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¡Hola! *w*/ Celebrando ciertas buenas notas y su apoyo en los reviews subo este One Shot, obviamente debía escribir algo de ese ART zukulemtho de Mashima sobre los "VERSUS" en competencia (la imagen de la portada) 7w7)r Y acá está… espero lo disfrutéis.
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Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. Inspirado en el Art de Mashima sobre el "Versus" de parejas que es a su vez la portada de este fic. Mashiverse especulativo. La historia hecha con miel insoportablemente dulce es de mi autoría. xD
Referencias De Lectura:
Diálogo.
«Pensamientos»
Narración
Advertencia: ¡Pecado! ¡Huid de él! ¡Miel! ¡Decidle no a la diabetes! Dx
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~ῲ Sexpression ῲ~
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Su hogar estaba cálido como siempre.
Jellal Fernandes estaba tranquilamente recostado en su cama, si bien amaba su trabajo en su gremio Crime Sorcière junto con sus compañeros quienes vinculados con el Nuevo Consejo Mágico se encargaban de los gremios oscuros que persistían en existir, prefería por mucho los tiempos de paz en donde podía encargarse de crear acciones preventivas para evitar la expansión de la maldad, y por sobre todo ―y encima de todo―, amaba pasar la mayoría de su tiempo con la mujer que iluminaba su mundo.
La mujer que esperó por él aunque según el mismo Jellal, él no era merecedor.
―¿Jellal? ―como si hubiese sido atraída por su pensamiento la dueña de la más hermosa cabellera escarlata apareció en la puerta, Jellal sonrió cuando ella lo hizo al verlo en la habitación.
―¿Me buscabas? ―Ella asintió y se sentó en la cama con cara pensativa― ¿Sucede algo? ¿Pasó algo en Fairy Tail?
―No, todo está bien ―negó cruzándose de brazos bajo el pecho, solo había salido un momento para entregar el informe de una misión―, solo me preguntaba algo… ―le miró con los ojos entrecerrados, Jellal se ladeó en la suave cama de blancas sabanas pero no se levantó, esperando extrañado que Erza formulase su pregunta― ¿Crees que cuando Mira dé a luz deje de preparar mi pastel de fresas?
Jellal aguantó una carcajada y en su lugar se sentó junto a ella con brazos cruzados, como si de verdad cavilase en profundidad sobre el asunto, si algo sabía bien luego de esos años viviendo juntos es que todo lo relacionado con dulces; y especialmente con el pastel de fresas, era un asunto de completa seriedad.
Su Erza Scarlet era tan fuerte como adorable.
―Bueno ―comenzó con su voz seria, una que normalmente solo utilizaba en sus reuniones con el Nuevo Consejo Mágico―, conociendo a Mira ella no dejara de cocinar por su estado ―Erza asintió con la misma seriedad―, pero conociendo a Laxus el insistirá en que descanse por completo y siendo el Maestro de tu gremio probablemente imponga su mandato ahí ―Erza frunció el ceño.
―Es lo que pensé ―soltó un suspiro―, sé que Mira debe de descansar pero… ¿Será por toda la cuarentena? ―Jellal tuvo que morderse la mejilla para no reír y simplemente abrazarla por su actitud infantil.
Sin embargo, era hora de ayudarla a aliviar su angustia.
Ya la abrazaría en un ratito.
―Aunque si lo pensamos bien―el azulado se llevó una mano a la barbilla―, al final Mira terminará imponiéndose a Laxus con su usual dulce sonrisa y acabará haciendo lo que ella quiere ―Erza abrió los ojos emocionada.
Era verdad, su amiga y antigua rival era tan terca como la que más.
Tal vez más terca que ella.
―¡Tienes razón! ―sonrió con los ojos brillantes―. Tienes mucha razón…
―¿Lo crees? ―Erza asintió―. Bien, pero, en todo caso, si Mira no puede hacerlos te aseguro que yo los prepararé.
