Hola! Cómo están?
Sorry por actualizar tan poco, estaba en un serio debate de inspiración, ya que este capítulo quería publicarlo después de... No sé, 5 capítulos más, pero la inspiración no llegaba para esos capítulos de relleno, hasta este tan esperado. Así que YOLO, decidi dejar correr mi imaginación y darles, en mi opinión, el mejor capítulo hasta ahora.
Lamentablemente, me robaron el computador hace unas semanas, y no voy a poder subir el capitulo anterior que sale tan raro! :(
Recomiendo escuchar las canciones que figuran durante el capi, y que se imaginen a Daryl Dixon, como estaba en la temporada 2, con pelito cortito y divino. Mi Maggie, es la de post-prisión, con el cabello un poco más largo.
Disfruten este capitulo, tanto como yo disfrute escribirlo. Que tengan un hermoso sábado y porfi: REVIEWS de que les pareció!
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En la torre de vigilancia era el ojo de halcón. Nada pasaba desapercibido de su alcance. Excepto ella.
Maggie parecía haberse esfumado de la faz de la tierra desde su encuentro en le enfermería. Ese maldito encuentro tan íntimo, que lo llevo a un nivel de paranoia que solo ella podía lograr.
Pese a que ella le pidió que se mantuviera alejado de su vida, parecía ser ella la que tomaba todas las precauciones para no volverlo a ver. Según Carol, seguía sin dormir con Glenn.
- Creo que lo de las barricadas anti caminantes no va a funcionar. - Carol había cambiado el semblante, con el ceño fruncido. Se relajaba cada vez que se encontraba a solas con Daryl, y podía dejar de pretender el ser la mujer pasiva y perfecta. Se cruzó de brazos y miro al horizonte, mientras Daryl vigilaba en la torre junto a ella. -
- ¿Por qué lo dices? - Dijo al cabo de un rato, muerto del aburrimiento. -
- Son unos inútiles. - Dijo rápidamente, sin poder contener el desprecio. - ¿Abraham te contó lo que paso ayer en la construcción? Si no fuera por él, todos hubiesen muerto en una entradera de caminantes básica. - chasqueó la lengua y se acomodó el cabello. -
- No hablo con nadie estos días. Excepto tú. - Acotó mientras recostaba el rostro sobre la culata de su escopeta, mirando a la nada. -
- Bueno, mañana si hablaras con todos, en esa maldita fiesta de bienvenida que Deanne quiere hacernos. -
- ¿Fiesta? - Murmuró en voz baja, sin prestarle mucha atención. -
- Si, una fiesta. - Dijo Carol volviendo a cruzarse de brazos, de forma desaprobatoria. - Terminaré agotada pretendiendo ser la mujer feliz y simpática que estos idiotas quieren ver durante una noche entera. -
- Tu empezaste la farsa. - Indicó Daryl levantando el rostro y estirándose para no caer en la somnolencia. -
- Alguien debía hacer algo coherente e investigar, más que preocuparse por donde demonios estará Maggie Green en este momento. -
Daryl dejo de estirarse y miro de forma cautelosa a la mujer de cabellos cortos que parecía sumida en el paisaje.
- ¿Qué…? -
- Oh, vamos. Estoy cansada de fingir afuera, no me hagas fingir contigo también, Daryl. -
La mujer se volteo, apoyando el trasero en el mesón que daba al ventanal de vigilancia, cruzo piernas y brazos al mismo tiempo e intentó relajar su semblante, para no ser tan agresiva con Bambi y su descubrimiento de sentimientos.
- Se lo que pasa con Maggie, soy excelente observadora. Y tu eres mi amigo, claro que te observe, todo este…- Señaló el cuerpo de Daryl que se había quedado inerte mirando a la mujer, mudo. - "acting" de hombre duro no me lo trago. Te enamoraste de Green- Dijo y sonrió de costado. -
- ¿Cómo puedes sonreír ante algo así? Está casada. - Daryl se sorprendió de lo fácil que fue soltar lo que tenía en el pecho, apretando y doliendo hace meses. -
- ¡Oh, vamos! – Carol levanto ambos brazos en son de desaprobación. - ¿Quién eres tú y qué hiciste con Daryl Dixon? - La mujer soltó una pequeña carcajada ante la inocencia y fragilidad de su amigo ante cuestiones del amor. - Estamos en medio de un maldito apocalipsis zombie… El estar casado ya no cuenta. -
- O cuenta el doble. - Dijo Daryl negado. -
- ¿Se acostó contigo? -
El color púrpura de la cara de Daryl se lo confirmó sin necesidad de palabras.
