Tenía esta idea hace poco, la idea de una especie de "tercera generación" en Gravity falls, pero como no la tengo tan montada en mi mente, solo escribiré algunos one-shot separados pero del mismo universo.

Gravity falls no me pertenece.

Gravity falls tercera generación

Prologo

En medio de un bosque se podía observar las copas de los árboles, tan altas que parecían tocar el cielo. Unos hermoso pajaritos que cantaban mientras sobrevolaban el atardecer. La flora sin duda parecía mágica, pues los colores de aquel sector del bosque eran brillantes y fluorescentes. De lejos se observaban dos conejitos adorables saltar por todos lados.

Un paisaje digno de fotografiar y estar en la portada de Natgeo.

Excepto por algo.

-Idiota, Sabia que coquetear con una chica con colmillos y orejas de lobo no saldría bien-chillo una niña atada de cabeza junto a otra persona.

-Por favor, estas celosa por no haber tenido novio antes-indico el otro joven.

La niña era de estatura normal (aunque al estar de cabeza no se podía apreciar bien) su cabello era un castaño demasiado claro que le debería llegar por los hombros, sus ojos eran azulados muy oscuros y sus ropas estaban algo destruidas. Podría tener unos doce años de edad y tenía sus mejillas marcadas con rojo.

En su espalda estaba atado otro chico de su misma edad, su cabello era más oscuro que el de la chica corto y peinado a la moda y sus ojos eran marrones. Sus ropas estaban aún más destruidas, su cuerpo era algo formado para su edad y en su nariz se veía algo oscura.

-Estamos a punto de morir, crees que eso me importa ahora-indico la joven con furia.

El chico bufo ignorándola.

-Estas exagerando un poco-dijo sin darle importancia.

De pronto bajo ellos, un grupo de lobos comenzaron a gruñir furiosos y con sus ojos rojo brillante. Todos parecían corear "¡Comer!" con su mirada.

La niña quiso golpearse la frente, pero sus manos atadas lo impedían.

Regresemos unas horas…no…unos días antes de lo ocurrido para poder comprenderlo todo.

Primero déjenme presentarme, mi nombre es Elizabeth Northwest.

En esta ocasión se puede ver a la misma chica castaña que estaba atada de cabeza, pero ahora está mejor vestida y sin heridas en su cuerpo. Se puede ver cómo está sentada frente a un televisor con lentes a la moda, mientras juega un video juego con aparente facilidad.

Soy la menor de mi familia, vivimos en Nueva York gracias a que mi madre es una famosa diseñadora, que ha escrito varios libros que están en la cima de las ventas.

Al otro lado de la habitación se podía observar a el mismo chico que estaba antes atado, pero ahora igual que la joven se veía mejor. Sus ropas eran a la moda y tenía una sonrisa encantadora mientras practicaba con una guitarra acústica. Las notas parecían complicadas y sus manos se movían con rapidez para interpretar una melodía relajante.

Él es mi hermano mayor, somos gemelos. Su nombre es Leonardo Northwest…él es algo…tiene personalidad.

De pronto una cuerda de la guitarra pareció romperse, logrando que impactara con fuerza en su rostro.

Debido al doloroso sonido, Elizabeth volteo a verlo antes de hacer una mueca de dolor. Ahora en la parte derecha del rostro de su hermano, se observaba una dolorosa marca roja.

-¡Genial, una marca!-dijo con los brazos al aire.

Elizabeth suspiro antes de voltear al video juego, ignorando como su hermano corría para enseñarle la marca a su madre.

Nuestra vida era bastante normal, entre nosotros yo era la gemela inteligente y mi hermano era el artista. Todo estaba bien…excepto que fuimos expulsados de tres escuelas por motivos completamente injustificados.

Llegando a que pasara…algo terrible.

-¡MUDARNOS!-gritaron Leonardo y Elizabeth con horror.

Estaban en el comedor de la casa, donde su madre los había reunido para contarles lo que sucedía. Todo en su hogar era elegante, pero no ostentoso. Su madre tenía buen sentido de la moda, luego de haber estado trabajando en una sección de una revista y un programa de radio, con el dinero había decidido remodelar la casa.

No se quejaban, tenían una piscina ahora.

Frente a ellos estaba su madre, una hermosa mujer que aún no llegaba totalmente a los 30 años, de larga cabellera rubia hasta la cintura (¿Era teñido? Un completo misterio) de ojos azules con destellos violeta. Tenía ropas normales, pero igual no parecía ser la madre de dos jóvenes de doce años. Su cuerpo estaba bien definido y los Pilates la mantenían aun en forma. Además de que usaba poco maquillaje.

