Atravesando fronteras.

Notas iniciales: Buenos días, tardes o noche comunidad de Fanfiction, aquí su querido amigo MeganBrony reportándose con una nueva historia. Antes de empezar quiero aclarar una cosa; Esta historia es la continuación de mi primer One-Shot "Lágrimas de sangre". Si aún no lo has leído te recomiendo que lo hagas para entender algunas cosas. Sin nada más que decir los dejo con la lectura.

Capítulo 1: Medidas desesperadas.

La soledad es un sentimiento de rechazo y abandono el cual nos va matando poco a poco, igual que un cáncer.

Más allá del oscuro y estrellado firmamento, en una pequeña y fría caverna cerca del reino draconia, yacía un dragón de escamas moradas y púas verdes, este se encontraba sumergido en su letargo, recostado sobre su lecho el cual consistía en una pequeña pila de toda clase de piedras preciosas...

Spike despertó de súbito, jadeaba y sudaba a mares, en su rostro se dibujaba una enfermiza mueca de terror, había tenido otro de esos sueño en el que se veía a si mismo devorando a sus amigas, se negaba a creer que eso pudiera pasar.

-N... no soy un monstruo, jamás haría algo así conscientemente- se repetía una y otra vez mientras negaba reiteradamente con la cabeza.

Spike estaba a muy poco tiempo de sucumbir a la locura, desde hace 5 años tenía la misma pesadilla; el devorando a sus amigas, a los ponis que conocía y quemando todo lo que tuviera a su alcance, sabía que jamás haría algo así, no de manera consiente.

Desde aquel fatídico día se preguntaba si de verdad volvería a tener esos deseos de acecinarlas, de verlas morir, oírlas suplicar por ayuda, de lamer la sangre directamente del cuerpo sin vida, aun así el lado racional de su mente se negaba a si quiera considerar esa posibilidad, pero el temor de sucumbir de nuevo a los instintos con los que había nacido lo aterraba.

Se preguntó si debería regresar, solo para probarse así mismo que no era como los otros dragones, que lo que paso aquel día solo fue un accidente, un desliz, algo que jamás tendría que haber pasado, aunque muy dentro de su subconsciente regresaría a Equestria por otras razones aparte del miedo y la hiriente soledad.

Se limpió el sudor que bajaba por su frente, amenazando con irritar sus ojos color verde, se levantó de su pila de gemas, sintiéndose débil a causa de las largas noches que se la pasaba en vela, se adentró más hacia la oscura y fría caverna donde llevaba viviendo los últimos 2 años, al salir traía con sigo una alforja la cual le había dado Twilight, momentos antes de que saliera de Equestria, miro aquella alforja con nostalgia, pensando en la vida que dejo a atrás, una pequeña y cristalina lagrima se deslizo por su mejilla, cayendo en el duro y frio suelo de la caverna, Spike se cuestionaba muy seriamente la decisión que iba a tomar, despues de todo lo habían desterrado, pero ya no aguantaba más estar solo.

-"No tengo más opción, debo regresar"- pensó el dragón antes de comenzar a empacar todas las gemas que cabrían en la alforja, incluyendo una fotografía que vino dentro de esta, se colocó una capa con capucha que compro en un pequeño pueblo cerca de la frontera de Equestria, dicha capa le cubría todo el cuerpo.

-Es hora...- se dijo así mismo.

Spike dejo de ser un bebe hace tiempo, en los últimos 5 años había madurado tanto física como mentalmente, ya no caminaba erguido, estando en cuatro patas era poco más pequeño que la princesa luna, tenía una pequeña cicatriz que iba desde arriba hacia abajo de su ojo derecho, una de sus espinas caía al frente de su cara a manera de mechón de cabello.

Antes de salir de la caverna miro hacia atrás con tristeza, viendo su pila de tesoros, pensando en lo mucho que le había costado obtenerla, peleo con uñas y dientes para poder recolectarlas, sacudió la cabeza fuertemente, apartando aquellas ideas, iría por un tesoro más grande y no podía dar marcha atrás, regreso su vista al frente y con paso firme se encamino a aquel sitio donde le tenían prohibido entrar otra vez.

