Nota de Axl: Hola a todos, este es un nuevo fic escrito por Wholock87 y su servidor, que por diversos temas decidimos publicarlo en mi cuenta, espero que les guste.
Un Saludo
How I Met Your Stepmother
Acto I
El día de hoy es especial, es el cumpleaños número trece de cierta jovencita, un día donde su padre le ha organizado una gran fiesta en su restaurante favorito motivo por el cual aquella joven se encontraba arreglando el cabello en estos momentos.
Una pequeña niña de tez blanca, larga cabellera negra y ojos color café se estaba dando los últimos toques a su vestido. Aquella joven desvió su mirada hacia el reloj de la habitación el cual indicaba que falta poco más de media hora para las seis de la tarde.
-debo darme prisa.
Se dijo aquella niña de nombre Hikari, ya que su padre le dijo que la recogería al salir del trabajo. Hikari dejó el cepillo sobre el tocador y rápidamente se paró frente al espejo para observar el resultado final de su trabajo de casi dos horas, siempre que salía con su padre se arreglaba concienzudamente a pesar de tardar mucho tiempo. El padre de la joven siempre le decía que eso lo heredó de su madre.
-mamá- se dijo la niña al recordar aquello que su padre siempre le decía, la joven se acercó a su escritorio y tomó un portarretratos.
Ahí se veía la foto de una hermosa mujer de cabello azul -"mamá murió hace cuatro años, desde entonces papá ha hecho su mejor esfuerzo por cuidarme solo"- pensó, aunque a decir verdad cuidarla solo del todo no pues habían dos castañas que siempre le ayudaban debido a que el padre es algo despistado.
Varios recuerdos llegaron de golpe a la joven -ella- dijo de mala gana mientras se acomodaba los zapatos.
Y es que la actual pareja de su padre, una mujer de cabellos color miel, Hikari no sentía realmente mucha afinidad con ella, en cualquier caso prefería a su tía May o su tía Leaf, aunque realmente solo tuviese relación sanguínea con la última.
A pesar de ello consideraba a la mujer de cabello castaño una tía porque siempre estaba ayudándolos a su papá y a ella, aunque debía admitir que no le agradaba cuando la mujer se acercaba en exceso a su padre.
El teléfono del departamento empezó a sonar, la joven se acercó rápidamente para contestar –hola- saludo emocionado pensando que sería su papá.
-hola, Hikari, ¿como estas?- pregunto una voz femenina del otro lado de la línea.
-¡tía May!- exclamó.
-ya te he dicho que no me llames así, me hace sentir vieja. De cualquier manera, tu papá y yo terminamos de trabajar y vamos a ir por ti, espero que estés lista.
-si.
May, la secretaría de Ash, el padre de Hikari, una mujer muy cercana a la familia. Hace ya mucho tiempo que Ash le dijo a la niña que la castaña era la mejor amiga de su madre.
Hikari ya se encontraba en la recepción, estaba muy linda, arreglada y todos los que la veían le decían lo tierna que se veía a lo que ella daba las gracias y se ruborizaba por los cumplidos.
Un auto azul se estaciono en las afueras del edificio, la niña ya sabía de quién se trataba, ella no aguantó y salió corriendo hacia la calle. Un hombre 33 años salió del auto, estaba con camisa y apenas vio a la joven este sale a abrazarla
-¿cómo está mi preciosa niña?- pregunto el chico mientras la abrazaba y la levantaba del suelo -¿lista para tu fiesta?- volvió a preguntar sonriendo para acto seguido dejarla en el suelo.
De la nada, alguien abraza a Hikari por la espalda y le saluda muy cálidamente -¿cómo está la pequeña Hikari?, ¿te has portado bien?
-¡tía May!- la niña giró para abrazarla -ya no soy pequeña- dijo en tono de queja.
-claro, claro, como digas- respondió en tono de broma.
May, aquella castaña siempre ayudaba a Ash en el trabajo y a Hikari varias veces la cuidaba, la recogía del colegio o le ayudaba con los deberes cuando papá no tenía tiempo.
Luego de un pequeño viaje en auto, el grupo llegó a la pizzería favorita de Hikari y una de las más caras de la ciudad -"papá debió gastar bastante para poder tener mi fiesta aquí"- pensó la niña.