Sus usuales ojos llenos de ternura para ellos, ahora mostraban una seriedad que implicaba casi imposible salirse con la suya.

-Les dije que si los expulsaban una tercera vez…nos mudaríamos-dijo con fuerza su madre.

Elizabeth bajo la mirada preocupada, antes de ver de reojo a Leonardo.

-Ya saben que los padres de los niños dejaran de presionar al director, si Leo se disculpa-añadió su madre intentando arreglar el asunto.

El puño de Leo golpeo el comedor antes de levantar la mirada decidido.

-Un Northwest no se disculpa-gruño con furia.

Las dos mujeres suspiraron.

En realidad Elizabeth sabia por que no pensaba disculparse, pero la mirada de Leonardo le indicaba que guardara silencio, ya que era uno de esos pocos momentos donde parecía ser el gemelo mayor, solo suspiro rendida.

-Bien veo que no me dejan otra opción-añadió la mujer antes de tomar su celular.

Los niños se vieron preocupados, y para qué negarlo, con algo de temor. Pocas veces habían logrado enojar a su madre, pero eran suficientes para no querer hacerlo nunca más.

Nerviosos vieron a su madre verlos de reojo algo dubitativa, antes que la persona al otro lado contestara.

-Si…hola…soy Pacifica, Pacifica Northwest, recuerdas el favor que me debes, pues es hora de cobrarlo-anuncio la mujer antes de asentir un par de veces y colgar.

-¿Dónde nos mudaremos?-pregunto Leonardo al aire.

Su madre sonrió.

Luego de un viaje de varias horas…en realidad fue casi una semana en carro y con el camión de mudanza atrás de ellos. Cuando lograron ver un rotulo que indicaría su nuevo hogar. Estaban prácticamente en medio de la nada, bueno, en medio de un interminable bosque. Cuando pasaron un enorme tanque de agua con el nombre del lugar "Gravity falls", ninguno de los niños había escuchado jamás ese lugar, por lo cual entenderán que al pasar todo el pueblo, hasta llegar a una pequeña casa en medio del bosque…no sería lo mejor.

Su madre puso una expresión de horror al ver ese lugar, había hablado furiosa por teléfono diciendo que eso no le había prometido. Luego de perder una discusión, comenzó a tomar un cuaderno de notas y escribir todo lo que ocuparía para remodelar el lugar.

Parecía una vieja cabaña abandonada.

Entraron al lugar sin querer tirando la puerta, rota por las termitas. Su madre les indico que su habitación seria compartida en el ático. Ambos se vieron con horror, indicando que habían otras habitaciones, pero su madre fue firme.

Mientras Elizabeth tomaba la cama de la izquierda, notando una cortina de polvo al poner la maleta sobre el lugar.

-¡Cool!, Astillas-dijo Leo mostrando sus manos ahora llenas de madera diminuta.

Elizabeth hizo una mueca de dolor, pero igual lo ignoro viendo todo confundida.

-Es esto una especie de tortura-murmuro sacando algunos de sus libros, el viaje había sido agotador, no desempacaría nada hasta al día siguiente.

-Tómalo como una nueva aventura, los hermanos Northwest contra este viejo mundo anticuado-dijo Leo separando las manos como si fuera un anuncio imaginario.

Su hermana solo bufo antes de sacar los libros de esa maleta, ocuparía una biblioteca pronto para poner todos sus libros de "nerd" como solía decir su hermano. En cambio Leo estaba pensando ya sobre dónde poner el televisor para seguir con los video juegos.

Luego de varias horas de dormir agotados en la cama, bajaron ante el llamado de su madre. Esta había logrado preparar algo en la vieja cocina. Habían muchos muebles viejos y sucios por todos lados, lo que significaría una larga semana para poder limpiar todo por completo.

Después de comer, mientras su madre obligaba a Leo a lavar los platos, pues era su turno.

Elizabeth comenzó a caminar por el lugar, se sorprendió al entrar a una habitación que parecía haber sido una tienda de chucherías. Tenía todo abandonado y lleno de polvo con telarañas. Tomo una vieja libreta que parecía tener un signo de pregunta en la portada y estar blanco por dentro.

¿Una tienda de regalos?

¿Qué clase de lugar había sido ese?

Lejos veía una tienda de caramelos vieja y oxidada, con comida aun adentro. Más tarde molestaría a Leo para retarlo a quien podría comer eso sin vomitar, pues debía estar ya vencido.

