Teen Wolf no es de mi propiedad (lamentablemente)


Summary: Lo que sucedería si Peter hubiera logrado darle la mordida a Stiles. (soy terrible para los Summary, sepan disculpar). AU.

Pareja: Sterek (obviamente :3)

Clasificacion: M. Algo de violencia y sexo, definitivamente sexo (en capítulos posteriores)


A/N: Ok, luego de escribir y borrar y volver a escribir, finalmente estoy publicando mi primer fic y estoy tan emocionada por eso.

Sé que es demasiado extenso para una introducción, pero quería centrarme en todas las emociones de Stiles y no podía dejar de escribir la manera en que obtuvo la mordida.

El siguiente capitulo estará ubicado días después del asesinato de Peter. Seguramente todos sean de 2.000 palabras, aunque no prometo nada.

Tambien tengo un tema con mi tiempo libre, asi que trataré de actualizar lo más pronto que pueda.

Éste es el unico fic que tengo planificado, pero tengo varios 1-shot en mente. También pienso escribir algo sobre "Supernatural", pero más adelante.


Introducción


Su corazón no latía así de rápido desde la vez en que tomó las pruebas para unirse al equipo de lacrosse y el entrenador le había ordenado correr cinco vueltas seguidas al campo.
A pesar de que su cabeza daba mil vueltas, y sus manos temblaban, hizo un esfuerzo por hacer lo que le ordenaban y conectar la laptop a internet. Estaba en total desacuerdo con ayudar al hombre lobo alfa con su plan, el cuál seguramente dejaría mucha sangre derramada, pero en ese momento su prioridad era permanecer con vida.

— ¿Qué sucederá luego de que encuentres a Derek? —si fuera un hombre lobo –o simplemente un poco más fuerte y alto– podría tratar de detener a Peter, pero su única defensa en ese momento era tratar de retrasarlo el mayor tiempo posible.
—No pienses, Stiles —el alfa exigió y, aunque no levantó su tono de voz en ningún momento, sabía perfectamente que si no obedecía terminaría con su garganta desgarrada—. Escribe.

Un nudo se formó en su pecho, y tuvo que morder su lengua para no llorar.
—Vas a matar gente, ¿verdad? —preguntó, y su voz se oyó más quebrada de lo que le gustaría.
Por supuesto que ya sabía la respuesta, pero aún así se detuvo un segundo para voltear su vista y mirar al hombre.
—Sólo a los responsables —Peter contestó con calma, como si estuviera tratando de explicar que aquello era lo correcto, lo justo.
Stiles suspiró suavemente, resignándose por completo. Deseó que las circunstancias fueran otras, pero solamente era un humano. No tenía ninguna posibilidad contra el alfa.
—Mira, si hago esto tienes que prometerme que vas a dejar a Scott fuera —negociar con el tipo malo no era exactamente la mejor de sus ideas, pero al menos debía intentarlo.
Peter dejó caer su cabeza hacia atrás, y se tomó unos segundos antes de hablar.
— ¿Sabes por qué los lobos cazan en manadas? —tal vez era el tono de voz que usó o la forma en que rodó rápidamente sus ojos, pero Stiles se sintió como un idiota, humillado. Sabía que no era su culpa, había tratado de reunir toda la información que podía en internet, pero la mayoría de los datos lo enviaban a páginas de mitos y leyendas. No es como si tuviera una guía de hombres lobo a su disposición—. Porque su presa favorita es demasiado grande para ser derribada por un solo lobo.

El adolescente no dijo nada, solamente volteó su vista e hizo una nota mental para anotar aquel nuevo descubrimiento –si es que salía vivo de allí, claro estaba–.
—Scott no va a ayudarte —susurró mientras sus dedos estaban suspendidos sobre el teclado, sin presionar ninguna tecla.
—Claro que si, él lo hará, porque salvará a Allison —Peter dijo aquella frase con su voz cargada de obviedad—. Y tú lo harás porque salvarás a Scott, tu mejor amigo, al que conoces tan bien que hasta sabes su nombre de usuario y contraseña.
El muchacho simplemente tomó una respiración profunda, antes de escribir los datos solicitados para poder acceder al ordenador.
— ¿Su nombre de usuario y contraseña es "Allison"? —a Stiles no le hizo falta voltear a ver al alfa para saber la mueca que tendría. Era bastante estúpido utilizar el nombre de tu novia/ligue como contraseña, no había nada que argumentar a eso.
— ¿Sigues queriéndolo en tu manada? —preguntó, sarcástico, antes de acceder al mapa que revelaba la ubicación del GPS del celular de Derek.
Cuando lo hizo, su mueca de perplejidad fue inevitable.
—Espera, ¿aquí es donde lo están reteniendo? —cuestionó, aquello no tenía ningún sentido— ¿En su propia casa?
Observó a Peter, quien luego de dos segundos reemplazó su rostro de confusión, como si la respuesta más obvia de todas lo hubiera abofeteado en la cara.
—No en ella, más bien debajo. Sé exactamente donde está —susurró, antes de que aquel aullido lejano rompiera el silencio y lo obligara a voltear su vista hacia el lugar de donde provenía el eco—. Y no soy el único.

