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¡Hola! .o./ Como prometí, si Mashima dibuja algo sexy de Erza o Jellal ―o de ambos preferiblemente 7v7r― yo escribiré algo sexy de ello... ¡Jo! Así que ¡BAM! Hoy publicó una sexy imagen de Erza en su traje de conejita, así que yo escribo para mis bebés, solo una cosa, se supone que acá solo escribiría en OU pero el plot de este fic terminó en AU. LoL. ¿Me pueden perdonar por eso? *inserte música dramática*.
Espero que lo disfruten, recuerden dejar comentario que significan mucho para esta fanficker Jerzianica. QwQ
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Disclaimer: FT y sus personajes no me pertenecen. Pertenecen a Hiro Mashima. Basada en la imagen de Erza que Mashima dibujó y posteó en su twitter el 04/11/19.
Referencias De Lectura:
Narración.
«Pensamientos»
Diálogo.
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Fifth Expression
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« With Photos »
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El laboratorio estaba bastante silencioso.
Algo bastante extraño ya que todo el equipo estaba reunido.
Sin embargo, debido a las hojas con miles de datos que esperaban por ser analizabas no había tiempo para el usual bullicio con el que solían trabajar, lo único que deseaban los ahí reunidos era irse de ahí y olvidarse de todos esos datos, o al menos solo por esa noche, ya que llevaban dos semanas quedándose casi que a vivir en las cuatro paredes blancas e impolutas del laboratorio.
―Café ―el silencio fue interrumpido por una chica pelirosa cargada de una bandeja con varias tazas, el grupo agradeció en coro el elixir que evitaba que simplemente cayeran dormidos sobre la mesa.
Y de nuevo el silencio reinó por un largo rato.
Hasta que alguien se levantó de pronto y golpeó la mesa con las manos.
―¡Ya no puedo más! ¡Llevamos así días de días! Opino que tomemos un descanso de esto, necesito mis horas de sueño, me están saliendo ojeras y mi piel se va a arruinar. ¿Quién me apoya? ―los presentes ni siquiera subieron su mirada de los papeles, no era usual que prestaran atención a las quejas de Sorano, aunque la verdad un largo sueño reparador era casi una utopía para todos en ese momento―. ¡Maldición! Son todos unos adictos al trabajo... ―murmuró la joven al ver que su llamado a rebelión no tuvo frutos, resignada volvió a sentarse y a tomar las hojas que había dejado sobre la mesa.
Y de nuevo silencio.
Hasta que el sonido de un móvil hizo el blanco de todas las miradas a un atractivo joven de cabello azul, justamente el líder del equipo de trabajo.
―¿No que los móviles estaban prohibidos y debían estar apagados? ―reclamó un chico de labios pintados de morado.
―Lo deben, pero dejé mi móvil encendido por si nos llaman del centro de observación de ERA ―respondió el joven ahogando un bostezo, al igual que los demás él estaba increíblemente cansado y lo único que deseaba era estar en su propia casa y en su propia cama.
Aunque también había otra casa y otra cama en la que le encantaría estar.
Y compartir.
―Aún así no es justo ―continuó el chico de labios morados llamado Macbeth mientras su lider se levantaba a atender la llamada―. Llevo días sin postear nada en mi InstaTail, a este paso voy a perder seguidores... ―hizo un puchero con los labios y miró enojado las hojas.
―Como si alguien de verdad te siguiera... ―soltó burlona Sorano y recibió una mirada envenenada de Macbeth.
―¡Tengo casi los mismo seguidores que tú! Y para ganarlos no tengo que salir toda barata mostrando ese par de almohadas llenas de grasa tuyas ―remató burlón señalando los pechos de la albina, la cara roja de Sorano hizo que el resto del equipo rompiese a reír; y por suerte, antes de que se recuperara del ataque y todo se convirtiese en una caótica batalla entre ella y Macbeth, Jellal volvió a la sala con un nuevo anuncio.