...

...

Equestria: Poniville.

Las cosas en el pequeño pueblo no habían cambiado mucho, lo único diferente era el gran castillo que se erguía imponente sobre el pequeño pueblo, en él se encontraba una alicornio de color lavanda firmando unos papeles desde su despacho, dejo por un momento las hojas y se quitó unos anteojos que usaba para que la lectura no se le haga tan pesada, se tallo los ojos ya que estos le dolían un poco, últimamente tenía más trabajo del habitual, se sentía algo cansada pero eso cambiaria ese día, había invitado a sus amigas a pasar la noche en el castillo, tal vez de esa forma saldría momentáneamente de la monotonía en la que se había convertido su vida y su trabajo y entraría de nuevo a su zona de confort.

Las horas pasaron y Twilight ya había terminado de revisar el último documento del día, respiro un tanto aliviada, era el momento de hacearse un poco antes de que sus invitadas llegasen, no quería que hicieran acto de presencia y la vieran toda desalineada, en especial Rarity.

Se acercó a un espejo, no hizo gesto alguno al ver sus grandes ojeras y su despeinada crin, en algunos casos durante su trabajo se jalaba los pelos de la crin por la frustración y el desespero. Antes de retirarse al baño vio reflejado en el espejo una foto con un fino marco de plata, se le acercó a la foto, viéndola con nostalgia y tristeza, en la foto se veía una pequeña potranca abrazando afectuosamente a un pequeño dragón.

-"Spike, me pregunto en donde estará, o si se acuerda de mi"- se preguntaba la poni lavanda mientras lagrimas salían de sus ojos y caían en el vidrio del marco.

-Querida, ya estamos aquí- hablo una poni blanca de finos modales mientras entraba sin permiso por la puerta del despacho, al ver a la poni lavanda llorando se preocupó un poco -cariño, ¿está todo bien?-

-Oh chicas, llegaron temprano- decía Twilight mientras trataba inútilmente de ocultar sus lágrimas.

-¿Te sientes bien terroncito?- pregunto AppleJack.

-S... sí, solo estaba... recordando a alguien-

-A Spike, ¿cierto?- inquirió Pinkamena Diane Pie, o Pinkie para los amigos.

Twilight no dijo nada y se quedó mirando el suelo, pero ese silencio solo significaba que sí, las chicas se le acercaron dándole un abrazo grupal. De entre todas Twilight fue la más afectada por la partida de Spike. Despues de un rato soltaron el abrazo, Twilight les agradeció mientras limpiaba un par de lágrimas que se le habían escapado, despues de ese tierno momento todas disfrutaron del resto de la noche, riendo y jugando como si volvieran a ser unas potrancas.

La noche se fue dando paso a una bella mañana, la primera en despertar fue la princesa, miro a su alrededor, observando a sus amigas metidas en sacos para dormir, aún era temprano, ella siempre se levantaba a esta hora para realizar sus labores, desde la partida de Spike todo para ella se le había vuelto más pesado y tedioso, sin su asistente número uno a su lado se sentía agobiada todo el tiempo, pero se tenía que acostumbrar, desde hace años se había resignado a que nunca volvería a ver aquel pequeño dragón. Twilight suspiro pesadamente, se levantó de su cama y fue al baño a hacer sus necesidades y arreglarse un poco, luego bajo a la cocina para hacer el desayuno.

Horas despues, en el gran comedor se encontraban las chicas sentadas en la enorme mesa mientras degustaban un delicioso desayuno, reían alegremente mientras contaban algunas anécdotas, graciosas en su mayoría, eran pocas las veces que se reunían para pasar tiempo de calidad entre amigas, cada una de ellas tenían obligaciones, por lo que no podían reunirse muy a menudo.