―¿De verdad? ―La emoción en Erza fue casi palpable―. Pero si hasta ahora no habías querido intentarlo, y eso que eres excelente en la cocina… ―reclamó con un puchero.
―Umm… bueno, supongo que es hora de que tome el reto… ―aceptó con un suspiro, la razón de no querer hacerlo era que fallar en la comida favorita de su peli-escarlata sería un duro golpe para su orgullo de cocinero consumado en tantos viajes con su gremio antiguamente nómada―. Es mejor estar prevenido y tener un plan B en caso de que Mira decida no hornear. ¿Probarías mi intento? ―cuestionó nervioso, eso sí que sería una prueba de fuego.
Erza no tardó en responder.
Exultante de emoción se lanzó a sus brazos.
―¡Claro que lo probaré, espero eso desde hace mucho! ―confesó mientras Jellal la envolvía en sus brazos.
―¿Hace mucho? ―sonrió contra su hombro― ¿Por qué no me lo dijiste?
―Porque si no lo habías hecho es porque no querías hacerlo y no iba a exigirtelo.
―Bueno, más que no querer ―besó la piel descubierta y luego la tela que cubría el cuello de la mujer―, era más porque me daba miedo.
―¿Miedo? ―Erza aguantó una carcajada cuando el azulado acarició con su nariz la suave línea de su mandíbula― ¿De qué?
―De arruinar tu postre favorito… ―se detuvo un momento en su recorrido para besar la delicada mejilla de la mujer―. Nadie querría enfurecer de esa manera a la gran Titania.
Erza se separó un poco de Jellal.
―¿Eso quiere decir que soy una especie de… monstruo? ―entrecerró la mirada.
―N-no… ―Jellal buscó un método de escape.
―No sonó convincente…
―Bueno, quizá me expresé mal… ―Jellal se inclinó hacia ella, apartó un poco su cabello y susurró contra su oreja, haciéndola reír con el roce de su cálido aliento―, eres la reina del pastel de fresa y como tu súbdito, no quiero decepcionarte ―aprovechando el aturdimiento que causó en Erza, el azulado acarició con sus dedos detrás de su oreja y eso hizo que la mujer rompiera a reír incontrolablemente y olvidara el asunto.
Salvado.
No que ella fuese un monstruo, pero seguía siendo Titania.
―Es-eso es… ―Erza intentó hablar mientras el apuesto maestro de Crime Sorcière le hacia cosquillas cerca de las costillas―. Je-Jellal… espera, Jel… ―Erza se removió lo suficiente para zafarse de sus brazos y caerse de espaldas de la cama.
―¡Erza…! ―Jellal se acercó a la orilla asustado y la vio tratando de controlar su respiración, su hermoso cabello escarlata desordenado, sus mejillas rojas, su semblante alegre y sus ojos brillantes.
Tan hermosa como para dejarlo sin habla.
―Eso no es justo… ―la mujer se levantó del suelo y se peinó el cabello con los dedos― Siempre me haces reír para no contestar… ―lo señaló con el dedo y Jellal parpadeó para volver al momento.
–-N-no ―carraspeó―, no sé de qué hablas ―se defendió divertido.
―Y ahora que lo pienso… ―pensativa volvió a cruzarse de brazos― ¿Tú tienes cosquillas? ―Jellal pensó que era una buena pregunta, ahora que recordaba nunca había dado con un punto cosquilludo en él, bueno, tal vez era porque ella siempre enfocaba su búsqueda en encontrar otra clase de puntos en él.
―Umm… ―Jellal se rascó la mejilla―, me parece que no.
―¿Seguro? ―Erza elevó una ceja― ¿O no quieres que lo sepa?
―¿Por qué no querría? ―rebatió divertido.
―¿Tal vez para que no te haga lo que tú me acabas de hacer a mí?
―¿Y qué te hice yo?
―¡Jellal! ―reclamó.
