Si las miradas pudiesen matar, Hermione Granger definitivamente habría caído fulminada a los pies de Jace. Los pensamientos de la Reina de hielo no eran para nada agradables, mucho menos cuando vio a sus bestias tenderse a los pies de la castaña que le miraba desafiante.

El alfa incluso parecía un tierno gatito que buscaba de nuevo el toque de Hermione, poco le faltaba para ronronear y flotarse contra su pierna para reclamar su atención. Mas llevada por la inercia que por darle la atención que reclamaba había estirado su mano para enredar sus dedos en largo pelaje blanco.

Un fenómeno curioso se hizo presente, después de que pasara su mano lentamente por la cabeza de la bestia, el pelo blanco comenzó a caerse como si lo hubiera arrancado de raíz. Sorprendida vio la mata de cabellos que se quedaron atorados entre sus dedos. Parpadeo sin poder creer lo que ocurria, al darse cuenta de que el pelo de todo el cuerpo se le cayó por completo, dejando a la vista la extensión de un cuerpo masculino desnudo.

Roto el vinculo que las bestias tenían con su Reyna, su aparecía bestial fue mutando hasta quedar con sus verdaderas apariencias. Cinco jóvenes varones a los pies de Granger.

A pesar del asombro inicial Hermione no titubeo.

-No volveré a preguntar. -Reafirmo sus palabras poniendo su palma abierta cerca del rostro del muchacho que le observaba con embeleso, se mostró dispuesta a marcar su posesión como lo hiciera con Jace.

No hubo tiempo para una respuesta. La Reyna no estaba dispuesta a negociar con nadie sus posesiones más preciadas. Levanto su báculo antes de azotarlo contra el piso de hielo que se agrieto al instante.

La esfera que estaba en la cabeza del báculo resplandeció. Los ojos castaños de Hermione se fijaron en este, evaluando una posibilidad que no parecía mala idea. Conforme el tiempo transcurría iba adquiriendo un resplandor mas fuerte. Lo que dejo a la vista que en su interior era probable que se escondiera la lleve que buscaba.

-Jace necesitamos quitarle el báculo. -Ordeno en voz baja, al tiempo que rompía el hechizo que lo mantenía petrificado.

-¡Maldita sea mujer! -Exclamo furioso. -Que sea la ultima vez que me haces esto. -Bufo sin ocultar su molestia.

-Ahórrate tus reclamos. Yo intentare distraerla para que te acerques lo suficiente para quitárselo.

En teoría no era una labor difícil, pero la fuerza de la Reyna era brutal. Magia poderosa comenzó a salir de la esfera haciéndolos retroceder y esconderse tras los enormes pilares de hilo que sostenían los techos altos del castillo.

Parecía que una tormenta eléctrica se desarrollaba en el interior del recinto, rayos azul eléctrico se elevaron hasta los techos. Dos de los cinco hombres que habían estado bajo el hechizo de la Reyna habían perecido por el toque de los rayos.

Hermione apretaba los dientes con fuerza, entre la desesperación por que estaban a pocos minutos de que el solsticio diera inicio y la ira al ver como la Reyna de hielo era capaz de matar a sus propios súbditos como si no valieran nada.

Si poder esperar más, salió de su escondite ante la mirada atónita de Jace.

-Ahora. -Vio sus labios moverse al pronunciar la palabra, aunque no estaba seguro de escucharla.

Ya se movía con pasos firmes hacia su objetivo cuando un rayo de luz verde salió de la varita de la joven bruja.

El rayo verde conecto con el azul emitido por el báculo, desarrollándose así una lucha de poderes entre las dos mujeres.

El color azul en la piel de la Reyna parpadeaba como su estuviera perdiendo su brillo, pero la rabia la estaba empujando hasta el borde para mantenerse firme. Dos de sus bestias habían caído, pero aun había tres mas por las que luchar, nadie se los quitaría. Primero las mataría con sus propias manos antes de perderlas.

-¡Míos! -Rugio la reina con fuerza, alzando más su mano para darle potencia a la magia que salía despedida.

Hermione vio al joven que había sido el alfa, salir dispuesto a defenderla de su antigua ama. La determinación en sus ojos verdes que antes habían sido negros, no le dejo cabida a duda alguna.

No, simplemente no estaba dispuesta a que nadie mas se sacrificara por ella.

Levanto su mano izquierda convocando su magia para detenerlo.

Los ojos verdes se conectaron con los castaños.

-Prefiero morir a ser de nuevo esclavo. -Suplico con voz ronca.