- Ya no cuenta, Daryl. -
La mujer palmeó suavemente la espalda del hombre antes de retirarse de la torre. Daryl consultó la hora. Su turno terminaría en media hora y Glenn seguiría. Desde la pelea que tuvieron con el hijo de Deanna y Nicholas, Daryl había dejado de salir a cazar, y eso lo estaba volviendo loco. Su mano aún no se recuperaba, y la mayoría se debía a que era un burro que no seguía las indicaciones medicas y no se realizaba las curaciones adecuadas.
Por orden de Rick, optó por seguir las ordenes de Deanna, pero era su tercer día de "confinamiento" en Alexandria y se estaba volviendo loco.
Salió con la cabeza llena de preguntas y, sin hablar con nadie, se interno en su habitación por el resto del día. Se despertó en la madrugada, con unos susurros medianamente fuertes en el vestíbulo de la casa. Era raro, así que decidió investigar.
- Si yo tengo que ir a esta estúpida fiesta, tú también. - Maggie trotaba detrás de un Glenn muy encabronado. - ¡Glenn! - Glenn volteó rápidamente y Maggie paró en seco. -
- Yo no tengo que hacer nada contigo, Maggie, eso lo dejaste bien en claro todas las noches que no dormimos juntos. - Soltó con acidez. Daryl desde el primer piso, observaba la difícil situación con bronca contenida. La aborrecía por hacerlo sentir así; que pese a que ella le dijo en la cara que quería que sufriera, quería saltar y defenderla. -
- Glenn…-
Glenn levantó la mano, en son de stop, dejándola muda a una Maggie dolida.
- Deanna me lo pidió. Daryl aún no recupera su mano, y necesitamos salir a cazar. - Su esposo no noto como la afecto su nombre,pero el desde arriba sí. - Volveré en dos días, no es nada de otro mundo perderme una fiesta que ni quiero celebrar, no sé por qué haces tanto alboroto. -
"¿Dos días sin Glenn?" Daryl pensó, si sabía porque tanto alboroto. Desde Terminus jamás habían vuelto a estar en un lugar sin Glenn de por medio. ¿Greene se sentía indefensa, quizás?
- Dos días es mucho sin ti. - Dijo la chica de boca para afuera. Intento tomarle la mano, pero él se alejó. -
- Maggie… ¿Qué demonios te paso allá, sola en el bosque? - Maggie dejo caer un par de lágrimas culposas. - No puedes mantenerme alejado todo este tiempo y pretender que crea esta farsa que por dos días mueres sin mí. -
- Glenn, por favor, no te…-
- En dos días…- Glenn suspiró y se acercó para barrer las lágrimas de su esposa. - En dos días volveré, y tú y yo hablaremos, Maggs. - Maggie sonrió levemente ante ese "Maggs" que antes la derretía. - Esto no puede seguir así, no podemos seguir así. -
- Lo sé. - Susurró la chica y en un arrebato de culpa y amor, tomo su mano y la beso. - Vuelve entero. -
- Te…- Glenn volvió a suspirar y bajo la vista. - Diviértete en la fiesta por mí. -
Maggie quedo en medio del pasillo, sola, mirando a la puerta y en silencio. La madera del suelo crujió en el momento menos indicado, ya que la muchacha levantó la vista super rápido y se encontró con un Daryl Dixon sin camiseta, agazapado contra las barras de madera del pasillo del primer piso mirándola. Como un animal mira a su presa antes de comérsela.
- Púdrete, Dixon. - Soltó Maggie antes de internarse en la cocina y comenzar con la rutina diaria. -
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Era el día de la fiesta. Carol, como buena amiga y conspiradora, entro a la seis de la tarde a la habitación de Dixon sin preguntar, y se encontró con un Daryl cómodo, sin camiseta, intentando arreglar unas piezas de motocicleta en el escritorio de su habitación.