Despues del desayuno cada una tomo rumbos distintos, Twilight las despedía desde la puerta del castillo, despues de serrarla todo quedo en un silencio sepulcral, un silencio que comenzaba a enfermar a la poni lavanda, se sentó en el suelo y miro a su alrededor, como esperando a que algo pase, pero nada ocurrió, no tenía guardias, no tenía sirvientes, no tenía a sus amigas... no tenía a su asistente, estaba sola en ese inmenso castillo, se abrazó a sí misma, como buscando resguardo en su ser, se sentía atrapada en un vacío eterno, podía sentir las garras de la soledad aprisionándola y envolviéndola en un mar de tristeza, lagrimas salían de sus ojos mientras susurraba que la ayudasen, si esto continuaba así definitivamente se volvería loca.

...

...

A Spike le faltaba todavía mucho para entrar en los territorios de Equestria, la mayor parte del camino hasta ahí se la paso volando, ya no podía hacerlo más, estaba más que agotado y le dolían las alas, intentaría llegar a poniville lo más rápido posible, aunque eso implique causarse daño a sí mismo. Caminaba a paso pesado, tardaría un poco más de lo que esperaba en llegar a su destino pero no le importaba, se detuvo un momento para comer algo, tendría que darse prisa, la cantidad de gemas que empaco no serían suficiente para sustentar todo el viaje, tomo un rubí de fuego y estaba a punto de encajar sus colmillos en este cuando se detuvo por un momento, miro aquella piedra preciosa pensando en aquel amor fallido, aquel amor que nunca fue ni será correspondido, respiro hundo antes volver a guardar la gema, pensar en aquello le había quitado por completo el apetito, se echó la alforja al lomo y continuo con su camino.

Las horas pasaban y con ello un cumulo de nubes grises comenzaban a hacerse visible en el basto cielo, una a una las gotas iban cayendo como cascada cristalina, Spike reacciono lo más rápido que pudo, miro hacia todas partes, buscando un refugio hasta que lo hayo, un molino de viento que por su aspecto, parecía que llevaba décadas sin funcionar, se encamino hasta aquel lugar para resguardarse de la lluvia.

Si fuera por el seguiría caminando pero lo que menos quería en esos momentos era enfermarse.

Llego hasta su refugio, sacudiéndose el cuerpo cual si fuera un perro, miro a su alrededor para cerciorarse de que no haya alguien más que hubiese tenido la misma idea de refugiarse aquí, además de las ratas y uno que otro pajarillo no había nadie más, llego hasta uno de los rincones y lanzo su alforja al suelo, se despojó de la capa ya que esta se encontraba mojada, se recostó en el duro y frio suelo mientras apoyaba la cabeza en la alforja.

En su estado de duerme vela recordaba las frías noches de invierno en poniville, cuando Twilight le permitía dormir con ella, eran estas clases de noche en las que más añoraba la compañía de aquella poni lavanda, sentir su cálido cuerpo cerca de él, sentir su calmada respiración chocando con sus escamas, sentir el olor a libro viejo de su pelaje, sentir que había alguien en quien confiar ciegamente.

Añorar aquella compañía tan desesperadamente lo estaba volviendo loco

Llevaba años que no hablaba con alguien, el ultimo ser vivo con quien entablo conversación fue con un viejo dragón que conoció, lamentablemente este ya se encontraba cerca de la muerte. Spike lo recordaba, estuvo hay presente cuando murió, lamento mucho aquella perdida, el primer amigo dragón que conoció, y el único dragón que no intento matarlo. Despues de su muerte se quedó solo, esa era una de las razones por las que quería regresar a Equestria, ya no quería estar solo, se cansó de creer que no le importaba a nadie. Despues de quedarse despierto un rato más decidió cerrar los ojos y sumergirse en el mundo de los sueños.

...

...

Un nuevo amanecer nacía en las hermosas tierras de Equestria, todo era paz y quietud, excepto en la mente de una princesa, sus sueños eran bombardeados una y otra vez por los horribles recuerdos de la partida de su asistente, de vez en cuando soñaba con aquel pequeño dragón, y eso comenzaba a afectar su mente. Se sacudía de manera violenta en aquellas sabanas tan blancas como la nieve mientras gemía el nombre de aquel dragón que le habían arrebatado a la fuerza. Sus almohadas y parte de sus sabanas se encontraban en el suelo, su crin toda despeinada y su pelaje de un color más opaco la hacían lucir mal, como si estuviera enferma.