Una vez que entraron, vieron que el lugar estaba decorado con globos y serpentinas, la niña no pudo evitar la emoción y corrió hacia su padre -¡gracias papi, te quiero!- exclamó Hikari mientras abrazaba fuertemente a Ash. El joven padre solo le sonrió y le indico que vaya con los demás invitados.
Dentro de la pizzería estaban muchas personas: las abuelas de la niña Delia y Johanna; la hermana de Ash y tía de Hikari, Leaf; y muchos de los amigos de la niña de la escuela.
-anda a saludar a los demás invitados- dijo Ash, pero es interrumpido por la tía May.
-ya luego habrá tiempo para eso, creo que Hikari quiere ver sus regalos primero- comentó divertida ganándose la aprobación inmediata de la menor.
La fiesta había comenzado, casi todos los amigos de Hikari se encontraban presentes. Las amistades de Ash, quienes tenían hijos y que estos habían formado amistad con la niña también se encontraban en la fiesta.
-¡muchas gracias abuelita Delia!- exclamó Hikari feliz, quien recibía un regalo por parte de la mujer -aunque… la verdad es que no sé qué se supone que es.
La niña traía en sus manos una extraña y pesada máscara, como si fuera una especie de demonio, era la primera vez en su vida que veía algo como eso.
-la compre en mi último viaje, ¡apenas la vi me dije que tenía que traértela!
La emoción de Delia al recordar sus viajes era tanta, que casi se sube a una mesa cercana, a la pequeña Hikari no le parecía extraño ese comportamiento, después de todo, su abuela siempre fue así, aunque todos los presentes que no la conocían pensaban que estaba algo loca.
-mamá, mejor cálmate un poco- Leaf apareció para intentar controlar a su madre.
Muchos veían de forma algo extraña a la mujer, los que la conocían a profundidad sabían cómo era ella pues ahora que ya terminó de criar a sus hijos, se la pasaba viajando por el mundo y cada viaje la afrontaba con la emoción de una niña pequeña.
-ten hija, espero que te guste- dijo una mujer mayor de cabellos azules, quien le daba a Hikari una caja rectangular a la niña.
-gracias abuelita Johanna- Hikari tomo el regalo y lo abrió al instante - ¿un libro?- preguntó la joven algo decepcionada.
-te servirá de mucho- sonrió la abuela, para luego retirarse en dirección del padre -estás consintiendo demasiado a Hikari asi solo vas a malcriarla - le comento por lo bajo.
-yo sé lo que hago… creo. - Respondió rápidamente el pelinegro mientras veía a su hija abrir regalos con una sonrisa en el rostro.
En ese momento a la pizzería llegó alguien que para Ash era muy especial, pero para Hikari era alguien insoportable -hola Serena- la niña saludo a la actual pareja de su padre de forma seca, no se sentía muy cómoda teniéndola presente.
-¡feliz cumpleaños Hika!- la peli miel se abalanzó contra la pequeña, y la empezó a abrazar muy melosamente, como si de un bebé se tratase.
-"¡ya déjame!"- era lo que pensaba la joven en su cabeza, quería decirlo y también apartarla pero no podía, ¿qué pensarían los invitados al ver eso? , tenía que pensar en algo rápido.
-perdón por no venir antes, el trabajo me quito tiempo- se empezó a disculpar Serena -¡pero con esto lo compensare!.
En ese momento la mujer salió del salón -"¡Yay por fin se fue!"- Hikari pensó que el regalo de Serena era el de no estar en la fiesta.
-wow- soltaron los invitados al ver que traía Serena consigo.
Todos los presentes quedaron impactados al ver lo que la peli miel traía en un pequeño carrito, Hikari estaba completamente sorprendida y en shock por el regalo que Serena le estaba a punto de dar.
-¡un snorlax gigante de peluche!
Hikari se lanzó hacia el enorme peluche que tenía al frente, lo abrazó y se puso a saltar de la emoción -¡gracias, gracias, gracias!- en ese momento la antipatía que la niña sentía por Serena se fue, en ese momento pareciera que Hikari siempre se llevaba bien con la mujer.
