¡Hola Corazones!
Al fin, después de tanto y tanto tiempo he vuelto a actualizar, y sí que me he tardado, espero me disculpen por la tardanza, pero no puedo hacerlo de una manera distinta, ustedes más que nadie son conocedores de la cantidad de historias que tengo por actualizar y mi vida personal es otra que no me deja avanzar, espero poder seguir escribiendo, como he venido practicando por tantos años. Así que espero este capítulo des guste mucho más. Sin más espero lo disfruten.
Los personajes de Dragón Ball Z No me pertenecen, son propiedad de Akira Toriyama y yo solo los tomo prestados para mera diversión.
Basado en el libro de 50 Sombras De GREY y 50 Sombras De GREY Contada Por CHRISTIANdela escritoraE.J. JAMES
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MoonWalker/Otaku/Jacksonera: Butterflies
PD: Perdón si tengo algún errorcito de ortografía
PD2: Perdón por demorar tanto xD
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Mirar al techo como si en él se reflejar algunas de sus películas favoritas había sido la única manera de perder el tiempo, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que llego al apartamento, pero desde hace un buen rato había dejado de oír a Bulma revoloteando por todo el lugar sin dejar de cada maldición hacia su persona completamente enfurecida. Ahora solo era ella y la luz del sol filtrarse por la ventana de la habitación, solo eso había estado rondando sus pensamientos o al menos eso era lo que quería hacer, si quiera se había relajado adecuadamente solo porque escenas incongruentes iban y venían, como un pésimo video clip sin nada de presupuesto ¿Desde cuándo se había vuelto costumbre perderse en pensamientos en su cuarto? Al parecer parecía hacerlos muy seguido.
La imagen del rubio pegado a ella había vuelto haciéndola exhalar un suspiro ante el desespero, un segundo había tardado en desconcentrarse para volver a pensar en él, en sus palabras, sus leves roces o el exquisito aroma que despedía su cuerpo, había estado a nada de dejarse llevar por ese hombre, casi cediendo todo lo que su persona pudiese ofrecer que ni ella sabía cómo había logrado huir de tremendas garras,
"¿Que me está haciendo este hombre?"
Pequeños actos que la empujaban a mala interpretar cada una de sus acciones o movimientos y no era por nada, pero ese hombre era el pecado en carne, para su cuerpo, una tentación muy difícil de evitar y su libido dormido no había tardado en reaccionar ante sus actos, siendo el responsable del endurecimiento de sus pezones ¿En qué demonios estaba pensando? En ese pequeño lapso había deseado entregarse a ese hombre tan desconocido, porque ese era uno de los problemas, el no conocerlo. tal figura en ese Hotel de quien sabe cuántas estrellas, junto a la cama donde había pasado las últimas horas de su vida a su merced, Mordió su labio mientras sus manos subían a jugar con sus cabellos. Se había arriesgado demasiado por propasarse con la bebida además de haber quedado expuesta y vulnerable a semejante "Bestia" vestida en paño y colonia de 2 millones de dólares. Justo en ese momento aún permanecían latentes esas caricias y el fresco aliento golpeándole en el oído, hasta juraría que podía escucharlo en medio del cuarto.
—Contrólate... — chisto mientras hundía su rosto en la almohada olor lavanda, apretó sus parpados y soltó un pequeño gritillo mientras un leve flashback de esa mirada bestial envuelta en un color esmeralda la asechaba desde la oscuridad de su conciencia —Basta... — se levantó de un salto mientras intentaba tomar un par de bocaradas de aire mientras caminaba de un lado para el otro en su pequeña habitación, sacudió su cabeza y se obligó a mirarse en el pequeño espejo del tocador donde la blusa color verde apretaba a sus turgentes senos enseñando la evidencia de esos molestos pensamientos. Se mordió la esquina de su labio esperando que el dolor de esa acción disipara su mente. Tenía que centrarse, sus estudios estaban a un paso de finalizar y las practicas aún no habían sido gestionadas, debía de tener esa opción antes de caer en la lujuria de su cuerpo, tenía planes, metas sin cumplir y logros que cosechar, no podía dar cabida a los pensamientos pecaminosos en ese momento, ya no era una chiquilla. Asintió pesadamente sin dejar de mirar al espejo y con un leve bufido se encamino a la puerta de la habitación. Necesitaba aire, algo que le ayudara a ventilar sus emociones, abrió la misma y salió a paso rápido casi como si fuera cosa de todos los días, encaminarse a la guerra no era para todos, un pequeño ruido y uno de los cojines del sofá se estampo contra su cabeza empujándola hacia la pared que iba hacia la cocina —Ay — chisto antes de buscar a su atacante viendo a la peliazul sentada en el mullido sillón con las piernas cruzadas sobre el mueve y con un cojín en su mano, acentuando el puchero de sus labios y el fruncir de sus cejas.
—¡Eres una tonta! — lanzo su arma de ataque sin llegar a golpear estaba vez a la morena gracias a sus reflejos mientras escapaba hacia la cocina en busca de un escondite —¡Lo arruinaste todo! — alego de nuevo la chica mientras se levantaba con pasos torpes llevando una enorme almohada consigo que había servido de peluche para estrujar mientras esperaba la salida de la morena —voy a matarte...
—Cálmate Bulma — suplico la morocha mientras empezaba una persecución en la pequeña cocina dejando caer una que otra olla al suelo sin lograr ser golpeada —¡Bulma! —se frenó para sujetar las muñecas de la ojiceleste mientras esta no dejaba de manotear y maldecirla cada que cruzaban miradas.
—¡Eres una infeliz! ¡Dañaste todo el romance! —volvió a gruñir, esta vez zafándose de su agarre atacando a la morena con toda su fuerza, no teniendo de otra que dejarse caer al suelo mientras cubría su cabeza en posición fetal mientras esta se desquitaba con la mullida almohada —¡Ese hombre ya no me buscara! ¡Eres una egoísta! ¡Como tienes al señor Son para ti sola! ¡Envidiosa! —cansada y agitada dio el último golpe antes de caer sobre el suelo esperando haber dejado inconsciente a la morena, mas esta se levantó con total lentitud con una pequeña sonrisa en los labios antes la absurda escena montada por la joven Brief.
—¿Ya estas más calmada? —pregunto suave recibiendo una mirada asesina por parte de su compañera de cuarto —Vale, vale, no te pongas así.
—¿Cómo quieres que no me ponga así? ¡Me espantaste al adonis! — sus ojos precian querer escupir fuego, sus delgadas cejas habían formado un arco amenazador casi queriendo sacar las cuencas de su rostro.
—¿Al enanito? — un almohadazo nuevo la hizo callar mientras volvía a caer sobre el tapete de la entrada, sintiendo un cosquilleo incomodo en su nariz, ese golpe si le había dolido.