―Escuchen, me dice Ultear que la computadora de análisis estará fuera de servicio una o dos semanas más, así que los análisis que hagamos hoy no serán necesarios hasta que la computadora vuelva a estar funcionando ―los reclamos fastidiados llenaron el lugar y Jellal esperó a que todos desahogaran su justa frustración antes de continuar―. Así que tenemos dos opciones, terminar entre hoy y mañana con lo que queda y tener libre hasta que podamos utilizar la computadora de ERA o irnos ya, tener libre un par de días y volver luego a terminar con lo que queda, dejo la decisión en la mayoría.
Las personas en la mesa se miraron los unos a los otros.
Y luego comenzó una gran discusión.
Jellal soltó un suspiro y se resignó a esperar que esa batalla frente a él se resolviese sola mientras tomaba el café que les llevó Meredy, la verdad estaba muy cansado como para meterse en esa discusión, lo único que esperaba es que Erik no terminase ahorcando de verdad a Sawyer como profería en amenazas.
Su móvil volvió a sonar.
Todos miraron con terror al objeto emisor de ese sonido.
¿Y qué tal que les dijeran que la computadora ya funcionaba y perdían su posibilidad de días libres?
Jellal sintió un escalofrió ante las miradas que recibió al tomarlo, pero fingió tranquilidad dando un nuevo sorbo a su café en tanto presionaba el icono para abrir el mensaje que le había llegado.
Y entonces, con la cara completamente roja escupió el café que tomaba sobre los que le miraban expectantes.
Todo por dos palabras:
»¿Vienes hoy?
Y una foto:
De una hermosa mujer de cabello escarlata en su cama, con un traje de conejita sexy en una pose totalmente sugerente, como si el traje que enmarcaba cada curva de su cuerpo no fuese suficiente para llenar su mente de miles de pensamientos indecentes.
Deliciosos e indecentes, para ser más precisos
Jellal ni siquiera supo en que momento tomó sus cosas y llegó a la puerta.
―Asegúrense de dejar todo cerrado y apagado, nos vemos en una semana ―sus últimas palabras antes de desaparecer por el pasillo que daba al elevador.
Dejando confundidos y bañados en café a todos sus compañeros.
Pero al final todos siguieron los pasos de su lider y abandonaron el trabajo.
...Mejor aprovechaban antes de que perdiesen esa libertad...
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] J & E [
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Zafó la corbata y la dejó caer al suelo.
No quería perder tiempo.
La puerta se cerró tras él en tanto su maletín caía al suelo y él se deshacía de la bata de laboratorio que había olvidado quitarse al salir del trabajo, las escaleras a su habitación se le hicieron largas a pesar de que las subió de par en par y ni hablar del pasillo, pero finalmente llegó a su destino.
Y ahí estaba ella.
Su Erza Scarlet.
Resplandeciendo como un ángel escarlata en un traje de conejita, una mezcla que pudiese sonar extraña pero en ella combinaba a la perfección.
Su cabello un halo de belleza, su rostro hermoso, su cuerpo una tentación, e incluso el balde en donde tenía uno de sus pies metidos parecía resplandecer.
«¿Un balde?»
El pensamiento detuvo las imágenes que lo habían llenado desde que vio la foto en su móvil.
―¿Jellal? ―la mujer parpadeó sorprendida y de inmediato su cara se puso roja―. Pen-pensé que trabajarías hasta tarde de nuevo ya que no respondiste mi mensaje...
―¿No lo hice? ―ella negó y él se sorprendió de sí mismo, de verdad que la foto lo había dejado bien idiota―. Hmm... ―Jellal movió su cabeza de lado a lado para despejar más su mente, se adentró a la habitación con la camisa ya abierta―. ¿Por qué el balde?
―Oh... ―ella se rascó la sonrojada mejilla en un gesto que Jellal sabía se debía a la pena―, es que me emocioné tratando de tomar las... fotos. ¡De verdad quería tomar la foto perfecta! ―en esa parte fue notoria su frustración―. Y... me torcí el tobillo... ¡Hehe! ―su risa avergonzada lo hizo soltar un suspiro para poder liberar a su corazón de toda la ternura que lo llenó al escucharla.
