Naruto no me pertenece, es propiedad de Kishimoto-sama. Sin embargo, la siguiente historia es mía en su totalidad.

Espero que les agrade.


El auto estaciona frente a la estación de televisión, escucho la puerta de Shikamaru abrirse, mi conductor, y poco después con la que está a mi lado pasa lo mismo. Me acerca una de sus manos para ayudarme a salir, y yo lo hago, con elegancia, sé que afuera están aguardando algunos paparazis por alguna foto mía después de mis irreverentes vacaciones.

Les sonrío al identificarlos y espero a que Ino, mi representante, también baje de la limosina, le damos las gracias al chofer, quien recuerda que nos estará esperando en la puerta a penas salgamos de la entrevista a la que he accedido a venir hoy.

El show de Akiyama Hiroto es uno de los más populares de la ciudad, el más influyente en cuanto a cotilleo y artistas de moda.

Entramos al estudio, donde una de las productoras del programa nos espera con una sonrisa y comiendo ansias. Al verme me da un beso en la mejilla a modo de saludo, habla por su auricular y nos guía a Ino y a mí hasta el área de maquillaje donde me darán algunos retoques antes de salir a escena, ya que el programa es en vivo.

Llegamos a uno de los camerinos, pues hay muchos e inmediatamente soy sentada en una de las sillas, una de las mujeres de maquillaje se acerca a mí con ojos casi en estrellitas, le sonrío un poco y ella se pone manos a la obra.

Cerca de cinco minutos después ya estoy completamente lista, según la maquilladora, quien lo único que tuvo que hacer fue colocarme polvo en la nariz y agregar un poco de brillo a mis labios.

—Gracias —Me arreglo mi largo cabello, el cual casi cubre mi trasero ahora, pese a que lo use por los hombros hasta los 18 años. Cuando estoy satisfecha me levanto de la silla, seguida de Ino y juntas salimos del lugar después de despedirnos de la mujer.

—Ya estás haciendo mellas aquí, ¿eh, frente? —Se burla cuando uno de los camarógrafos deja su utensilio de trabajo a un lado para mirarme con descaro. Ruedo mis ojos y sigo mi camino para encontrarme con el conductor del programa.

―¡Sakura Haruno! ―Saluda con una sonrisa en su rostro aniñado, pese a ser mayor que yo, eso me confirma una cosa, no solo las mujeres usan botox en la actualidad. Me da un corto abrazo y alaba mi apariencia, admirándome de cuerpo completo, pero él, al contrario del camarógrafo de minutos antes solo me admira, no me desviste con la mirada―. Luces hermosa, chica, definitivamente el rojo es tu color.

Rio un poco con lo que ha dicho.

―Gracias ―Pero no se detiene ahí su inspección, toma una de mis manos y me hace dar una pequeña vuelta, sé que me veo bien, eso es importante para cada aparición en público en la carrera de una modelo. Además, mi blusa con encaje rojo que deja dos dedos de abdomen a la vista me ha encantando tan solo ponérmela, al igual que la falda alta, del mismo color y hasta debajo de las rodillas, debo admitirlo, favorece a mi trasero como nunca nada lo había hecho antes. Eso, completado con mis altos zapatos color piel y los accesorios en dorado, han hecho de mi apariencia el siguiente hito en las revistas―. Es definitivo, volverás locos a mis invitados de hoy.

―¿Cómo podría volver loca a otra modelo? ―Pregunto escéptica, pues lo que me dijeron al pactar la entrevista era que compartiría la hora que dura el programa con una compañera de oficio.

Akiyama sonríe con malicia y me guiña un ojo, dejando por fin mi mano y dando un paso atrás.

―No habrá otra modelo, ha cancelado así que invitamos a otro señor del espectáculo.

Ino entonces toma la batuta y se presenta.

―Soy Ino Yamanaka, la representante de Sakura, no estaba al tanto de esto ―Habla, porque es verdad―. ¿Quién será el invitado sorpresa?

El animador ríe un poco y después niega con su cabeza.

―Les gustará chicas, se los juro. A todos nos gusta ―Muerde su labio al decir esto último. Debe estar realmente bueno el otro invitado, de seguro.

Mi coordinadora en todo quiere refutar, pues eso no estaba en el acuerdo, aunque al final la detengo, diciéndole que no hay problema. Solo será otra persona con quien conversar en el programa.

A regañadientes, mi representante y mejor amiga asiente. Akiyama se despide y va hacia los camerinos. Un par de minutos después me encuentro en la entrada, o lo que hacen parecer pues cada invitado es puesto de pie allí para que cuando entre la cámara lo enfoque de lleno. Inicia la cuenta regresiva y yo cierro mis ojos y suspiro profundamente, es lo que hago cada vez que asisto a un compromiso de esta índole.

La voz del conductor pronto hace acto de presencia así que aguardo en silencio hasta que escucho mi nombre, planto una sonrisa en mi rostro y me dispongo a bajar los cinco escalones debidos para llegar a su lado, ya que se ha puesto de pie para ayudarme.

Me da un nuevo beso en la mejilla y le comunica a la audiencia lo hermosa que soy en persona.