—¡Era el hombre perfecto! Un dios en la cama, un excelente compañero y alguien nuevo con quien charlar, eres una maldita — su voz había bajado estrepitosamente un tono y el sonido ronco casi gruñido de su voz la alerto del nuevo golpe que estuvo a punto de recibir pero alcanzo a sujetar la almohada y la lanzo lejos, casi hasta la puerta del baño mientras se sentaba de nuevo y evitaba los manoteos infantiles de Bulma, odiaba cuando se ponía en la tónica de niña pequeña y mimada; nunca había podido calmarla realmente, siempre debía tomar el soborno como una forma de apacigüe con ella.
—¡Cálmate! ni que no lo volvieras a ver... — una palma resonó en el apartamento al ser golpeada en su muslo tenso, donde la tela de ese pantalón parecía apenas una segunda piel, siendo el culpable de no disminuir el dolor de aquel impacto —¡Ay! ¡Bulma!
—¡Egoísta! — las manos de la morocha habían ido a parar a su muslo sobando apenas un par de segundos siendo testigo como otro ataque venia directo a su cuerpo —¡Todo es tu culpa! ¡Todo! ¡Todo! ¡Maldita!
—¡Bulma! ¡Ya cálmate! — alego de nuevo mientras se cubría y sujetaba los antebrazos zarandeando esta vez a su compañera antes de que esta callera sobre su regazo y fingiera llorar ante sus actos, provocando que torciera sus ojos y soltara un bufido. Como odiaba esa reacción.
—Era el hombre perfecto, y ya no volveré a verlo...
—¿Qué no intercambiaron teléfonos? —comento mientras apoyaba su mano en la cabeza de la chica y acariciaba sus cabellos dejando su cuerpo levemente inclinado hacia atrás con ayuda de su otro brazo. La ojiceleste negó con su cabeza obligándola a simular importancia ante su pataleta, aunque prefería mil veces aguantar esas riñas tontas antes que ver a ese enano con cara de duende rondar por su apartamento con su joven y alocada roomie, no quera ser paño de lágrimas, no después de la última pareja de la peliazul y menos con el tono altanero con la que el hombre se había dirigido a ella ¿Quién se creía que era?
"Maldito Enano"
—Iba a pedírselo cuando llegaste, arruinaste el momento —se levantó del regazo lista para una nueva lucha, dejando ver sus ojos llorosos y como su labio inferior temblaba —¿¡Por qué tenías que haber llegado!?
—Pues disculpa por llegar a mi apartamento, te recuerdo que también vivo aquí — resoplo mirándola ceñuda mientras se señalaba con la mano que había estado consoladora. Pero su rostro cambio a uno intrigado cuando se fijó en la cara que se había transformado frente a ella mientras le regalaban una sonrisa para nada comprensiva o tierna—¿Qué? —enarco su ceja derecha alzando un poco su tono de voz.
—¿Cómo te fue? —se enderezo un poco volviendo a fruncir sus cejas apenas un par de segundos, donde sus pensamientos habían dado una vuelta de 180° sin saber cómo había logrado recordar las palabras dichas por el pelinegro, había agradecido que en toda la noche no hubiese aparecido y eso solo era indicativo de que la morena había dormido en otro lugar.
—¿De qué? —su mente simplemente había parecido estar en blanco respondiendo por inercia a la extraña actitud de la ojiceleste.
—¿Es bueno? —su cabeza se movió en negativa mientras intentaba procesas sus preguntas ¿En qué momento había cambiado de tema de conversación? ¿Por qué era ahora ella el centro de información? ¿Qué no era ese odioso enano?
—¿¡De quién Hablas!?
—¡Del señor Son! —su cara se contrajo sin comprender el rumbo de esas preguntas en lo que tardaba su cerebro en procesar el significado de ellas, no siendo más de cinco segundos antes de que el bombillo sobre su cabeza se iluminara y la sonrisa macabra de la chica le golpeara el rostro ¿Enserio creía que se lo iba a Follar? negó un par de veces intentando sacar algo de sus labios mientras sus mejillas se tornaban rosas y sus recuerdos volvían cual Ola de lava ardiendo que apenas intentaba disipar con el movimiento descoordinado de sus manos.
—¿¡Qué mierda dices!?
—¡No te hagas! Me has entendido muy bien... —un leve puchero y sus piernas ya se habían movido por sí solas lejos de la ojiazul, levantándose del suelo caminando en dirección al lavado de la cocina
—Estas en las drogas Bulma.
—Vegeta me dijo que te fuiste con él ¿Qué fue lo que paso? — se levantó del suelo corriendo hacia ella apoyando sus brazos sobre el mesón de la estufa, mirándola con ojos inquisidores.
—¿Vegeta? ¿Ese es el nombre del enano con el que te estaban revolcando? —hablo por sobre su hombro buscando enojar a su compañera, pero esta aparte de sonrojarse no hizo nada más, solo la miraba expectante en sus acciones.
—No me cambias el tema ¿Y Bien? ¿Qué paso? — giro su rostro buscando un vaso para servir algo de agua y poder relajar su inquieta garganta, espero a tragar lentamente sin darle importancia a la punzante mirada de la chica y esperando a no ser traicionad por sus palabras, maldecía el recuerdo de ese hombre sobre su piel con solo recordar su nombre —¿Vas a contarme o no?
—¿Qué quieres saber? Nada del otro mundo paso... — volvió a tomar del vaso.
—¡No te hagas! —refunfuño mientras palmeaba el mesón un par de veces sin la intención de dejar su interrogatorio de lado, no era secreto para nadie que tremendo empresario sería una presa difícil para cualquier jovencita que se dignara a cruzarse en su camino, pero ver la leve interacción con su amiga de casi toda la vida era distinto, ella no hablaba mucho de su vida íntima pero bien siempre había logrado sacarle la información y tenía la intención de ese momento hacer lo mismo, después de todo ella tenía más experiencia que la morena. — ¡Se que dormiste con él!
El agua que había tenido en la comisura de su boca por poco y la escupe, teniendo que tragarla de golpe y toser un poco para que el aire volviera a sus pulmones, dándose un par de golpes en el pecho, mientras el recuerdo de haberse levantado prácticamente desnuda en esa enorme cama carcomía su mente. ¡Maldita sea!
—¡P-Por supuesto que no! ¿¡Estas locas!? —dejo el vaso semilleno a un lado mientras buscaba algo con que distraerse y hablar lo menos posible, puede que no hubieran excedido los limites cuando la tuvo tan cerca, pero en su condición no estaba lista siquiera para el mínimo roce, no después de su última y pésima relación.
—¿Entonces? ¿Qué paso anoche? ¿Te beso? ¿Hubo refregón? ¿Qué? Cuéntamelo todo — enarco una de sus delgadas cejas mirándola lo poco o mucho que el mesón le permitiera las prendas nuevas que la morena portaba. Nunca antes le había visto esa ropa y el vestido de noche había parecido perderse en el transcurso de la habitación del rubio a su apartamento.