Jadeaba y sudaba frio mientras se sacudía cada vez más fuerte hasta que la cama se le termino acabando, cayendo al frio suelo de cristal, no realizo gesto ni emitio sonido alguno, como si estuviera más que acostumbrada a despertar de esa forma, se levantó del suelo de manera casi autómata y camino hacia su tocador, se acicalo lo mejor que pudo y bajo hasta la cocina, arrastrando los cascos mientras mantenía la mirada baja, entro a la cocina para preparar un poco de café. Se encamino a su despacho mientras levitaba una tasa de color amarillo canario, buscaría la forma de sobrellevar ese día como hacía con los otros, pero pareciera que cada día era peor que el anterior, se sentó en su silla a esperar al poni que le entregaba los documentos todas las mañanas a la misma hora, levito su tasa de café y le dio un sorbo, frunció el ceño al sentir el sabor de aquel café, jamás pudo hacer un café que le supiese igual a como lo preparaba Spike.

Desde que Twilight asendio a princesa, Celestia le había dado más responsabilidades, enviándoles documentos todas las mañanas para que los revisase/firmase, se los enviaba por correo por obvias razones. El trabajo era duro, a veces consumiendo todo su día pero no le importaba, despues de todo no tenía más nada que hacer, sus amigas se ocupaban de sus propios asuntos y ya no tenían tiempo para ella, a Twilight le preocupaba que su amistad se fuera deteriorando con el paso del tiempo, pensar en eso la aterraba de sobremanera, pensar en convertirse de nuevo en aquella yegua antisocial no le gustaba para nada, ahora que había conocido lo que era la amistad ya no quería volver a sentirse sola, al menos en aquel tiempo en el que no tenía amigas si tenía a su asistente con ella.

-Spike...- susurro el poni lavanda mientras miraba al techo con nostalgia mientras sus ojos se humedecían.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al oír que tocaron la puerta, se secó las lágrimas lo más rápido que pudo y trato de poner una expreción más alegre

-Adelante- dijo con la voz un poco elevada, para que el cartero pudiera oírla a la perfección.

-Buenos días, princesa- saludo cordialmente el cartero; un poni de color canela y melena azul cielo, ojos del mismo color y una Cutie Mark de papel y pluma.

-Buenos días a usted también- devolvió el saludo la princesa, con una sonrisa bastante convincente.

-Aquí están los documentos de hoy- dijo el poni mientras colocaba de manera suave una pila de papeles sobre el escritorio de Twilight.

-Gracias, que tenga un buen día- agradeció la princesa con la misma sonrisa.

-Igualmente princesa, con permiso- se despidió el cartero mientras daba una pequeña reverencia y procedía a retirarse.

Al serrarse la puerta la habitación se llenaba de aquel silencio que tanto le molestaba a Twilight, en barias ocasiones intento entablar conversación con aquel cartero, sin éxito alguno, era muy profesional en su trabajo y no se detenía hacer nada más que su labor, mostrando que en verdad era un cartero de Canterlot, enviado personalmente por la princesa Celestia para entregarle esos documento. La poni estaba desesperada por un poco de compañía, todos los días se sentaba en su escritorio, esperando una visita sorpresa por parte de alguna de sus amigas, pero nunca se presentaban excepto los días libres en que planeaban reunirse todas para pasar la noche juntas, en esas ocasiones Twilight trataba de ser la mejor anfitriona de todas, incluso superando a la mismísima Pinkie, cuando estaba con sus amigas no paraba de sonreír, pero bajo esa sonrisa se ocultaba una yegua carcomida por la soledad y la tristeza.