Solo ella podía llenarlo de tanta lujuria y ternura al mismo tiempo.
―Vaya, vaya ―Jellal llegó hasta ella y se acuclilló, sujetando entre sus dedos uno de los mechones escarlatas que descansaban sobre las sabanas revueltas de su cama―. ¿Quién diría que una foto podía ser tan peligrosa?
―Lo son si decides correr en tacones para no perderte el disparo de la cámara ―contó con un puchero, haciendo reír a Jellal.
―¿Y por qué no usaste el temporizador de la cámara?
―Es que... ―ella jugó con sus dedos e infló las mejillas―, estaba tan emocionada pensando en la cara de sorpresa que pondrías que olvidé que podía hacer eso... ¡Aunque después sí lo usé! ―trató de defender su torpeza inicial.
Jellal volvió a reír y se elevó un poco a besar una de las mejillas infladas de la mujer.
―Si te sirve de algo ―le murmuró luego al oído―, cuando vi la foto escupí el café que tomaba sobre mi equipo y apenas y recuerdo el recorrido que hice hasta aquí...
Erza no pudo evitar sonreír satisfecha.
―¿De verdad les escupiste el café encima?
―Eso fue lo que me dijo Meredy cuando me llamó mientras conducía hasta acá ―Jellal rió―, así que tendré que esforzarme en una buena excusa y una buena disculpa cuando los vuelva a ver, ¿Crees que Kana pueda venderme media docena de su whisky especial a buen precio?
Erza rompió a reír.
―Le preguntaré y te ayudaré a pagarla porque en parte fue mi culpa.
―Naa, esa foto vale pagar por esa disculpa. No sabes cómo me alegró el día... o más bien, todas estas semanas lejos de ti...
―¿De verdad? ¿Y no te molesta que entrase a tu casa sin permiso?
―Para eso te di una llave ―Erza se mordió el labio para contener la sonrisa lujuriosa que quería escaparse de su control―, y además sabes muy bien que por mi tu podrías quedarte a vivir aquí, conmigo... ¿O acaso que estés aquí es la respuesta a la propuesta que te hice hace dos semanas? ―Jellal acercó su mano al rostro de la joven, acarició una de sus mejillas y luego liberó el labio de la prisión de sus blancos dientes, una vez liberado la sonrisa que se formó en los labios de ella lo llenaron de felicidad porque representaba una respuesta positiva a su propuesta.
Y se elevó a besarla.
Como ella deseaba que él hiciese.
Pronto los labios no fueron suficientes y a su beso se unieron sus lenguas y las caricias de sus manos, Erza no tardó en terminar de quitar la camisa negra de Jellal que ya estaba abierta, y él no tardó en bajar con sus besos por su cuello, su clavícula y sus pechos deliciosamente expuestos gracias al traje ajustado de conejita.
―Jellal... ―gimió ella cuando él succionó la piel de su escote para dejar una marca allí, ganándose con ello un segundo gemido que lo impulsó a irla recostando poco a poco en la cama―. Ay... espera... espera... mi tobillo.
Jellal apenas pudo detenerse al escucharla.
―Ay, ay, ay... ―Erza volvió a sentarse, movió su pie con cuidado dentro del balde con agua fría y hielo y luego lo miró a él―. Lo siento...
―N-no... ―Jellal tragó grueso buscando recomponerse―, no te preocupes, ¿te duele mucho?
―Algo... Auch... Cuando me pasó pensé que con quitarme el zapato y dejarlo tranquilo un rato pasaría pero no fue así, pensé en vendarlo pero por el dolor no podía ni quitarme el traje y las pantimedias ni hablar, así que pensé en agua fría y... ya vez ―terminó con un suspiro de derrota señalando su pie en el balde―. Arruiné el momento... ―Jellal negó besando su mejilla y recordando que en la foto que le mandó Erza un zapato estaba tirado en el suelo, aunque cuando vio la foto él pensó que solo era parte de la atmósfera erótica que ella quiso crear y no de una lesión.