―Es enserio, sus fotos no le hacen justicia ―Creo que me sonrojo un poco porque uno de los camarógrafos rompe a reír, aunque es callado al instante por el director.

―Eso sí que es un piropo ―Digo, riendo levemente y siguiéndolo cuando me insta a tomar asiento en uno de sus sillones azules.

―Antes que nada, siento la necesidad de preguntar, ¿dónde has conseguido ese fabuloso bronceado, nena?

Miro mis brazos y me paso las manos por ellos.

―En California. ―Admito, otra sonrisa aparece en él. Sé lo que vendrá a continuación.

―Uy, eso me recuerda al asunto de tus vacaciones ―Cruza las piernas y pone su codo sobre el posa-brazos del sillón, se está acomodando―. ¿A escondidas, eh? ¿Eso fue por algún motivo en particular?

―Depende, ¿a qué te refieres con particular? ―Me hago la desentendida.

―Vamos, sabes a que me refiero ―Niego con mi cabeza y tomo un poco de mi taza con té―, ¿Un nuevo amor?

Dejo la pulida porcelana sobre la mesa de cristal que está frente a mí y arqueo una ceja.

―¿No crees que sería más fácil quedarme aquí de ser así? ¿Para qué huir?

―No lo sé, privacidad quizás… Eso es lo que anhelan los artistas de hoy en día, porque según ―Hace comillas con sus manos―, nosotros los periodistas no les damos su espacio personal.

―Bueno, eso de la privacidad es un poco controversial…

―Sí, sí, pero no te desvíes de mi pregunta ―Me señala con su dedo, encantado al preguntar―: ¿Hay un amor en la mira? Vamos, Sakura, no nos dejes a oscuras.

―¿Cómo a los demás? ―Me burlo―. ¿Qué te hace creer que daré detalles esta vez?

Se sienta como todo un macho alfa en su silla y me regala una sonrisa arrebatadora, me hubiese mojado si no fuese gay.

―Porque soy irremediablemente guapo, nena, no debe ser difícil sacarte un poco de información.

La audiencia estalla en risas al igual que yo, este hombre no tiene remedio.

―Pues ahí te equivocas.

―¿De verdad? ¿No dirás nada?

―No, por lo menos no de mi situación amorosa.

―Pero, ¿por qué? ―Siento que todas las cámaras me enfocan a mí.

―Porque simplemente no hay ninguna. ―Respondo suavemente.

Varios hombres comienzan a gritar «Yo puedo ser el primero»; «Eso no es posible» y mi favorito: «¡Cásate conmigo!» el cual logra hacernos estallar en risas nuevamente, pues se escuchó claramente.

―Vaya, vaya, chica ―Dice el líder del programa con una mano en su tabique―. Debería molestarme contigo por alborotar de semejante manera a la audiencia.

―No fue intencional.

―Entonces, ¿no hay ningún hombre ocupando tu corazón actualmente?

―No, ninguno. Ahora estoy concentrada en mi carrera y mi familia.

―Cierto, escuche que trajiste a tus padres a vivir a la ciudad, ¿no es así?

Asiento un poco mientras bebo unos sorbos de té.

―Me costó muchísimo convencerlos, pero sí, aquí están. Ya conmigo.

―¿Les compraste una casa?

―No podía hacer menos ―Admito―. Ellos me dieron todo, educación, valores, amor, siempre quise retribuírselos y mira llegó el día.

Un coro de «Eres la mujer perfecta» se abre paso en el estudio y yo saludo a quienes creo lo han iniciado.

―Eso es hermoso, los padres siempre se merecen lo mejor ―Concede.

Un par de preguntas más, algunas indiscreciones que dejo pasar y varias bromas después vamos a comerciales. Me anuncian que para la próxima pauta entrará el otro invitado.

Bebo un poco de agua, escucho a Ino cuando me indica que mis redes sociales han colapsado por tantos mensajes y publicaciones, que reaparecer después de dos meses entre las sombras ha sido algo parecido a un impacto nacional.

Retomamos las grabaciones y me acomodo de nuevo en el sofá familiar.

Reinician la cuenta regresiva y yo me pongo derecha, Hiroto dice algunas cosas a la cámara y se prepara para presentar al siguiente invitado.

―Más de una mujer suspirará en sus casas, ya lo imagino, pero bueno, era lo menos que podía hacer después de darle semejante visión a los hombres de la casa con nuestra invitada de hoy ―Sonrío divertida cuando me señala, simulando querer parecer discreto―. Ahora es su turno, chicas, me lo agradecerán ―Retoca su cabello rápidamente y reacomoda la chaqueta de su traje―. Modelo, actor, ha aparecido en algunos videos de marcas reconocidas de ropa y ahora, también se está labrando un camino en la carrera de diseñador de prendas para hombres. ¿También se postulará para presidente? Él mismo lo responderá a continuación ―Se pone de pie y me insta a hacerlo también―. Con ustedes, ¡Sasuke caliente Uchiha!

