Bueno chicos, creo qué ante todo, les debo una disculpa por la tardanza. Ha sido un año difícil, en el que el colegio, amistades y nuevas cosas, me han mantenido al margen de mis historias. Ojo, esto no significa que vuelva a actualizar de forma rápida, pero quizá no tarde demasiado.

Sin más, disfruten el capítulo, responderé los comentarios del capítulo 2 y este, en el siguiente, porque se me hace mas fácil.


I: Merlín

La frase del dragoncito, aún se repetía en su mente, en un vaivén de idas y vueltas. Podía creerle o no, pero aunque una parte de él, la lógica, le decía que simplemente debía alejarse y mantenerse al margen, su parte sensible, le pedía a gritos que lo escuchase.

Se sentó en la cabecera de la cama mientras miraba con los ojos achinados de sospecha a su izquierda, su mesita de luz específicamente, donde se hallaba parado el mini dragón.

-¿Qué es un Rey Dragón?-inquirió finalmente Harry mirando con análisis a la bestia.

-Es complicado de explicar, es un hecho que sucede cada muchos siglos. Pero debido a la ignorancia, maldad e impetuosidad de los magos actuales, era casi improbable que volviera a ocurrir-explicó con calma, sin duda sentía algo en ese niño, pero ¿qué era? Si bien notaba que era un prodigio, no era algo extraño, muchos magos nacían con capacidades increíbles y destinados a la gloria, pero jamás había sucedido que este pudiese hacer aparecer un dragón. Eran leyendas puras, solo había existido alguien que pudiera hacer eso.

-Yo no soy malo, aunque tampoco me definiría como bueno-respondió Harry. Comprendía bien la diferencia, pero a decir verdad, le parecía patético definir algo como bueno y malo, para el solo existían las decisiones que cada uno tomaba, pero jamás las había tomado como correctas e incorrectas. Cada uno tenia sus razones.

El dragón asintió, o eso pareció ya que solamente movió sus alas de abajo para arriba, sin levantar vuelo.

-Tienes un pensamiento parecido a el-murmuró asombrado el dragón. Claro uno era un mago legendario, casi una leyenda extinta, y otro un mago novato con muchas habilidades sin pulir.

-¿A él?-cuestionó levantando una ceja el pelinegro. Ya había escuchado varias referencias del dragón sobre él y otro hombre, y quería saber a qué se refería.

-A Merlín, por supuesto-contestó con un deje de obviedad el dragón. Era increíble como la voz de ese ser podía sonar tan monstruosa y humana a la vez, como si tuviera dos personalidades adentro, pero era simplemente su voz.

-¡¿Merlín?!-exclamó/pregunto Harry asombrado y algo dudoso a la bestia. El simplemente era un prodigio, no dudaba de eso pero de ahí a parecerse a Merlín, el mago con más poder en toda la historia, ya le parecía una exageración-además que te hace estar tan seguro de eso, murió hace siglos.

El dragón esbozo una leve sonrisa, que a leguas se notó, ya que lo único que se vio fueron sus colmillos saliendo con picardía.

-Por supuesto que lo he visto. Después de todo, es el único humano que puede hablar con nosotros. Además de bueno…tú-replicó la bestia. La mandíbula de Harry se había desencajado y lo miraba con cierta sorpresa y duda.

-¿Eso significa que sigue vivo?-interrogó con suspicacia el joven.

-Vivo es un término relativo. No todas las leyendas de él son mentira. Su poder y esencia se encuentran atrapados en un árbol. Más específicamente en una trampa creada por una bruja muy poderosa, pero esa es otra historia. Su cuerpo reside en una pequeña isla de Gales, donde el nació, pero cubierta ante el mundo mágico y muggle.

Ante todo ese derroche de información, la mente de 9 años de Harry, lo razonaba con rapidez y asombro. El tenía un talento para saber cuando la gente mentía o tenía un leve presentimiento, y el dragón sin dudas decía la verdad.

-¿Pero como es que puede estar en dos lados a la vez?-preguntó ya con una muestra de éxtasis el pelinegro, quien no podía creer tal hazaña.

El dragón esbozo aún más su sonrisa ante la curiosidad del chico.

-Es una de las tantas habilidades de Merlín, sin embargo, su esencia mágica esta atrapada en un árbol perdido por Gran Bretaña, pero aún así, es imposible encontrarlo. Al menos su esencia, sin embargo, el dejo parte suya en varios lugares, a los cuales puede acceder, aunque obviamente lo que haga no es ni un tercio de lo que podría hacer con su esencia mágica-explicó con algo de dificultad ante tantas cosas el dragón.

-Yo lo liberaré-expresó con total calma el chico de ojos esmeralda-No ahora por supuesto, pero cuando todo esto pase y me vuelva un mago habilidoso, iré a ese tal árbol y lo rescatare.

Si pudiera sonreír más, la bestia alada lo haría. Sin duda alguna sentía algo demasiado especial en ese chico. Algo que ningún mago que había conocido poseía. No solo por la esencia mágica que tenía alrededor suyo, si no por su razonamiento y forma de ser.

-No dudo de eso. Pero para eso deberemos irnos de acá-comentó con cierto temor al rechazo el dragón-viviendo toda tu vida en este lugar simplemente te retrasarías, si bien hay unos cuantos libros interesantes en la Mansión Potter, necesitas un maestro, alguien que pueda nutrirte en todos los ámbitos, después de todo, te quedan dos años para Hogwarts.