- No iré. - Dijo apenas la vio. -
- Oh, si iras. Serás mi "plus one" hasta que Maggie se ocupe de ti. -
- ¿De qué demonios hablas? - Daryl levantó la vista, molesto, y la vio poner distintos conjuntos de ropa sobre la cama y evaluar. -
- Glenn no está, ni estará hasta de dentro dos días aquí. Es tu oportunidad. -
- Jesús, mujer. El apocalipsis zombie hizo estragos con tu mente. -
- Al contrario, me dio vida. Ahora deja de refunfuñar y pruébate estos conjuntos. Me llevó todo el día, sonreír y pedirle prestados a todo el barrio ropa decente que no sean camisas sin mangas y con olor a maderas y aceite de motor. - Señalo los atuendos mientras ella se sentaba cómodamente en el sitial del rincón. -
- ¿Qué crees que va a pasar? ¿Qué ella mágicamente va a sentir que debe estar conmigo solo por que su marido se ausentó? Me desprecia. - Dijo "ella", porque decir Maggie dolía, aunque no lo admitiera. -
- Oh no lo sé, pero la noche es larga, querido. -
Daryl miró los tres conjuntos y no pudo evitar sentirse incómodo y nervioso como un adolescente.
Carol se levanto de su sillón y se acerco a él. Colocó su brazo sobre el antebrazo de Daryl.
- Jamás te insistirá por algo que se que te va a lastimar. Te apreció demasiado para hacerlo. ¿Lo sabes, ¿no? – La mujer apoyo su cabeza sobre el hombre de Daryl. -
- Lo sé. - Dijo al cabo de un rato mientras miraban los atuendos. – Pero ella no me aprecia, me aborrece. - Dijo con vergüenza, admitiendo lo que sucedía era fuerte para él. -
- Ella solo esta dolida porque no la elegiste a ella. Elegiste la supervivencia, como la mayoría hace. - Dijo con lógica. - Ahora pruébate el conjunto con la camisa azul, resaltará tus ojos. -
Al cabo de media hora, Daryl Dixon era otro. Vestía una camisa azul marino, que decidió llevar sin abotonar, y con las mangas arremangadas hasta el codo, pese a la desaprobación de su amiga. Una camiseta blanca escote en V resaltaba sus pectorales y un jean opaco negro terminaba un look sencillo, pero "Matador" según Carol.
- Oh, esto sería perfecto con un pañuelo rojo al cuello. -
Daryl no pudo evitar sonreír, de costado, con ironía y enojo.
- Ella tiene el mío. -
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- No quiero estar aquí, por favor, vamos a la casa. - Maggie se sentía incómoda y expuesta con ese vestido rojo de puntitos blancos. -
- Te ves preciosa. - Beth la miro risueña y feliz de ver a su hermana tan producida. - Vamos, sólo unos tragos, y volvemos. -
- Puedo tomar unos tragos en la casa sin ningún problema. - Intento voltearse y volver a la calle cuando vio a lo lejos salir a Carol y Daryl, y encaminar hacía donde se encontraban ellas. - Demonios, entremos. -
Avanzaron a la casa, que estaba muy decorada, con música festiva y comida y tragos por doquier. Aparentemente hace dos meses habían conseguido tomar todo lo de un supermercado, y tenían bebidas y snacks de sobra que estaban esperando usar para un momento así.
- Demonios, chicas Greene. - Abraham lucía un traje militar abierto, ya que le quedaba chico. - Dios hizo un buen trabajo con ustedes. -
- Gracias, Abee. - Beth se había ganado el corazón de todos en ese mes de Alexandria. - Tu también luces genial. -
Maggie sonrió incomoda ante todo lo que sucedía y tomo el primer trago que le ofrecieron de forma casi desesperada. La muchacha lucia un vestido rojo fuerte con pintitas blancas, con escote corazón y suelto en las caderas. Le llegaba hasta las rodillas. Su hermane le recomendó unos zapatos negros un poco altos y recogerse el cabello. Según Beth lucía divina; según ella parecía una ama de casa de los 50 reprimida.
No pudo negar que la previa a esa fiesta, el compartir con su hermana por horas probándose ropa, maquillaje y recordando viejos tiempos, la hizo sentir que no vivía en un barrio reforzado para que no entren muertos vivientes. Lo llego a disfrutar.