—¿Qué pudo haber pasado? —recrimino sacando la caja de cereal llenando su boca en una pequeña puñada —estaba pasada de tragos y el cuido de que no me lastimaran por la calle.
—… Me estas mintiendo... —sus ojos azulados se encogieron un par de milímetros mientras parecía escupir flamas del mismísimo infierno —ES-CU-PE-LO —su dedo índice la señalaba acusadoramente mientras sus labios no podían evitar curvarse mostrando sus blancos dientes, obligando a la morena a dejar la caja de cereal aun lado y llevar sus dos manos en alto mientras fruncia los hombros mientras empezaba a dar un par de pasos.
—No paso nada, te lo juro... —la moracha bajo sus manos rendidas sonriendo un poco pasando de largo hacia el sofá mientras recogía los cojines del suelo para poder echarse sobre ellos dejando pasar un leve suspiro y la mirada acusado de Bulma. Eso no se quedaría así.
—Se que me estas ocultando cosas, he de verte corriendo a contármelas cuando no te lo puedas guardarlas más —soltó fingiendo ofensa la chica, caminando hacia su habitación sujetando su teléfono móvil esperando una posible llamada —además, me debes esta, tendrás que conseguirme el número de Vegeta o si no, no te lo voy a perdonar — una última mirada hacia la morena antes de negar con la cabeza y cerrar la puerta de su habitación un tanto brusca mientras la morocha solo bufaba cansada e intentaba despejar su mente.
—¿El telefono del enano? — si era verdad lo que decía Bulma, la única persona que podía tenerlo...
"No debes tentar a tu suerte Milk"
Sus mejillas se tornaron un color más fuerte mientras su respiración de aceleraba y su piel se erizaba, mordió de nuevo su labio mientras apretaba sus ojos y de un brinco corría en dirección al baño. Quizás una ducha de agua fría sería más beneficiosa que un vaso de Wisky.
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El día había avanzado rápido, si quiera había ido a trabajar optando por la excusa de una resaca que no tenía a pesar de lo que había bebido, su cuerpo había cedido ante el cansancio de solo pensar y había tenido que pasar más de media hora bajo la lluvia helada del baño, su cuerpo parecía arder y los rastros de un tacto y una voz sedienta ante el deseo viajaba por su mente cada segundo obligándola a durar mucho más en la regadera. Al salir se dio cuenta como la tarde había empezado a caer así que sin más y con el estómago revuelto camino a su habitación y colocándose apenas un camisón se dejó envolver por las cálidas frazadas sin importarle humedecer las almohadas. Estaba exhausta y su adormilada conciencia se lo había dicho. En ese momento solo necesito cerrar los ojos y dejarse caer ante Morfeo, pero la alarma a un costado de su cabeza apenas y la había hecho despertar del sueño reparador en el que había caído ¿En qué momento había pasado la noche tan rápido? sus ojos se apretaron un par de veces para despabilar el sueño y así poder salir del relajante estado en el que se encontraba. Estiro su mano hacia el pequeño aparato y mirando la hora no pudo evitar bufar, eran las cinco de la mañana y la primera de sus alarmas habías sido más que suficiente para despertarla. Se estiro en su pequeña cama y dando un gran bostezo se desenvolvió de las cobijas, caminando adormilada hacia el baño lavando su rostro y apenas como pudo lavo sus dientes sin aun abrir los ojos. sus actos habían sido monótonos y de por si había hecho lo mismo con su ropa y zapatos, pero al caminar hacia la cocina miro el reloj de la pared dándose cuenta que había pasado cuarenta minutos en lo que había creado era un pequeño lapso.
Resoplo cansado, ya iba tarde, la panadería debía abrirse más temprano por las fechas de cierre de su carrera, así que debía correr si quería llegar a tiempo, tomo un vaso de agua y en un último bostezo agarro la pequeña cartera con su billetera y corrió hacia la calle enrutándose hacia su área de trabajo mientras peinaba sus cabellos como podía para que no le impidieran ver por donde pasaba, una pequeña luz lastimo sus ojos, pero su mente lo asocio a las luces de los autos que pasaban no muy lejos de ella, así que siguió corriendo mientras hurgaba uno de sus ojos que ya empezaba a lagrimar por el frio panorama de esa mañana.
Al llegar al café la habían enviado directo a la cocina, en ese día seria la Steward del lugar, pasando casi toda la mañana lavando los trastes que se mantenía amontonados en los mesones de días pasados, todo su trabajo en ese día se había trato de eso, limpiar mesones, lavar trastes y trapear suelos, incluso antes de cerrar le encargaron dejar todo impoluto en castigo al no haber ido a trabajar el día anterior, al parecer la excusa de su resaca no había sido razón suficiente, por eso había pasado gran parte de la noche limpiando hasta el último rastro de grasa o comida de las paredes.
—Odio a veces este trabajo... — y pensar que era la carrera que había escogido, cocinar era su pasión y aunque había visto algunas cosas administrativas el limpiar siempre se le había hecho una tarea horrorosa. Cuando ya había terminado ya eran pasadas las 10 de la noche, cansada y sin ganas de avanzar dejo las herramientas de aseo en su sitio, lavo sus manos y se encamino a cerrar la única puerta que le daba acceso al lugar, miro por una de las ventanas el exterior y soltando un suspiro cerro las persianas metálicas que daban vista al interior del establecimiento, estaba cansada para caminar hasta el apartamento, se sentía desganada y sin aliento de mover si quiera un dedo, acomodo su cabello mientras caminaba hacia uno de los sillones del negocio dejándose caer sobre uno de ellos, cerro sus ojos sin darse cuenta en qué momento había empezado a recostarse y encogerse como un gato en medio de una noche helada, siendo apenas su calor lo único que la mantenía sumida en una tranquilidad que arrullaba su ensoñado silencio, sus ojos cerrados y la respiración lenta había empezado a encaminarla a lo más profundo de sus sueños. Un pequeño rastro de viento acaricio su rostro y la mente en negro empezó a tomar color siendo algo nuboso para su posición, donde sin preverlo el calor de su cuerpo había aumentado y la cercanía de alguien aparecía de la nada, aunque no hubiera nadie más en ese establecimiento, solo ella, pero su mente había recreado esa imagen, ese calor, esa cercanía...
Un hombre de facciones marcadas y de ojos depredadores había aparecido frente a ella, en una distancia que ni ella misma lograba recordar que hubiese sucedido antes, sus brazos apenas delgados se habían envuelto en su musculoso cuello y sus miradas escasamente se cruzaban para poder perderse en el aroma del otro y así sentir sus manos grandes posarse en sus caderas y su cálido aliento golpear su oído, su cuerpo tembló y por inercia había empezado a respirar entre cortado necesitando verle nuevamente esos ojos verdes.
