II.
Siempre, da igual la época, siempre el ser humano ha tenido esa emoción, sentimiento o impulso primitivo que lo empuja a obtener siempre lo mejor para su persona. A lo largo de la historia de la humanidad cientos y cientos de casos relacionado con esto se ha visto en toda clase de culturas.
Y lo peor, es que cuando sentimos este impulso siempre es porque alguien mas se ha dado cuenta del valor de lo que hasta ese momento nunca habíamos querido. Y esto es lo que sucede en esta historia.
El famoso baile, del que toda la preparatoria habla había llegado por fin. Las emociones estaban a flor de piel mientras los estudiantes de todos los cursos discutían con sus amigos sobre a quién querían invitar al baile.
El centro de todas aquellas conversaciones las protagonizaba Asuka, aquel frío pelirrojo que por alguna razón traía locas a las chicas de la preparatoria. Cada vez que pasaba por alguno de los numerosos pasillos de la escuela se podía apreciar perfectamente como varios rumores se levantaban en torno a él. En el fondo esto al pelirrojo no le molestaba en lo más mínimo, todo lo contrario: le encantaba ser el centro de atención.
En otro tiempo aquello le habría dado igual, haría lo que siempre hacía cuando un acontecimiento como aquel tenía lugar, que era básicamente escoger a la chica que a él más le gustaba y pasarlo bien en grande. Y si había suerte, que casi siempre había, tendría un poco de acción para culminar la noche.
Pero no. Esta vez no era así. Allí se encontraba, frente a la puerta de la que probablemente era la chica menos llamativa de toda la preparatoria esperando a que esta saliera.
Solamente se trata de Shinji, no te alteres.
Repetirse aquella frase era inútil. Sí, Ikari Shinji era una chica nada fabulosa. Sí, había muchas mas chicas en la preparatoria cuya belleza era superior. Sí, con una sola palabra las habría tenido a todas a su disposición. Pero había una razón por la cual no se había marchado de allí y se había ido con una chica más propia para su persona, y aquella razón era muy sencilla:
Que ninguna de ellas eran Shinji.
El pelirrojo tragó saliva violentamente. Con sus palmas golpeó con fuerza sus mejillas con la intención de concertrarse. Aquello no servía para nada, en el momento en el que recobraba la compostura su mente volvía a perderse en los cientos de pensamientos e imaginaciones de él y la hermosa e indefenza Shinji pasando una velada romántica. Lo mejor de sus divagaciones era la imagen de Shinji lastimándose el pie e incapaz de volver a caminar por esa noche llegaría él como un héroe y la cargaría en sus brazos y la llevaría a su casa mientras ella reposaba su cabeza en su pecho.
Y cuando llegaran a casa de la chica se encontrarían con la inesperada sorpresa de que los padres de ella no estaban, por lo que tendrían la casa para ellos dos solos...
-¡Ah! ¡Concéntrate maldición! -gritó frustrado al imaginar aquello.
-¿A-Asuka...? -escuchó una voz femenina frente a él.
Alzó la mirada y la vio.
Se veía preciosa, no, aquello no era suficiente. Se veía deslumbrante. Ni las mejores representaciones de las deidades femeninas de los antiguos podrían rivalizar con ella aquella noche. Ni Hera, ni Atenea ni Afrodita podrían siquiera aspirar a rivalizar con ella. Si Paris hubiera tenido que escoger a la mas bella entre las tres primeras y Shinji todos los problemas posteriores se hubieran podido haber evitado.
Shinji vestía un vestido simple, casi infatil, de una sola pieza de color blanco con un adorable cinturón que definía su figura. Tenía su cabello recogido y una ligera capa de maquillaje adornaba su rostro acompañado de un ligero rubor.
-¿Estás bien? -preguntó Shinji preocupada.
-¡S-Sí!-respondió mas nervioso de lo que pretendía esconder-. Es sólo que... ¡Me estaba cansando de esperarte! ¡Sólo eso! -dijo y desvió su mirada mientras inflaba sus mejillas.
-¡Q-Qué malo eres! ¡Y yo que me había preocupado por ti! -contestó la chica enfadada.
Oh... cómo le encantaba molestarla...
Antes de que alguno de los dos pudiera decir algo más una ligera risita se escuchó detrás de Shinji. Ambos chicos se giraron y se toparon con los padres de la chica. La madre, tenía una mirada burlona mientras que una expresión siniestra acompañaba el rostro de su padre.
-¿Acaso no son adorables Gendo? Los dos ahí tan juntitos y todo -dijo la mujer con una enorme sonrisa en su rostro.
-¡N-No sé de qué está hablando!-exclamó Asuka-. Sólo vamos a ir a divertirnos.
Shinji, desde el momento en que salió y vio al pelirrojo notó algo que la había estado molestando. Frunció el cejo ligeramente y con sus dos manos acomodó hábilmente la pajarilla de Asuka.
-Listo, ahora te ves mejor -dijo y le dedicó una sonrisa.
