Buenas a todos los Marvelitos que estáis aquí, aún leyendo esta historia.

Como ya os lo dije en el capitulo y, para evitar que a algún despistado se le haya olvidado, os recuerdo que este será el ultimo capitulo de esta historia, aunque no creo que sea la ultima que haga de esta pareja. Me ha gustado demasiado ponerme en la piel de Deadpool, viendo lo que siente por Spidey, y viendo todos los fanarts que he visto de ambos, así que no tardaré en venir a vosotros con otra historia de estos dos.

Le estoy dando vueltas a una historia de ambos, contado desde tercera persona (como suelo escribir siempre) donde ambos sean los actores de estos dos personajes, que van a empezar a trabajar juntos en una colaboración de Fox y Marvel.

Sí, en el fondo, todos nos gustaría que eso pasara. Pero esto irá de lo que ocurre delante y detrás de las cámaras. O, al menos, eso es en lo que estoy trabajando. Espero desarrollar la idea pronto.

Bueno...será mejor que os deje con el capitulo ya. Disfrutadlo.

CAPITULO 15

...

Después de la marcha de nuestro extraño hijo escapado de otra realidad, nuestro mundo volvió a su aburrida y, a veces, emocionante calma. De vez en cuando, había algunos malos que daban algo de vida a aquel pasar de días sosos, ya que Spidey había reforzado sus ventanas para que no entrara si él no quería, hasta el punto en el que llegué a echar de menos a Redpool.

Sí, a pesar de todo lo coñazo que era, de como me hablaba y me trataba como si fuera el mayor loco que hubiera conocido en su vida, al menos, si llamaba a la ventana y me inventaba algo, lo convencía para que me dejara entrar.

Spidey había estado restringiendo nuestro contacto intimo, diciendo que no podía tomarle cada vez que lo veía. Lo cual era completamente absurdo. Mi entrepierna demostraba que eso no era así, pero era cabezón y no había modo de convencerlo de lo contrario.

De vez en cuando, podía meterle mano cuando se despistaba, subirle aquella máscara y besarlo en algún rincón, notando como este temblaba contra mí. Incluso, en una ocasión, tras una valla publicitaria, después de haber conseguido detener un coche de borrachos, que había puesto en peligro a todas las personas que había en la calle, conseguí meter mis manos dentro de su traje, viendo como este solo podía apoyar las manos contra la parte oculta del cartel.

-Para, Wade- me pidió.

Pero a mi me sonó completamente a que siguiera y que hiciera que se derritiera del todo allí mismo.

No me llevó mucho dejarlo sin fuerzas, oyendo como aquellos deliciosos gemidos escapaban a través de su máscara mientras él trataba de no hacer sonido alguno.

Yo solo con aquel sonido y el roce contra su trasero, ya me sentía a punto de despegar, pero fuí un niño bueno en ese aspecto y me conformé con aquel simple contacto mientras notaba como él se dejaba ir.

-¿Qué haces ahí?- me preguntó este, de pronto, sacándome de aquel delicioso recuerdo.

Normalmente, cuando no me dejaba entrar en su cuarto, pero lo echaba de menos, me iba a la azotea de enfrente de su edificio y observaba su habitación para sentirme un poco mejor.

-¿Y qué haces tú aquí?- le pregunté yo a mi vez.-¿Cómo sabias que estaba aquí?

-Wade, desde mi habitación se ve esta azotea. Veo cada vez que estás aquí, espiándome.

-Oh, vaya- murmuré.

¿Veis? En eso no había pensado, en si, yo podía verle a él, él podría verme a mi desde su cuarto.

Estaba sentado en el borde del edificio y este, vestido otra vez de Spiderman, el único modo en el que se me acercaba en publico, donde cualquiera pudiera vernos, se sentó a mi lado, algo que os aseguro que no hacía normalmente, haciendo que lo observara con atención.

-¿Tú también lo echas de menos?- me preguntó.

Y yo sabía de quién estaba hablando.

-¿A ese pesado, que solo rondaba por aquí y estaba pegado a tí todo el día?- le dije.-Tal vez... Un poquito.

-Me hacía ilusión saber que tenía un hermano- comentó Spidey, contemplando la ciudad.

-Yo no tengo hermanos, pero los Deadpool Corps es como una especie de familia para mí, así que puedo entenderte un poco. Pero no mucho. No hagas que me ponga celoso al saber que piensas mucho en él- le advertí.