"Tal vez Tenga Hambre"
Le parecido entender en el leve movimiento de sus labios como a la vez su cuerpo se pegaba mucho más al ajeno, sintiendo la exquisita figura tallada en mármol aplastar sus senos y esos labios apenas mojados acercarse cual fiera a los suyos posándose rudamente sobre los suyos...
"Milk"
El sobre salto de la escena la hizo colapsar y abrir sus ojos de golpe cayendo de bruces contra el suelo limpio de aroma a limón; no había podido evitar un jadeo, pero tan pronto sintió el suelo frio, se arrodillo sobre este agradeciendo la dureza del mismo trayéndola a la realidad, llevo sus manos a sus mejillas sintiendo la tibieza de estas y como su respiración era algo apresurada además de la sequía de su boca. Restregó su rostro un tanto brusco espabilando el sueño que pudiese tener ayudándose con su mano derecha para poder levantarse y correr a la cocina por un vaso de agua helada del refrigerador.
—¿Qué demonios fue eso? —chisto mientras volvía a llenar el vaso de agua como si esta le ayudara a bajar la calentura de ese corto, pero muy vivido sueño, donde el rubio de hace unas horas volvía a atormentarla, al principio creyó solo ser una ilusión, pero su voz y la cercanía que le prestaba casi parecía más una vivencia que un sueño, dejo escapar un suspiro y disimuladamente miro al reloj de la pared donde este le indicaba las 5:32 AM
Soltó un suspiro cansado antes de tomar ese vaso con más calma caminando hasta el mostrador donde regularmente se sentaba, acaricio su nuca esperando poder relajarse y sin dejar de dar pequeños sorbos al vaso de agua fría poder relajar sus tensos músculos ¿De dónde había sacado ese sueño? Ella podía entender que de alguna u otra manera ese joven empresario se había mentido rápidamente en la cabeza, que le gustaba su forma y que al parecer inconscientemente deseaba más acercamiento y eso no lo podía negar, después de todo su último encuentro había propasado la línea de lo admitido y seguramente no le habría importado entregarse en medio de esa habitación. Creía que después de su nefasta y ultima experiencia amorosa su gusto a los hombres de ese tipo seria cuento viejo, no habría necesidad de si quiera voltearlos a mirar, pero malditamente, la vida había vuelto de lleno a golpearle en la cara con un nuevo y deseable adonice de esos de los que en su momento había llegado a renegar ¿Cuándo aprendería?
Su relación con Lapis había sido de por si la peor experiencia que hubiese tenido en la vida a pesar de que al principio parecía solo un cuento de hadas, pero había jurado no volver a dejarse llevar por aquel instinto que había despertado por medio de la poca o mucha experiencia que había tomado, pero por todos los cielos, el señor Son era más que una tentación ante su libido, había sido capaz de romper ese muro de hielo que había construido con el correr del tiempo llevándola a sentir ese deseo de nuevo y con solo apenas tocarla o si quiera hablarle y pensar que antes simplemente no había sido problema calmarlo, ahora su cuerpo exigía tener algo más de contacto. Suspiro cansado apretando un poco sus piernas sintiendo un molesto cosquilleo en su entrepierna, las imágenes que había logrado recolectar de ese hombre pasaban más recurrentes en su mente siendo una distracción demasiado poderosa para ella, lo sabía, deseaba a ese hombre y ya no se lo podía negra, mordió su labio inferior apoyando el vaso sobre el mesón ya casi vacío se obligó a apretar un poco más sus piernas y alejar cualquier pensamiento pecaminoso lejos y emperezar a concentrarse. Espero un par de minutos antes de impulsarse ella misma de aquel asiento y encender las grecas y calentar las hornillas, corrió hacia las persianas del lugar abriéndolas sin demora como a la vez le daba apertura a la panadería, a pesar de la hora, era la única manera de ignorar sus molestos pensamientos.
—Siento que también... lo odio...
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Había transcurrido las horas sin mucha demora y aunque había optado por trabajar más de la cuenta sus pensamientos incesantes lo habían llevado a quedarse mirando a la nada, recordando, esperando que en algún momento su mente le permitiera pensar en cualquier cosa menos en esa morocha, su partida había sido más complicada de lo que él había esperado y aunque se había aguantado como un campeón para no ir tras ella, el impulso de lujuria lo mantenía en velo trayendo una que otra incomodidad entre sus piernas, teniendo que ignorar aquellas leves pulsaciones enfrascándose nuevamente en alguna actividad corporativa, sin embargo, cada vez se le hacía más difícil concentrarse en la prioridad de ese momento, parpadeo un par de veces alejándose del escritorio mientras se recostaba en la incómoda silla que apenas y le dejaba recostarse, acaricio sus cabellos y mirando la hora decidido ir a la cama, ya que esa era la última noche había reservado en ese hotel. Debía descansar adecuadamente antes de partir el día siguiente a Tokio, pero en medio camino sus manos habían empezado a sudar y un cosquilleo subir por sus piernas lo hizo frenarse, se sentía extraño y con un sentimiento que le oprimía el pecho, miro la aun bolsa en medio de la habitación y como la figura de la morena volvía a pasar por su mente, recordando sus mejillas sonrojadas y sus ojos entrecerrados, si quiera se había dado cuenta cuando había mojado sus labios por mera inercia antes de voltear hacia el ventanal de dicha habitación, las noches en Komae parecían ser frescas y su cuerpo tenso al parecer necesitaba un poco de el para poder despejarse, carraspeo un poco soltando un bufido caminando hacia el balcón del piso en el que estaba, admirando la noche y así apoyar sus brazos sobre la columna metálica, el viento soplo y sus mejillas sintieron el ardor del clima golpear su piel.
"¿Por qué lo hace? ¿Qué le impulsa a comportarse así conmigo?"
La voz de la chica había vuelto a su mente haciéndolo reírse, ni el mismo entendía que carajos le había dicho, había soltado eso como si esas palabras fueran suficientes para calmar el ardor en su cuerpo, había dicho eso solo para aturdirla y así mismo poder acercarse, sin embargo, esa pregunta volvía a rondarla y no tenía que ser un genio para comprenderlo, la cuidaba porque sentía que debía hacerlo, buscaba la manera de estar cerca con apenas conocerla porque desde la primera vez que la vio se enganchado, le encanto esos ojos azabaches y esa lengua viperina, le había encanto ver no solo como aguantaba en no quererse derretir ante él, si no la fuerza que había tenido para trazar una línea entre ambos, aunque fácilmente había sido poder traspasarla. Había sido honesto y cada uno era conocedor del deseo que se tenían, era obvio, más aun, parecía que por su parte no quería ceder, en verdad parecía que no, hasta que mostro ante ella con su verdad, con el deseo de poseer y al parecer a ella no le había molestado, una pequeña risa escapo de sus labios y el viento parecido tomar su aroma, desde hace dos noches no tenía noticias de ella y aun así no parecía inquieto, sabía que estaba bien a pesar de no tenerla bajo comunicación, pero aun así por estar tan inmerso en sus pensamientos se dio cuenta de ese leve desliz. Quería escucharla, verla en persona, no le era suficiente solo tener un par de fotos de ella, no, no le era suficiente, quería su cuerpo, su calor, su piel mezclada con la suya.