El alfa caminó hasta el baúl del auto de su antigua enfermera, donde depositó la laptop, para luego volver hacia el adolescente.
—Dame tus llaves — le ordenó extendiendo su mano, con la palma hacia arriba.
Stiles lo hizo y antes de que tuviera tiempo de decirle que si al menos iba a utilizar su Jeep como vehículo de escape, que procurara cuidarlo, Peter cerró su puño sobre éstas, dejándolas completamente inutilizables. No dijo nada más, solamente se las devolvió antes de caminar hacia el automóvil color gris.
— ¿Así que no vas a matarme? —aquella frase escapó de su boca, y cuando el hombre detuvo su paso para volver hacia él, Stiles se maldijo a sí mismo. Acababa de firmar su sentencia de muerte.
— ¿No lo entiendes todavía? —el alfa no hizo ningún intento de herirlo o matarlo, solamente habló en un tono sereno—. No soy el tipo malo aquí.
— ¿Te conviertes en un monstruo gigante con ojos rojos y colmillos, y no eres el malo?
El chico estaba en espera de cualquier reacción, pero cuando observó a Peter sonreír de costado y menear su cabeza quedó perplejo.
—Me agradas, Stiles —el alfa confesó, dejándolo aún más confundido.

«Genial, de todos los hombre lobo del mundo, tenía que simpatizar justamente con el psicópata asesino»
el muchacho pensó, mientras bufaba por lo bajo y meneaba su cabeza.

—Y ya que me has ayudado, voy a darte algo a cambio —Peter prosiguió, y Stiles deseó que al menos le ofreciera un aventón hasta el hospital para ver a Lydia –teniendo en cuenta que acababa de destruir la posibilidad de volver en su propio vehículo– sin esperar las palabras que seguirían a continuación— ¿Quieres que te muerda?

Aquella pregunta lo golpeó como un tren de carga, dejándolo sin habla. Por primera vez en su vida no podía dejar salir ninguna palabra de su boca.
— ¿Qué? —no estaba seguro de cuánto tiempo había transcurrido hasta que finalmente logró pronunciar algo, pero suponía que más de treinta segundos.
— ¿Quieres-que-te-muerda? —ésta vez, Peter hizo una pausa entre cada palabra, como si el adolescente no hablara el mismo idioma.
Stiles permaneció completamente inmóvil, como si estuviera en shock.
—Si no te mata, lo cual es muy probable, serías como nosotros —el alfa tomó nuevamente la palabra, viendo la expresión del chico, que lucía como si acabara de ver un fantasma.
—Como tú —el adolescente respondió en un suspiro, casi inaudible, aunque sabía que los sentidos mejorados de Peter habían podido captarlo.
—Si, un hombre lobo —el alfa se apresuró a decir, comenzando a perder la paciencia — ¿Quieres que te haga un dibujo?
Dio un paso más cerca del muchacho, quien aún permanecía quieto.
—Esa noche en el bosque, mordí a Scott porque necesitaba una manada nueva, pero podrías haber sido tú —susurró y sonrió al notar como los latidos del corazón del chico cambiaban su ritmo. Estaba dudando—. Serías igual de poderoso que él. No tendrías que estar a su lado, viéndolo hacerse más fuerte, rápido y popular. Serían iguales.

Con algo de lentitud, pero seguridad, agarró la muñeca de Stiles y acercó su brazo hasta la altura de su mandíbula. El adolescente solamente observaba todo, cómo si no tuviera voluntad de mover su propio cuerpo.
— ¿Sí o no? —susurró, mientras cada vez sentía más acelerado el corazón del chico.
Desde el punto de vista de Stiles, todo estaba sucediendo en cámara lenta. Quería gritarle que no, que de ninguna manera aceptaría algo de él, mucho menos la mordida, eso los relacionaría para siempre. Pero era inútil, ninguna palabra salía de su boca, su cuerpo parecía no responder.
Solamente pareció caer en cuenta de todo cuando observo los colmillos de Peter crecer, y en ese momento retiró de un jalón su mano.
—No quiero ser como tú —espetó con rabia en su voz, y cuando vio al hombre dirigirle una mirada de acecho, su piel se erizó.
El alfa siguió acercándose al adolescente, quedando a centímetros de su rostro.
— ¿Sabes lo que escuché? —susurró y Stiles se sintió enfermo cuando pudo sentir su aliento, invadiendo su espacio personal—. Tu corazón latiendo ligeramente más rápido al decir "no quiero".