-no me mientas Ash, eso fue idea tuya- comentó Leaf por lo bajo.
-no, Serena había visto a Hikari ver en revistas fotos de ese peluche y como babeaba por él, ayer cuando vi el peluche ese también quedé sorprendido.
Leaf no le creía a su hermano del todo, aunque ella también conocía muy bien a Serena y puede que se le haya ocurrido hacer eso, después de todo ambas se conocían desde la universidad.
-además, esto ayudará a que se lleven mejor- complemento el azabache.
Faltaban pocos minutos para las doce de la noche, los invitados ya se habían retirado, Hikari se encontraba dormida en una de las tantas sillas del restaurante.
-nos vemos el lunes Ash- se despidió May.
Tan solo quedaban en aquel salón de la pizzería, Ash, Serena e Hikari. La niña se encontraba agotada durmiendo mientras abrazaba el peluche de pichu que su tía Leaf le había regalado.
-se ve linda mientras duerme- Serena veía de forma tierna a Hikari.
-Sí, creo que con ese regalo ya se ira acostumbrando más a ti, incluso saltó alegremente- Comento Ash refiriéndose al snorlax.
La chica sonrió con el comentario de su pareja, ella se recostó en su hombro para descansar un poco de la agitada noche. Se encontraban cansados y debían descansar, aunque a Ash le quedaba aún una difícil tarea, llevarse a Hikari puesto que la niña tiene el sueño muy pesado.
-vámonos antes que cierren - Comento el chico - no sé cómo meteré a ese snorlax en el baúl del auto- Ash se rasco la cabeza, no tenía ni idea de cómo se supone llevaria el peluche a su piso.
-oye amor-.
Ash se volteo para mirar a Serena, la cual tenía una mirada y expresión cautivadoras, la peli miel se acercó al oído del azabache y le susurro algo. Inmediatamente la cara del chico se puso roja, este se le acercó y le dio un profundo beso a Serena.
-entonces apurémonos en guardar todo.- Susurro el pelinegro al separar su boca de la de su pareja.
Una brisa helada entró por la ventana del dormitorio de la pequeña Hikari, las cortinas acompañaban la brisa con su movimiento y un escalofrío recorrió el cuerpo de la niña.
-¿ah?- La azabache se levantó confundida al no recordar haber vuelto a casa, tenía la mirada perdida e intentaba recordar sin éxito el sueño que acababa de tener.
Pasaron unos cuantos segundos para que Hikari reaccionara -papá debió traerme hasta acá- se dijo la niña al verse en su cama y con su ropa de dormir puesta. Ella se levantó de su cama, se puso sus pantuflas de pachirisu y se acercó a la ventana para cerrarla.
-que hermoso.-
La joven quedó maravillada con las luces de la gran ciudad, el piso en el que vivía le daba una vista panorámica de la ciudad, ella siempre disfrutaba apreciando las vistas nocturnas que la urbe le daba.
La iluminación de los rascacielos proporcionaban una pequeña luz al dormitorio, allí se encontraban todos los regalos que había recibido hace unas horas, eran muchos y se encontraban acomodados por el suelo.
El estar observando la ciudad durante largo tiempo le quitó el sueño, se alejó de la ventana y la cerró, luego tomó un abrigo de su armario y salió de su cuarto. El pasillo era frío y oscuro, la única iluminación que había era la de las calles.
Cuando no lograba conciliar el sueño, un vaso de leche caliente era lo que la hacía dormir. La niña estaba caminando hacia la cocina, cuando escuchó ruidos provenientes del dormitorio de su padre.
-¿qué es eso?- Se preguntó mientras se detenía frente a la puerta del dormitorio.
La puerta de la habitación se encontraba cerrada -papá siempre la deja abierta- Recordó la niña extrañada y es que Ash nunca cerraba las puerta de su dormitorio en las noches en caso de que Hikari tuviese pesadillas.
Hikari intento abrir la puerta pero se encontraba con seguro. entonces la niña acercó su oreja hacia la puerta al escuchar nuevamente aquellos extraños ruidos.