—Que idiota... — comento suave escuchando el pitar de los autos unos pisos por debajo del suyo, agradeciendo tan inmensa habitación darle acceso a la calle principal y al pequeño jardín que se abría como adorno a un costado del Hotel, donde las calles ya empezaban a desocuparse ¿Qué horas serian? ¿Quizás las 8 PM? O talvez las 9 PM, no lo sabía pero era una suerte ver esas calles que en el día rebosaban de personas que tan temprano en la noche desocuparse se le hacia un extraño cliché, unas pequeñas siluetas pasaban de vez en vez por el andén donde apenas y la luz llegaba por el espeso matorral, el viento resoplo y su teléfono resonó en el escritorio, volvió sobre sus pies en dirección a este, pero antes de siquiera entra al cuarto este dejó de sonar, no le tomó importancia y apenas lo sujeto vio en la pantalla un número desconocido para él, si quiera tuvo la molestia de devolver la llamada antes de volver al balcón pero de nuevo ese número apareció en la pantalla apenas alcanzando a contestar antes de oír como colgaban el teléfono con brusquedad.
—No alcance a decir ni Aló… —susurro mientras devolvía la llamadas al aparato escuchando como este apenas timbra antes de irse a buzón, miró el teléfono aún más extrañado volviendo a marcarle pero está vez desviando la mirada hacia la calle sin pretender ver más allá que lo rodeaban pero fue ahí que escucho como descolgaban el teléfono y el silencio apenas se dejaba escuchar, siendo solo el ruido de una ambulancia escucharse pasar extrañamente paralelo a la que pasaba por la calle que veía, frunció el entrecejo y vio después de colgar la llamada como una cabina telefónica justamente bajo él era ocupada por alguien que apenas y había salido de esta apoyando la mano en su pecho antes de ver la avenida un poco más desocupada. Extrañado solo se quedó mirando mientras la persona apenas y alzaba el rostro como si quisiera confirmar algo sin darle acceso a su rostro por la molesta capucha, antes de volver a la cabina, no tardando mucho para que su teléfono volviera a sonar.
—¿Pero qué Mierda? —chasqueo volviendo rápido a la habitación, sujetando la chaqueta de una de sus sillas saliendo del piso rumbo a esa cabina telefónica. No antes de enviar un texto al viejo Roshi, no era por demás mantenerlo avisado.
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Su turno había terminado poco antes de las 7 de la noche y había arreglado su ropa y el aseo que ese día había hecho, había trabajado más horas de las habituales, pero en espera de los resultados de la tesina no tenía mucho que hacer. Si pasaba bien podía obtener su título y con él, vincularse unos seis meses a unas prácticas para así ampliar su currículo. Pero mientras eso ocurría debía obtener el dinero que podía, estando a días de mudarse a Tokio al apartamento que Bulma había pedido como regalo de graduación, ese era uno de los beneficios de tener a una compañera millonaria como roomie.
—Milk— había apenas alcanzado a ajustar su bolso antes de ver a Ten Shin Han acercarse mientras limpiaba sus manos con el delantal amarrado a su cintura—¿Ya te vas?
—Eh si, si ¿Por qué? ¿Necesitas algo? —susurro la chica mientras este se acercaba y le sonreía con suavidad.
—No, no es eso, pero como no contestar el teléfono pensé que debía recordarte usarlo, además de prestarte un gabán, hace mucho frío afuera—susurro apoyando una de sus manos en la cabeza de la chica, acariciando sus sedosos cabellos.
—Oh, no te preocupes Ten, es que mi teléfono está dañado—rio apenada siendo consciente que desde la salida del Bar su teléfono ya no era parte de si, había quedado inservible por su culpa, pero ahora que se daba cuenta ¿Cómo había llegado su bolso y sacó a la habitación de señor son? Que recordará habían quedado en la mesa antes de irse a bailar con el idiota abusador… cosas que nunca iba a saber.
—¿Milk?— esta volvió en sí y negó rápidamente mientras alzaba una de sus manos —te vez rara, es mejor que te lleves el gabán, seguro aún queda algo de resaca —finalizó el calvo antes de caminar hacia la percha y bajar el enorme abrigo haciéndoselo poner a la chica— ya con esto me sentiré más tranquilo, cuando llegues a tu casa llama para saber que estas bien y llévate esto ¿Vale? — la chica apenas asintió recibiendo la pequeña bolsa de pan y despidiéndose de sus demás compañeros salió del lugar a paso lento, la noche era fría y el viento había empezado a soplar un poco fuerte y a pesar de que el piso donde vivía no estaba muy lejos sus pasos parecían no querer llevarla pronto allí.
Las calles eran iluminadas por los faroles de las casas o edificios, incluso por las luce de los autos que pasaban cada vez más rápido por la avenida en dirección a sus hogares, o aquellas rutas que servían como transporte para los que no contaban con un vehículo automotor para transportarse, el frio parecía ir en aumento cada que se acercaba a las calles principales teniendo que esperar en uno de los semáforos para poder tener la vía libre para pasar, miro hacia los edificios viendo no muy lejos las luces de la universidad y como mucho más al fondo como apenas un tachón reconocía aquel Hotel tan característico de la ciudad, a pesar de ser una capital muy pequeña contaba con muchas cosas y al casi vivir toda su vida ahí podía reconocer la ciudad casi como la palma de su mano, sonrió sin esperarlo y dándole vía libre a cruzar empezó a caminar apretando la bolsa de pan contra ella y sujetando su bolso por inercia, sintiendo como dentro de este algo duro le incomodaba, abrió la cartera con una de sus manos sacando aquel objeto, siendo su destruido teléfono móvil y una tarjeta gris con letras anchas.
"Si a tu amiga le sigue interesando la idea de la sesión de fotos, mañana estaré en el Hotel Central"
Las palabras de ese día volvieron a su cabeza haciéndola detenerse en medio del separador del semáforo mirando aquellas luces lejanas, sabía que lo más seguro era no volver a ver a ese rubio en un buen tiempo a menos que usara una de las fotografías que Bulma había obtenido y si bien podía buscar algo de él en internet, pero a pesar de eso el teléfono en sus manos había sido la causa principal de su último encuentro ¿Y si no lo hubiese llamado? Si no fuera estado tan ebria seguramente le hubiese invitado a tomar una copa con ella ¿Por qué no? Quizás hasta en verdad podrían entablar una buena amistad... el semáforo volvió a cambiar y los autos a movilizarse siendo ella sola quien veía hacia el cielo.