Aunque bueno, Erza no ocupaba esforzarse de más para crear una atmósfera erótica.
Para él ella era la viva imagen de la lujuria.
―No arruinaste nada, al contrario, gracias al sacrificio de tu tobillo para tomar esas fotos muchas personas fueron liberadas de las cadenas del análisis de datos, créeme, yo fui uno de esos liberados y además, el más beneficiado de todos ―bromeó con la verdad sucedida en su laboratorio, haciéndola reír―. Déjame ver ese tobillo ―Erza asintió y Jellal volvió a agacharse frente a ella, con sumo cuidado tomó el tobillo en su mano para examinarlo―. Está algo hinchado, creo que lo mejor es vendarlo y dejarlo descansar. Y si te duele mucho puedes tomarte algún anti inflamatorio, puedo ir a comprarlo junto a las vendas, hay una farmacia cerca ―estuvo a punto de ponerse de pie para cumplir con lo dicho, pero las manos de Erza lo evitaron.
―Quédate...
―Tu tobillo necesita vendaje.
―Puedo aguantarme, tampoco duele tanto.
―Erza...
―Jell ―Erza acarició el tatuaje en su mejilla―, llevó demasiados días sin ti, quédate... ―susurró.
―La farmacia está cerca, vendré rápido... ―sin darse cuenta su voz se volvió también un susurro y sus ojos no pudieron evitar enfocarse en los labios húmedos frente a él.
―Qué-da-te... ―Erza se acercó a él, murmurando cerca de sus labios―. Solo quítame este traje y hazme tuya, eres mejor que cualquier pastilla para el dolor ―Jellal rió y ella rió con él―. ¿Entonces?
―Erza, Erza... ―le dio un casto beso en los labios―. No es justo que me pongas entre la espada y la pared.
―Bueno, cuando me conociste supiste que soy una gran aficionada a las espadas y a las armas ―Erza se llevó una mano hacía su costado, bajando la cremallera invisible con la que su traje se cerraba, esto causó que su escote ya pronunciado creciese aún más, algo que a Jellal comenzó a secarle la boca―. Y en este momento, tú tienes bajo los pantalones la espada que busco... ―Erza se sonrojó al decir eso, de verdad había intentado sonar lasciva pero esa frase le causó pena, en especial al ver la risa contenida de él―. ¡Jellal! ―reclamó apenada.
―Lo siento ―se soltó a reír―. ¿Aprendiste esa frase de alguno de tus libros especiales?
―No te burles...
―No lo hago ―besó su nariz aún riéndose de su bochorno―, porque la verdad es que nadie puede resistirse a una frase como esa ―ella le miró con reproche por la burla contenida y él le regaló una de esas sonrisas que la hacían inevitablemente sonreír también―, aunque tenemos que hacer algo con tu tobillo, aunque sea vendarlo.
―Jellal... ya dejaste claro que no tienes vendas y yo no quiero que salgas de aquí. ¡Me niego completamente! ―se cruzó de brazos, en la postura que Jellal sabía era de terquedad total.
Ahora no había manera de convencerla.
―Ya sé ―dijo animado con la idea― puedo cortar una de mis camisas y usarla como vendas.
―¡No! ―se negó de nuevo―. No voy a ser la causante de la destrucción de tus camisas.
Él alzó una ceja burlona.
―Bueno, no es como que no hayas roto alguna camisa mía antes, ¿acaso no recuerdas lo que le hiciste a mi camisa el día que fuimos a aquel hotel en Oak? ―Erza se puso roja como su cabello al recordar lo ocurrido.
―¡Solo fueron los botones!
―¿Y a mí camisa de graduación?
―¡Solo fue la manga! ¡Y la cosí después!
―Y una vez en mi laboratorio...
―¡Fue una vez!
―¿Una?
―Bueno, dos o tres...
―¿Y a mí camisa d-?
―¡Ya, ya entendí! ―lo interrumpió e infló las mejillas rojas―. Pero no vamos a cortar una para usarla de vendajes.
―¿Un pantalón?
―¡Jellal! ―él rió.
―¿Una corbata?