-por favor, no más- Una voz femenina decía agitada y entrecortada, aquella voz era acompañada por el sonido permanente de un mueble moviéndose o eso pensó la pequeña, Hikari abrió los ojos al escuchar la voz de su padre.
-claro que no,¡aún no es suficiente!- La voz de su padre sonaba fuerte, luego se escucharon quejidos provenientes de la voz femenina los cuales cada vez aumentaban en tono y número.
-esa era la voz de papá- Susurro Hikari -pero, ¿quién es la otra?- Se preguntó mientras se marchaba hacia su habitación, algo le decía que no debía estar allí en ese momento.
Había amanecido, aquel día era domingo por lo cual la pequeña Hikari no debía levantarse temprano ya que no había escuela ese dia, algo somnolienta fue hacia la cocina para esperar que su padre preparara el desayuno, al llegar allí algo la hizo despertar completamente.
-¡oye, qué haces aquí!- Exclamó la joven al ver a la peli miel sentada en una de las sillas de la cocina.
Serena se encontraba con el cabello alborotado, tenía algunas ojeras se y su cara denotaba cansancio, aun asi se veia muy alegre y relajada.
-pues, pase la noche acá- Respondió la mujer con una sonrisa lo cual enojó más a la pequeña
-¡traes la camisa de papá!- Hikari inflo sus cachetes de enojo, al ver a Serena vestir con una de las camisas de Ash.
-bueno si, pero es porque no tenía otra cosa que ponerme- Explicó divertida la mujer.
Las mejillas de la niña se encontraban rojas, le saco la lengua e inmediatamente salió corriendo de la cocina -es tan tierna- comentó Serena al darle gracia los celos que tenía la niña.
Al poco tiempo Hikari regreso, traía puesta una camisa de Ash, una idéntica a la que Serena traía.
-pero qué- Dijo confundida al ver a la pequeña.
-¡me veo mejor que tú!- Exclamó la joven, a quien la camisa le quedaba exageradamente grande.
En ese instante Ash apareció en la cocina, al igual que Serena se le veía cansado.
-¿qué pasa aquí?- Pregunto el chico confundido al ver a las dos usando sus camisas.
La campana anunciaba el término del día escolar, se escuchaba en toda la escuela primaria , muchos niños salían de las aulas de estudio directo a la salida para verse con sus padres.
Hikari ya se encontraba fuera del salón, vestía con una blusa blanca y chaleco de color azul marino, también con una larga falda del mismo color y unos zapatos negros.
La niña caminaba por los pasillos, acompañada de sus amigas.
-oye Hikari, ¿ese no es tu papá?- preguntó una de las niñas, señalando hacia Ash.
-¡¿por qué esta con la maestra?!- exclamó Hikari, enojada e inflando sus cachetes.
En el final del pasillo se encontraba el chico, vistiendo con una camisa algo elegante, al mismo tiempo que la maestra de Hikari le coqueteaba. La niña caminó directo hacia su padre -¡papá! Ya vámonos- Hikari empezó a jalar del brazo al chico.
-Hikari tu papá es un amor- le dijo la maestra Cynthia en un tono medio burlón a la niña.
La joven se enojó aún más, tenía los cachetes inflados mientras hacía pucheros y las mejillas las traía sonrojadas. Al ver que no podía hacer nada, tan solo tomo las llaves del auto que Ash tenía en su mano y se fue directo al estacionamiento.
-tienes una hija muy celosa- comentó Cynthia.
Hikari se encerró en el auto, tiro su mochila en los asientos traseros mientras miraba enojada por las ventanas.
-¡que!- La niña quedó en shock al ver a varias de las madres de los chicos de otros salones acercarse a su padre, madres solteras.
Algunas de las señoras se aproximaron de forma muy cariñosa al chico, y es que, Ash un tipo joven, llama la atención de las madres solteras, las maestras y básicamente cualquier mujer que se encontraba o eso es lo que pensaba la pequeña Hikari.
-oye, ¿qué te parece si salimos un día de estos?- Preguntó una de las señoras mientras se colgaba del brazo del pelinegro, este sonreía nerviosamente sin saber qué responder.
-¡vámonos! - Una furibunda Hikari lo jalo del brazos llevándolo hacia el auto, ante los comentarios divertidos de las mujeres presentes.