El adolescente tragó saliva y conectó miradas con el hombre durante dos segundos, antes de voltear su vista.
Todo sería diferente si fuera un hombre lobo. Podría defenderse por sí mismo, y reaccionar de otra manera ante el peligro, pero no estaba tan desesperado como para aceptar la mordida de una persona como Peter.

—Quizás creas que me estás diciendo la verdad, pero te estás mintiendo a ti mismo —el alfa susurró lo último en su oído.
Peter retrocedió dos pasos, y a pesar de que aún no se atrevía a mirarlo, Stiles suspiró en alivio cuando obtuvo de vuelta su espacio personal.
Hizo un movimiento para irse de allí y en cuanto le dio la espalda al alfa, éste volvió a tomar su mano y lo jaló hacía él.
Lo próximo que sintió fue un dolor punzante en su brazo. Stiles gritó y antes de que pudiera tratar de alejar su brazo, Peter ya lo había soltado.

Fijó su vista en su muñeca, donde se veía perfectamente la marca de los colmillos del hombre lobo, y la sangre comenzaba a botar, manchando su camisa.
— ¡¿Qué demonios me has hecho?! —Stiles bramó mientras con su mano sana apretaba la herida, sintiendo una mezcla de dolor, picazón y quemadura.
Peter sonrió y él pudo ver restos de su sangre en uno de sus colmillos.
—Cuando obtenga mi venganza, vendré a buscarte —le susurró con total calma, como si estuvieran haciendo un mutuo acuerdo—. No te preocupes, yo te enseñaré a lidiar con tu nueva vida.


Stiles estaba demasiado perdido en sus pensamientos cuando el alfa se marchó. Él permaneció parado en aquel estacionamiento, totalmente petrificado, sin saber qué hacer. Solamente salió de su trance al oír el sonido de la bocina de un automóvil que quería salir de allí, pero él lo obstaculizaba.
Rápidamente recordó que debía ver a Lydia, y ayudar a Scott. No podía quedarse allí toda la noche.

Stiles corrió hacía su Jeep y se montó en su interior. Su primer y único pensamiento era que debía esconder su herida antes de hacer cualquier cosa.
Tomó del asiento trasero el bolso que tenía con la camisa de repuesto que había equipado para el baile. Rápidamente se despojó de su ropa superior y luego tiró de la manga de su vieja camisa para arrancarla. La envolvió alrededor de su muñeca, haciendo un nudo que la mantenía apretada.
Tan pronto se aseguró de que su herida estaba atendida, bajó del vehículo y comenzó a correr hacia el hospital. Mientras lo hacía, deseó obtener esos poderes de lobo en ese preciso momento, ya que el edificio estaba a más de un kilómetro de distancia.

Una vez que llegó, corrió directamente hacia la habitación de la chica, pero fue detenido a mitad de camino por su padre.
— ¡Es bueno que estés en el hospital, porque voy a matarte! —el Sheriff lo tomó de su camisa y lo arrastró hasta un lugar más privado.
— ¿Como está Lydia? —él rápidamente preguntó—. Por favor dime qué está bien.
—Los médicos dicen que su cuerpo está teniendo una reacción alérgica, pero aún no pueden tratarla ya que no saben que sucedió exactamente.
La cabeza de Stiles comenzaba a doler de tanto pensar y tratar de idear algo que decir. No sabía si Lydia iba a morir por la mordida. Y si sobrevivía, él y Scott tendrían que ponerla al tanto de las nuevas noticias sobrenaturales.
— ¿Stiles? —la voz de su padre lo sacó de sus pensamientos— ¿Sabes que le sucedió?

Tragó saliva mientras cerraba sus ojos un momento. Nunca había tenido secretos con su padre –a excepción de aquella vez que le dijo que iría al colegio y pasó toda la tarde en lo de Scott jugando videojuegos– y guardar una información tan importante lo hacía sentirse el peor hijo del mundo. Esto también afectaba el trabajo de policía, pero no sabía si su padre podría asimilar algo como eso.
Abrió sus ojos y se encontró con los ojos de su papá. Tenía esa mirada de preocupación que sólo lo mortificaba más.
—N-No, no sé nada —finalmente susurró, con la culpa golpeando en su pecho—. Ya estaba así cuando la encontré.
Antes de que pueda oír la respuesta, o el sermón, de su padre, otro policía se acercó para ir a entrevistar a los doctores acerca de una hipótesis de lo sucedido.