Harry asintió con decisión.

-¿Pero quien podría enseñarme? Mis padres solo le enseñan a mis hermanos. Conmigo ni se gastan, dice que con Hogwarts bastara, que ellos lo necesitan mas.

Su nuevo amigo emitió una gran carcajada, que aunque daba miedo, en cierta forma era contagiosa y daba tranquilidad

-Tus padres son unos idiotas-sentenció con tranquilidad, mientras Harry no se negaba ante tal declaración-El propio Merlín será tu maestro.

El joven negó sin creerlo. Sin duda este sería uno de los días que mas recordaría de por vida. Pero ¿cómo lo haría?, las redes flu siempre estaban vigiladas, y solo sus hermanos poseían escobas voladoras, además de que sería visto sin problema alguno si intentaba escaparse, después de todo, sus padres no eran tan idiotas, aunque dudaba de esto ultimo.

-No te preocupes por eso-respondió como si leyera su mente-Puedo llevarte en un abrir y cerrar de ojos, pero solo si nos unimos totalmente. Como ciervo y amo, solo así podremos aparecer en la isla.

-Prefiero como compañeros, yo no tengo sirvientes-advirtió el pelinegro ante lo dicho por su amigo-¿qué tengo que hacer?

-Sin duda eres diferente pequeño-musitó relajado-Yo diré unas palabras y tú aceptaras, con eso podre ser parte de ti para siempre, además de que desarrollaras nuevas habilidades combinadas con las mías, pero esa es otra historia. Harry James Potter, ¿aceptas que me vincule a ti para siempre, siendo compañeros y jurando lealtad?

-Aceptó-estableció el joven de ojos verdes.

Una sensación de mareo lo invadió y con sorpresa, vio como el dragón saltaba hacia su pecho, entrando en el completamente, como si de entrar a la estación 9 ¾ se tratara.

Harry cayó de rodillas sosteniéndose el pecho con ambas manos mientras respiraba agitado. Con torpeza se irguió y volvió a sentarse en su cama. El dolor lentamente fue aminorando hasta ser reemplazado por una sensación de serenidad. Como si un vacío que hubiese dentro de el hace tiempo se hubiese llenado.

Contempló sus manos y cuerpo lentamente. Todo seguía igual, pero se sentía mas seguro, confiado, y con una agilidad totalmente diferente. Levemente inhalo y exhalo, llevándose una gran sorpresa. De su boca no salió aire, si no fuego. Una leve llama, pequeña pero incandescente.

-Vaya, primera habilidad de todas, y una de las más complicadas de desarrollar-especificó el dragón desde su mente-prueba con tus dedos, quizá puedas hacer algo desde ahí también. Canaliza y visualiza el fuego en tus manos.

Harry asintió levemente y de sus dedos salieron también unas pequeñas llamas, probó con sus diferentes dedos y finalmente dejo la llama para su dedo índice, que era donde más cómoda le parecía.

-¿Puedo controlar el fuego?-preguntó mentalmente a su compañero asombrado.

-No totalmente ni de gran forma, recién comienzas, pero sí. Generalmente algunos magos que se relación con dragones controlan algún elemento, pero el tuyo es el fuego, debes tener alguna afinidad con el-explicó el dragón.

El pelinegro asintió haciendo desaparecer la llama, luego vería hasta qué punto explotaría su habilidad.

-Y bien…¿cuándo nos vamos?-indagó con complicidad a su nuevo amigo, que simplemente se rio desde su cabeza.

-Toma las cosas que más quieras o necesites, y despídete si lo crees necesario-respondió con tranquilidad-aunque no creo que quieras esto ultimo.

Harry negó con la cabeza y se limitó a tomar en una maleta, unos cuantos libros de Hagrid, y una foto en la que se hallaba con Remus y Sirius juntos. La habían tomado hace unos años cuando fueron de visita, aprovechando que los ataques de Voldemort habían cesado. Una media sonrisa cruzó sus labios, los iba a echar de menos.

-Vámonos-decidió Harry.

Unos pasos alertaron de que alguien venía.

-¡Harry! Ven aquí, hay algo que debemos charlar sobre tu comportamiento…

-A la orden capitán-aceptó el dragón desde su mente-ve hacia tu ventana, y salta, de lo demás yo me encargo.

El pelinegro dudo un segundo pero asintió, desde que había conocido su nueva habitación en la Mansión Potter, jamás le había gustado, pero ahora, que se encontraba a unos 30 metros de altura por saltar, le gustaba menos.

-¿Cómo te llamas?-inquirió dubitativo Harry, con los pies sobre la ventana, recordó que nunca le había preguntado el nombre a su nuevo amigo.

-Poty-respondió con simpleza y algo de apuro el dragón que escuchaba como golpeaba la puerta de la habitación del pelinegro, un furioso James.

-Bien Poty, confió en ti-declaró Harry antes de saltar por la ventana.


Hasta acá el capítulo.

Lo siento si han quedado algunos huecos argumentales en la historia. Con el tiempo los modificare y arreglare. Han cambiado muchas ideas mías de lo que iba a ser la primera historia a esta, pero decidí quedarme con la que acabo de publicar. Es por eso que pueden quedar algunos errores.

Sin más, que tengan un buen sábado.

Shinigamii18-Friki