―¿Erza? ―contestó divertido.
―¿Dímelo?
―Ya te lo dije ―rió y estiró sus brazos hacia ella―. Mejor ven aquí conmigo.
―No ―se negó rotundamente e infló las mejillas.
―Ven aquí y te haré un pastel hoy mismo ―vio la decisión de ella tambalear por un momento pero luego volvió a su firmeza, si algo había difícil en la vida era hacer cambiar de opinión a Erza Scarlet―. Bien, que tal si además del pastel de fresa te hago un…
―¡Ahora lo recuerdo! ―volvió a señalarlo con el dedo luego de interrumpirle―. En los Grandes Juegos Mágicos me dijiste que perdiste contra Jura porque Ultear y Meredy usaron cosquillas contra ti… ¡Te atrapé, Jellal Fernandes! ―sonrió triunfal.
―No, no, no ―negó con el dedo sonriendo de medio lado, su Scarlet ya se había tomado eso como un reto―, el enlace con Meredy hizo que yo sintiera sus cosquillas y la risa, al igual que el picante, yo no era quien lo sentía, solo reflejé el sentir de Meredy. No tengo cosquillas, Erza. Acéptalo ―alzó una ceja retador.
Erza le devolvió el gesto.
Aún no ganaba.
Y entonces la reina de las hadas tuvo una gran idea.
¿O quizá era lo que buscaba desde un inicio?
―¿Y por qué mejor no lo averiguamos? ―sin darle tiempo de procesar sus palabras, Erza Scarlet, la fiera guerrera y maga empujó a un sorprendido azulado a la cama, se subió a horcajadas sobre él, y, sin perder tiempo ―y con gran experiencia―, comenzó a desabrochar los dorados botones de la camisa verde del hombre bajo ella.
Jellal rió luego de la impresión.
―Así que es un reto…
―Umhu… ―contestó con una sonrisa de emoción infantil mientras terminaba de desabotonar la camisa y comenzaba a desabrochar el pantalón del azulado.
―Y entonces… ―Jellal se levantó sobre los codos mientras sentía las pequeñas ―pero muy fuertes― manos de su Scarlet escalando por su abdomen intentando encontrar algún punto que lo hiciese reír― ¿Cuál es el premio?
―El premio… ―Erza dejó su mano a un costado del trabajado abdomen del azulado y caviló un momento, luego, con la misma sonrisa de reto infantil lo miró decidida―, lo que el ganador quiera…
―Lo que el ganador… quiera… ―Jellal saboreó cada palabra al decirlas― Vaya, vaya… ―ladeó la cabeza y su sonrisa combinó a la perfección con la lujuria que Erza vio en sus entrecerrados y destellantes ojos del color de la dulce miel― Acepto…
Erza tragó grueso.
Su corazón perdió un par de latidos al ver esa expresión en él.
Esa mirada y esa sonrisa ladeada fueron lo único que necesitó para que su mente se llenara de momentos llenos de gozo entre ambos, de la sensación de su toque en su cuerpo, su piel desnuda, acalorada y sudorosa contra la suya, la suavidad de sus labios contra cualquier parte de su cuerpo en la que él decidiese ―por petición de ella o iniciativa propia― utilizarlos junto con su sedosa lengua o sus siempre muy gentiles pero traviesos dientes.
Abrumadora.
Era una expresión que invitaba a la lujuria, al pecado, al sexo lleno de caricias, gemidos e invocaciones a deidades mientras se imploraba por un más que siempre llegaba seguido del nombre de alguno de los dos, por un más enlazado con más gemidos y con un más que terminaba de pronunciarse cuando sus mentes quedaban en blanco y sus cuerpos se elevaban más allá de lo físico al obtener el placer por el que tan amenamente trabajaban con cada una de sus caricias gentiles y lascivas.
Era todo su amor hecho un acto.