Spidey se rió y supe que eso era lo que le hacía falta. Al parecer, el chico araña solo había querido hablar conmigo porque yo también había convivido con aquel chico y podría entender como se sentía.

-Oye, Wade- me dijo, haciendo que volviera la cabeza hacía él.-¿Cómo puedes soltar todo eso que dices que sientes por mí sin un mínimo de vergüenza?- me preguntó.

-Oh, chico. Descubrí hace mucho que la vergüenza no sirve de nada.

Spidey volvió la cabeza hacía mí, como si se preguntara si llevaba razón. Reflexionó sobre eso como un segundo y, luego, alzando su máscara, se giró hacía mi y alzó la mía.

-Pero, ¿qué dem...?

Eso fue todo lo que pude decir antes de que fuera el propio Spidey quién me besara a mí.

Era la primera vez en nuestra historia que era él el que me besaba a mí y no al revés, dejándome los ojos tan abiertos como dos huevos fritos.

Sin embargo, tras la sorpresa, yo sujeté su cara a mi vez y profundicé aquel inocente beso que este me estaba dando, solo labio sobre labio, hasta que conseguí invadir su boca.

A decir verdad, deberíamos haber pensando que cualquiera que se asomara a las ventanas del edificio de enfrente podría vernos, pero, si soy sincero, la idea de que alguien nos viera solo hizo que me pusiera más cachondo.

Cuando empecé a olvidarme que estábamos sentados en el borde de un edificio, intenté volverme más hacía él para poder envolverlo en mis brazos, oyendo como mi Spidey hacía de nuevo ese gemido lastimero desde el fondo de su garganta que hacía que tuviera unas ganas locas de devorarle por entero.

Giré más de la cuenta, porque, antes de darme cuenta, yo ya estaba volando hacía abajo, viendo como mi Spidey se había enganchado en la azotea con sus telarañas y lanzaba otras hacía mí.

Me sentí muy Gwen Stacy en ese momento, aunque la ventaja era que, si yo me partía el cuello, al menos sabíamos que podría curarme.

Cuando me sujetó, me golpee la cabeza contra el edificio cuando frené de repente, pero, a parte de un chichón, seguía entero mientras mi Spidey me subía de nuevo a la azotea, lo que ya era bastante bueno.

Si hubiera acabado cayendo contra el suelo, lo más seguro era que me hubiera reventado y habría tardado siglos en recuperarme del todo.

-¿Estás bien?- me preguntó Spidey mientras me elevaba.

Ese pequeño cuerpo escondía tanta fuerza... ¡Ah! ¡Quería comérmelo cuanto antes!

-Sí- le dije.-¡No me arrepiento de nada!

-Pues yo me arrepiento de que seas tan payaso. ¿Por qué te moviste? ¿Se te había olvidado que estabas en una azotea o qué?

-Pues claro que se me había olvidado. Tú me has besado. Creo que se me ha olvidado hasta mi nombre.

-Eso es por el golpe que te has dado en la cabeza, idiota- me dijo este, ayudándome a subir.

Pero, en vez de soltar su mano en cuanto llegué a la azote, tomé más fuerte esa mano y le abracé contra mí.

-¡¿Qué estás haciendo ahora?!- me gritó, removiéndose entre mis brazos.

-Aprovechando este momento a solas.

-Pero no hayas estás cosas sin avisar- se quejó el pequeño.

-Oh. ¡Eres tan adorable!- le dije, abrazándolo aún más fuerte contra mí.

-¡Wade, me vas a aplastar!

-No. Solo te estoy achuchando un poco.

-¡Wade, suelta!

-¿Por qué te haces ahora el duro? Me has besado- le recordé, con una sonrisa en los labios.

-¿Vas a hacer que me arrepienta de eso?- me dijo, liberándose de mis brazos.

-No lo sé. Tú sabrás ¿Te arrepientes de que me hayas besado?

-Sí, si eso significa que vas a estar más encima de mí que antes.

-Ohhh. No sufras por eso. Yo también te dejaré que te pongas encima. Me puedes cabalgar como un buen vaquero.

Aquello pareció alterar por completo su cuerpo.

-Pero...¡¿Qué demonios estás diciendo?!- me gritó, temblando.