Respiro hondo, vio la pila de documentos frente a ella, luego miro un reloj de arena que igualmente estaba sobre su escritorio, el reloj marcaban las 7:45am, se preguntó a qué hora iba a terminar ese día, pero supuso que sería a muy altas horas de la noche, miro los documentos como quien se resignaba a morir y comenzó a revisarlos, con la misma pesadez con que hacia todos los días.

...

...

En las afueras de Equestria, en un molino de viento abandonado, un dragón de escamas moradas despertó de manera asustada, sus garras temblaban y un sudor frio bajaba por su frente.

Se dijo así mismo que no podía perder más tiempo y que tendría que seguir avanzando, rápidamente tomo la alforja y de esta cayo una fotografía, Spike se le quedo viendo por unos momentos antes de tomarla con sus garras y verla más de cerca, en la fotografía se podía apreciar a una pequeña potranca abrazando afectuosamente a un pequeño dragón, sabía que Twilight tenía una copia, lo que no sabía era que si aún la conservaba.

Twilight fue la única poni que lamento la partida del dragón ya que ningún otro poni se despidio del cuándo lo desterraron, Spike se sentía muy agradecido con ella, jamás lo vio como un monstruo aun cuando sabía que había asesinado a una de sus mas cercanas amigas, ella jamás lo vería de esa manera, y por eso le tenía un gran afecto, un afecto que iba más allá de una amistad.

Guardo la fotografía, se ajustó la capa, se echó la alforja al lomo y se encamino hacia la salida de aquel viejo molino.

Mientras caminaba a paso veloz pensaba en que debería hacer una vez llegase, no esperaba a que sus amigas lo recibieran con los brazos abiertos, despues de todo era un criminal y la mayoría de sus amigas pensaban lo mismo. Recordó cuando las vio en aquella sala donde dictaron su sentencia, lo miraban con desprecio, odio y decepción. ¿Qué debería hacer una vez que llegara al pueblo?, iría con Twilight eso sin duda, pero... ¿despues que haría?, sabía lo que sucedería si las princesas supiesen que había violado su sentencia, lo meterían de por vida en un calabozo, no quería eso pero no tenía más opción.

-"Ya deja de pensar en eso"- se regañó mentalmente.

Una a una las horas iban pasando, el estómago del dragón rugió con ferocidad, reclamando por el sagrado alimento, Spike se detuvo cerca de un árbol y se echó bajo su sombra, puso la alforja en su regazo y saco una esmeralda, la miro por un momento, admirando el cómo esta brillaba bajo la luz del sol, la olio un poco y exhalo satisfecho, para un poni, u otra criatura aquellas gemas no olían a nada, pero para un dragón era todo lo contrario, le encantaba el aroma de aquellas piedras preciosas, más aun cuando estas tenían tiempo de añejamiento.

Spike comía tranquilo, dando pequeños mordiscos a la esmeralda para que esta durase mas, la cantidad de gemas no le alcanzaría para sustentar todo el viaje pero no se iba a rendir tan pronto, ya había llegado demasiado lejos como para dar vuelta atrás.

Despues del ultimo bocado se relamió los labios y chupo los dedos, tenía ganas de comer otra, pero debería respetar las raciones del día, no sabía cuándo iba a llegar pero sabía que no sería pronto, si se daba prisa llegaría a más tardar dentro de unos 6 días. Se colocó de nuevo la alforja y siguió caminando rumbo a Equestria.

...

...

Twilight ya estaba llegando a los límites de su cordura, se encontraba en el suelo en posición fetal mientras lloraba, lo que había pasado un minuto antes le hizo entender que necesitaba ayuda urgentemente.

Hace un minuto, Twilight se encontraba en su despacho revisando unos documento cuando un sonido desde la puerta llamo su atención, alzo la vista para ver qué era eso, fue cuando lo vio, el pequeño dragón se encontraba hay parado, en la puerta, observándola atentamente, Twilight no supo cómo reaccionar, no alcanzo a decir nada cuando el pequeño dragón salió corriendo, Twilight le grito que no se fuera, rápidamente, haciendo uso de su magia se tele transporto hasta la puerta de su despacho, solo para ver a Spike cruzar la esquina, Twilight lo siguió a trote veloz, no recordaba que el dragón fuera tan rápido, corría por los pasillo mientras Twilight hacía gala de su fuerza de voluntad para no perder de vista al dragón.

