Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.

Canción : I DON'T WANT TO LIVE WITHOUT YOU
Intérprete: FOREIGNER

TAN BELLA COMO UNA FLOR

Verla sonreír era una de las cosas que más le gustaba, ella era sincera, nunca hacía las cosas por cumplir con él, un simple vestido era suficiente, no reparó en el costosísimo conjunto de aretes y gargantillas que estaban justo al lado del mismo, no esa era su Candy, una mujer sencilla y pura, sin malicia ni ambiciones, siempre viendo la belleza en las cosas más simples que para otras mujeres era casi imperceptibles o simplemente no eran tan importantes como para notarlas.

-Amor ya deja ese vestido muero de hambre, ella lo coloca con delicadeza como si el vestido se rompería o desaparecería al soltarlo.

-Yo también muero de hambre, me gustaría comer un gran pedazo de pastel con leche, su esposo negaba con la cabeza y se acercaba para tomarla entre sus brazos.

-Yo me muero por comerte a ti y me aguanto, aquello la hizo reír y es onder su cara en el pecho de él.

-Yo no soy un alimento Albert.

-Uff hay alimentos de alimentos Candy, alimentas muchas otras cosas en mi que no es precisamente ...

-Ya, calla me avergüenzas Albert, lo que lo hizo apretarla más fuerte contra su pecho.

-Entonces mejor salgamos en este momento o yo no respondo de mí, ella casi lo saca corriendo jalandolo hacia fuera de la habitación.

-ja ja ja ja ja ja ja, no sabia que me tenías miedo mi amor, ella se volteo a verlo y se fue acercando poco a poco pAra luego saltar sobre él y besarle en los labios, aquella reacción fue inesperada para el pobre hombre que se quedó en una pieza mientras ella se alejaba riendo con dirección al restaurante de hotel.

Albert solo podía parpadear esa faceta atrevida de su mujer lo sorprendió y después de unos segundos solo pudo sonreír y caminar más enamorada tras ella que lo esperaba unos metros más adelante vaya que esta mujercita le estaba alegrando la vida, en unos pocos días había tenido más felicidad que en toda su vida junta, al entrar al local pudieron observar a Archie con el ceño serio y a una Annie que hacia gesto con las manos como tratando de puntualizar algo, o hacer énfasis en lo que decía, su esposa estaba por acelerar el paso y él la contuvo.

-Es mejor no inmiscuirnos amor, quiero una velada tranquila con mi esposa, reirme un poco y sobretodo disfrutar de tu compañía, no porque no podamos irnos aún de luna de miel, no podemos disfrutar del hecho de estar recién casados, ella volteo su mirada a la mesa que ocupaban sus amigos y luego volvió a ver asu esposo que la miraba con amor.

-Tienes razón, fueron interrumpidos por un camarero.

-¿Mesa para dos? pregunto para luego esperar una respuesta.

-Si ¿seria posible que fuera en un reservado por favor? el camarero sonreía afirmativamente.

-Siganme por acá por favor, el hombre los guió hasta otro salón más pequeño, más elegante y mucho más tranquilo en donde habitan especies de cubículos que separaban una mesa de otra todo era muy pero muy elegante en ese lugar, al llegar a el lugar que les asignaron se sentaron, la velada prometía ser bastante íntima y romántica, charlaron, rieron y compartieron muchos recuerdos, se hicieron muchas confesiones ella lloraba al escuchar como él había vivido siempre aislado viendo como Stear, Archie, Anthony, incluso Eliza y Neil disfrutaban de juegos y una infancia feliz, fue doloroso para escuchar todo aquello en su mente se imaginaba a un niño viviendo en la sombras escuchando risas de otros niños que jugaban con libertad mientras él era sometido a la fuerza a una vida solitaria, no era justo que él aún siendo un hombre viviera ocultándose bajo la sombra del tío abuelo, después de pensarlo un poco tomo valor y una vez más sorprendió a su esposo.

-¿Aún estamos a tiempo de asistir a esa fiesta Albert? Albert casi se atraganta con su bebida, cosa que la hizo reír a ella se le hizo muy gracioso ver como escupió lo que tenía en la boca sobre el mante de la mesa.

-ja ja ja ja ja ja ja no es para tanto Albert, cualquiera diría que te pedí que me bajaras la luna, después de lograr recuperar el aliento él también reía.

