Un pequeño Extra donde narro cómo Gilbert y Francis terminan por llamar a Antonio

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Gilbert dejó la cerveza vacía encima de la mesa de un golpe.

-Y me golpeó en la cabeza con la sartén, así- Hizo un gesto, tratando de imitarlo- ¿Te lo puedes creer? Nadie golpea a mi increíble persona, menos ella. Ella puede hacer lo que quiera…

Se notaba que el alcohol se le había subido bastante. Francis sonrió y le dio un par de palmaditas en la espalda, además de intentar tocar su culo de paso, fallando ya que estaba sentado y el respaldo de la silla le impedía el acceso.

-No te preocupes, mon ami. Dentro de poco cederá a tus encantos.

-Ojalá estuviera Toño aquí. ¡Mira que rechazar salir con las otras dos personas más asombrosas del mundo! Está fuera de la lista de gente genial. No lo dudes.

El rubio tomó un sorbo de su vino y sonrió.

-Prefirió quedarse con su "amorcito" y dormir.- Suspiró fuertemente y vio hacia el techo- ¡Qué injusto!

-Ya. No me creo que no quiera salir con su mejor amigo.

-Exacto.

Hubo un momento de silencio. Ambos se miraron durante unos segundos, para luego entrecerrar al mismo tiempo los ojos.

-Es que no entiendo como no quería quedar conmigo- Dijo Francis, alzando una ceja y tanteando la zona.

-¿Tú? ¿Su mejor amigo?- Comenzó a reírse ruidosamente- ¡No digas esas cosas tan poco geniales! Es obvio que solo alguien como yo puede ser su mejor amigo.

-¿¡Tú!? Vamos, Gil. Eso no te lo crees ni borracho como estás.

-¿Qué no? ¡No me lo creo porque es la asombrosa verdad!

-Eso que acabas de decir no tiene sentido.

El albino sacó el móvil y sonrió.

-¿No me crees? ¿Por qué no le preguntamos?

-Son las dos de la mañana y lo más seguro es que esté durmiendo.

-¡Me importa más bien poco! Haber venido. ¿Es que acaso tienes miedo a que diga que yo soy su mejor amigo?- Sonrió socarronamente- Creo que hay una gallina en este bar, y no es mi pollo mascota…

-¡Está bien!- Golpeó la mesa, levantándose del asiento con fuerza y agarrando el teléfono- Te demostraré que soy yo su mejor amigo.

Llamaron y esperaron a una respuesta, mas no la hubo. Saltó el buzón de voz. Sin importarles mucho, volvieron a llamar, así unas tres veces más, hasta que el español contestó.

-¿Sí…?- Se escuchó un bostezo venir del teléfono. Acababa de despertarse.

-¡Toño! ¡Soy, yo! ¡Tu mejor amigo!- Gritó el de ojos rubíes desde su asiento. El francés le puso mala cara y dejó en manos libres- ¿Verdad que me prefieres al tonto francés? ¡Por supuesto que sí! ¡Soy Gilbert, sencillamente genial!

Hubo un momento de silencio.

-¿Qué…?- Preguntó el moreno, sin entender mucho lo que acababa de decir. Realmente estaba dormido- Gilbert. ¿Estás borracho?

-Oh, vamos, querido. Contéstanos de una buena vez- Pidió el rubio-. ¿Quién es tu mejor amigo?

Otro bostezo. Este todavía más ruidoso.

-No tengo mejor amigo. Los dos me caéis igual de bien… En este momento poco, ya que me habéis despertado…

-No nos mientas por cortesía. Sabemos que está claro que tendrás preferencia.

-Y repito que no… ¿Eso era todo?

Gilbert agarró el teléfono y lo acercó a él, para susurrar.

-No hace falta que nos lo digas a los dos. Francis no tiene por qué enterarse. Reconoce que soy tu mejor amigo y ya está.

-Te he escuchado- Soltó el francés, algo molesto.

El español suspiró, algo exasperado. Realmente tenía sueño.

-Ya os lo digo, chicos. No prefiero a ninguno… Os quiero por igual.

-¡Pero…!

-Mira... Por vuestra culpa Lovi se ha despertado… Hablamos mañana.

-¡Toni!

El constante pitido de haber colgado comenzó a escucharse. Los dos amigos miraron hacia el móvil.

-¿Empate?

-Empate.

Mas ambos sabían que él era el mejor amigo de Antonio.