Cuando estuvo nuevamente solo, dejó salir el aliento que estaba conteniendo. Mientras recorría la sala de espera con su vista, su mirada chocó con la de Jackson. El muchacho comenzó a caminar hacia él, pero Stiles aún debía encontrar a Scott así que se dirigió hacia la salida.
—Espera —Jackson lo detuvo antes de que pudiera tomar el ascensor— ¿Hacia dónde vas?
—A buscar a Scott.
—Voy contigo —el muchacho rubio ofreció e inmediatamente Stiles negó con la cabeza.
—De ninguna manera, no estoy de humor para lidiar con tu ego —respondió—. No sé si lo habías notado, pero hay una situación de vida o muerte aquí.

Observó como el rubio metió la mano en su bolsillo, para mostrarle las llaves de su automóvil.

—Llegaremos más rápido en mi auto—exclamó con una sonrisa de lado.
Stiles suspiró y rodó sus ojos antes de asentir.
—Bien, yo conduzco —le arrebató las llaves y antes de que pudieran salir de allí, el ascensor se abrió dándole pasó a Chris Argent, quien estaba acompañado de otro hombre.

«Oh, genial. Lo único que faltaba» Stiles maldijo en sus pensamientos.

—Hola chicos, ¿alguno ha visto a Scott de casualidad? —ambos muchachos tragaron saliva ante aquella pregunta.
—Uhm, no. No lo he visto desde el baile —Stiles fue el primero en fingir que nada sucedía, antes de mirar a su compañero—. Jackson, ¿tú sabes algo de Scott?
El rubio solamente negó con su cabeza, nervioso y cuando los adultos se acercaron hacia ellos un sólo pensamiento cruzó por la mente de Stiles.

«Oh, mierda»


Fue prácticamente arrastrado hasta el cuarto de operaciones, el cual estaba vacío. Chris Argent lo tomó de su camisa y lo próximo que sintió fue su espalda chocar contra uno de los armarios
—Voy a preguntar una vez más, ¿donde está Scott?
Si bien la voz del padre de Allison sonaba muy amenazante, Stiles no sentía terror. De hecho, si tuviera que hacer una lista con las personas que más lo atemorizaban, pondría a Peter y Derek antes que el cazador.
—Ya te dije que no lo sé.

Los puños de Argent golpearon con fuerza el armario detrás, a los costados de sus hombros, en señal de advertencia.
— ¡No estoy de broma, Stiles! —exclamó con ira— ¿Scott trató de matarte durante la luna llena? ¿Tuviste que encerrarlo?
— ¡Si, lo esposé a un radiador! —el adolescente respondió, furioso. No podía evitar sentir una especie de repulsión hacia esos sujetos, más ahora que había obtenido la mordida— ¿Que esperabas que hiciera? ¡¿Que lo encerrara en el sótano y quemara su casa?!

El rostro del cazador se desfiguró y tan pronto volteó para darle la espalda, el chico sonrió en victoria.
—Odio disipar un rumor popular, Stiles, pero eso nunca sucedió.
—Oh, claro —respondió sin quitar su mirada de Chris Argent—. Derek dijo que ustedes se regían por una especie de código y que nadie lo rompe.
—Sí.
— ¿Pero, qué pasa si alguien lo hace? —prosiguió y el cazador finalmente volteó a verlo—. Alguien como Kate, tu hermana.


Stiles se abrió pasó a través del oscuro bosque, junto con Scott. Ambos estaban conmocionados al ver a Derek arrancarle la garganta a Peter y convertirse en el nuevo alfa, pero comenzaba a preocuparse por su amigo. No había dicho nada y ya llevaban media hora caminando, tratando de llegar a sus casas.

— ¿Hey, estás bien? —Stiles susurró.
—No lo sé, me siento completamente perdido —Scott respondió, suspirando.
Stiles simplemente le dio una palmada en la espalda, sonriéndole.
—Pase lo que pase, vamos a solucionarlo, juntos.
Ambos sonrieron en complicidad, y continuaron su camino.

Stiles no pudo evitar volver a mirar su muñeca. Ahora que el peligro había desaparecido, al menos por el momento, debía ocuparse de su nueva condición. Sin embargo, decidió no decirle nada a Scott, él ya tenía demasiado con que lidiar.
Suspiró, sabiendo que la herida no sanaba tan fácilmente, aún teniendo poderes de curación. No sabía si era por la adrenalina de la situación, o por estar demasiado sumergido en sus problemas, pero Scott no sintió su aroma a sangre, y Stiles no podía estar más agradecido con eso.


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