—¿Ya se habrá ido? —susurro llevando el teléfono sobre sus labios y así ver más fijamente la tarjeta, analizándola con sus letras grises con tonos esmeralda en el logo de la empresa, levanto de nuevo la vista y maldiciéndose por lo que iba a hacer espero el cambio del semáforo para así desviar el rumbo a su apartamento —Debo estar loca... — susurro mientras volvía a guardar el teléfono en su bolso y cubría sus cabellos con la capucha del gaban que llevaba.
No había cronometrado el tiempo, pero juraba que casi había corrido para no tardar mucho en llegar a la zona comercial donde se ubicaba el hotel y aunque para su sorpresa esta ya casi estaba vacía, donde los negocios habían empezado a cerrar y lo único que estaba abierto era una que otra discoteca, miro las enormes letras del Hotel y casi se sintió tragar pesado, dejo salir el aliento por su boca relamiendo sus labios empezando a subir los escalones de la entrada del Hotel lentamente quedando a escasos pasos separada del lobby del lugar, admirando los decorados que apenas y podía captar al estar fuera del establecimiento.
"¿Estas seguras de esto?"
Su subconsciente la hizo frenarse en su intento de tomar la manija de la entrada mientras sus mejillas sentían el calor cubrirlas.
"¿Que le dirás si lo ves?"
Mordió su labio inferior y antes de que el chico botones se acercara a la entrada giro sobre sus zapatos bajado rápidamente el par de escalones caminando al costado derecho donde un jardín apenas decoraba la separación del Hotel con la acera peatonal, giro sobre este sintiendo como su aliento se perdía y sus ojos parpadeaban rápidamente.
—¿Qué demonios estás haciendo Ox? — susurro para sí, llevando sus manos al rostro frotando sus mejillas exhalando con fuerza— No sé ni para que vine... —susurro mientras se tranquilizaba y mirando un metro más adelante una cabina telefónica, se acercó allí a paso lento casi arrastrando los pies, esculco su bolso sacando un par de monedas y marcando con desgano el número de Ten Shin Han, escucho el pitido al otro lado de la bocina, pero al caer al buzón solo descolgó el teléfono escuchando como volvían sus monedas, las tomo y volvió a meterlas en aquella rejilla estirando su mano para marcar, pero rápidamente otro número paso por su cabeza y sintiendo que podía ser la picardía del día, después de todo ese número de teléfono no era el suyo, podía permitírselo ¿Cierto?
Rápidamente saco la tarjetita marcando el número de teléfono que en esta se reflejaba, escuchando como sonaba al otro costado, sintiendo sus hombros tensarse y como una sonrisa tonta aparecía en sus labios ¿Qué mierda estaba haciendo? ¿Le parecía gracioso hacerle llamadas de broma? Sin duda alguna se estaba volviendo loca. Para el segundo timbrado no pudo aguantar la tensión colgando rápidamente mientras soltaba un bufido fuerte como si hubiese retenido la respiración una eternidad escuchando el ruido molesto de las monedas caer nuevamente, miro sobre su hombro y volviendo por las monedas marco el número de nuevo, llevando su mano derecha a su boca mordiendo parte del metacarpo sintiendo los nervios a flor de piel, siendo testigo de cómo contestaban la llamada y una leve respiración se escuchó al otro costado, sus ojos solo se cerraron con fuerza mientras lanzaba su mano al aparato colgando la llamada soltando una risilla por la estupidez que había acabado de hacer.
—¿En qué diablos estoy pensando? —podía sentirse como una niña de 15 años nuevamente, haciendo estupideces solo por jugar, sus mejillas habían bajado un poco el calor y sus hombros habían bajado al estar un poco más relajada, llevando su cabeza al aparato frente a ella aun sujetando la bocina entre sus manos —Esto está mal... —susurro con una sonrisa tonta mientras escuchaba el teléfono timbrar exaltándola, obligándola a colgar la bocina en su lugar antes de darse cuenta de su acción y llevar una mano a su boca —¿Y si devolvió la llamada? —su rostro palideció y sus puños se apretaron contra su pecho mirando fijamente el teléfono no tardando mucho para que este volviera a sonar, un escalofrió recorrido su columna y su garganta parecido secarse y el aire extrañamente parecía ser escaso en ese pequeño cubículo.
"¿Debería contestar?"
Pensó mientras apretaba un par de veces sus dedos y la luz de uno de los autos del exterior alumbraba la cabina que no había dejado de sonar, podría ser él como a la vez no, podría tomar el riesgo y disculparse por la molestia, sí, eso era lo que debía hacer así que con valentía dejo salir el aliento por su boca siendo ahora consciente que quizás el haberle hecho esas llamadas tontas no había sido la mejor idea que se le hubiese cruzado por la cabeza, negó rápido y descolgando el teléfono en un rápido arranque apenas y lo alcanzo a llevar a su oído antes de ser cubierta la calle por la sirena de una ambulancia dejándola muda antes de volver a colgar la llamada sintiendo la vergüenza cubrir su cuerpo y como su mente había parecido bloquearse.
"¿¡Qué demonios haces!?"
—Ne-Necesito aire... —susurro mientras sujetaba las monedas y salía de la cabina sintiendo de golpe el frio panorama golpearla de lleno haciéndola llevara una mano a su pecho sintiendo los latidos acelerados de su corazón y como sus pulmones milagrosamente parecían haber retomado el aire, alzo la mirada para poder sentir un poco más cerca el frio de la noche mientras exhalaba anonadada ¿y si no era el señor Son? Podría pensar que alguien llamaba solo porque también había sido llamado de ese lugar, pero era demasiada casualidad para que algo así fuera pasado —mejor llamo a Bulma, que venga por mí, ya me arriesgue demasiado—susurro para si volviendo a la cabina, depositando el par de monedas que aún mantenía en sus manos y marca rápidamente esperando que la ojiazul no se hubiese quedado ya dormida, miro por inercia la pequeña pantalla frunciendo el ceño colgando rápidamente la llamada, volviendo a remarcar el numero —Ese no es el número, estúpida —chasqueo la lengua y marcando el numero esta vez con más cuidado esperando a que la voz al otro costado del teléfono le contestara, un intento nuevo y la voz entredormida de la peli azul apenas y hablo.
—¿Bulma? Despierta ¿Puedes venir a recogerme? —chisto la morena mirando un costado de la cabina un auto pasar.
—¿Qué? ¡Ay Milk! No quiero salir ¡Ya estoy en la cama! — la voz entre dormida parecía haberse alejado como si hubiese alejado el teléfono de su oreja.
—Tsk, Bulma, Hazme ese favor, estoy cerca de la universidad, pasa por mi —la peliazul solo rezongo con su rostro en medio de la almohada antes de alzar el rostro y mirar la hora en su móvil que apenas y había lastimado su vista.