-¡Spike, espérame!- grito, casi sin aliento.

Al llegar a un pasillo el cual no tenía salida, ni siquiera una ventana, Twilight se detuvo, respirando agitadamente mientras buscaba con la vista a Spike. Pensó en la posibilidad de que se había metido en otro pasillo, o que de alguna forma hubiese aprendido a usar su fuego para tele transportarse igual como lo hacía con las cartas, o que... o que solo había sido una cruel broma de su mente.

-N... no por favor, mi Spike- gemía y lloraba la princesa mientras caía lentamente en el suelo y se colocaba en posición fetal.

Minutos después de haber llorado amargamente se limpió las lágrimas y regreso a su despacho, solo para ver con frustración la pila de documentos el cual creía que se había vuelto más grande desde que salió. Se sentó en su escritorio y dio un vistazo hacia su puerta, viendo el lugar donde diviso a Spike minutos antes, dio un largo respiro antes de terminar de revisar esos documentos.

El astro lunar ya era visible cuando Twilight termino de firmar el último documento, se sentía cansada pero no quería irse a dormir todavía, quería hacer algo que desde hace días no había podido debido su trabajo, y era leer. Dejo los documentos ya firmados y ordenados sobre su escritorio y se encamino hasta la cocina del castillo, moría de hambre, se preparó un sándwich de margaritas y una taza de café, se dirigió a paso tranquilo hacia su biblioteca y se puso cómoda en uno de los sillones e hizo levitar un par de libros hasta ella, se trataban de algunas historia que no había leído o que ya lo había hecho y quería volver a leerla, los reviso todos hasta llegar a uno que llamo su atención; "La bella y la bestia", ella recordaba haberlo leído en compañía de Spike, y por compañía se refería a ella leyendo y a Spike sentado a su lado, con la nariz pegada a uno de sus comic.

Twilight le dio un sorbo a su humeante taza de café para luego abrir el libro y empezar a leerlo.

"Una hermosa poni de campo, que vivía lejos de cualquier civilización salió una mañana de su hogar para cortar flores dentro del bosque, aquel bosque quedaba lejos de su casa pero había visto unos hermosos ejemplares cerca de un claro y no dejaría pasar esa oportunidad. Tomo una capa y se la puso, salió de su casa con una canasta en la boca.

Durante su camino saltaba y tarareaba una canción, al llegar cerca de la laguna se agacho y comenzó a cortar las flores, estaba tan ensimismada que no noto una enorme sombra que salía del claro, solo se dio cuenta cuando al darse vuelta vio a una enorme hidra viéndola, la poni no hizo movimiento alguno, creía que si no se movía no notaria su presencia, gran error ya que la hidra lanzo una de sus cabezas hacia ella con la intención de comérsela, la poni reacciono rápidamente y salto hacia un lado, al ver que la única posibilidad de salir de ahí con vida era correr decidió hacerlo.

La poni corría por el bosque lo más rápido que podía, quien sabe por cuánto tiempo más, ya se estaba agotando, la enorme hidra le pisaba los talones y no dudaría en engullirla si la atrapaba. La yegua tropezó con una raiz que sobresalía del suelo, cayo pesadamente mientras soltaba un pequeño quejido, alzo la mirada y hay vio a la hidra, ya no podía correr más así que se resignó a morir, la enorme criatura abrió sus fauces y se lanzó en contra de la poni pero antes de siquiera tocarla una segunda sombra la cubrió, el ataque de la hidra fue parada en seco por una garra de color plateada, la hidra rugió con ferocidad y se lanzó a atacar a la segunda criatura, la mandíbula de la segunda criatura se abrió lanzando una enorme llamarada, la hidra chillo estruendosamente mientras era calcinada por las llamas, la poni tubo que cubrirse con ambos cascos, el calor era tan intenso que sentía su pelaje quemándose. Al detenerse los chillidos la poni pudo mirar a su salvador; Un dragón de escamas plateadas y púas negras que la observaba atentamente, la poni no sintió miedo, solo una profunda curiosidad por aquel ser tan majestuoso que la había salvado"