El problema era que no podía saber si temblaba por la rabia que parecía que le había causado lo que le había dicho o porque le había gustado la idea.

-¿No te gusta la idea?- le dije, acercándome a él de manera lenta y sensual que me caracterizaba.-Porque yo me lo he imaginado y ya te digo que me ha encantado lo que he visto.

-¡Estás loco si piensas que yo voy a hacer algo como eso!- me gritó Spidey, al parecer, olvidando que estábamos en la azotea de un edificio, donde cualquiera podría oírnos.

-¿Loco? Tal vez un poco, pero estoy seguro de que te encantaría. ¿No lo has probado nunca?

Spidey trató de retroceder, pero aquello era una azotea. ¿Qué tan lejos se pensaba que iba a poder llegar? A no ser que quisiera caer por el borde también.

-Yo no voy a hacer ninguna de las locuras que se te pasen por la cabeza- me espetó.

La ventaja que había en aquella conversación era que este aún tenía la máscara subida hasta la nariz, así que veía perfectamente como este estaba avergonzado con aquella conversación.

-Eso es porque aún no las probado, pequeño.

-Ni pienso probarlo- me dijo este, esquivándome cuando traté cogerle de la mano.

-¿Para qué huyes ahora? Si ya eres mío- le dije.

-No pienso hacer nada en una azotea. Y menos en esta.

-¿Qué pasa? ¿Temes que quién tú sabes y que no puede ser nombrada nos vea?

¿Habéis pillado la referencia a Harry Potter? Me encanta todo ese rollo de la magia. Me recodaban a nuestro Hechicero Mister Bigotes, aunque ya había comprobado que este no necesitaba varitas, como tampoco les hacía falta a los otros magos y brujas de nuestra realidad.

-¡Ni se te ocurra decir su nombre!- me advirtió.

-Pero si no la he nombrado.

Mi pequeña araña seguía tratando de huir de mí, sabiendo que si le atrapaba, me lo comería, pero no iba a poder huir eternamente.

-Creo que eres capaz de hacer muchas cosas- me espetó.

-¿Sabes lo ridículo que parece esto?- le solté yo.-El publico que nos esté viendo tiene que estar riéndose de nosotros al vernos así.

-¿Qué público? ¿De qué hablas?

-¡Deja de huir de él!- gritó alguien, haciéndonos volver la cabeza.

Como ya había supuesto, desde el edificio de enfrente, atraídos por nuestros gritos, se habían asomado algunos vecinos a las ventanas y la que había gritado parecía ser una adolescente, que llevaba una camiseta de Spiderman.

¡Genial! Ahora tenía animadoras.

Si Spidey había estado rojo antes, ahora parecía a punto de estallar cuando comprobó cuanta gente estaba observándonos, aunque ya sabéis que cuando yo le hablaba de publico, me estaba refiriendo a vosotros. Ni me había dado cuenta que toda aquella gente estaba allí, observando el espectáculo.

-¡No, no dejes que ese loco te toque!- gritó una vieja desde otra ventana.-¡Tú eres uno de nuestros héroes más respetados! ¡Él es solo un mercenario!

-¡Señora, me gano la vida como puedo!- le grité a mi vez.

¡¿Quién era ella para meterse con mi profesión?! ¡No sería el trabajo más bonito del mundo, pero era lo que se me daba bien! Y, haciendo referencia un pequeño lobezno en el que tenía mis ojos puesto para que ambos hiciéramos una peli, diré que era el mejor en mi trabajo y que no era bonito.

-Pero no les contestes- me espetó Spiderman, poniéndome la mano en el pecho para apartarme de aquel borde y que fuéramos menos visibles.

-¡Señora, esos dos se quieren!- le gritó otro vecino a la mujer que había hablado.

-¡Ese loco vestido de rojo solo quiere aprovecharse de él! ¡No tiene los cables bien puestos!- gritó otra persona, esta vez un hombre.

-¡¿Qué ha dicho de Cable?!- grité yo.

-Basta. No hables- dijo Spidey.

El chico parecía estar a punto de morir de vergüenza en aquellos momentos. Incluso estaba temblando un poco. Lo que me hacía pensar que temblaba mucho. Temblaba cuando tenía vergüenza, cuando estaba furioso y temblaba deliciosamente cuando estaba excitado. Era mi temblor favorito.

