Solo tengo algo que decir, ¡feliz cumpleaños Light! Un pequeño obsequio de esta humilde flor que intentó escribir algo decente pero le salió espantoso, aun así espero que hoy tu vista falle un poco y no notes todas las incoherencias y errores que hay(? Okno. Disfruta de la lectura.

PD: ¡Perdona la tardanza! Tuve un día ajetreado y entre la revisión se me fue el tiempo, ¡dishonor in my cow!

Disclaimer: Fairy Tail no me pertenece, es propiedad de Hiro Mashima.

[White lies]

"Las promesas se hicieron para romperse…"

Gray nunca en su vida había mentido, sus padres le enseñaron que la deshonestidad es mala pues lastima a otras personas y más si son importantes para ti. A su corta edad de seis años él juró que nunca diría una mentira, para no decepcionar a sus padres y para no herir a otros.

Quién pensaría que esa promesa duraría tan poco.

Un día, su mejor amiga Juvia no fue a visitarlo, fue tan extraño que le pidió a su madre que lo llevara a verla. Al llegar, la madre de esta le dijo que hoy no se encontraba con ganas de ir a verlo, eso le preocupaba porque su hija adoraba al azabache, no existía día en el que no fuera a jugar con él o se alegrara de verlo.

Entonces él subió a la habitación de ella para ver que traía tan mal a su querida amiga.

—Juvia… —tocó la puerta tal como su madre le enseñó, le dijo que la privacidad de una mujer debía respetarse y él cumplía con todo al pie de la letra. Después de la cuarta vez se rindió y pidiendo una disculpa mentalmente a su amiga abrió la puerta.

Todo el interior lucía como un cuarto normal, a excepción del bulto entre las cobijas de la cama. Gray sabía que se encontraba debajo de ellas así que, caminando en puntillas, se acercó a la cama y se sentó en el extremo sin perder detalle de las acciones de su amiga.

—Oye Juvia… —sacudió levemente su cuerpo pero dos pequeñas manos se aferraron aún más a la manta, frunció el entrecejo frustrado y soltó un largo suspiro. No quería hacerlo, pero ella lo obligó, y de un tirón le arrebató las sábanas dejándola al descubierto.

A ella, y a sus mejillas sonrojadas y sus ojos rojos e hinchados de tanto llanto.

El ojigris dio un gruñido, cuando descubriera al culpable de la infelicidad de su amiga le mostraría lo que la furia de un Fullbuster puede hacer, no por nada le temía a su madre.

— ¿Me dirás por qué lloras? —inquirió alzando una ceja, la peliazul sorbió su nariz mientras cerraba los ojos y su cuerpo se sacudía debido a los espasmos de sus sollozos. Gray tomó eso como un sí.

—Gray-sama… ¿tú crees que Juvia es bonita? —tenía la voz de un cachorro atropellado y eso solo aumentó más el desconcierto del niño, el cual, intentó evadirla.

— ¿A qué viene esa pregunta? —preguntó con un ligero sonrojo, vio como la niña amenazaba con volver a romper en llanto y, alarmado, se apresuró a darle una respuesta —. ¡Claro! ¡Tú eres la niña más bonita que conozco! —se avergonzó cuando sintió la mirada ilusionada de ella sobre él, si Natsu supiera que dijo algo tan cursi no lo dejaría en paz nunca.

—Pero… —la tristeza se apoderó, otra vez, de los orbes azules —Mary y Jenny dijeron que Juvia era una niña muy fea y que nunca nadie la querría —apretó los puños molesto, su padre le enseñó que a una mujer nunca se le debe pegar pero en verdad, sentía deseos de desquitarse con esas dos.

—Te mintieron, son personas malas y envidiosas, saben que tú eres más bonita que ellas y te molestan por eso —no era un consuelo, él sabía que lo único que decía era la verdad.

Y lo comprobó cuando vio aparecer una inmensa sonrisa en el rostro de la peliazul.

