Notas de autor: Hola a todos. Este es el primer fic que escribo así que espero que les agrade. Me gustaria mucho escuchar sus opiniones. Gracias y lindo comienzo de semana.
HIKARI
"REBOOT COMPLETE" Aun está en mi cabeza esas palabras que vi en la computadora de koushiro-san después de la batalla contra Meicoomon.
—Reboot complete —susurro mientras me levanto de la cama y me dirijo a darme una ducha.
Ya han pasado dos días desde que ocurrió todo esto. Dos días en los cuales siento que simplemente somos seres sin vida que han perdido todo. Extrañamente ese día coincidió siendo un viernes y no he tenido que ir a clases. Fue bueno, aun no estoy preparada para verle.
—Buenos días —saludo mientras abro el refrigerador y saco un poco de leche. Aun no tengo apetito, pero debo fingir.
—Buenos días Hikari —la voz de mi madre es alegre como cualquier domingo —. Ya estoy terminando el desayuno. Ve y despierta a tu hermano.
Yo asiento y salgo rumbo a su habitación. Golpeo varias veces, pero no responde, así que me decido a entrar. Las cortinas están abiertas y la cama por primera vez en meses la dejó organizada. Sé que lo hizo mi hermano por la forma extraña en la que dobla las sabanas. Me acerco y abro su armario. Su uniforme y sus zapatos de fútbol no se encuentran por ningún lugar. Debió salir a entrenar para calmar un poco el desespero de todo lo que nos ha ocurrido.
—Así que al final también te afecto a ti hermano —suspiro mientras me quedo viendo la foto que tiene en el escritorio.
Sin pensarlo la levanto y la comienzo a detallar. Fue la foto que nos tomaron en nuestra primera aventura en el digimundo. Tenía solo ocho años cuando todo ocurrió. Lo gracioso de esta foto es que ninguno quedo bien, excepto el digimon que nació del huevo que sostenía en mis brazos. Sonrió al recordar esos momentos. Ya han pasado seis años desde que todo ocurrió.
—Ese día le di el silbato a Tailmon —siento el escozor en mis ojos al recordar aquello.
Regreso la fotografía a su lugar y salgo de la habitación. Jamás pensé que realmente dejaría de ver a Tailmon y los demás digimons. Sé que todo esto es confuso y Koushiro-san está haciendo todo para encontrar una solución.
—Mi hermano no está —respondo mientras me siento en la mesa —. Salió a jugar fútbol.
—Es extraño en tu hermano —responde mi madre. Ella sospecha que no le dijimos la verdad de todo, pero no insiste —. Voy a preparar algo y se lo llevas.
Solo asiento y me dispongo a comer. Lo hago para no levantar sospecha de todo lo que ha ocurrido. Mi hermano fue el que nos aconsejó no decir y continuar con nuestra rutina para que nadie lo note. Ellos no deben saber lo que ocurrió, porque de hecho nosotros mismos ni entendemos lo que realmente sucedió. Y cuando nuestra madre preguntó por Tailmon y Agumon, decidimos decir que estaban con Koushiro-san para evitar más preguntas.
Termino el desayuno y busco el morral en mi habitación. Sin pensarlo agarro mi D3 y lo guardo con mis cosas. Sé que no funciona, pero no puedo perder la esperanza de que un milagro ocurra. Me despido de mis padres y salgo rumbo a las canchas de fútbol donde mi hermano entrena cada vez que se siente molesto. El clima en esto momentos es bastante cálido como es de esperarse en el verano. Puedo ver bastante gente saliendo, caminado juntos con sus familias y sonriendo. Algunos murmullan de todo lo que ha ocurrido y lo poco que saben. A diferencia de Yamato-san o mi hermano, yo simplemente me quedo en silencio e ignoro todo aquello, porque comprendo que discutir convertiría esto en una historia sin fin.
Cuando logro divisar las canchas puedo ver a mi hermano allí, pateando una y otra vez el balón contra la pared. Está solo, algo que me genera cierto alivio, porque no quiero que tener que interactuar con sus compañeros de equipo. No me desagradan, pero son muy extraños conmigo.
—¡Hermano! —lo llamo desde el otro lado de la cancha. Detiene el balón y me observa —. Mamá envió comida.
Sin pensarlo se acerca y se sienta en las bancas que ahí a un lado. Yo le paso el bento y se sienta a comer. Me siento a su lado y me quedo en silencio. Es algo que no ocurre con frecuencia ahora. Yo ya no soy la niña pequeña que lo seguía a todos lados y mi hermano ya no es el niño de esos googles que me cuidaba todo el tiempo.