Sus vecinos siguieron con aquella charla un rato más, hablando sobre nuestra relación a gritos, de una ventana a otra, dejándome alucinando al ver como estos se estaban comportando.

No dudaba que dentro de poco hicieran un debate público sobre el tema. O que hicieran alguna encuesta en alguna revista, preguntando si podrían salir con Spiderman o no.

Si supieran que era solo un menor y que iba al instituto...

Peter me puso contra la pared donde estaba la puerta que daba a la azotea, para que sus vecinos ya no pudieran vernos, pero, viendo como este me había puesto contra la pared, con los brazos de él a cada lado de mí, me dieron ganas de deshacerme de los trajes y hacerlo allí mismo.

-Mira la que has liado- me acusó, asegurándose de que nadie nos vería allí..

-¿Yo? Si has sido tú el que ha gritado todo el rato- le dije, alzando las manos por su pecho hasta colocarlas en sus hombros.

Aquello hizo que volviera la cabeza hacía mí.

-¿Qué...estás haciendo?- preguntó, con la voz entrecortada.

Que fácil era de excitar. Con cualquier pequeña cosa, todo su cuerpo parecía ponerse en marcha, como si fuera la cosita más sensible que hubiera tenido entre las manos.

-¿Tú que crees que estoy haciendo?- le pregunté a mi vez, cruzando mis brazos alrededor de su cuello, acercándolo más a mi.

Recordemos que nuestras máscaras seguían levantadas.

-Si piensas que voy a hacer algo, con todos mis vecinos discutiendo sobre nosotros, es que estás más locos de lo que aparentas. Y eso ya es decir mucho- me soltó.

-Bueno...¿y no es más excitante saber que todos están ahí y que, tal vez, podrían oírnos o vernos?- le dije, dedicándole una amplia sonrisa.

-Tú alucinas- me espetó.

Pero tampoco era necesario que él me diera por completo su permiso para sujetar su nuca y hacer que se inclinara del todo hacía mi, besándolo de nuevo. Si hubiera esperado su permiso todas las veces anteriores, me habría muerto de viejo.

Y sí, recordad que yo no puedo morir.

Por un momento, se resistió, ¿cómo no? Como un buen chico, parecía en la obligación de fingir que no le gustaba todo lo que le hacía, pero, como siempre, no tardó mucho en abandonarse entre mis brazos, mientras los seguía aferrando, cuando mis labios se hicieron más insistentes, acariciando los suyos, haciendo que, poco a poco, no le quedara de otra más que rendirse ante mí y mi genial técnica.

Cuando le oí lanzar el primer gemido, noté como mi columna se estremecía de arriba a bajo y no me pude resistir a morder aquellos labios, haciéndole gruñir.

-¿Por qué me has mordido?- me preguntó, apartando la cabeza.

-Porque me vas a volver loco del todo- le susurré, tomando sus labios de nuevo.

Llevé una de mis manos hacía su pecho conforme profundizaba, notando como el cálido interior de su boca me acababa dando un recibimiento con gusto. O, al menos, así fue hasta que rocé la araña que había en su pecho.

De un mágico modo, el traje empezó a caer y Spidey se hizo hacía atrás, sujetándolo.

-¿Por qué has tenido que tocar ahí?- me espetó, tratando de colocar todo de nuevo en su sitio.

-¿Tiene abre fácil?- pregunté yo a mi vez.

Oh. Ese traje venía con truco. Que quién quiera bendiga a Stark. Por una vez en su vida, había hecho algo realmente útil.

Spidey debió de notar mi reacción al ver eso, porque se apresuró en colocarse de nuevo el traje y se alejó de mi, alzando una mano para que yo no me acercara.

-Aquí no va a pasar nada de lo que imaginas.

-¿Eso quiere decir que en otra parte sí?- le dije yo, echando mano a su cintura y pegándole a mi.-Pues vayamos hasta allí entonces.

Peter pareció dudar durante unos instantes, pero, incluso para mi propia sorpresa, mi pequeño arácnido lanzo su telaraña y nos sacó a los dos de allí, conduciéndome hacía una nave apartada de todo el mundo.

Y hasta aquí llegaré con nuestra historia. Nunca he sido de esos al que les encantara escribir. Pero tenía la necesidad de contar esta historia para que todo el mundo supiera que, por mucho que Spiderman me gritara en publico, por mucho que pudiera parecer que no había nada entre nosotros, a espaldas del publico, la historia es muy diferente.