— ¿Entonces Gray-sama quiere a Juvia? —quiso estrellar su cabeza contra la pared por no ser más cuidadoso, sabía que si hablaba de más ella podría interpretar mal sus palabras y él se vería envuelto en una situación incómoda. Le sucedía siempre y aun así sigue cometiendo el mismo error.

Tampoco es que no la quisiera, enserio lo hacía, pero saberlo era una cosa y admitirlo otra muy distinta.

—S-sí… —contestó apenado, la chica se lanzó a abrazarlo en un movimiento que él no previó y terminaron recostados sobre la cama, ella estaba riendo y él sonrió al ver que su tristeza desapareció.

—Juvia está muy feliz —dijo mientras se sentaba — si Gray-sama quiere a Juvia y ella a él, entonces significa que Gray-sama y Juvia se casarán —el rostro del niño su puso como una hoja de papel para luego enrojecer.

— ¿¡Ah!? —la pequeña niña empezó a murmurar cosas extrañas con ambas manos en sus sonrosadas mejillas sobre su boda con el azabache mientras el rostro de él ardía al rojo vivo.

— ¡No nos casaremos! —aclaró negando con la cabeza, la chica dejó sus ensoñaciones y le miró confundida.

—Pero, cuando dos personas se quieren entonces se casan, como tus padres y los padres de Juvia… —el pelinegro pasó saliva buscando una respuesta coherente a su argumento.

—Pero somos niños y- — ¡No importa! Gray-sama y Juvia harán una promesa —lo interrumpió y extendió su dedo meñique con una sonrisa.

—Dentro de muchos años, si Juvia y Gray-sama siguen teniendo los mismos sentimientos que ahora, entonces formarán una relación y se casarán —el chico miraba su mano como si fuera una cosa de otro mundo — vamos Gray-sama, prométalo —insistió y el chico, resignado, tomó con su meñique el dedo de ella y lo apretó.

—Lo prometo.

—Gray-sama y Juvia estarán juntos por siempre —anunció la niña dando un brinco, bajó de la cama y empezó a girar riendo a carcajadas, su compañero desde su sitio la observaba sonriendo divertido.

—Por siempre… —repitió haciendo una promesa silenciosa a la peliazul que tenía en frente, nada ni nadie podría separarlos.

O eso fue lo que creyó y le hizo creer a ella.

..

.

Pasada una semana desde aquella promesa, ambos niños recibieron una noticia.

Gray se mudaba.

El azabache estuvo furioso, discutió como nunca antes con sus padres pero ellos solo le dijeron que ya no podían hacer nada, su padre necesitaba el trabajo y todos los papeles ya estaban hechos.

Jamás se había sentido tan molesto.

Iba a faltar a su promesa.

El día de la mudanza, la peliazul lloró tan escandalosa y desconsoladamente que le partió el corazón a todos los presentes, el pelinegro la abrazó para tranquilizarla y lo logró, pero después ella se negó a soltarlo y sus padres tuvieron que separarla de Gray.

—Hey, calma ¿recuerdas nuestra promesa? —le sobó la cabeza tiernamente mientras ella asentía lentamente hipando — entonces cálmate, yo volveré para cumplirla.

— ¿Entonces Gray-sama y Juvia si se casarán? —preguntó con inocencia y tristeza, los adultos se sentían terribles al ver tan desgarradora escena, ambos Fullbusters descubrieron por primera vez un raro sentimiento en los ojos de su hijo.

Dolor y culpabilidad.

—Dalo por hecho.

Y, con esas palabras escuetas pero de gran valor, se despidieron esperando que esa promesa no sea tan efímera como el lapso de tiempo que pasaron juntos, y eso que se conocían desde pañales.

Juvia no volvió a verlo en más de diez años.

¡Chan chan chaaaannn! Hah, siempre quise escribir algo así. Y antes de que me digas algo, ¡no, esto no se queda así! Obvio habrá una continuación con un final feliz… ¿o no? Ya, me detengo xD. Espero que aunque sea la tercera parte te haya gustado, dedicado con todo mi amor para ti. ¡Nos vemos y gracias por leer!