-Me vas a matar con tanta sorpresa, creo que quieres quedarte viuda antes de tiempo , ella habría muchísimo los ojos y negaba con la cabeza algo asustada.

-No, nunca vuelvas a decir eso Albert por favor, es.. es solo que me gustaría ir a esa fiesta si aún es posible, el rubio veía su reloj de bolsillo verificando la hora.

-No te preocupes, no tenemos que ir si tu no quieres, ya tendremos muchas a las cuales asistir en el futuro, ella negaba con la cabeza un tanto seria.

-Quiero ir a esta, no es justo que tu sigas ocultando y manteniendote entre las sombras, quiero ir, él la veía y sonreía, su esposa era la mejor mujer del mundo.

-Estaría dispuesto en ir solo con una condición Candy, ella lo veía achicando los ojos.

-¿Una condición? ¿cúal? la sonrisa de albert se hacía mucho más grande.

-Que solo seamos tu y yo.

-Pero Annie... ella.. ¿Albert?

-Pues no me importa en lo más mínimo Annie, si no vamos solos, pues simplemente no vamos y nos quedamos solitos aprovechando el tiempo en nuestra habitación.

-¡Albert! ella estaba incrédula viendo cómo levantaba ambas cejas haciendo una especie de bailecito con ellas.

-Tomalo o dejalo, para mi mejor que no aceptes, aque actitud de él le daba un tanto de risa, ahora siempre procuraba estar a solas con ella.

-Acepto, seremos solo los dos entonces, acto seguido él pago la cuenta y subieron a su habitación, casi subieron corriendo y ella de inmediato entró a la sala de baño a darse una ducha, él le tenía una sorpresa, tomaba el teléfono y se comunicaba a la recepción para que enviaran a la estilista que la ayudaria con el peinado y el maquillaje.

Cuando la rubia salió de la ducha dos mujeres la esperaban sonrientes, en un dos por tres le hacían un sencillo pero elegante peinado y le hacían un maquillaje ligero por insistencia de ella, le ayudaban a colocarse el vestidos y las lujosas prendas, aquel atuendo era realmente hermoso y todo combinaba a la perfección, al terminar y detallar su imagen en el espejo de cuerpo entero ella misma quedó asombrada el vestido se ajustaba como una segunda piel, su cuerpo mostraba sus atributos, nunca antes había vestido de aquella manera ni utilizado algo tan ceñido al cuerpo.

-¡Mi amor te ves preciosa! Candy asustada pegaba un salto, estaba tan absorta en lo que reflejaba el espejo que no lo sintió llegar.

-¿Me vas a matar del susto? su respiración agitada hacía subir su busto, cosa que atrapó la atención de su marido, a la mente del rubio llegaron imágenes poco decorosa de su mujer y el haciendo un montón de cosas en su habitación.

-No, tu me vas a matar a mi, ya no quiero ir a ninguna fiesta, me quiero quedar a disfrutar de mi esposa toda la noche, la cara de aquel hombre era toda una poesía.

-Nada de eso señor Andrew, vamos a la fiesta y nos vamos ya, la cara de Albert fue de derrota y resignado le ofreció su brazo para emprender el camino hasta la recepción, las pocas personas que vieron a la pareja salir se mostraron sorprendidas por la elegancia de ellos, al llegar a la recepción ubicaron a George que había asistido como representante de la familia Andrew como siempre, la noche fue mágica para la pareja que al pasar desapercibida pudo disfrutar del baile durante toda la noche.

La prensa que hacía cobertura de la gala, tomó registro fotográfico de todo lo acontecido y al reportero le llamó mucho la atención una joven pareja de rubios que bailaba, reía y se besaba como si solo ellos existían, no era algo común ver en este tipo de eventos alguien que se comportara de manera tan espontánea y mucho menos una pareja que constantemente se diera muestra de afecto.

A la mañana siguiente en uno de los periódicos de mayor circulación nacional se reseñaba el majestuoso evento, se mostraban las imágenes de los asistentes y entre ellas una imagen de una pareja bailando, se podía ver que ambos se miraban a los ojos y sonreían el uno al otro, dos personas en lugares distinto en tiempo simultáneo veían la publicación una arrugaba el ejemplar que mantenía en sus manos y la otra comenzaba a dar gritos de manera histérica llamando la atención de todas las persona a su alrededor.

CONTINUARÁ...