―No hay manera de que pierda este juego… ―Erza parpadeó al escuchar de nuevo la lujuriosa voz ronca de Jellal y se sorprendió al tenerlo sonriendo retador a solo unos milímetros de su rostro― Soy todo tuyo… ―declaró depositándole un beso en la nariz y luego se dejó caer a la cama, colocando sus brazos de manera sensualmente altanera detrás de su cabeza, invitándola a ella con solo su expresión engreída y divertida a utilizar ―y abusar― de su físico esculpido a placer.
Erza se mordió un labio.
Pues bien, ella no huía nunca de un reto.
Y Jellal respiró hondo cuando el rostro de Erza le indicó que eso sería toda una competencia, especialmente cuando sus manos delinearon con ritmo pausado cada uno de los músculos de su torso, como si buscase cada nervio posible para hacerlo reír, cautelosamente, casi con crueldad ―si es que Jellal la creyese a ella capaz de tal cosa―, Erza bajó su boca a su abdomen y besó cada espacio de piel que antes había recorrido con las yemas de sus dedos y mientras mechones de su sedoso cabello escarlata rozaban su cuerpo en diversos sitios, una de sus traviesas manos bajó a su entrepierna y delineó su empalme avivado por sus caricias, logrando que su mandíbula se tensara en un intento de contener las ganas de llevar sus manos a ella y subirla hacia él para devorar su boca y hacer lo que desde hacía un rato quería hacerle.
Pero sabía que Erza no se lo permitiría.
No ahora cuando estaban en media competencia.
«¿O es eso lo que ella quiere?» se preguntó de pronto pero negó con prontitud.
Erza no jugaría así con él
«¿No?»
Sin embargo su tren de pensamiento se obnubiló cuando la mano de Erza se coló por sus pantalones mientras su boca y lengua se encargaban de su torso, actos placenteros que no ayudaban en su hercúleo esfuerzo para no tomarla en ese momento, y por ello, cuando ella removió ―con bastante ayuda de él― toda la ropa que abrigaba su parte inferior y descendió a besar desde su ombligo hasta el hueso de su pelvis rozando de manera criminal su entrepierna con sus pechos aún cubiertos por su blanca blusa, y entonces su traviesa reina de las hadas bajó más y más con sus dulces labios y descarada lengua, impidiéndole el evitar un ligero temblor en su cuerpo que atrajo la atención de una mirada carnal y achocolatada de gruesas y hermosas pestañas sobre él.
―¿Te reíste? ―susurró contra la húmeda piel cerca de la base de su más que dispuesta virilidad, logrando que su aliento hiciera casi arder la zona que ella había besado y lamido.
―N-no… no, me moví pero no por cosquillas… ―intentó sonar divertido pero su voz dejó en claro el deseo que de todos modos su masculinidad dejaba en evidencia.
Erza lo miró extrañada un momento y luego soltó una risilla.
―Oh~ ―respondió con un suspiro y una expresión risueña―, será mejor que evite esta ―besó el lugar y Jellal ahogó un gruñido― zona…
―Eso es ilegal… estoy seguro… ―alegó el azulado mientras la escuchaba reír y subir de nuevo por su cuerpo.
―¿Ilegal? ―Erza soltó el lazo de su cuello y lo deslizó lentamente, haciendo a Jellal tragar grueso por la expectativa― ¿Es ilegal ir más rápido? ―Jellal negó y Erza abrió su blusa con rapidez y la tiró lejos de la cama, luego tomó un mechón de su cabello y lo pasó cerca de la nariz de Jellal―. Esto sí debería ser ilegal…
―Pues al parecer nuestra comprensión de trampas e ilegalidades es muy diferente ―sonrió cuando ella comenzó a utilizar la punta de su cabello para delinear el tatuaje en su mejilla.
―¿Tú crees? ―Erza se sentó por completo en él, rozando sus caderas en un movimiento netamente erótico― ¿Esto es trampa? ―continuó el movimiento en tanto acercaba sus labios a los de él.