—Extraño a Agumon —dice rompiendo el silencio y entregándome el bento vacío —. Aunque debo admitir que es muy infantil y tragón —eso ultimo me hace sonreír.
—Yo a Tailmon —suspiro —. Lo madura y callada que siempre ha sido.
—Igual que tu Hikari —sonrío antes sus palabras —. Volveremos a verlos.
—Lo sé, pero mamá ya sospecha de que no le dijimos toda la verdad —le respondo mientras guardo el bento vacío en mi maleta.
—Es mejor las cosas así Hikari —me dice mi hermano de regresar a lo que está —. Ellos no comprenderán lo que ocurre.
—Sabes que no me agrada mentir —suspiro con molestia.
—Lo sé, pero es mejor así —sé que tiene razón, pero no me deja de molestar —. Por cierto ¿ya hablaste con él?
—No —respondo sabiendo a quien se refiere —. No tengo idea de que decirle. Además, Takeru-kun tiene a Yamato-san
—Sé que Yamato es un buen hermano y estará para Takeru todo el tiempo —responde mi hermano. Lo observo y me doy cuenta que en su mirada hay compresión —, pero tú eres su mejor amiga.
—No sé si al hablar con él las cosas empeoren —susurro —. Takeru-kun se siente muy mal. A diferencia de nosotros el perdió a Patamon dos veces. La última vez que lo vi llorar fue cuando teníamos ocho años. Siempre se muestra fuerte y valiente conmigo.
—Lo sé —sonríe y yo simplemente lo observo curiosa —. Fue mi culpa que el creciera de esa manera.
—¿De qué estás hablando? —mi hermano es extraño a ratos.
—Recuerdas cuando tuviste fiebre en nuestro primer viaje al digimundo —simplemente asiento —. Takeru quiso ir conmigo a buscar tu medicamento para bajar la fiebre, pero yo se lo prohibí —mi hermano no deja de sonreír —. Le dije que te cuidara y protegiera a Sora también. En ese entonces él me prometió protegerte y al parecer aun sostiene esa promesa.
—Hermano —no puedo del asombro de esas palabras —¿Por qué nunca lo supe?
—Nunca quise contártelo. Te conozco lo necesario para saber que lo podrías empujar a un lado si llegabas a saber de ello —no respondo porque es verdad —. Es por eso que ahora te pido yo a ti que lo protejas. No dejes que el miedo que tienes te aleje de la persona que más amas.
—¿De qué estás hablando? —puedo sentir mis mejillas arder —. Takeru-kun es solo mi mejor amigo.
—Eso lo sé —su mirada es burlona —. Yo también lo soy de Sora y eso no significa que no tenga sentimientos por ella —de repente su sonrisa se pierde — aún cuando ella ya escogió a Yamato —siento tristeza por mi hermano —, pero fue mi culpa. Aunque debo admitir que es irónico que mis dos mejores amigos sientan algo el uno por el otro. Creo que sería un buen Harry Potter en ese trio.
—No fue tu culpa —le digo defendiéndole —. Sora-san tomó su propia decisión.
—Sí, pero yo la empuje a ello —puedo ver como agacha el rostro para ocultar el dolor —. Yo fui quien se alejó de ella. No pude aceptar el hecho de que mis sentimientos por mi mejor amiga iban más allá de todo lo que yo pensé y cuando lo comprendí me di cuenta de que era demasiado tarde.
—Hermano…
—Es por ello que te digo que debes ir con Takeru —me observa decidido —. Habla con él y demuéstrale que estás para él.
—No sé qué decirle —respondo nerviosa.
—No le digas nada —sus palabras son firmes —. Simplemente ve y abrázalo. Demuéstrale que estás para él todo el tiempo.
—Hermano —estoy sorprendida de lo mucho que ha cambiado.
—Pero si lo besas que no me enteré —puedo sentir lo sonrojada que estoy —. No sé de lo quería capaz.
—Haz madurado bastante —le digo sonriendo.
—Lo sé y es molesto —de repente escuchamos más voces venir —. Deberías irte, se lo mucho que te incomodan mis compañeros de equipo. Créeme a mí también me molestan a veces.
Simplemente asiento y me despido con una sonrisa. Comienzo a correr rumbo a casa de Takeru-kun para hablar con él. Mi hermano tiene razón, debo demostrarle que yo también lo puedo proteger. La brisa de verano golpea mi piel y me siento extasiada. Takeru-kun es mi mejor amigo y debo estar con él siempre.