-La cabaña del misterio-dijo alguien a su espalda.

Volteo a ver como su madre comenzaba a recoger algunos vidrios rotos, para lanzarlos en el basurero. Tenía ropa sucia y una escoba en una mano, debía haber pensado en limpiar todo para poder empezar su tarea de redecorar.

-¿De qué hablas?-

-Este lugar se llamaba la Cabaña del misterio, pero ahora está ubicado en otro lugar y es mucho más grande…al parecer ha tenido mucho más éxito de lo esperado-comento como si eso hubiera sonado imposible.

Se preguntó por qué su madre sabía tanto de ese lugar.

Tal vez a la hora de mudarse había preguntado los detalles.

Suspiro antes de tomar una cola de su bolsillo, para poder atarse sus cabellos. A pesar de que esto no le agradaba nada, era principalmente su culpa el haberse mudado. Su madre siempre los había apoyado, siempre habían sido solo ellos tres, no podía quejarse y debía ayudar. Por lo cual tomo una bola de basura, para comenzar a tirar las cosas inservibles.

Su madre sonrió.

Media hora después su hermano se unió, riendo emocionado cuando encontraba alguna cosa sorpresa.

El atardecer estaba cayendo sobre ellos, por lo cual su madre les dijo que iría al pueblo a traer la cena y comprar algunas cosas para empezar la remodelación. Les dijo que debían descansar algo y que el viejo televisor aun tenía algunos canales para ver.

Ambos se encogieron de hombros.

-Te reto a comer un dulce de esa vieja máquina expendedora-dijo Elizabeth a Leo.

-Hecho-añadió el mayor emocionado.

Luego de meter dinero, golpear la máquina e intentar romper el vidrio…no salió nada. Leo quien estaba a punto de subir a buscar su bate de béisbol, se detuvo ante el grito de su hermana. Al regresar la vio ver detenidamente los botones de la máquina. Esta corrió a una caja que habían guardado cosas que aun servían, para sacar una lámpara con luz fluorescente. Al poner la luz violeta frente a los botones, estos mostraban un extraño patrón.

-Un misterio-dijo Elizabeth con ojos de estrellas.

-Cosas de Nerd-murmuro Leo desanimado.

Luego de probar algunos intentos, en el numero 20 la compuerta hizo un extraño sonido.

Se vieron de reojo, antes de asentir emocionados.

El interior dentro de la maquina parecía estar igual de sucio que el exterior, pero al llegar a un extraño elevador, se resignaron a bajar. El elevador se detuvo en el número tres, antes de que las compuertas se abrieran. Parecía un extraño centro de control, de alguna cosa. Comenzaron a travesear botones, pero todo parecía desactivado. Al entrar por una puerta, había enormes pedazos de metal por todos lados…como si algo hubiera sido desmantelado.

-Creo que me gusta nuestro nuevo hogar-indico Elizabeth emocionada.

Leo dentro del lugar solo siguió tocando botones a lo loco.

Uno de esos botones hizo que algo frente a Elizabeth soltara polvo, se acercó confundida al ver un montón de hojas sueltas dentro de una repisa oculta detrás del panel de control. En ella había un extraño libro de color azul oscuro, con la imagen de una constelación frente a ella y el numero 2 escrito en tinta dorada.

-¿Qué es eso Lyra?-pregunto su hermano viendo el libro.

Gruño ante ese estúpido sobrenombre, pero lo ignoro viendo el libro. Al abrir las paginas, pudo ver extraños dibujos de cosas de fantasía con anotaciones, algunos mapas en la parte trasera y muchas cosas escritas en códigos. Leo rápidamente se aburrió y volteo a ver en busca de más cosas secretas. En cambio Elizabeth miro el libro emocionada.

Siempre había amado todo lo sobrenatural y misterioso.

Ese lugar estaba entrando rápidamente al top 3 de los lugares con potencial. Solo siendo superado por la vez que su hermano y ella quedaron atrapados en un templo en México, siendo perseguidos por unas raras momias y trampas imposibles. Luego estaba la vez que visitaron un bosque perdido en Japón en su cumpleaños 10 y esos muertos vivientes quisieron comerlos.

Ellos atraían lo raro.

Este lugar sería otro.

-Deberíamos irnos antes que llegue mamá-dijo Leo con sinceridad.

Elizabeth asintió.

Subieron por el mismo lugar, prometiendo volver en otro momento.

-Me pregunto quién escribiría sobre estas cosas-comento Elizabeth emocionada.

-Tal vez encontremos alguna pista en el libro, ya sabes, tu eres buena en esas cosas-expreso Leonardo.