―¿Quién soy yo para juzgar? ―respondió el azulado ya sin poder controlarse, liberando a sus manos del confinamiento tras su cabeza y acariciando la fina y desnuda cintura de la mujer sobre él― ¿Es ilegal que yo haga esto? ―preguntó mientras subía una de sus fuertes manos por la espalda de ella ya arqueada en expectativa, enredando sus dedos en el cabello escarlata y luego soltando con perspicacia el broche del delicado sostén de blanco encaje.
―No si me besas ―contestó con las mejillas acaloradas y recibió de inmediato el pago del movimiento del azulado, sus labios no encontraron problema alguno en sincronizarse y muy pronto los gemidos de uno se perdieron en la cálida boca del otro mientras manos se movían sobre la piel de cada uno.
Por sus hombros, su pecho, su cadera y sus muslos.
Sus lenguas incitadas por el calor del constante roce se enzarzaron en una batalla más concupiscente.
Más roce.
Eso es lo que ambos buscaban.
Siguiendo la directriz de sus instintos llenos de deseo las manos de Jellal terminaron de retirar el sostén de la peli-escarlata y tomó en sus manos la nueva piel ofrecida a él, apretando con la fuerza necesaria la suavidad frondosa revelada y logrando un gemido más agudo de ella, haciéndolo sonreír por el resultado que creó en ella, quien sin querer quedarse atrás comenzó a retirar su verde camisa coaccionándolo ―con su cada vez más febril beso― a actuar y sentarse para lograr eliminarla y que él eliminase a su vez su falda, quedándose allí, sintiendo el contacto ahora más pronunciado de sus intimidades.
Humedad contra dureza.
Jellal bajó su boca por el cuello de Erza y ésta ladeó su cabeza para permitírselo mientras sus manos se enterraban en las azuladas hebras de su hombre, pidiendo ―exigiendo― más de él, algo que el azulado comprendió de inmediato y dejó de marcar su cuello con sus labios para descender por su clavícula y continuar en un húmedo descenso hasta uno de los pechos de su Scarlet, besándolo, lamiéndolo con lentitud hasta que con desespero la dueña de su corazón clamó de nuevo por más, hundiendo sus uñas en su fuerte espalda, y ante eso él apresó la cima de uno de sus pechos en su boca, enrollando su lengua en su pezón y utilizando el filo de sus dientes para agudizar los sonidos de placer que brotaban de los dulces labios hinchados que hacía un momento el degustaba.
―Umh… Je-Jellal… ―su garganta casi se cerraba debido al placer y a su respiración acelerada.
―Dime… ―susurró luego de soltar con un húmedo sonido el seno de la peli-escarlata, su aliento cálido estimuló la zona mojada por su lengua y su otra mano jugó con el pecho desatendido.
―Creo que esto significa que perdí… ―le comentó con las mejillas encendidas y los ojos destilando diversión, logrando que Jellal rompiera a reír y regresara su boca a la de ella para luego separarse para contestarle.
―Tal vez tu eres mi centro de cosquillas, además de mi luz, mi amor y mi alegría, Erza Scarlet… ―le besó la nariz con una expresión llena de tanta alegría y amor por ella que Erza sintió su corazón detenerse y acelerarse de manera sucesiva.
―Y tú la mía… ―contestó segura y sincera, su mano derecha acarició el tatuaje en su mejilla y se levantó en sus rodillas, Jellal captó el mensaje y le ayudó a eliminar las bragas que ―aunque hermosas y tentadoras― estorbaban entre ellos.