Beth optó por una blusa blanca que resaltaba sus hombros y cabello rubio, y una falda beige con botas que, de buena forma, Rosita le había prestado. La rubia trazó una buena amistad con la morena, pero su hermana mayor era otro cantar.
- Circulemos, por favor. - Pidió Maggie enganchada al brazo de su hermana, mirando con disimulo a la puerta, esperando que a ultimo momento Daryl decidiera no ir. La puerta se abrió y Maggie, prácticamente, arrastro a su hermana fuera de ese campo visual-
- Jesús, Maggie, que demonios…-
Daryl entro a la fiesta con Carol a su lado. La mujer lucía un bello vestido largo de mangas también largo estilo hippie chic, que resaltaba su figura de mujer.
- Busquemos algo para tomar ya. - Daryl se sentía incomodo y con nauseas. Si eso era amor, detestaba sentirse así. -
- Si, y también la bandeja de las galletas que hice, antes que ese niño se coma todas. - Dijo mientras sonreía falsamente y saludaba a alguno de los invitados. -
Durante una hora, Maggie pudo escapar a Dixon. Lo evito en toda la casa, se escurría de todos los ambientes donde lo veía ingresar con Carol a su lado. Beth se había convertido en su aliada, pero sólo después que, encerradas en el baño del primer piso, su hermana le contara toda la verdad.
La noche de verano estaba calurosa. Habían colocado mesas con masitas dulces y bebidas en la calle frente a la casa de Deanna y decorado con luces multicolores. Había dos parlantes que les permitía escuchar Creedence y que incluso algunas parejas se dispusieran a bailar rock clásico de los 70 en el medio de la calle, felices.
Maggie y su hermana se habían sentado en la acera, mientras Maggie masajeaba sus pies y empinaba su quinto trago. Beth la miro y sonrió, regalándole calidez en su mirada.
- Te amo, ¿lo sabes? -
- ¿Pese al monstro que soy? - Dijo Maggie bufando y sonriendo de costado a su hermana. -
- Oh, cállate, Greene. – Miro a la "pista de baile" y volvió a sonreír. - A papá le gustaba esta canción. - Dijo mientras sonaba "Green River" de Creedence (N/A: Sería IDEAL si pueden escucharla, y también la canción que sigue en este momento). -
- Si… - Suspiró con el nudo en la garganta. Demonios que extrañaban a su padre. - Beth Greene, ¿Me harías el honor? – Maggie levanto una mano y le sonrió a su comprensiva hermana. -
- Pensé que nunca lo dirías. – Beth tomo la mano de su hermana y juntas salieron a la calle a bailar en honor a su papá. -
Daryl salió en el momento exacto que la muchacha dejaba sus zapatos en la calzada y se levantaba para bailar. Con un vaso de whisky en la mano, optó por apoyarse contra una pared de la casa, cruzando sus piernas, a escondidas de la luz y darse el lujo de ver lo que estaba pasando.
Ahí estaba, Maggie Green, con un maldito vestido rojo ajustado en la zona de los senos, sonriendo con los labios pintados de rojos carmesí, bailando un buen rock clásico y luciendo sus dotes bailarines, llevando la guía del baile.
Era un show fantástico para Dixon.
Atrás había quedado el odio, la bronca e intentos de desapego. Quería que la canción no terminara jamás, y verla en un loop constante bailando esa canción y sonriendo con su hermana. Tomo otro trago de su tercer vaso de whisky y suspiro.
La odiaba tanto como sabía que la amaba.
Maggie, sonreía y bailaba al son de la música, sin darse cuenta de que varias personas quedaron en seco viendo a las hermanas Green dar un show digno de su padre. El frufrú de su vestido acompañaba el son de la música y ella volvió a sentirse que estaba en la granja, y que era otro sábado en la noche, luego de terminar la jornada laboral y Hershell ponía su amado CD de Creedence en el porche de la casa. Nostálgica, apoyo el rostro entre el hombro y el cuello de su hermana, y ahí fue cuando lo vio.
