Mientras más se acercaba la fecha de terminar el año más estaba seguro de que el momento de terminar la caza debía ser pronto. Quería empezar un nuevo año con él a mi lado, literalmente a mi lado, en la cama, acurrucado contra mí cuando estuviera completamente satisfecho, quería poder celebrar las fechas que él consideraba importantes con él como debía hacerlo una pareja, con él en mis brazos.
Esa noche Yuri estaba durmiendo temprano, las prácticas nos habían mantenido ocupados gran parte del mes, y habíamos decidido descansar unos días antes de ponernos a practicar de nuevo.
Me aproxime a su cama sigilosamente, solíamos pedir habitaciones distintas antes, pero últimamente ya pedíamos habitaciones con dos camas, cuando llegaba una competición Yuri se ponía demasiado nervioso y sin mí a su lado no dormiría, por supuesto era una excusa, pero funcionaba, solía aprovechar esos momentos para terminar en la misma cama que él, él poco a poco se había acostumbrado a eso.
Yuri dormía plácidamente de costado, de cara hacia mí, estaba con una leve sonrisa en su rostro y no pude evitar sonreír en respuesta, con movimientos ágiles me acomodé en el pequeño espacio junto a él, solo sobre las mantas, el murmuró medio dormido y no pude evitar agrandar mi sonrisa cuando incluso en medio de su sueño hizo espacio para mí, tan acostumbrado a mi cercanía que no la rechazaba, la aceptaba instintivamente.
Suspire mientras me acomodaba a su lado, simplemente observándolo, con su rostro durmiente a pocos centímetros de mi ¿Sería de los que se acurrucaban al lado de su amante? Conocía muchas facetas de él, y me encantó conocer a cada uno de ellas, desde el Yuri tímido hasta el Yuri seductor, pero aún me quedaba ese Yuri por conocer, el Yuri en la agonía del placer, el Yuri aturdido después del sexo, el Yuri excitado.
Gemí cuando mi miembro se engrosó dentro de mi ropa interior, no era como si en ella se ocultará mucho, tampoco es que quisiera ocultarlo, nos habíamos visto desnudos muchas veces, aunque siempre me he fijado en como Yuri intenta muy fuertemente no mirar mi ingle, aunque sé que de reojo igualmente mira, y sé que le gusta lo que ve, yo me siento muy conforme de mi cuerpo.
Tengo que moverme un poco para acomodarme, Yuri también se mueve y me roza, no puedo evitar gemir ante ese simple toque, muerdo mis labios y fijo mi vista en la pared, intentando calmarme, ya he estado meses conteniéndome, soy bueno en eso, esto no debería ser problema. Estaba tan concentrado intentando decidir si era momento de ir al baño a aliviarme o solo controlarme y quedarme a su lado que me sorprendí cuando bajé la mirada y vi sus ojos pestañeando hacia mí.
— ¿Victor? ― Luce confundido y entrecierra los ojos al no verme bien, mueve su mano para buscar algo, estoy seguro de que son sus lentes,
Aprovechó esos minutos para pensar rápidamente ¿inventar excusas, retirarme y esperar nuevamente o simplemente cazarlo ya?
Estoy sonriendo porque sé que siempre supe cuál sería mi respuesta.
Yuri aún no encuentra sus lentes, no estoy muy dispuesto a decirle que las moví a la cómoda cuando me acosté a su lado.
— Te he dicho veces que no te metas a mi cama así ¿Para qué crees que hay dos camas? — Yuri se queja palpando cerca de la almohada, pero frunce el ceño al no encontrar nada, palpa debajo, se levanta sobre un codo— ¿Victor no te acostaste sobre mis lentes?
No contestó, estoy esperando el momento en que su mirada se desplace sobre la cama, sobre mí. Sé el momento exacto en que ve mi erección, sus ojos se abren sorprendidos y luego aparta la mirada sonrojado.
— Uh…. Victor…
— ¿Qué pasa, Yuri? — Me preocupo de bajar mi tono un poco, dejando la insinuación de mi excitación clara, aunque con Yuri que mi voz baje unos tonos es muy fácil.