Twilight leía atentamente su libro, de vez en cuando daba pequeños sorbos a su café y algunas mordídas a su sándwich, le parecía más interesante cada vez que lo leía. Se pasó casi toda la noche leyendo ese libro, aquella lectura la había atrapado por completo, perdió la noción del tiempo y solo quería terminar de leer aquel libro, eran ya la 1:35am cuando llego hasta la última página.

"Pese a las palabras de reproche por parte de sus amigos y familiares, Silver dejo todo lo que conocía y amaba para huir con ese dragón, no le importaba como la viera la sociedad, no le importaba que el amor entre dos especies distintas estuviera prohibido, amaba mucho ese dragón y haría lo que sea para estar con él. Fin".

Twilight serró el libro, le encantaban estas novelas de romance, se preguntaba si algún día ella también encontraría a su príncipe azul, pero le daba un poco de miedo hablar con cualquier semental, claro, con algunas escepciones tales como el hermano de AppleJack. Dejo el libro en su lugar y se dirigió a su alcoba, se sentía algo cansada así que en la mañana lavaría los trastes que había usado, llego a su habitación y se metió en el baño, se dio una ducha rápida con agua caliente, luego de salir del baño se recostó en su cama, serró los ojos lentamente, preguntándose si el día de mañana será mejor.

...

...

Despues de barias horas forzándose a seguir adelante, Spike se había desmayado cerca de un bosque, estuvo casi 10 horas inconsciente cuando un sonido lo despertó, abrió sus ojos lentamente, luego los giro hacia su derecha, viendo a un perro diamante el cual tenía su arforja entre sus garra, este lo miraba atentamente sin mover un solo musculo, al principio no le dio mucha importancia así que de nuevo serró los ojos, estuvo así por algunos segundos hasta que despertó de súbito entre molesto y asustado.

-Hijo de...-

Spike se levantó del suelo rápidamente y empezó a correr, sabía que aquel perro ya se encontraba un poco lejos así que uso su olfato para localizarlo, no paso mucho tiempo antes de encontrar su aroma así que desplego sus alas y voló hasta darle alcance, desde arriba podía ver al perro correr como alma que lleva el diablo, Spike le lanzo una pequeña llama el cual quemo una de sus patas trasera, el perro cayó al suelo mientras chillaba agudamente por el intenso ardor, Spike aterrizo frente a él con una mirada asesina, sus ojos de color rojo carmesí y una sonrisa retorcida digna de un psicópata, el perro retrocedía lentamente, con una mirada de absoluto terror, Spike termino de acortar la distancia entre los dos y lo sujeto fuertemente por el cuello. Spike abrió sus fauces, listo para incinerar al perro ladrón, antes de hacerlo este hablo.

-P... por favor... no... No me mates- suplicaba el perro casi sin aliento por aquel apretón.

Spike se quedó helado por un momento, a su mente llego el recuerdo de Fluttershy siendo asesinada por sus propias garras mientras le suplicaba que se detuviera, aquello le revolvió el estomago, sin duda era un recuerdo horrible el cual lo perseguiría hasta su muerte. Sin pensarlo dos veces soltó su agarre, el perro cayó al suelo mientras tocia fuertemente, alzo la vista observando al dragón, este lo veía de manera molesta.

-Lárgate- ordeno Spike de manera fría.

-O... Okay, gracias-

El perro corrió con dificultad adentrándose al bosque, Spike lo siguió con la vista hasta que este simplemente se perdió, Spike respiro de manera pesada, estuvo a punto de matar a alguien, era justo la cosa por la que no quería que lo conocieran, por ser un asesino, tomo de nuevo la alforja y la abrió, tenía las gemas contadas y noto que le faltaba una, no se enojó mucho por esto, al menos la fotografía estaba intacta, serró la alforja y continuo caminando, tenía menos comida y había perdido mucho tiempo, tenía que darse prisa.