―Entonces ambos ganamos… ―Erza asintió con una sonrisa― Y creo que ambos queríamos hacer… lo mismo con el otro si ganábamos… ―declaró con una mezcla de timidez y osadía que hizo suspirar al azulado mientras ella descendía sobre su miembro necesitado, el entrecejo de Erza se frunció un poco mientras el grosor invadía la humedad interior del centro de sus muslos y Jellal se inclinó a besarle su frente en tanto disfrutaba la manera en la que ella lo envolvía en su sedosidad, sus labios bajaron a su mejilla y cuando el placer se instaló en el rostro de su Scarlet y su empalme llegó a profundidad, tomó sus hinchados labios en los suyos y sus manos tomaron de modo posesivo sus caderas para ayudarla a elevarse, liberando casi por completo su henchida masculinidad para luego volver a aprisionarla con gusto culposo por su parte.
Arriba y abajo.
Así continuó el embate de sus cuerpos sudorosos.
Abajo y arriba.
Sus bocas se degustaron en cada gemido, en todos los "Amhn" agudos y los "Umhn" graves, los nombres emitidos en tonos desprovistos de vergüenza, pero embadurnados de sentimientos y placer.
―¡Amhn, Jellal! ―un gritito soltó la mujer después de sentir una de las grandes manos del azulado apretar sus nalgas con fuerza para luego azotarla con cariño, dejando un picor interesante en la zona.
―Umhp… ¿N-no te gustó? ―una risilla ahogada por un gruñido luego de la pregunta le indicó a Erza que él encontró divertidísima su sorpresa y por ello utilizó su peso para tirarlo de nuevo de espaldas a la cama.
―Ammhn… ―sollozó de éxtasis al recibir otro cariño similar― No puedo… ammm… negarlo… ―aceptó mientras colocaba sus manos en su duro abdomen para elevarse y buscar más placer.
Jellal volvió reír y la ayudó en su búsqueda, obteniendo a cambió lo mismo, especialmente al ver su cabello escarlata apegarse a esos pechos llenos que subían y bajaban al ritmo de sus caderas y su rostro colmado de placer descendía hasta él para compartir el grito de su éxtasis en un beso profundo que lo ayudó a liberarse junto con ella.
Y luego todo en blanco, como una habitación inundada de luz.
Tras un lapso de placentero embelesamiento incalculable su pupila captó el rojo escarlata de la mujer que respiraba aún agitada sobre él.
Jellal elevó su mano y acarició su pequeña cabeza, un gesto que la hizo acurrucarse más sobre su cuerpo y sacó otra sonrisa de él.
―¿Cómoda?
―Umhu~ ―casi maulló en satisfacción mientras se estiraba sobre él y depositaba un beso tierno y cariñoso en su mandíbula―. ¿Tú?
―Te declaro mi cobija a partir de ahora… ―la miró con ojos entrecerrados, haciéndola temblar en anticipación a lo que esa mirada siempre traía consigo.
Ambos se abrazaron con posesión juguetona.
―Acepto ―contestó sonrojada Erza y observó la expresión victoriosa en el rostro de Jellal así que hundiendo su rostro en el cuello del azulado sonrió con malicia traviesa y―sabedora de lo que provocaría― movió su lengua de manera juguetona en donde el pulso del azulado era más notorio.
….Y Jellal, de manera inevitable y sorpresiva para él mismo, rompió a reír…
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Dx Sus reviews atraen el pecado cítrico xD
Gracias por leer y dejar comentario
NwN
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Rincón De La Escritora En Proceso:
¡Ay, pero que pecadores! DDx Que alguien los censure. ¡No vuelvo a escribir pecado! *huye*
xDDD
Espero les haya gustado. Tal vez use este mismo fic para depositar One Shots picarones de los ARTS zukulemthos JERZA de Mashima. xDD Pero ahora solo es una idea. Así que, esto queda en completo.
Oh, El titulo... xD Eso es por la mirada de Jellal, es un expresión facial bien pecadora y la sonrisilla de Erza es incitadora. 7x7
En fin…
Gracias por leer, pecadoras. 7w7)r
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¡Por un mundo con más JERZA!
Gracias por leer y comentar.
¡Adieu!
.o./
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