Cuando estamos a solas, y digo a solas de verdad, ese pequeño se libera y nos damos amor del bueno el uno al otro durante todo el tiempo en que puedo mantenerlo en una cama.

Esa es la verdadera historia, detrás de la historia de Redpool. Como veis, yo siempre os cuento historias de amor, por mucha sangre o chistes que salgan.

Por si aún tenéis curiosidad por ese chico, en vez de centraros en lo importante y quedaros con el hecho de que acabo de decir que Spidey yo nos damos amor del bueno, os diré que Redpool se pasó de vez en cuando por nuestro mundo, con una sonrisa de oreja a oreja.

Al parecer, su maestro también le estaba dando lo que necesitaba, a pesar de que aquel Deadpool marrón había asegurado que era solo un niño, y pasaba algún tiempo con mi Spidey.

En cierta forma, la familia de Spidey había crecido gracias a él y Redpool podía volver a pasar tiempo con su hermano. Era como si se necesitaran el uno al otro.

Por supuesto, nunca los dejaba demasiado a solas. Una cosa era que se llevaran muy bien y otra permitid demasiada intimidad con este. Normalmente, siempre besaba a Spidey delante de él, marcando territorio, por mucho que Peter me gritara. Pero Redpool solo solía reírse, diciéndonos que no habíamos cambiado nada.

Seguía teniéndole algo de manía a Stark porque Peter se negaba a quitar los posters de Ironman que tenía en su cuarto, por mucho que supiera que aquello me molestaba.

Aunque, cuando jugábamos en su habitación, aprovechando las raras ocasiones en las que tía May no estaba, sonreía hacía los posters, diciéndoles que el chico era solo mio, por mucho juguetito que le comprara el ricachón.

Aunque felicité al multimillonario por aquel traje que le había hecho la siguiente vez que lo ví. No sabéis lo agradecido que estaba al saber que solo tenía que tocar su pecho para que el traje cayera y lo tuviera desnudo en unos segundo ante mí.

Pero, aquí os dejo. Tras contaros lo apasionante historia de como me hice con el corazón y el cuerpo de mi Spidey, me retiro.

Aún hay demasiados culos que tengo que patear.

Pero nunca se sabe. A lo mejor, en el futuro, vuelvo a vosotros para traeros más magnificas historias. Como que Spidey y yo hemos podido tener un hijo o algo así.

Nunca se sabía. Después de todo, solo somos los personajes de un cómic.

Fin del fanfic.

Bueno, Marvelitos. Espero que todo en esta historia os haya gustado y que, a pesar de que a lo mejor el final haya llegado antes de lo que os creíais, todo os haya gustado. A veces, ha sido fácil estar en la mente de Deadpool, otras veces no. Dependía de las escenas o como me encontrara yo para poder conseguir conectar con él.

Pero lo importante es lo que él ya ha dicho; a pesar de que siempre veamos a Spiderman regañándole, apartándose, tratando de guardar las distancias con él, es todo fachada. En el fondo, lejos de los ojos de todo el mundo, Spidey acepta a Deadpool y está en una relación con él. Por eso nunca le duran mucho las novias. Son solo teatro para que nadie sospeche.

No, no es verdad. Pero, ¿a qué estaría genial que lo fuera? De verdad que me gustaría verlos a ambos bajo el mismo universo compartido, a pesar de saber que Marvel ya ha dicho que su universo ya es lo bastante grande como para estar buscando uniones con otras compañías. Pero, teniendo en cuenta que Marvel y Fox van a colaborar para hacer la futura serie de mutantes llamada ``Legión´´, nunca se sabe lo que podría acabar pasando. Con suerte, estaremos vivos para cumplir nuestro sueño.

Y, si no, siempre estaremos hay los fans, dispuesto a escribir fanfics y a hacer fanarts hasta que se nos caiga las manos.

Como ya no tengo nada más que añadir y ya os he dado un adelanto de mi siguiente historia Spideypool arriba, sin saber cuando empezaré a subirla, me despido de todos. Manteneos sanos y nos seguiremos leyendo en las siguientes historias que acabe haciendo. Hasta pronto a todos los Marvelitos. Cuidaos.