-¿ocurre algo?- Pregunto Ash, al ver a su hija con una mirada muy seria a través del retrovisor.
-no me gusta que la chicas que te hablen. - Dijo enojada mientras dirigía su mirada al paisaje a través de la ventana.
-oh, era eso.- El pelinegro no sabía cómo tratar el tema con su hija - hija, cuando crezcas lo entenderás. -
- siempre eres así. - Dijo la pequeña aun enfadada.
- ¿Perdón? - Ash no sabía muy bien a qué se refería.
- Siempre que se acerca una mujer les sonríes y eres muy amables, ¡no me gusta! - La pequeña no sabía muy bien que decía pero era verdad su padre siempre estaba rodeado de mujeres.
- Oh vamos, no creo que sea así - Dijo Ash divertido. - Además, sabes que ninguna mujer será más importante que mi pequeña niña - Respondió causando el sonrojo de la niña la cual comenzó a olvidar su enfado.
Aquella tarde la pequeña Hikari fue recogida en la escuela por su padre, aquel día como era usual cuando el pelinegro tenía demasiado trabajo la llevaba junto a él a su oficina, ella trabajaba en sus deberes mientras él seguía con su trabajo.
-papá, no entiendo este- dijo la pequeña Hikari con dificultades en sus deberes, el pelinegro se levantó de su asiento y miró el cuaderno por encima del hombro de la pequeña.
-cariño, pero si es muy simple, ya te había explicado esto- dijo Ash algo decepcionado para luego explicarle nuevamente.
Hikari infló sus mejillas y miró hacia el lado opuesto.
-es que no le entiendo a la profesora Cynthia- dijo para defenderse.
-la profesora Cynthia es muy buena profesora, ponle atención en clase- respondió el pelinegro paternalmente y a sabiendas de que su hija era algo distraída.
Ash se dirigió a una mesa en la oficina la cual tenía una cafetera, se sirvió un poco y lo bebió mientras observaba a su hija lidiar de mala gana con los deberes.
-"supongo que lo sacó de mi"- pensó el pelinegro al recordar que su difunta esposa era muy diligente en temas académicos, salió de sus pensamientos cuando sintió la mirada de la pequeña.
-¿quieres algo de beber?- preguntó el pelinegro.
-¿y la tía May?, normalmente beben café juntos- preguntó la niña de cabello azul.
-está ocupada haciendo unos trámites por mí- respondió para sentarse de nuevo y tomar un portaretrato ubicado en su escritorio atrayendo la atención de la pequeña Hikari.
-esta foto, me la envió tu abuela Johanna, ¿quieres verla?-
La pequeña asintió y rápidamente se sentó en el regazo de su padre, su cara se llenó de emoción al ver la fotografía en la cual se veía a su padre una década más joven abrazando por la espalda a una joven peli azul, su madre Dawn.
-¿por qué están vestidos iguales?- pregunto inocentemente la niña.
-ese era el uniforme del Instituto- Ash tomó una pausa pensando que decir -esa foto la tomamos cuando cumplimos un mes de novios.
Hikari se quedó pensando un segundo, para luego preguntar lo que le inquietaba.
-papá, ¿cómo se volvieron pareja tú y mamá?- Ash sonrió ante la pregunta.
-deja que te cuente una historia.-
Las clases en el instituto habían terminado ese día, eran las 6 de la tarde aproximadamente y el sol empezaba a ocultarse. Los estudiantes empezaban a irse, algunos formaron sus grupos para el camino hacia sus respectivas casas.
Casi todos los salones se encontraban vacíos, pero en uno se encontraba un azabache sentado en su escritorio.
Ash, un chico de 16 años, alguien que con tan solo verlo se podía notar al instante que se encontraba deprimido. El azabache estaba con la cabeza hundida en su maleta, no se movía, estaba en una situación lamentable.
-oye Ash- una hermosa peli azul había entrado al salón, ella vestía su uniforme y traía un maletín muy parecido al que traía su compañero.
-¿qué quieres Dawn?- pregunto Ash, sin siquiera dirigirle la mirada.
La joven jalo una de las sillas y la arrastró para sentarse justo al lado de Ash, Dawn tocó el hombro de su amigo, un intento de tranquilizarlo luego de lo que había sufrido ese día.