Llego al edificio donde vive con su madre y tomo el ascensor. Siento bastante nerviosa pero no me retractaré. Cuando abro se abren las puertas salgo corriendo hacia su departamento y me detengo en frente de la puerta. Siento las mejillas arder y mi corazón tiembla en solo pensar que lo veré. Toco el timbre y espero. Puedo sentir como mis manos comienzan a sudar y una las ansias me llenan por completo. Justo cuando voy a intentar de nuevo. La puerta se abre. Mi respiración se detiene y siento que no va salir nada de mis labios.
—Hikari —esa voz me regresa a la realidad y me saca de mi ensoñación —. Qué gusto verte de nuevo.
—Señora Takaishi —respondo con una reverencia. Me siento desanimada, quería que Takeru-kun fuera quien abriera la puerta — ¿Takeru-kun se encuentra?
—No Hikari —sonríe —. Salió temprano dijo que tenía que ver al joven Izumi.
—Entiendo —respondo un tanto desanimada —. Muchas gracias.
—Si deseas le puede decir que viniste.
—Está bien —hago una última reverencia y salgo rumbo al ascensor.
Realmente quería verle. Así que esta con Koushiro-san. Siento deseos de ir, pero lo más seguro es que al llegar el ya no esté con él.
—¿Dónde estás? —me pregunto mientras salgo del edificio.
No quiero regresar a casa aún, pero no sé qué hacer. Cada paso se convierte en un más lento y poco a poco pierdo el interés de seguir caminado. Necesito verle, decirle que cuenta conmigo y que los dos podemos superar esto junto.
—¿Sentirás lo mismo por mí, Takeru-kun? —puedo sentir la preocupación en mi pregunta.
Pero antes de cualquier cosa suceda, escucho un sonido. Uno que jamás pensé escuchar de nuevo. El mismo sonido que emitía yo cuando era pequeña y no me gustaba dialogar con las personas. Ese que mi hermano uso cuando yo era un bebé y despertó a es Greymon que conocimos. Ese mismo que usé cuando estábamos en el interior de Whamon y el mismo que le obsequié a Tailmon cuando nos despedimos la primera vez. El sonido de mi silbato.
—Tailmon —sale como un susurro de mis labios.
En ese momento vuelve a sonar. Sin pensarlo me dejo guiar por el sonido. Es tan claro y tan vivo que sé que no estoy soñando. Corro lo más rápido que puedo, con la esperanza de que quizás encuentre a Tailmon de nuevo. Cada vez el sonido se hace más fuerte al igual que mis esperanzas. Pero de repente el sonido se detiene y no comprendo que ocurrió. Observo en todas direcciones buscando de nuevo ese sonido, pero no está. Se ha ido. Suspiro. Esto no era algo que esperaba. Sin más preámbulos me giro para seguir mi rumbo a casa bastante desanimada.
—¿Hikari-chan? —me detengo al escuchar esa voz a mis espaldas.
Rápidamente me giro y puedo ver que encontré a la persona que he estado buscando. Está allí sentado, me observa con una sonrisa. Esa que siempre he visto aún en las más duras situaciones. Siento como mi corazón tiembla con solo verlo y mis mejillas comienzan arder ¿Cuándo me di cuenta de que todo esto ocurría? ¿Cuándo noté que las cosas entre los dos cambiaban?
—Takeru-kun —se escucha con un ligero tartamudeo.
—¿Qué haces aquí? —pregunta curioso.
—Iba rumbo a mi casa —respondo y pienso no decirle la verdad, pero me abstengo —, pero escuché un silbato y por un momento creí que era Tailmon —a él no le mentiré.
—Así que tú también lo escuchaste —me sorprendo ante sus palabras — ¿Quieres sentarte?
Asiento y camino hacia donde él está. Me siento a su lado y comienzo a ver como fluye el rio. Es el mismo puente donde nos reunimos unas semanas atrás. El mismo donde hablamos de pasarla bien y disfrutar de la compañía de nuestros Digimons. Observo a Takeru-kun y está en silencio contemplando el firmamento. No hay palabras aún, pero puedo sentir su dolor junto con el mío y lo vacío que se siente. Sin siquiera pensarlo estiro mi mano y agarro la suya. Me observa con asombro, pero no dice nada, solo sonríe y vuelve su mirada al cielo. Puedo sentir como me devuelve el gesto y sus dedos presionan suavemente mi palma. Mi hermano tenía razón, a veces no es necesario hablar, lo único importante es que esa persona que tanto amas sepa que estarás siempre a su lado.