―Umm... ―Erza se llevó una mano a la barbilla―. Eso tal vez... ¡Ya sé! ¡AYYYYYY! ―la idea que la asaltó la hizo intentar ponerse de pie y el dolor la asaltó de nuevo.
―Mejor voy por la pastilla...
―No, no, no. No es nada, no es nada ―negó de inmediato el dolor aunque su cara decía otra cosa―. Solo vendaje, ten... ―ante la incredulidad de Jellal, Erza usó sus manos para romper su pantimedia desde la parte alta de su muslo y se la pasó, una acción que a Jellal le pareció altamente erótica y que le hizo recordar que bajo sus pantalones había algo que palpitaba vivaz―. ¿Jellal? ―lo llamó al verlo perdido en sus pensamientos, porque ella no sabía que su acción había hecho a Jellal imaginar un escenario en que él simplemente le rompía el disfraz a ella y disfrutaban por completo los dos.
El uno del otro.
―¿Jellal? ―volvió a llamarlo y en esta ocasión el hombre sí reaccionó, tomó la venda improvisada ofrecida y con cuidado volvió a tomar el pie afectado, arrancó con sus dedos la pantimedia húmeda, logrando estremecer a Erza con tal acción, luego secó su pie con la camisa que estaba en el suelo y vendó de manera profesional el tobillo.
―¿Lo sientes estable? ―preguntó, y cuando ella asintió la tomó en brazos, la acostó por completo en la cama y la besó hasta dejarla sin aliento―. ¿Ahora me dejas arrancarte todo lo que te queda?
Erza apenas pudo contestar.
Y la sonrisa lasciva que él le dio la hizo perder el aliento que había recuperado luego de la manera en que la besó.
Su traje de conejita no tardó en desaparecer.
Jellal usó sus manos con tanta maestría para sacarlo de su cuerpo que Erza olvidó por completo su tobillo lastimado, de hecho lo único que sentía en ese momento era la tela de sus pantalones abultados contra sus bragas húmedas, unas que pronto escuchó romperse junto con el resto de sus pantimedias con la fuerza de esas mismas manos que jugueteaban ahora con sus pechos, haciéndola gemir en desesperación por más, él besó su garganta a pesar de que el cuello con moño del traje de conejo seguía allí y ella entendió que él quería conservarlo, de algún modo eso le pareció a ella más erótico que dejarla completamente desnuda, pero no tan erótico como sentir la dura erección de Jellal liberada en el medio de sus piernas.
Se mordió el labio en anticipación.
Pero Jellal tenía algo más en su mente.
―Así no estabas en la foto... ―su voz ronca contra su oído la hizo temblar de deseo, las manos que tomaron con fuerza y la voltearon hasta que su cara quedó contra el colchón fueron gentiles, incluso la manera en que acomodó su pie para que no le doliese por algún movimiento fue amable, pero luego esas manos acariciaron su trasero y separaron un poco sus piernas para que su lengua lamiese a gusto su humedad haciendo que ella sujetara con fuerza las blancas sabanas bajo ella mientras ahogaba sus gemidos.
O al menos intentó ahogarlos.
―Deliciosa... ―dijo antes de tomar con posesión su cintura, mientras el abdomen de él chocaba contra su espalda desnuda en tanto sus labios subían húmedos de su esencia por su espalda expuesta y sensible―. Era así... ¿cierto, la foto? ―susurró antes de entrar lentamente en su sensible centro húmedo.
―AHM~ ―gimió ella en alta voz sin poder evitarlo, la manera en que pronto él la llenó por completo no la dejó hacer más que gemir y moverse un poco hacia atrás y adelante para sentirlo a más profundidad―. JELLAL... Ahh... ahhh... ―gritó su nombre cuando él la elevó un poco para acariciar sus pechos con una de sus manos mientras la otra seguía manteniendo su cintura de manera posesiva.