Asuka se quedó petrificado en su sitio. Su rostro adquirió un profundo color rojo, casi tanto como su pelo. Sus ojos se abrieron todo lo posible al igual que su boca.
-Ah... ah... -el pelirojo intentaba gesticular las palabras pero le era imposible.
Las manos de Gendo se colocaron en ambos hombros de Asuka y, con su mirada amenzadora de siempre le dijo:
-Más te vale no intentar nada con mi niñita.
Antes de que el pelirrojo pudiera siquiera responder la voz de Shinji se hizo escuchar entre los presentes.
-¡Qué mal! Si nos tardamos mas Rei y Nagisa se molestarán.
-¿Rei y Nagisa? -preguntó la madre de la chica confundida.
-Sí, son nuestros amigos. Vamos a ir con ellos.
-¿Y alguno de ellos es un chico? -volvió a preguntar su madre.
-Sí, Rei. ¿Por qué preguntas mamá? -dijo mientras ladeaba su cabeza confundida.
La mirada de Gendo se suavizó al igual que el agarre de sus manos. Volvió a mirar a Asuka y le dijo esta vez:
-Por favor, perdona la ingenuidad de mi hija -dijo con una mirada comprensiba que el pelirrojo agradeció internamente.
-Ya me he acostumbrado señor -respondió el pelirrojo con mientras que un par de pequeñas lágrimas se hacían presentes en sus ojos.
...
Ambos habían decidido ir a pie hasta el punto de encuentro. Allí les estarían esperando Rei y Nagisa. El pelirrojo sabía que no tendría mucho tiempo antes de eso, una vez los cuatro juntos aquello se tornaría en una batalla por la atención de la castaña y esa era una pelea que prefería evitar.
-O-Oye Shinji... -dijo casi susurrando, la castaña apenas lo escuchó pero fue suficiente para ella se girara.
-¿Si? -respondió.
-Verás... Me preguntaba si podía tomar tu mano... -dijo mientras que su rostro se iba tornando cada vez mas rojo.
-¿Mi mano? -preguntó con evidente confusión.
-S-Sí... verás, es de noche y a lo mejor puedes tropezarte y hacerte daño, y eso sería una lástima, considerando lo bien que te ves hoy.
El rostro de la castaña se encendió cuando el pelirrojo le dijo aquello. No se esperaba que una persona tan fría como él fuera capaz de decir tales cosas. La chica alargó su mano lentamente ofreciéndosela a Asuka.
De acuerdo, ¿y ahora qué? Se preguntó a sí mismo al ver la mano de la chica frente a él.
No, tienes que ser fuerte. ¡Eres el gran Asuka! ¡Nada puede contigo! Además, no es la primera vez que vas de la mano con una chica, ¿verdad?
Aquellas palabras motivaron al pelirrojo. Así es, era como él decía, no era aquella la primera vez que iba a tomar de la mano a una chica, ya lo había hecho muchas veces hasta el punto de que era lo mas normal del mundo. Así que, ¿qué diferencia podía haber entre la mano de Shinji y las otras chicas? Seguro que no pasaría nada raro, de hecho, había comenzado a pensar que durante la noche había estado pensando demasiado. Seguro que sería como si tomara la mano de cualquier otra chica.
Esto es ridículo se dijo y tomó la mano de la chica.
Aquello definitivamente no era como tomar la mano de cualquier otra chica. Esto era totalmente diferente. Una sensación extraña recorrió su cuerpo. Aquella noche era particularmente fría pero en aquel momento el pelirrojo se sentía como si estuviera dentro de un horno. Aquella mano, aquella pequeña y delicada mano le había hecho perder el control. Era tan suave, en su vida había sentido algo así, ni siquiera las telas que sus padres solían traer como recuerdo de aquellos lugares exóticos y remotos podrían si quiera a aspirar a estar en el mismo nivel que la mano de Shinji.
-¿Estás bien Asuka? -preguntó la chica un tanto preocupada.
El pelirrojo la miró a los ojos y sin decir una palabra empezó a caminar.
...
Habían llegado al punto de reunión. Nagisa, quien lucía un precioso vestido negro, al ver a Asuka y Shinji llegar tomados de la mano se interpuso discretamente entre los dos. Para sorpresa de Nagisa, Asuka apenas reaccionó ante esto, seguía sumergido en aquel estupor que le había provocado agarrar la mano de Shinji.
Nagisa no iba a perder ante el molesto y orgulloso pelirrojo que tenía como rival, por lo que tomó de la mano a Shinji sin siquiera preguntarle y la guió hasta las puerta del baile. La chica abrió la puerta y dio paso a aquel aire de festividad que allí reinaba. Era increíble pensar que hacía tan sólo un par de horas antes aquello había sido el gimnasio de la preparatoria. Los cuatro amigos se miraron entre ellos mientras que una euforia se iba apoderando cada vez mas de ellos.
-¡Vamos! -dijo Nagisa emocionada seguida de los otros tres.
Shinji entaba en aquel edificio con la sensación de que sería una noche inolvidable.
Y de verdad que lo iba a ser.