-¡No vas a morir hoy! -Prometió, sin pensarlo mucho cerro los ojos un instante para concentrarse la fuerza de la magia se amplifico creando una onda expansiva que hizo dar un paso atrás a la reyna.

Ese segundo fue determinante para que Jace se acercara lo suficiente para corta con una espada la mano que sostenía el báculo.

Un fuerte crujido lastimo sus oídos, apenas el enorme báculo fue alejado de la reyna esta se petrifico como si siempre hubiera estado hecho de duro hielo o cristal, todo el cuerpo se fracturo antes de explotar en una lluvia de hielo pulverizado.

Jace no alcanzo a sostener el báculo antes de que este azotara contra el piso y la esfera se rompiera dejando a la vista la llave que buscaban.

El piso tembló y grandes trozos de hielo amenazaban con caer sobre sus cabezas. Un as de luz entro desde el techo y toco la llave haciendo emitir un fuerte resplandor.

-¡Tomalá! -Ordeno Hermione, moviéndose hasta los 3 hombres que estaban a pocos metros de ella, no pensaba dejarlos morir.

Jace tubo que saltar y girar en el aire para esquivar una enorme columna que se le venia encima después de tomar la llave. Llego con gran esfuerzo hasta Granger que solo espero que tomara su mano para romper el primer brazalete.

. . .

Cuando fueron capaz de abrir los ojos se encontraron a las afueras de una colorida villa. Hermione se vio rodeada por tres hombres desnudos que la abrazaron con fuerza.

-¡Suéltenla! -Exigió Jace furioso, alejándolos a empujones de una joven desconcertada y sumamente avergonzada.

-Gracias. -El alfa se inclinaba a sus pies en señal de respeto y agradecimiento.

-Es hora de irnos. -Urgió el rubio.

-Son libres. -Hermione se agacho para ponerse al nivel del joven que tenía delante. -Retomen sus vidas.

Cuando se alejaron para romper el segundo brazalete, la castaña se giro al escuchar que le preguntaron. -¿Cuál es tu nombre?

-Hermione Granger.

*o*O*o*

Draco no sabía si su suerte era buena o mala. Determinar quién atravesaría la puerta, fue dejado a un simple cara o cruz. Sin más información sobre que los aguardaba dentro solo podían confiar que los dos estaban en la misma tesitura.

Alec había perdido, no de muy buena gana se quedo esperando fuera con el brazo metido en el hueco sosteniendo la rueda que mantenía abierta la puerta.

Al cruzar la puerta Malfoy se quedó un momento estático ante la sorpresa. Frente a sus ojos se alzaba un gran paisaje de la sabana africana con toda su belleza como si aun se encontraran en el exterior.

Enormes extensiones de tierra con pastizales de un color dorado por los primeros rayos del sol de la mañana, algunos árboles altos de copas en tonos verde eran saqueados por un grupo de jirafas, mas allá, hasta donde podía observar había una franja de montañas.

Diversos animales paseaban por el lugar, muchos conocidos, otros tantos eran criaturas mágicas que solo había podido observar en las ilustraciones de su libro de animales fantásticos y donde encontrarlos.

Giro con dirección a la puerta y se encontró que la entrada por la que había pasado estaba expuesta en un árbol de un tronco de grueso diámetro y una altura impresionante. Podría pasar como el mismo árbol por el que pasaron gracias a Magnus. Posiblemente el mismo árbol en dos dimensiones distintas. Debía entonces encontrarse en una dimensión paralela, un plano distinto de la que provenían.

No perdió mas tiempo en sus conjeturas, debía ponerse de inmediato en movimiento. Comenzó a buscar a su alrededor sobre la corteza del árbol del que salió. Encontró a la altura de su cabeza algunos grabados de runas. Maldijo por lo bajo, no era precisamente su especialidad, aunque debía confiar en que Magnus y Hermione les había aleccionado bien, sobre lo que tenían que buscar.

Comenzó a trepar por el árbol sin mayor esfuerzo mientras el sol terminaba de coronarse en el cielo azul.

La agitación repentina de los animales, que salieron huyendo le hizo girarse para ver que ocurría. Por un segundo perdió la capacidad de respirar.

A poco mas de 100 metros pudo ver un enorme e intimidante Nundu, que en ese momento devoraba una jirafa como si no se tratara mas que un pequeño aperitivo en comparación del tamaño descomunal de la bestia que aun no había alertado la presencia del joven mago.