Desplego sus alas y voló rápidamente, retomando de nuevo su camino, ya no le dolían mucho las alas, volando podía compensar el tiempo perdido, llegaría más rápido a menos que la inanición le impidiera avanzar más.

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Los días pasaron de manera lenta para ambos personajes, pareciera que esos últimos momentos fueran críticos en sus vidas. Eran las 11:00pm y una lluvia torrencial caía, Spike se encontraba corriendo, le faltaban segundos para llegar a su destino, se golpeaba y caía a cada momento pero poco le importaba, en su estado no debería esforzarse tanto, se encontraba en estado de desnutrición y estaba próximo a padecer de anemia, la comida se le había acabado hace tres días, eso, sumado a que solo comía dos gemas por día era un gran problema para su salud.

Spike llego hasta una pequeña colina, jadeaba exhausto, se quitó la capucha y miro todo el pueblo desde ahí, el pueblo se veía tan diferente y a la vez, tan familiar, lo que le pareció extraño fue el gran castillo que se veía a lo lejos, supuso que ahí se encontraba Twilight, estuvo un par de segundo observándo el castillo antes de dar el primer paso, pero su cansancio, sumado al suelo resbaloso por la humedad hicieron que Spike resbalase y rodara hasta el pie de la colina, tocio bruscamente, se había roto un par de costillas, se levantó como pudo y se encamino hasta donde creía que se encontraba Twilight, daba gracias de que ya era muy tarde y todos deberían estar durmiendo, no quería que nadie lo viese llegar, se preguntaba si Twilight se encontraría en aquel castillo o si seguiría despierta, de cualquier forma no le importaba, solo quería llegar ahí lo más pronto posible.

Twilight no estaba mejor, su salud mental se iba deteriorando cada día más, se encontraba en medio del salón del trono mientras se sujetaba la cabeza, se sacudía y gritaba que se callaran, como si un montón de voces le estuvieran hablando al mismo tiempo, Twilight jadeaba y miraba hacia todos lados, buscando el origen de aquellas voces, lo que no sabía era que las voces solo estaban en su cabeza.

-Esto no es real, no lo es, no puede ser real- intentaba convencerse a sí misma la princesa, pero las voces no paraban.

Twilight estuvo a punto de llegar a su punto de quiebre cuando las voces se detuvieron de repente y en su lugar se oyó a alguien tocando la puerta, Twilight lo medito algunos segundo, ¿sería alguna otra broma de su mente?, despues de todo era casi media noche, sería imposible que alguien viniera a esas horas de la noche. Negó con la cabeza, estaba volviéndose loca eso lo sabía, al menos las voces se callaron y estuvo a punto de retirarse a su habitación cuando escucho el toquido de la puerta nuevamente, Twilight dudo en ir a ver si de verdad había alguien en la puerta, trataba de convencerse a sí misma de no ir, pero los toqui dos no paraban.

-"¿Debería ir a ver?"- se cuestionaba la poni lavanda, aun así decidió acercarse a la puerta.

Abrió la puerta esperando no ver a nadie pero lo que vio la dejo impactada, de pie frente a ella se encontraba aquel dragón que pensó que jamás volvería a ver pero ahí estaba el, regalándole una pequeña pero visible sonrisa.

-Spike...-

Dos historias diferentes con una cosa en común, volver a tenerse el uno al otro, ahora que están junto les espera un duro desafío.

Notas finales: Y bueno mi gente, ¿qué les pareció este primer capítulo?, la verdad estuve borrándolo y corrigiéndolo varias veces, al final me gusto como quedo, ¿qué opinan ustedes?, ¿le sigo a la historia o de plano me lanzo al metro?, ustedes deciden jeje.

Con esto me despido, próximamente el segundo capítulo de "Un camino hacia el destino". Se les quiere mucho, nos leemos pronto, chao.