS LLEGADO AL FINAL, MIS LECTORES!

Bueno, desde el inicio les había dicho que esto sería un short-fic, por lo tanto, no tendría muchos capítulos y aunque sé que pudo ser una historia mucho más extensa, lo cierto es que me siento bastante satisfecha con el resultado que logré xD.

Tal vez no sea tan extensa y llena de drama a como acostumbro hacer mis historias, sin embargo, siento que fue una historia completa, porque únicamente fue enfocada a Sanji y Zoro.

Como algunos quizá saben, ésta historia estaba siendo publicada en Amor Yaoi por inicios del 2016 (¿o era en el 2015? X'D?) en Amor Yaoi, pero luego me tardé casi un año en volverla a actualizar porque entré en crisis con esto(?).

Y cuando finalmente logré terminarla, ya no quise seguir publicándola en AY por lo que sucedió del hackeo; dejó de darme confianza.

¡Ah!

¡Pero realmente me siento feliiiiiiiiiiiz! Esta historia me costó bastante, pese a que era corta x'DDDD, además que se me juntó con mis demás fanfics, sin embargo qué bueno que la bendita inspiración me llegó en un momento indicado.

Y de verdad, ¡LES AGRADEZCO A CADA DE USTEDES POR SU APOYO, POR SU PACIENCIA, AAHH!

Siempre me pongo bien sentimental cuando se trata de ustedes ;AAAAAA; Porque valoro muchísimo su compañía en cada capítulo y aunque no todos comenten por "x" motivo, realmente con sus lecturas hacen mucho x'D. Sobre todo porque esperaron mucho por la conclusión de ésta historia.

Los adoro muchísimo, si pudiera los abrazaría a cada uno de ustedes ;u;

Estaré esperando sus comentarios, deseo saber qué les pareció ésta historia, su opinión siempre será importante para mí uwu.

¡Besos!