Yuri mira a todos lados menos a mí, nervioso, veo su nuez de adán moverse cuando traga.
— Tu…estás…tienes...
Me apoyo en un codo, como él, y con la mano libre sostengo su mentón, él luce tan nervioso como el primer día que me encontré con él en Japón, inseguro, confundido, perturbado de mi presencia tan cerca.
Vuelve a susurrar mi nombre, con duda en su tono, pero sus ojos brillan esperanzados, el sonrojo que cubre sus mejillas, pero demuestra que él quiere esto tanto como yo, simplemente lo sé, estaba esperando que suceda, esperando que lo cazara.
No se aleja cuando me aproximo, incluso cierra los ojos cuando ya estoy casi rozando sus labios, no me detengo, él no se mueve en el primer toque de labios, no sé si es nerviosismo o solo cedió a mí, pero aprovecho de asumir el control rápidamente, empujando nuevamente abajo, de espaldas, él no se resiste y eso casi me hace sonreír, él no se resistirá a mí, me gusta saberlo y me encanta imaginar hasta dónde llegarán sus límites.
Me separo solo unos centímetros para verlo bien, sus ojos cerrados, sonrojado y algo nervioso, puedo sentir el suave temblor de su cuerpo, noto como bajo la sabana comienza a tener una erección, incluso con la ropa interior se nota.
— ¿Estás de acuerdo con esto, Yuri? — Sinceramente ni siquiera quiero pensar en una respuesta negativa, mi mente ya está adelantándose varios minutos en lo que sucederá aquí, calculando cuanto alcanzo a dormir Yuri porque sé que no dormirá mucho ahora, y donde escondí el lubricante.
Yuri asiente y no puedo evitar sonreír aliviado, incluso satisfecho, él tuvo la oportunidad de huir, pero no la tomo, prefiero ser cazado, lamo mis labios, ansioso por lo que viene, la larga espera valió la pena. Mi presa está lista para mí.
Lo vuelvo a besar, esta vez sin contenerme, lamiendo sus labios mientras los instó a abrir sus labios para mí, lo hace, me deja entrar dejando salir un sonido bajo que me excita aún más, mi miembro aún más duro golpea su muslo y él se mueve debajo de mí al sentirlo.
Mientras mi lengua se mueve dentro de su boca con una mano bajo la manta que oculta parcialmente su cuerpo, él no se resiste, tímidamente comienza a participar en el beso, sé que él no tiene experiencia, pero eso está bien, yo puedo enseñarle todo lo que necesite.
Mi cuerpo vibra cada vez que mi boca traga uno de sus gemidos, cada vez que su lengua da un roce tímido y suave a la mía, cuando mueve sus labios como pidiéndome que lo saboree aún más, demostrando con esos pequeños gestos que él quiero esto tanto como yo.
Me separo cuando la manta ya desapareció de su cuerpo, me alegra saber que ha pillado algunos de mis hábitos, solo tiene ropa interior, y está tan duro como yo, le sonrío mientras mi mano baja por su cuerpo, rozó su pezón mis dedos, ni muy duro ni muy suave, solo probando como reacción, su cuerpo se sacude mientras su boca se abre, aprovechó de besarlo de nuevo y repito la acción con el otro pezón, el vuelve a gemir dentro de mi boca, lo halago capturando su labio inferior y soltándolo lentamente antes de volver a besarlo.
Yuri tarda solo unos minutos en estar aturdido por mis besos, sonrojado hasta las orejas, ya comenzando a sudar por el calor, su miembro duro entre sus piernas es evidencia suficiente para mí que está disfrutando esto, mi mano baja por su cuerpo, y me detengo en sus piernas, desplazándose entre sus muslos, instándolo suavemente a que abra las piernas.
Sus ojos me miran asustados, pero sus pupilas siguen dilatadas de excitación, asiento con la cabeza, diciéndole sin palabras que confié en mí, lo hace, separa un poco sus piernas, y masajeo sus muslos por dentro, complacido de que confié en mí, voy despacio, subiendo, lentamente, hasta rozar su ropa interior, él mueve sus caderas inconscientemente, como buscando que toque algo más, sonrió cuando se sonroja al darse cuenta de lo que hizo.