—¡Milk! —rezongo de nuevo — son las 8:22, aun puedes tomar transporte hasta aquí... además ¿Qué haces en la universidad? ¿No deberías haber salido de la cafetería? —la morena no pudo evitar rodar los ojos mientras zapateaba un poco mientras alejaba un mechón de su cabello de su nariz.
—¿Me vas a hacer el favor sí o no? No estoy muy lejos, dale que te espero —un leve chillido al otro costado y como un par de golpes al colchón sonaban antes de escuchar el movimiento del móvil y un jadeo enojado.
—¡Bien! Que fastidio contigo, ya voy por ti —alego colgando la llamada antes de volver a caer de cara entre las almohadas. La morena de igual forma soltó un suspiro y colgó el teléfono recogiendo el cambio de la llamada mientras se giraba en el pequeño cubículo y empujaba con su hombro izquierdo la puerta para poder salir apenas alcanzado a alzar el rostro frenando su andar mientras la tarjetica gris que había estado sosteniendo escapaba de sus manos.
—¿Milk? — susurro el rubio con sus brazos cruzados y sus ojos sorprendidos ante la figura frente a él. Sus labios apenas se habían separado ante la sorpresa, no se esperaba ver a esa chica salir de la cabina telefónica, había bajado como alma que llevaba el diablo hasta el lobby del Hotel y no se esperaba que la persona que le había hecho esa tonta bromita hubiese sido ella, estaba sin palabras y casi le era imposible reconocerla por el enorme gaban que llevaba encima. Si quiera cuando se acerco pudo distinguirla ¿Qué clase de encuentro era ese?
—S-Señor Son... —susurro la chica sintiendo sus mejillas arder y sus ojos no alejarse de la figura imponente, con su camiseta blanca cubierta por esa chaqueta oscura y sus jeans oscuros ¡Demonios! Se veía realmente apuesto, su garganta se secó a pesar de que intento pasar la poca saliva y agachando la mirada no supo que decir ¿Qué no se había ido ya de la ciudad? Maldecía la hora en la que no pregunto en Hotel teniendo la oportunidad.
—Es una sorpresa verla por aquí y más a esta hora —comento el chico mirando los alrededores por inercia mientras guardaba sus manos entre los bolsillos de la chaqueta, sin poder mirar mucho por el estorboso gaban y la molesta capucha —¿Puedo saber que estaba haciendo por aquí? — la morena apretó sus ojos y tocando sus labios con una de sus manos intento crear alguna idea que no fuera tan estúpida como el haber estado llamándolo en juego —¿Señorita Mik? — la chica dio un paso atrás sintiendo como la puerta de la cabina hacia presión sobre ella sintiendo como si fuera una barrera entre el bochorno y las ganas de arrancarse la piel.
"¡Maldita sea!"
—Háblame ¿Qué hacías aquí? —alego el rubio sujetando la puerta al cortar su distancia ¿Acaso había sido ella la que lo había estado llamando? Una pequeña tarjeta a un costado de la cabina llamo su atención antes de volver a alzar la vista y sin poder evitar la curvar de una de sus cejas —¿Eras tu quien me había estado llamando? — vio sus hombros tensarse y su cabeza esconderse entre ellos —Eso es acoso ¿Lo sabía? Señorita Ox —la joven apretó sus puños y su rostro apenas se alzó cruzando la mirada ónix con la esmeralda sintiendo como esta se incrustaba en su alma, obligándose a tomar aire intentando formar alguna frase de rescate.
—Yo... yo lo siento en verdad, no creí que podía importunarlo... —comento mientras sus ojos aún no se podían separar de los ajenos sintiendo el perfume que ese hombre usaba y como su cabeza parecía querer dar vueltas —No sabía que continuaba en la ciudad...
—¿Esta mal que siga aquí? —su voz parecido descender un grado y la figura de la chica parecía verse más pequeña cuando con esos ojos oscuros lo miraron, pudo admirar la belleza de su rostro y como los mechones rebeldes que bajaban por sus mejillas acariciaban su piel por el vaivén del viento. Se veía hermosa a pesar de su vestimenta, a pesar de sus fachas, a pesar de que era la causa de la molestia que había sentido hace poco, a pesar... que era la chica que no había podido sacarse de la cabeza desde la última vez que la vio.
—N-No es eso, solo que, que...
—¿Quería verme? —los hombros de la joven parecían querer salir de su tronco y sus ojos cambiaron a una expresión de sorpresa absoluta y su cuerpo no pudo evitar alejarse un poco más —¿No? ¿Qué otra razón me da para estar justo aquí? ¿En medio de la noche? ¿Vestida de esa forma y haciendo llamadas perdidas? Creí que tenía cosas más importantes que hacer —su ceja apenas se movió y su otro brazo salió de la chaqueta quedando apoyado en el marco de la puerta. La joven si quiera había podido hablar y la cercanía parecía quemarle, las palabras tentaban sus acciones y sus movimientos nuevamente la arrinconaban contra la resistencia de su cuerpo ¿Por qué con solo verlo parecía que sus piernas se debilitaban? Su cuerpo había quedado entumecido y su cerebro parecía no querer funcionar ¿En qué había estado pensando? Ella sola se metió en la cueva del lobo. Negó un par de veces retrocediendo por inercia un solo paso como si este le diera impulso llevando su mano derecha al marco de la puerta también.
—Solo fue una coincidencia — hablo esta vez un poco más fuerte haciéndose la desentendida mientras pretendía hacerle ver que quería salir de ese lugar, rogaba a los cielos porque este lo entendiera, pero no tardo si quiera a pensarlo cuando este se internó en la cabina dejando la puerta cerrarse tras él y a ella arrinconarla contra el teléfono.
—¿Coincidencia? No me parece que fuera eso, la vi desde el balcón de mi habitación y no lo puede negar, es el mismo gaban que vi, al igual que esta bolsa —susurro más cerca de ella alzando la mano izquierda donde unos pequeños bollos de pan se dejaban ver por medio de la transparencia —¿Vino desde su trabajo hasta aquí? —comento de nuevo mientras la joven alejaba la mano un tanto brusco mientras tomaba una bocarada de aire.
—…C-Claro que no, solo pasé por aquí e hice una llamada, ya déjeme salir — comento de nuevo mirándolo esta vez fijamente con su ceño fruncido y sus labios un tanto morados por el frio de la calle, su piel parecía más blanca y sus pestañas largas hacían juego perfectamente.
—¿Va a negármelo así? ¿En mi cara? —se acercó un poco más y su respiración empezó a escucharse mientras una luz de un auto alumbraba sus rostros —La vi hacerlo y mi tarjeta tirada en el suelo me lo confirma —paso pesado esta vez sintiendo como sus respiraciones parecían mezclarse —Milk ¿En verdad querías verme? —susurro más cerca esta vez mirando sus carnosos labios seguidos de sus ojos ónix.
—...No se acerque tanto por favor —susurro ella también mientras la bolsa de pan se resbalaba de su mano cayendo al suelo y su respiración se agitaba sintiendo sus mejillas esta vez exponer el color rosa de la vergüenza que sentía.