Por suerte, el inicio de baile de las chicas había inspirado a varias parejas a bailar, así que nadie noto el cambio en el rostro de Maggie, quien dejo de sonreí y miro seria a Daryl Dixon, apoyado en la pared.
Daryl salió de su trance y dejo de apoyarse contra esa pared. Sostuvo el vaso de whisky bajo, y sus pulsaciones aumentaron. Ahí estaba ella, mirándolo fijo, con esa furia y arrebato tan conocido para él en su mirada. Maggie trago en seco, de repente la música dejo de escucharse muy fuerte en su cabeza y, pese a los cinco tragos que había tomado, sentía su garganta seca. Todo su cuerpo se erizó ante esa mirada penetrante y mentiría si dijera que no sintió un pinchazo de dolor y placer en su entrepierna.
Se sintió mareada, abombada y dejo de mirarlo, mientras comenzaba a sonar "Midnight special", le susurró a su hermana que iba por un poco de aire fresco a la torre, donde circulaba mucho viento debido a la altura.
- ¿Quieres que vaya contigo? – Susurró Beth dejando de sonreír. –
- Oh, no, tu quédate aquí, vuelvo enseguida. –
Maggie se alejo de su hermana, tomó los zapatos que estaban en la vereda y Daryl se puso en alerta, al ver que se adentraba a la oscuridad de la calle, donde las luces de colores no llegaban, y por instinto cazador, dejo el trago en el suelo, y con las manos en los bolsillos la siguió, apresurado.
Beth notó al hombre ir detrás de su hermana y antes de que pudiera hacer algo Carol tomo sus manos y la hizo bailar.
- Tú lo sabes. - Dijo Beth mirando de soslayo a la mujer. -
- Tú también. Así que regalale esta noche a tu hermana, Beth - Susurró la mujer sonriente. -
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N/A: Recomiendo escuchar para esta escena Cosmic Love de Florence and The Machine.
Maggie sentía presión en su pecho, y se lo tomaba, mientras apuraba el paso hacía la torre. La música se sentía lejana, así que se volteó con temor cuando escucho unos pasos apurados detrás de ella.
- Déjame en paz. - Maggie articulo con la mandíbula dura, mirando alrededor y sintiéndose acorralada por el cazador. - ¡VETE! – Gritó y apuro el paso hacia la torre, casi corriendo. -
- Maggie – Daryl dijo su nombre después de mucho tiempo, y ella no pudo evitar sentir piel de gallina mientras abría la puerta de la torre. - Maggie, para. –
Maggie subió las escaleras corriendo y de un portazo entro a la pequeña habitación de la torre donde Nicholas tomaba guardia.
- Vete, yo vigilo ahora. -
- No es tu turno. -
- ¡DIJE VETE! – Gritó Maggie mientras le lanzaba uno de sus zapatos. -
Nicholas bajo rápidamente con la idea de acusarla con Deanne cuando se encontró con Dixon a mitad de escalera.
- Le dices a alguien de esto y termino lo que inicie tres días atrás, imbécil. -
Nicholas asintió y bajo apresurado, dejándolos solos en la torre.