— Levanta un poco, aquí— Tiró su ropa intentando bajarla, el vuelve a estar asustado, sus grandes ojos me miran inseguros, pero detrás del susto hay ansias de esto, levanta sus caderas con movimientos dubitativos, de un tirón bajó su ropa interior, y aprovecho de arrancar la mía también, antes de ponerme sobre él.
Sé que estoy dando una sonrisa extraña, traviesa, depredadora, el solo hecho de verlo bajo mí, tan excitado, tan sonrojado, tan deseoso de mi como yo de él. Él me mira sorprendido, seguramente intentando entender mi sonrisa, mis caderas bajan solo un poco para dar un suave roce a su miembro con él mío, gime y levanta sus caderas, buscando más, sonrió encantado con su respuesta y vuelvo a besarlo.
Paso varios minutos dándole caricias suaves y calmantes, llevándolo al borde y luego yendo suave de nuevo, estimulándolo a que él busque mi contacto, a gemir por más, cuando su cuerpo ya se ha adaptado a mi toque me inclino al velador, buscando lo que ahora recuerdo que escondí, la botella de lubricante y los preservativos.
— Esto es un poco tarde, pero estás seguro, ¿verdad? — puede ser egoísta, pero mis manos se deslizan a tocar su miembro antes de que respondan, persuadiendo, tengo un leve miedo de que huya, de que se dé cuenta de que esto no es cosa de una vez, de que, si me deja seguir ahora, ya no tiene escapatoria, pero no puedo detenerme ahora, no ahora que está por fin debajo de mí, desnudo, aceptándome.
Yuri siempre me sorprende, el Yuri que patina, el Yuri en la vida normal, no debería haber esperado menos del Yuri en la cama, pero de igual forma me tomó de sorpresa cuando sonríe, una sonrisa entre tímida y seductora que me deja aturdido unos segundos, él aprovecha eso para baja mi cabeza e iniciar otro beso.
Estoy seguro que eso cuenta como un sí, así que maniobró para elevar sus piernas, como buen patinador es increíblemente flexible, me separo del beso sonriéndole y sus ojos brillando con confianza y deseo por mí, eso me conmueven y excitan aún más.
Me tomo mi tiempo preparándole, disfrutando el cómo me aprieta mis dedos, el cómo sus caderas se mueven, el cómo gime cada vez que deslizó dentro, el realmente gime fuerte cuando rozo su próstata, su cuerpo se sacude, y abre más sus piernas, casi inconscientemente, pero para mí una indirecta muy clara de que quiere algo más dentro de él.
Está listo.
Acomodo cojines bajo sus caderas y lo veo nervioso de nuevo, pero sigue duro, y sigue invitándome con sus ojos, murmuró palabras calmantes mientras me acomodo contra él, elevando sus piernas, ni siquiera pienso en hacerlo en otra posición, necesito verlo, ver cuando esté listo para empujar más profundo, para moverme, quiero ver sus reacciones, ver como disfruta esto.
Comienzo a empujar.
Su cara se tuerce al principio por el dolor, así que voy lo más lento que puedo, pero es tan apretado como esperaba de un virgen, suave, caliente, y muy, muy estrecho, haciéndome gemir mientras empujo más profundo, él mantiene su mirada unos largos segundos antes de cerrar los ojos, por fin está todo dentro, acaricio su mejilla, preguntándole si está bien, él asiente, avergonzado, sonrojado, pero confiando en mí.
Me tomo mi tiempo, lento y pausado, saliendo y entrando en él, intercalando mi mirada entre su rostro, su cuerpo y el lugar donde nuestros cuerpos se unen. En algún punto su rostro se relaja, sus ojos parecen sorprendidos y me mira, le sonrió, sabiendo que está preparado para mí.
Amo cada minuto de ello, el cómo me recibe, el cómo arquea su espalda para mí, como abre sus piernas como si quisiera que entrará más profundo, como me mira rogándome más, como gime cada vez que empujo en casa, como jadea cuando salgo, sus manos bajan por su cuerpo hasta sus propios miembros y gimo ante la vista, mis caderas se sacuden un poco más fuerte al verlo masturbarse debajo de mí, veo que muerde sus labios acallando sus gemidos y me inclinó a besarlo.