—No puedo hacer eso —soltó mientras deslizaba sus manos sobre la tela que la chica portaba, abriéndola lentamente hasta poder posar sus manos sobre sus caderas, acercando sus rostros mientras sus narices parecían rosarse —llevo días queriendo hacer esto, no me lo puede negar ahora —soltó de nuevo mirándola mientras deslizaba su mano derecha hasta su cintura —te deseo... — sus bocas se entreabrieron y sus ojos alcanzaron apenas a mirar el rostro del otro, tan cerca, disfrutando de su calor dejando sus mentes en blanco, teniendo que cortar dicho contacto con la furia que aprisiono sus labios, apresando los ajenos en un beso lleno de necesidad, sucumbiendo a ese deseo de complementarse.
Sus cuerpos se pegaron, siendo los levemente delgados brazos de ella quienes se aferrasen a las mangas de la chaqueta del chico para así sostener su cuerpo para poder corresponder con tal agresividad, sintiendo el tacto en su espalda llevándola a sucumbir y como apenas la capucha se había deslizado dejando más espacio para apreciar su rostro, que por el momento no era la prioridad. Sus labios se permitieron probarse quitando ese deseo que los había carcomido por días, siendo este cada vez más violento teniendo la joven que llevar su agarre mucho más arriba, aferrándose a su cuello regalándole leves caricias mientras el calor corporal subía un ápice, sintiendo como parecían dos bestias robándole el aliento al otro teniendo que abrir sus bocas para tomar un poco de aire sin separase de aquel beso, siendo ahora sus lenguas las que se deslizaran por la boca del otro sin dejar de experimentar tan grata cercanía, siendo él quien más se aferrase a ella, acariciando su cuerpo atreves de la ropa y sintiendo su suave sabor a café que al parecer tanto le gustaba beber.
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A diferencia de ella que ya había tenido que pararse de puntas para poder tener mejor alcance llegando a arrancarle un par de suspiros al hombre mientras sus manos viajaban desde sus brazos hacia su suave cabello y descender hasta sus mejillas que apenas y se sentían suaves por la creciente barba, una luz volvió a alumbrarlos y a pesar de que no habían prestado atención al lugar donde estaban un leve golpeteo en la puerta de la cabina los alerto teniendo que separarse para poder retomar el aire que habían perdido.
—¿Muchacho? ¿Estás ahí? —la ronca voz del viejo Roshi jamás le había parecido tan molesta como en esos momentos, sabía que le había enviad
o un mensaje, pero quizás se había tardado demasiado desde entonces. ¡Demonios! Su respiración seguía entrecorta, pero la imagen de la chica con los ojos entrecerrados, con los labios hinchados y sus mejillas arrebozar de rojo, se le veía casi un ángel, una Diosa que había aparecido en medio de la nada con la intención de hipnotizarlo, por un Dios que solo quería quedarse con ella en ese lugar; se acercó de nuevo volviendo a probar sus labios un poco más lento que el reciente beso, alejando sus manos de su cuerpo, subiendo para acariciar suavemente sus mejillas de paso.
—Debemos salir... —le susurro haciéndola parpadear un par de veces y de la misma manera asentir y salir a espaldas de él mientras relamía sus labios y acomodaba su gaban sintiendo como su mano fría era sujeta por la de el en un intento de no separarse por completo.
—Roshi... siento no haberte informado... —miro al mayor un segundo antes de volver hacia la chica y jalarla de su mano— solo me encontré a la señorita Ox y que venía a saludar... —comento mientras la joven tragaba pesado y mirada al chico y luego al mayor frente a ella. Y es que no podía decir gran cosa, aun no salía del estupor de la situación, aún estaba en proceso de análisis ¡Lo había Besado! — Milk ¿Quieres subir por un café? —comento el joven mientras se giraba hacia ella y le alzaba el mentón, la chica apenas tomaba aire por la boca y mirando de nuevo al mayor solo negó suave y dio un paso atrás. Estaba tan abochornada que ahora la situación se le hacia una ilusión, una muy excitante ilusión.
—… Amm, No, no, no hace falta, yo debo irme... — comento pasando un poco de saliva no sin antes relamer sus labios.
—Oh, Bueno, siendo así, Roshi Puede llevarte —comento el chico mientras arreglaba la acercaba a él y reacomodaba la capucha sobre los hombros de la chica, le parecía más bella con su cabello negro al aire libre —¿Te parece bien? —la chica había tenido la necesidad de cerrar sus ojos, pero se aguantó asintiendo rápidamente antes de empezar a caminar tras él, sintiendo los dedos aun apretar su mano y como el aire parecía esta vez más cálido al golpear sus mejillas ¿Tan sonrojada debía de estar? Había besado a ese hombre como nunca pensó hacerlo, mordió su labio y parándose frente al Hotel el mayor abrió la puerta trasera de un vehículo negro ante su mirada, no pudiendo evitar mirar al rubio a su lado, sintiendo la necesidad de no alejarse.
—Esto, yo..Amm... —el joven acaricio su labio y negando señalo el coche con su menton.
—Hablaremos más tarde, Tienes el mismo número ¿Verdad? —la chica asintió, pero se detuvo antes de que este le dijera algo más.
—P-Pero no tengo teléfono, destrocé el mío cuando estuve en el bar... —mordió su labio y sus ojos se desviaron a sus labios viendo como estos también se habían inflamado un poco sacándole una pequeña sonrisa —pero conseguiré uno rápido — el joven asintió e inclinándose un poco beso la esquina de sus labios antes de verla a los ojos apretando sus falanges en su mano.
—Espero podamos vernos lo antes posible, nena. — se alejó un par de pasos metiendo sus manos entre los bolsillos de su chaqueta mientras una sonrisa ladina adornaba esos labios sonrojado. La morena nuevamente se había quedado sin palabras y solo reacciono a esconder sus ojos bajo su fleco y adentrase al auto escuchando como Roshi cerraba la puerta y se subía en el asiento del piloto arrancando rápidamente mientras ella solo apenas y había mirado por uno de los espejos laterales como el rubio aún se mantenía parado en la acera frente al Hotel.
—Demonios... —susurro llevando ambas manos a su rostro sintiendo el calor de este y sin poder evitarlo sonreír tontamente —Ese hombre me va a enloquecer.
Continuara...
XxXxXxXxX
Bueno, hasta aquí este capítulo, sé que estuvo algo corto, pero no quería dejar que la espera fuera más larga, en fin de cuentas llevo más de un año sin actualizar y para serles sincera no ha sido fácil, tengo demasiados planes encima y el tener tantas historias en proceso me impide seguir avanzando, espero que esto no sea un impedimento para que ustedes me sigan leyendo, les pido mil disculpas. Espero les haya gustado este capítulo y la imagen. Bye
Mika-Chan