Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen a mí, sino a la sorprendente Yana Toboso.


EPÍLOGO

Sebastian nunca pensó que finalmente llegaría este día. Bueno, en realidad sí, pero es que todo parecía tan surrealista…

La ceremonia había sido demasiado larga para su gusto y vomitivamente emotiva, pero ya había terminado, y a pesar de todo, el ya por fin casi universitario se encargaría de almacenar este recuerdo en su memoria por el resto de sus días. No más instituto. No más fachada perfecta —aunque modestia aparte, él era naturalmente perfecto—. Y adiós a todos esos imbéciles que se hacían llamar sus amigos y compañeros de clase. Sebastian podía empezar desde cero… o casi.

Un tirón en la manga de su toga hizo que el chico se detuviese para dirigirle una mirada inquisitiva al culpable. Allí, junto a él, con una irresistible sonrisita burlona dibujada en sus labios de fresa se encontraba Ciel.

—Así que ya eres todo un universitario —dijo el niño, alzando una ceja sin borrar su sonrisa—. La toga te sienta bien, aunque quedaría más bonita tirada en el suelo de mi habitación mientras lo celebramos.

Sebastian, tras comprobar que no había nadie merodeando por los pasillos que pudiese oírles, correspondió a la sonrisa de su pareja con una de las suyas.

—Nada me encantaría más, pero me temo que nuestra pequeña fiesta privada tendrá que esperar hasta mañana. Esta noche me toca ir con los chicos a celebrarlo.

—Oh… —musitó Ciel, todo rastro de alegría desaparecido de su rostro.

Sebastian resistió las ganas de suspirar y sujetó la mano de su pequeño compañero entre las suyas, entrelazando los dedos de ambos.

—Venga, acompáñame a terminar de vaciar mi taquilla —le propuso.

Ciel tenía el talento innato de hacerle sentir culpable con tan solo un pestañeo, y aunque su relación había mejorado notablemente, Ciel seguía siendo posesivo y acaparador sin siquiera darse cuenta. A veces, Sebastian encontraba la incesante necesidad del pequeño de estar cerca de él halagadora y divertida, pero en otras ocasiones esta se volvía molesta y acababan discutiendo.

El instituto estaba vacío. A estas alturas, la mayoría de los estudiantes habían regresado a casa con sus familias o habían salido con los amigos para celebrar su reciente graduación. Sebastian nunca olvidaría la mirada henchida de orgullo de Tanaka al verle recibir su diploma. Hoy había sido un buen día.

Ciel resopló y Sebastian apretó su mano con suavidad. Los últimos meses habían transcurrido con tranquilidad. No habían vuelto a tener noticias de Claude, ya que este no había regresado al instituto —para alivio de ambos—. No obstante, una nueva etapa se aproximaba dispuesta a cambiar la cómoda rutina a la que tanto Ciel como Sebastian se habían acostumbrado.

—Voy a echarte de menos —dijo Ciel de pronto, rompiendo el silencio.

Sebastian dejó de sacar libros de su taquilla y trató de contener el sentimiento de culpabilidad que llevaba varios días acosándole. No era su culpa que tuviese que dejar el instituto para entrar en la universidad. La vida avanzaba y él tenía que seguir adelante. Sin embargo, que Ciel hiciese una confesión tan sincera y vulnerable sin estar drogado o intoxicado no era propio de él; Ciel debía estar verdaderamente preocupado.

—Podrás verme todos los fines de semana que quieras. —Pero aquello no era suficiente y ambos lo sabían. Aunque no todos los días podían permitirse el lujo de pasar unas cuantas horas juntos, al menos Sebastian siempre sacaba unos minutos de su apretada agenda para estar con Ciel.

Sin amigos y con una tía negligente a su cuidado, y después de haber experimentado la maravilla que era tener a alguien cercano preocupándose por ti y tu bienestar de manera genuina, Ciel iba a sentirse más solo que nunca. Sin Sebastian no tenía a nadie más.

—Espero que eso sea una promesa —gruño Ciel, apartando la mirada.

—Lo es —replicó Sebastian, acuclillándose en el suelo y envolviendo los brazos alrededor de la cintura del pequeño, apoyando la barbilla suavemente contra su pecho. De esta forma, Ciel le sacaba una cabeza—. Yo también voy a echarte mucho de menos, ¿sabes?

Ciel se mordió la lengua para no responder, y Sebastian adivinó que el crío había estado a punto de soltarle algún comentario desagradable, pero lo importante es que se había contenido a tiempo. Poco a poco, Ciel iba aprendiendo que enfadarse y perder los estribos no era la forma correcta de solucionar sus problemas.

—¿Me das un beso? —pidió Sebastian, tratando de ignorar por todos los medios como el cuerpo de Ciel parecía temblar bajo sus manos.

Al principio, Ciel ni siquiera se dignó a mirarle, pero al final lo hizo, y en el momento en el que las miradas de ambos se cruzaron, Sebastian supo que, en verdad, iba a extrañar mucho a este niño problemático y carente de atención.

Los ojos de Ciel brillaban, si de la rabia o de la tristeza Sebastian no estaba seguro. Despacio, el niño se inclinó y cerró los ojos. Sebastian selló la distancia que les separaba y los labios de ambos se rozaron en un ósculo íntimo y rebosante de afecto.

—Tenemos todo el verano por delante para estar juntos —murmuró Sebastian contra los labios del pequeño.

—Entonces será un verano insufriblemente largo —bromeó Ciel, sonriendo un poquito.

Quizás las cosas saldrían bien. Después de todo, si a estas alturas nada había conseguido separarles, entonces, razonó Ciel, nada podría hacerlo. Por desgracia para Sebastian, ya nunca podría librarse de él.


Vale, ahora sí que sí, este es el final finaloso.

Sé que el epílogo es cortito, pero en mi opinión, todos los epílogos deben serlo. En fin, llevo unos días bastante horribles y no he tenido muchas ganas de escribir, pero por fin lo he terminado. Espero sinceramente que os haya gustado la historia, y repito, que no cunda el pánico, aún hay tiempo para que Sebastian trinche a Ciel de una vez por todas xd; recordad que aún quedan dos extras que subiré en una historia aparte.

Finally, muchas gracias a todos los que habéis seguido esta historia desde el principio. Me haría mucha ilusión que me escribiéseis un review contándome que os ha parecido la historia en general, momentos que os han gustado, momentos que no... who knows, lo que vosotros queráis.

Y con esto, me despido hasta mi siguiente actualización. Besitoooos.