- Maggie. –
- Dios, déjame en paz, ¡déjame sola! – Maggie se agazapo contra la otra punta de la torre, como si eso pudiera protegerla de lo que sentía. -
- Sólo quiero saber si estas bien. – Dijo en voz baja, como un niño con vergüenza. –
- No, no estoy bien. ¿Estás contento? ¡No estoy bien! – Grito la chica fuera de sí. – No estoy bien, porque mi esposo volvió de la muerte, porque no he sido capaz de acostarme con él en todo este tiempo, y porque tu estas metido en mi cabeza, y ahora estas mirándome. - Maggie vomitó todo lo que sentía en palabras y sintió que la presión del pecho la abandonaba. - Por Dios, deja de mirarme. – Maggie noto que el vestido rojo había sido muy mala decisión. –
- No estoy mirándote. - Dijo Daryl –
- Tu estas mirándome, y vigilándome, me vigilas todo el tiempo. – La chica se refugiaba detrás de una silla, pero empezó a circular a su alrededor cuando Daryl avanzo. – Glenn es mi esposo, me ama, y me amo antes que nadie, y me estoy esforzando mucho por ser feliz aquí. –
- ¿Te esfuerzas? ¿Sin acostarte con él, así te esfuerzas? - Daryl le escupió la realidad de forma cruda y la chica boqueo con los ojos agrandados y molesta. –
- No puedo respirar, no puedo respirar contigo mirándome así, deja de mirarme. - Hizo un ademán con la mano molesta, sin responderle a las preguntas que le hizo, ya que la respuesta era obvia. –
- ¿Crees que quiero mirarte así? ¿No crees que preferiría mirar a otra mujer? ¡¿A una mujer NO casada?! – Daryl empujo la silla, quitándola del medio entre ellos. Maggie se agazapó contra la mesón que estaba pegada al ventanal. La luz de la luna entraba por la ventana, dándoles un tono gris perlado a sus pieles. - Nadie me vuelve loco, ¡nadie me volvía loco hasta que tu decidiste meterte en esa maldita Chevy conmigo, en mi vida! ¡Nadie me hace que me resulte imposible sentirme normal, más que tú, maldita perra! – Maggie tragó en seco y bajo los brazos mientras lo veía avanzar mientras hablaba. Notó que no estaba consciente de todo lo que estaba admitiéndole, e internamente, ella amo todo lo que estaba diciéndole. - Nadie me provoca ganas de matar de solo pensar que duermes con otro hombre en una habitación. –
Daryl dejo de hablar, y Maggie solo lo miraba, derrotada, seria y cansada, realmente cansada. Él se tomo los pelos y bajo los brazos de forma cansina.
- Mierda, Greene, daría lo que fuera por no estar mirándote a ti. –
Ambos suspiraron al mismo tiempo, y la mirada de él se poso en esos labios entreabiertos carmesí.
Y entonces sucedió.
Daryl corto la distancia entre ellos y la tomo de la cabeza con ambas manos besándola de forma desaforada. Maggie se dejo ser, y lo tomo de un brazo y la cabeza, acercándolo más a ella. El choque del sabor aguardientón del whisky en los labios de Daryl, y el dulzón de la boca de Maggie, debido a su mojito de frutillas fue cósmico.
De forma desesperada, Daryl la tomó del trasero, que se le veía gigante en ese maldito vestido, y la sentó sobre la mesa alta y recorrió entre besos y lamidas, que hacían temblar a Maggie, desde su boca hasta el escote en V de su vestido.
Ambos tenían esa urgencia que en esas semanas no pudieron calmar, las ganas de devorar la piel del otro y sentirse en su hogar al sentir el calor de sus cuerpos agitados. No podían perder tiempo, en cualquier momento podía volver Nicholas con Deanna, o Beth por su hermana.
Daryl recorrió las piernas de su mujer, y deslizó las bragas negras que protegía su pubis. Las tiro en el suelo, y Maggie rápidamente lo atrajo hacia ella, devorando su boca, y dejando escapar pequeños gemidos de placer mientras le quitaba la camisa, seguido de la camiseta blanca.
Daryl, por su parte, luego de tener el torso desnudo, busco con manos desesperadas el cierre del vestido en la espalda de la chica, y lo abrió.
Los senos de Maggie escaparon del vestido y rebotaron ante la vista del cazador.
Fue como volver a vivir; como tomar esa bocanada de aire entre los manotazos de ahogado.
Ahí estaba Maggie Greene. Semi desnuda, con los pechos al aire, intentando que volviera a estar cerca de ella mientras la luz de la luna bañaba sus hombros y la circundaba en un aura de otro mundo.
Se miraron intensamente, se tomaron esos segundos interminables de conexión, donde ambos sabían lo que pasaba y lo que iba a pasar, pese a todo.
Maggie, con movimientos más lentos y premeditados tomo a Daryl desde el borde el jean, justo encima del cinturón, y lentamente se lo quito. Abrió la bragueta el pantalón, pero en ningún momento dejó de mirarlo a ojos, de forma fija y feroz.
Daryl no pudo evitar jadear y reposar su frente sobre el hombro de Maggie mientras ella sobaba su falo de forma lenta, disfrutando cada jadeo y espasmo que recorría la espalda de Dixon.
Daryl se canso de tanto juego, le tomó la muñeca y se la alejo, provocando un pequeño gritito de la chica.