Iba a aplaudir, pero su repentina mención me lo ha impedido. Esto debe ser una broma de mal gusto. Miro a Ino, quien está de pie al lado de la cámara tres y ella rápidamente habla con uno de los productores para al final corroborarlo, es él.

Mierda.

Tomo un respiro que nadie nota y me prometo a mí misma no flaquear.

Justo por el mismo sitio en el que antes aparecí yo, está él, con su andar de hombre sexy y una media sonrisa en su rostro. Saluda hacia las cámaras mientras camina hacia nosotros, el entusiasta animador se acerca y le estrecha la mano, queriendo parecer serio para después guiñarle un ojo, detalle que logra que nuevamente el publico grite eufórico, más de lo que lo ha hecho desde que el azabache entro a escena. Después, casi como a cámara lenta se gira hacia mí y se acerca.

―Hola ―Dice, y yo solo asiento, sin ganas de dirigirle la palabra. Tomamos posicion en nuestros lugares y aguardamos a que el público de Sasuke se calme.

―Muy bien, muy bien ―Comienza el otro hombre―. ¿Ustedes tienen algún problema?

Negamos al instante, aunque yo soy la única en exteriorizarlo.

―Ninguno.

―¿Por qué, díganme ahora, no se han saludado como de costumbre?

―¿A qué te refieres? ―Interviene Sasuke esta vez.

―Con un beso en la mejilla ―Dice el otro, como si fuese lo más obvio.

―¿Es necesario? ―Sueno divertida, aunque la realidad es que más incomoda no podría estar.

―Sí.

Le doy una sonrisa que espero no parezca tenebrosa al conductor y pese a que en realidad no quiero, me giro un poco para darle el obligatorio beso al Uchiha, solo que no contaba con una cosa, que él ya se estuviese acercándose a mí y en vez de plantármelo en la mejilla, por lo que parece ser un error, el contacto cayera en mis labios.

Los presentes, incluyendo al que armó todo esto, jadean.

Yo solo soy capaz de abrir mis ojos desmesuradamente y apartarme lo más rápido cuando me entero de lo que ha pasado.

―Lo siento ―Escucho que el hombre a mi lado murmura.

Niego con mi cabeza.

―No es nada.

―¡¿Nada?! ―Interfiere un sorprendido conductor. ¿Por qué les extraña esto?

Después de todo solo fue un error.

―Solo fue un mal cálculo ―Intervengo, para no dar pie a futuros rumores.

―¿Podemos repetir el momento? ―Pregunta Hiroto a los encargados de la cámara, estos asienten. No puede ser.

A un lado de mi ubicación se enciende una pantalla que antes solo tenía el logo del programa y reproduce, a cámara lenta, el contacto improvisado.

Cubro mis ojos con mi mano.

―Eso fue sexy ―Escucho.

―Solo fue un error ―Dice Sasuke esta vez, lo miro y me encuentro con otra incongruencia más en la noche, me está taladrando con la mirada.

―Vaya, vaya, ¿son ideas mías o aquí hay atracción? ―Murmura encantado de la vida.

―Nada de eso ―Es mi turno de decir.

―Sé lo que vi.

―Un percance ―Dice Sasuke encogiéndose de hombros―. Tampoco es como que sea el fin del mundo.

―En eso tienes razón ―Concede―, no es el fin del mundo, pero quizá sí el inicio de algo.

Ruedo mis ojos al escucharlo, ¿por qué tienen que hacer una tormenta en un vaso de agua?

De repente pienso que asistir a esta entrevista fue un gravísimo error.

Cuando todo culmina y por fin soy libre de dejar el estudio, lo hago gustosa. Me encuentro con una acalorada Ino que se abanica el rostro con su mano y no quita la mirada de Sasuke. Ruedo mis ojos.

―Despierta de tu sueño, nos vamos ―Saco de su ensoñación. Se sonroja un poco más al darse cuenta de lo mismo que yo―. ¿Shikamaru está en la primera entrada?

―Sí. Vamos ―Se nota que le gusta lo que ve, pues no logra quitarle la mirada de encima al hombre que estuvo a mi lado la última media hora.

Comenzamos a andar, me despido de Hiroto y me dispongo a salir del lugar, cuando una voz me detiene.

―Espera ―Y eso hago, como una tonta. Él se coloca delante de mí y me mira, escucho a Ino suspirando a mi lado.

―¿Sucede algo?

―¿Tienes unos minutos? ―Parece que le cuesta preguntar.

―¿Para qué?

―Hablar.

Miro a Ino y frunzo el ceño, es mi amiga, no debería estar babeando justo ahora por este hombre. Mucho menos siendo conocedora del motivo por el que lo repudio.

―No hay nada que hablar, además ―Rodeo su cuerpo―, tampoco quiero hacerlo.

Y así, lo dejo hablando solo en los pasillos, pues casi debo arrastrar a una encandilada Ino conmigo para al final poder salir del lugar. A penas me subo al auto le pido a Shikamaru que me lleve a la casa que se encuentra a las afueras de la ciudad, aquella de la que ningún periodista sabe y en la que me quedo cada vez que necesito estar sola.


Inicio raro, lo sé xD pero ni modo, espero que les guste.

Nos leemos pronto.