El Nundu es un mamífero gigante similar a un leopardo, nativo del este de África. Se mueve silenciosamente pese a su gran tamaño, y es considerado la criatura mas peligrosa del mundo. Su aliento causa enfermedades tan virulentas que pueden aniquilar poblaciones enteras. El Nundu es extremadamente difícil de doblegar, y nunca ha sido domado por menos de 100 magos capacitados bien coordinados. Comparado con los dragones usados en el torneo de los tres magos, los cuales fueron doblegados por aproximadamente diez magos, la perspectiva de esta rara bestia llega a ser verdaderamente aterradora. (Fuente /c/harry-potter-espanol)

Draco sabia perfectamente que no podría hacer nada contra un Nundu. Ni con ayuda de Alec y el resto de los equipos. Las esperanzas de sobrevivir incluso son nulas. Le tembló en cuerpo tan fuerte que tuvo miedo de que la bestia lo escuchara.

Sus manos temblaron, pero trato de no soltarse de las ramas del árbol. Rogaba que el espeso follaje lo cubriera lo suficiente para que no detectara de inmediato su presencia.

Su mayor miedo no es morir, es fracasar. Su vida en realidad es lo de menos, considerando las consecuencias de su fracaso. Por un instante se sintió de nuevo en el Hogwarts, en la torre de astronomía, frente a Dumbledor. Apuntando la varita en su contra después de desarmarle. Recordaba su rostro sereno, quizás un poco más pálido de lo normal, tenia presente su mirada como siempre aguda tras sus gafas de media luna.

Entonces sabia las consecuencias de su fracaso, con mucha suerte no le matarían, pero sabia que el castigo sería ejemplar, conocía por su madre la promesa de Snape para terminar la misión en caso de que no fuera capaz. En comparación las consecuencias de no cumplir con su misión actual eran nada. El mundo como lo conocían dependía de que triunfara.

Draco aun podía escuchar el crujido de los huesos de la jirafa al ser masticada por las potentes fauces de la bestia. Un escalofrió erizo los bellos de su piel, cuando los brillantes ojos del Nundu se posaron sobre él.

Estaba perdido. Lo supo cuando lo vio agazaparse como preparándose para saltarle encima.

Llevo la mano derecha a su pecho, buscando el medallón de oro. Apretándolo con fuerza realizo una pregunta en silencio. El mensaje fue enviado de inmediato y leído un segundo después por una joven de ojos azules.

Malfoy aun contenía la respiración cuando sintió el ligero calor que emanaba de medallón para avisar que tenía una respuesta.

"Has todo lo contrario de lo que te diga tu instinto"

Dejo escapar una bocanada de aire con fuerza cuando termino de leer la frase.

"No huyas, no corras"

Se leyó poco después cuando el primer mensaje se borró.

"Los depredadores no están acostumbrados a que sus presas les enfrenten"

Eso no era para nada alentador en esos momentos, pero tenía una estúpida lógica que el rubio no pudo rebatir.

"El miedo es tu peor enemigo, el Nundu es capaz de olerlo"

Trato de que su respiración se normalizara. Alternaba su vista del medallón al animal que seguía cada uno de sus movimientos con atención.

"Si hueles como una presa, te tratara como una presa"

Morir no le importaba, había dejado de temer a la muerte. Su padre ya estaba bajo tierra y su madre estaba muy lejos de ahí. Quiso pensar que Jace seria capaz de proteger a Hermione, incluso de si misma. Magnus y Alec lograría hacerse con la pieza de alguna manera si lograba matar a la bestia, aunque fuera desde dentro mientras era devorado.

Bajo del árbol lentamente, dejándose resbalar por la corteza.

El animal parecía curioso, seguía agazapado, sin moverse, pero sus inteligente ojos seguían al pequeño hombrecito que se acercaba con tranquilidad.

"la inteligencia no está peleada con la bestialidad"

Draco presto mayor atención al Nundu, parecía que el animal lo estaba probando, que esperaba que de un momento a otro saliera corriendo, por esa razón esta listo para saltar.

El rubio en comparación con la bestia era un pequeño ratón indefenso en las garras de un enorme gato. No seria ni siquiera un bocadillo. El hocico del animal estaba manchado por la sangre de la jirafa que acababa de devorar.

"Somos hijos de la tierra. Poseemos un lenguaje universal"

Esas palabras lo dejaron desconcertado, al momento no fue capaz de entender absolutamente nada. Lovegood es un enigma para el, pero sabia que era naturalista, que se había especializado en bestias, es una Magizoologa muy reconocida que viajaba por todo el mundo.

Detuvo sus pasos a unos buenos 25 metros de distancia y simplemente se sentó sobre el pasto, sin dejar de mirar a la bestia. No esperaba nada en concreto, estaba siguiendo los consejos de la Lunatica del grupo, por bizarro que esto fuera parecía funcionar.