— No te contengas Yuri, quiero que gimas para mí.
El gime como si mis palabras le hicieran algo o tal vez solo fue porque empuje un poco más duro, regañándolo por callarse esos deliciosos sonidos, estoy perdiendo el ritmo lento que quería, pero no puedo detenerlo, es demasiado receptivo a mi toque, demasiado ansioso por mí, hace que mi mente se nuble.
Me obedece y suelta sus labios, gime para mí, dejando escapar todos los sonidos que contenía en su garganta, ahora yo debo morder mis labios, intentando no perder el control, si tuviera que ser honesto, diría que ya lo estoy perdiendo, estoy yendo demasiado rápido, demasiado profundo, pero no puedo parar, no cuando él murmura entrecortadamente mi nombre, no cuando gime así para mí, y entonces suelta esa palabra, entrecortada, jadeando, pero clara para mí.
Pide más.
Yo no soy lo suficientemente fuerte como para controlarme, no cuando tu amante está rogando por ello, así que me suelto, tiró mi control, casi escucho como se rompe la contención que he guardado por meses y empujo profundo en él, más que antes, parece sorprendido y sus ojos se abren mientras me mira, y un grito escapa de sus labios cuando empujó en él, sus piernas ampliamente abiertas se sacuden antes los embistes constantes, sus manos van a mis brazos, como esperando sujetarse de algo firme, escucho crujir la cama, la cabecera golpeando la pared, veo que estoy yendo muy rápido pero ya no puedo detenerme, empujando dentro, golpeando su próstata, saliendo de nuevo, hasta la punta y empujando al calor de nuevo, tan fuerte como mis músculos lo permiten, él se sujeta fuerte de mi mientras suelta un sonido, un gruñido, un grito, un gemido, una palabra entrecortada cada vez que me recibe.
Nunca dice detente, nunca lo dice, así que no me detengo y solo sigo dándole más, después de todo él lo pidió, aunque tal vez no esperaba tanto, pero sé que puede con ello, si sus sonidos y movimientos dicen algo sé que estoy en el lugar correcto, así que sigo golpeando ese lugar, adorando como se estremece y grita para mí.
El Yuri en la agonía del placer sin duda es delicioso.
Me inclinó a besarlo cada cierto rato, intentando recuperar mi control, durar más, lo beso descuidadamente, a él no parece importarle, cada vez que me alejo persigue mi boca mientras doy movimientos menos fuertes pero constantes en su interior, pero luego vuelvo a enderezarme y vuelvo a golpear duro y rápido dentro de él, y él vuelve a tirar su cabeza hacia atrás, a arquear su espalda, aceptando lo que le entrego. Grita y gime para mí, sonidos deliciosos que debería poder grabar en mi mente, pero está bien, sé que con el tiempo los recordare fácilmente, porque los escucharé seguido.
Me concentro intentando detener mi orgasmo, pero estoy empujando tan rápido como puedo, tan duro como puedo, tan profundo como su cuerpo me lo permite, el gime, regalándome sus sonidos, y mueve sus caderas para participar, su espalda se mueve como si intentara llevarme más profundo, sus piernas se abren para que pueda darle más, adoro eso. Beso, lamo y mordisqueo su cuerpo y sé que dejé unas marcas aquí y allá, él solo puede dejar que le de placer a su cuerpo, su agarre en mis brazos se hace más fuerte, y murmura mi nombre entrecortado, intercalando las silabas entre sus gritos y gemidos de placer, a veces murmurando silabas que no entiendo, pero yo no me detengo, se me pasa por la mente que estoy dándole demasiado, es su primera vez pero no puedo detenerme, puedo hacerlo suave y lento después, las veces que quiera, aún queda toda la noche por delante y él ya durmió unas horas, pero ahora necesito esto, solo así, solo darle todo lo que he contenido, y él no parece no quererlo, no de la forma en que mueve su cabeza y grita hacia el techo, de la forma en que su miembros brilla con pre-semen, en como aprieta su canal como si no quisiera dejarme ir.