-oye ya tranquilo. Mira ella no valía la pena, White nunca te valoro y ni hizo el intento.-
-Pero- El chico levantó la cabeza, tenía una expresión oscura en su rostro -Ella parecía la indicada, realmente estaba enamorado de ella -.
-Ella no supo valorarte, es lo que te digo. Deja de pensar en eso y vayamos a buscar algo con que entretenernos. - Propuso la chica con el fin de levantarle el ánimo.
- ¿Qué objeto tiene? - Respondió el pelinegro con la cara contra el escritorio.
-¡no debes morirte solo por alguien. Ella no lo valía, ahora a ella no le importa, no pienses en ella si a ella no le importa.! - Grito furiosa la chica para luego sacarlo por la fuerza de aquel salón.
-ven, vamos- Decía al tiempo que lo arrastraba con ella.
-¿a dónde vamos?- pregunto Ash, sin cambiar su estado de ánimo.
-ya lo verás- respondió la joven con una sonrisa.
Pasaron pocos minutos, se encontraban en una cafetería de los alrededores.
-¿este lugar?-
-aquí vengo con mis amigas seguido, hay un karaoke y podemos hacer que te distraigas un rato.- Comento la chica sonriendo.
-oh…- Respondió Ash sin animos, la verdad no se imaginaba, ni quería imaginar cantando.
Dawn sentó a su compañero, este aún seguía con una expresión de tristeza.
-¡cambia esa cara!- exclamó Dawn con una sonrisa en el rostro -además, si tu estas triste harás que también me ponga así.
Ash ni se inmuto, seguía con el mismo rostro deprimente de antes. Dawn se fastidió un poco, ella quería que el azabache se sintiese mejor, después de todo no le gustaba ver al chico del que estaba enamorada triste por una mala experiencia.
-Ash, escúchame- Dawn levantó el rostro de su amor platónico, ella quería que él le viese directo a los ojos -de todo el tiempo que te conozco, eh visto que eres una persona genial, ella no lo vio y lo más probable es que nunca lo hará. Ella no sabe de lo que se pierde, no te pongas así por ella, te duele pero el tiempo pasara y esto en el futuro lo contaras como una de tantas anécdotas - el semblante de Ash cambió un poco - Aunque sea un poco, por favor, deja de estar triste y despeja tu mente.
Hikari estaba emocionada al escuchar la historia de su padre -¡que linda era mamá!,ella te amaba mucho desde antes que estés con ella- la niña se acercó más a su padre, quería que le cuente más sobre su difunta progenitora.
-¡¿qué pasó luego?!
-Bueno, ese día tu madre me ayudo a sentirme mejor. Terminamos cantando en el karaoke- Ash empezó a tener una leve sonrisa con el recuerdo a pesar de que se sintió apenado cantando en esa época.
-mamá tan tierna- suspiraba la niña.
-si,lo era- dijo Ash en un tono de melancolía. Demostrando en aquellas palabras que aún no lograba superar lo que pasó aquel trágico día.
-te traje tus flores favoritas- dijo Ash con una sonrisa, el chico se acercó a darle un tierno beso a su joven esposa mientras que acomodaba el ramo de flores a un costado de la cama.
-Estan lindas, gracias- Dawn empezó a toser.
La peliazul se encontraba recostada en la cama de un hospital, tenía un muy mal aspecto se encontraba muy delgada y pálida, ella traía un suero inyectado en el brazo. Pero, a pesar de todo, Dawn mantenía esa sonrisa que siempre le había caracterizado.
-Papá, ¿estás bien?- Preguntó la pequeña al ver su padre distraído.
-Si, tranquila -
-es que te quedaste callado, empezaste a mirar fijamente la pared y no reaccionabas.-
-oh eso… no pasa nada hija estoy bien, solo estaba pensando- respondió Ash mientras le daba un sorbo a su Café.
-¡¿en mamá?!- Preguntó emocionada la niña, pensando que su padre volvió a recordar los buenos tiempos en los que la mujer vivía.
-si, en ella- Respondió Ash, fingiendo una sonrisa.
Continuará…