―Scarlet... ―subió la mano que acariciaba sus deliciosos pechos a su rostro y lo volteó hacia él para tomar altivamente sus labios, quería tragarse los gemidos de Erza, ahogarse en ellos y convertirlos en fuerza para continuar entrando en ella una y otra vez, solo en ocasiones como esa sentía que un sentimiento de egoísmo lo embargaba, uno que lo obligaba a acaparar a Erza Scarlet solo para él.
Su cabello, sus labios, su cuerpo, sus gemidos, su humedad, su placer.
Todo para él, solo para él.
Y por eso tocaba y acariciaba, y subía y bajaba su mano libre por el cuerpo de ella, incluso sus dedos estimularon a un más el centro de sus piernas, haciendo que ella le regalara más de esos sonidos de satisfacción que él adoraba escuchar, y justo cuando ella llegó a un decibel que él jamás había escuchado antes, sintió como ella se derrumbada en placer absoluto.
Tantos dulces gemidos emitió.
Jellal aprovechó ese gemido final y esas deliciosas contracciones en su sedosa humedad para volver a tomar su cintura con sus dos manos y enterrarse en ella con todo su ímpetu una y otra vez hasta lograr liberarse de ese nudo de sensaciones que se habían producido en su hombría debido a las sensaciones, sonidos y humedad que provocaron sus acciones, Erza volvió a elevarse con él al sentir su lujuria liberada resbalar entre sus muslos.
Sonrió satisfecha.
Jellal respiraba con dificultad aún sobre ella; y, a pesar del cansancio físico, él hacia lo mejor para no aplastarla con su peso.
De verdad que la foto había funcionado.
No solo había logrado volver a ver a Jellal después de dos semanas sin él, sino que había disfrutado por completo de él.
―Cuidado, voy a voltearte ―dijo él luego de un momento, Erza sintió su hombría dejarla y no pudo evitar el sonido que salió de ella debido al movimiento, Jellal rió y besó su espalda estremeciéndola con ello―. Aquí vamos... ―con un esfuerzo un poco mayor que antes, ya que ahora él estaba más agotado, la colocó de espaldas contra la cama y colocó su pie lastimado sobre una almohada―. ¿Te sigue doliendo? ―preguntó realmente preocupado de que la posición en que terminaron no hubiese sido la mejor para su sesión de amor.
―¿Algo me dolía? ―respondió ella, cerrando un ojo coqueto y haciéndolo reír.
―¿Acaso quieres inflar mi orgullo para aprovecharte más de mí? ―Jellal gateó hacia ella, besándola con ternura cuando estuvo sobre su rostro.
―Como si necesitara hacer eso... ―rió ella a su vez, atrayendo a Jellal para besarlo con dulzura, cuando se separaron del beso Jellal tenía la más hermosa sonrisa en sus labios―. Lo único que necesito es mandarte una foto con un buen ángulo―bromeó y ambos rompieron a reír.
―Erza, Erza... ―Jellal tomó un mechón de cabello escarlata entre sus dedos y lo besó―, no tienes idea de cuánto te amo...
Ella respondió atrayendo su cara hacia sus pechos, en donde Jellal fue presionado hasta quedar sin aire.
Una increíble forma de decirle te amo a él.
...Una forma de la cual él no tenía queja alguna...
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¿Reviews?
Sus reviews animan a continuar escribiendo.
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Rincón De La Escritora En Proceso:
La pose de Erza en esa foto es bien sensualona, y en realidad Mashima la dibujó ya que al parecer en Japón están celebrando el "Día Del Trasero" Lol. No miento. Jellal de seguro que tiene una galería secreta y con contraseña para guardas las fotos sexys que Erza le manda, pobre hombre, y pobres a los que les escupe lo que esté bebiendo cuando las ve. xDDDD
Por último, no corran con tacones, es peligroso y malo para las rodillas. D:
xD
Agradecimientos:
De verdad, muchísimas gracias por sus hermosos comentarios en el cap anterior, me hicieron muy feliz. QwQ
Erza PS.
Bluewater14.
RafaelaPrado22.
Annia Scarlet.
HotMustache.
LightKey27.
Azulmitla.
KaNi01.
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Gracias por leer y comentar.
Saludos.
NwN/
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