Incluso sin haberse vuelto a tocar se corre, apretando su canal tanto que me hace gruñir para seguir empujando en él, veo sus ojos cerrarse en éxtasis, exponiendo su cuello mientras grita, sigo embistiendo en su interior, mi ritmo se descontrola al verlo correrse, al solo sentir como me aprieta en su interior, el solo hecho de saber que lo lleve al orgasmo solo con mi miembro.
Doy unas cuantas estocadas más intentando dar en su próstata, pero mis caderas se mueven por su cuenta, solo queriendo empujar profundo en él, queriendo estar muy dentro de él cuando me corra, lo logró, ahogó un grito al correrme, me mantengo quieto unos segundos, pero luego sigo dando movimientos dentro y fuera de él hasta que no me queda más que dar, espero unos segundos, no queriendo salir de él aún, pero estoy sensible, me deslizo suavemente fuera, él suelta un gemido y tengo que tragar ante la vista de su cuerpo aún abierto para mí, ato el condón rápidamente y lo arrojo, es demasiado pronto para otra vez, ya me descontrole bastante con él, no es que me arrepienta de eso, porque he disfrutado cada minuto, pero me hubiera gustado mostrarle que puedo ser un amante más apasionado y tranquilo, se lo demostraré, en algún momento de la noche, o simplemente alguna noche, tenemos un largo futuro para eso, así que me tranquilizo y me acuesto a su lado.
— ¿Estás bien?
Yuri me mira, tan aturdido que siento como mi pene intenta volver a la vida, esa mirada es demasiado para mí, sus ojos brillantes, sonrojado, cubierto de sudor, lo beso lentamente, lo cual solo logra el efecto contrario, queda más aturdido que antes, con una sonrisa satisfecha y boba en su cara.
Mi pene no puede luchar contra ese rostro y se endurece un poco.
— Muy bien— Susurra, lame sus labios, como intentando saborearme más.
Gimió excitado, y lo abrazo, me rindo, con Yuri es imposible ir con calma.
— Solo dame unos minutos y puedo hacerte sentir muy bien de nuevo.
Él se ve sorprendido, pero me sonríe, sonrojado, pero parece esperanzado.
— ¿Cuántos minutos exactamente?
Tiene esa sonrisa traviesa en sus labios, esa seductora, mi mano se mueve a su trasero y aprieto, no muy suavemente, el me regala un pequeño grito y una mirada curiosa.
— No me tientes Yuri, serás el único avergonzado cuando mañana no puedas levantarte.
— Pero creí que mañana no tenía que salir.
Lo beso, porque sé que si sigue hablando no descansaré nada, pero él se aleja un poco, su mano baja por mi cuerpo, rozando mi miembro cada vez más duro.
Su rostro se sonroja, pero puedo ver como ambos estamos duros de nuevo.
— Victor, por favor — Su voz está avergonzada, hasta la punta de sus orejas enrojecen, pero el mensaje está claro.
¿Cómo pude olvidarlo? Este chico tiene tanta resistencia que me sorprende, pero sonrió, en la pista no puedo seguirle siempre, pero en la cama sí, estoy seguro, con Yuri no tengo problemas de darle todo lo que quiera y más.
Me acomodo sobre él de nuevo, es increíble cómo se sonroja aún más, pero abre sus piernas para mí.
En solo unos minutos tengo a Yuri gimiendo para mí de nuevo, mañana no podrá levantarse lo presiento, pero está bien, lo cuidaré, y si se queda en la cama aprenderá que no está bien tentarme, de verdad, esta presa es demasiado atrevida por su propio bien, pero aprenderá cuando puede tentarme y cuando no, porqué de hoy en adelante aprenderemos mucho más el uno del otro.
Mientras sus manos se aferran a la sabana y grita para mi sé que he hecho bien esperando para este momento, nunca había disfrutado tanto una caza en mi vida, y sé que esto solo es el comienzo.
Lamo mis labios, impulsándome dentro y fuera, definitivamente es la mejor presa que he tenido.
[FIN]