Sin dejar de mirarla, tomo un poco de saliva con su otra mano y se preparo para tomarla, ahí, en la torre de seguridad.
Maggie no pudo evitar sentirse relajada y ansiosa al mismo tiempo. Se abrió de piernas aún más, para rodearlo por la cadera y levanto su vestido, lo máximo que pudo.
Mientras Daryl se metía dentro de ella, ambos se miraban fijo, deseosos y felices. Maggie dejo escapar una pequeña sonrisa que termino en quejido cuando Daryl empujo se metió del todo en ella.
Se abrazaron, como si toda la vida hicieran eso. Ella lo tenía abrazado de piernas y brazos, y deseaba quedarse así para siempre, aunque jamás lo admitiera.
Daryl empezó a moverse al son de los gemidos de Maggie, cada vez mas fuerte. Las sensaciones eran increíbles. Era como despertar de un coma, un largo y tedioso coma.
- Daryl…- Susurró Maggie entre gemidos, tomando su rostro y acercándolo para besarlo. - Daryl…- Repitió entre cada embestida, que era cada vez más fuerte. -
El no respondió. Lo colmaba de placer el escuchar su nombre entre los gemidos y jadeos de Maggie, embistiéndola cada vez más fuerte.
El momento llego, Daryl no tenía control sobre si mismo, había tomado las muñecas de la chica y levantado sobre sus cabezas, presionándolas sobre el vidrio que tenían detrás. No le importaba el posible show que estaban haciendo, solo quería tomarla y volverla loca del placer. A punto de terminar, Daryl saco su miembro y termino entre la mesa y el vestido de la muchacha. Maggie quedo laxa, tirada sobre la mesa, haciendo fuerza con sus manos para bajarlas.
- Suéltame…- Logro decir mientras Daryl se recuperaba con la frente sobre su hombro y aún manos tomando las de Maggie. –
- Jamás. – Le dijo el hombre con una nota de seducción en su mirada que jamás había visto antes. -
Daryl bajo una mano a la entrepierna de la chica, que se tenso levemente, al ver que el hombre le seguía sosteniendo las muñecas con la otra mano.
- Daryl…- Empezó a agitarse nuevamente cuando los dedos de Dixon, hábilmente, entraron a su intimidad y empezó a masturbarla. – Para…. Por favor, para. –
El momento la sobrepaso, ya que Dixon tenía todo el control sobre ella en ese momento. Quería resistirse, quería no mover las caderas a la par de los dedos del hombre que cada vez los movía más rápido, logrando que la chica se quebrara y comenzará a gemir descontrolada, pidiéndole que la tocara más y más profundo entre cada suspiro que podía tomar, desquiciada.
Cuando el alivio llegó, Daryl quedo embelesado ante la belleza de sus facciones, relajada y gustosa de haber terminado en sus brazos. Mientras la chica respiraba agitada, Daryl soltó sus muñecas y sujeto su cuerpo al momento justo, cuando la chica rendida se dejaba caer en sus brazos.
Daryl evaluó la situación de forma metódica, como buen cazador. El estado alcohólico en ambos se iba disipando y eso podía tener graves consecuencias. Decidió dejarse llevar, y la sujeto por ambas piernas, colgando los brazos de la muchacha sobre sus hombros, inertes. Una vez cargada a horcadas, dio cinco pasos atrás y se dejo caer lo más suave que pudo sobre el pequeño sofá sucio que había a sus espaldas. Con Maggie encima de él, le fue super difícil controlar el pensamiento puritano que debía mantener. Metió los brazos de la chica dentro del vestido, cubriendo sus senos y la dejo recostada encima de el con su cabeza sobre el hombro relajado.
Pasaron varios minutos hasta que alguien hablo.
- No quiero moverme. No quiero enfrentarte… No quiero hablarte. – Suspiro al final con un dejo de vencimiento. –
- No lo hagas. No esta noche. – Cedió el hombre, con pocas ganas de que la chica se saliera de encima de él. – No esta noche. -
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¿Qué tal? ¿El reencuentro les pareció digno o no?
Puede que adelantarme a este capitulo, cortando camino, haga que la historia sea un poco más corta, pero les aseguro que solo será calidad y placer visual xD.
Hasta el próx. capi! :3