El enorme Nundu había bufado contrariado ladeando el hocico confundido por una reacción tan inesperada del pequeño hombre. Olfateo alrededor buscando el característico aroma del miedo, pero no estaba presente.

Se hecho entonces frente a él inclinando su enorme cabeza para poderlo ver mas de cerca al curioso hombrecito. Draco no se movió cuando se acercó tanto que sentía el calor de su letal aliento, se limito en contener el aire cada que exhalaba el animal.

Por un momento pareció que la bestia perdió el interés, había terminado de recargar la cabeza sobre sus patas delanteras con aburrimiento, lamiéndose las fauses para limpiar los últimos restos de su aperitivo mañanero.

El pelaje del Nundu era de un color amarillo intenso con manchas negras. Parecía ser suave al tacto. Malfoy se aventuro a estirar sus manos para rozar una de sus patas para comprobarlo. La bestia rugió con fuerza ante el toque, pero no hizo ningún ademan de atacarle.

El rubio noto algo que sobresalía de su pata, era lo que parecía ser un enorme trozo de árbol encajado en la piel del animal, debía dolerle pues había lamido el lugar soltando rugidos lastimeros.

Sabía que es algo estúpido, pero Luna había dicho que actuara de manera contraria a lo que le dictara su instinto. Su sentido común le estaba pidiendo a gritos que se alejara ahora que el animal parecía perder el interés, pero había un algo que lo detenía.

Saco lentamente la varita de entre sus ropas, con un hechizo silencioso hizo que lentamente el trozo de árbol que tenia encajada en su garra se redujera hasta desaparecer ante la atenta mirada del Nundu.

La bestia gimió de alivio.

Malfoy no se detuvo, saco de su bolsillo un frasco con díctamo, no era mucho, pero tomando en cuenta que solo una gota podía cerrar una herida de buen tamaño, un frasco completo en un animal de aquellas proporciones al menos le brindaría mayor alivio.

Un gran rugido lo hizo cubrirse los oídos. Era tan potente como su un rayo le estuviera partiendo los tímpanos.

Lo que ocurrió después paso tan rápido que apenas fue capaz de asimilarlo. La bestia se había puesto de pie de un salto, casi aplastándolo en el proceso, se puso a saltar como si solo fuera un enorme gato al cual se le a dado su madeja de estambre favorita.

Un ruido extraño salió de su garganta como si tuviera algo atorado, regurgito poco después mojando con sus jugos gástricos al pobre de Draco haciendo que le escociera la piel. Era una mezcla entre sobras de comida, pelo y curiosamente una esfera del tamaño de una pelota.

Justo cuando dio comienzo el solsticio de verano la esfera se partió por la mitad dejando a la vista la llave que buscaba.

El enorme Nundu se inclino rosando con su hocico a un anonadado joven que había comenzado a temblar presa de una extraña sensación que nada tenia que ver con el miedo.

Vio marchar al animal poco después. Le había entregado la llave de manera voluntaria como agradecimiento.

Luna Lovegood tuvo razón después de todo.

*o*O*o*

Se encontraban dentro de un nido de Dragones, tres enormes huevos que parecías de oro macizo les dieron la bienvenida.

Ginny no pudo evitar pensar en Hagrid, en lo mucho que le gustaría ver aquello. El semigigante aun le enviaba correspondencia a su hermano Charly para preguntar por Norberto, seguía amando los dragones.

Inteligentemente decidieron no acercarse demasiado a los huevos en caso de que la madre se encontrara cerca. Siguieron su camino hacia el interior de la enorme cueva en busca de la llave. Pronto se encontraron en las entrañas de lugar, la roca solida armonizaba a la perfección con grandes formaciones de lo que parecían cristales de cuarzos de varios colores, en su mayoría iban en una gama de tonos violetas, azules, rosas y verdes.

La formación natural de cuarzos se extendía por las paredes hasta los techos. Los desniveles naturales dentro hacían que la luz que entraba por una pequeña abertura en la parte mas alta se reflectara para dar una iluminación natural en la caverna.

Dentro no encontraron ningún indicio que señalara que se encontraban en el lugar correcto.

Desesperados no sabían que mas hacer, faltaba muy poco tiempo para la hora señalada en el solsticio de verano y no podían encontrar lo que estaban buscando.

Fue justo en ese momento cuando se escucho un potente gruñido y el imponente e inconfundible sonido de unas alas batiéndose.

El dragón debió de haber regresado para custodiar sus huevos. Pero cuando se asomaron vieron una escena distinta a la que esperaban. Un enorme basilisco intentaba robarse los huevos a una enfurecida Dragona que hacia lo posible para evitarlo.