Elizabeth asintió, volteo a ver la tapa del libro…esa constelación le era familiar…pero no recordaba exactamente en dónde.

-Es la Osa mayor, la constelación favorita de mamá-le ayudo Leo al verla salir de la maquina expendedora aun pensativa.

Era verdad.

Siempre que iba algún planetario o veían las estrellas, su madre siempre comentaba de reojo que esa era su constelación favorita, aunque nunca había dado una razón en concreto.

Los hermanos se quedaron viendo televisor, hasta que su madre llego con la pizza que había prometido. Comieron todos viendo una extraña serie llamada "Patodetective, el regresar en el tiempo". Si bien a los gemelos le pareció una serie completamente estúpida y antigua, su madre estaba tan divertida que lo dejaron pasar.

A la hora de dormir, mientras Leo roncaba con un sombrero ridículo de estrella. Elizabeth se quedó hasta muy entrada la noche leyendo el diario en busca de alguna pista de quien podría haber escrito esas cosas. Al concluir que eso no importaba, comenzó a meterse en un misterioso mundo, donde todo lo misterioso e imposible, se hacía realidad.

Al llegar al final del diario, saltándose varias hojas para ver que sucedía, solo encontró una pequeña anotación.

"A pesar de los años de mi infancia, adolescencia y algunos de mi vida adulta, descubrí que Gravity falls simplemente jamás dejara de sorprenderme. Es el centro de todos los misterios del mundo, donde cada vez existen más cosas misteriosas.

Pero este será el último verano que pase por mucho tiempo, La cabaña misteriosa cambiara de lugar, después de derrotar a Bill por segunda vez, lo mejor será ocultar todos los misterios con estos libros, tal como ocurrió con mi Tío, lo mejor será que la verdad no sea descubierta.

A pesar de todo me veo incapaz de destruir este diario, no cuando esa mujer me ayudo a investigar los secretos de Gravity falls antes de desaparecer. Este diario servirá para mantenerla viva entre mis recuerdos.

D.P"

Elizabeth dejo de leer el diario, para detenerse en las últimas dos letras del final. Después de esas letras estaban una gran cantidad de números que parecían ser un código para descifrar algo.

Pero al final la noche pudo con ella, termino dormida en la cama.

Después de aquel extraño primer día, me dedique a investigar el diario en mis tiempos libres, que eran cuando nuestra madre salía al pueblo a traer materiales y comida. Por suerte teníamos el bosque para pasar un rato de diversión, aunque yo no solía alejarme mucho, mi hermano solía perderse por horas.

Una semana después…unas pocas horas antes de estar atrapadas con esos hombres lobo…paso lo que definiría, con el inicio de las experiencias sobrenaturales en mi nuevo hogar.

-¡Tienes una novia!-grito Elizabeth incrédula.

Su madre quien había estado pintando, dejo caer la brocha de pintura sobre el tarro, provocando que todo quedara colorido por el suelo. Pero eso no parecía importar.

Ella corrió a ver a su hijo junto a su hermana.

-¿Por qué me ven de esa forma?-dijo Leonardo en pose orgullosa de brazos cruzados.

Las mujeres se vieron de reojo.

-Eres la persona con peor suerte para el amor…te recuerdo a la chica de México, te puso una orden de arresto-dijo Elizabeth con una ceja arriba.

-No olvides a la japonesa, ella te ofendió y estuvo a punto de embrujarte en un ritual-añadió Pacifica viéndolo de igual forma.

-La chica del hotel cuando veníamos te dio un puñetazo en los…-

-¡BIEN ES SUFICIENTE!-se impuso de mal humor deteniendo la oración de su hermana-tengo una novia y pasare un buen día con ella, así que déjenme disfrutar mi nuevo romance antes de entrar a la escuela en dos días-gruño el chico saliendo de un portazo.

Pacifica comenzó a mover su mano bajo su mentón, sin estar segura.

En cambio Elizabeth solo puso los ojos en blanco, no había una chica aun capaz de soportar al insoportable de su hermano. Por lo cual, se excusó de su madre ese día, para ver que chica soportaría a su hermano.

No fue difícil seguirlo. Quedo de verse con la chica un poco dentro del bosque. La muchacha era bonita, su largo cabello negro llegaba por la cintura, sus ojos eran oscuros y sus ropas eran algo sencillas. Pero aparte de eso, no tenía ningún punto malo.

Tal vez estaba exagerando.

Pero antes de voltear y regresar a la cabaña, pudo ver como ella reía de un chiste de su hermano dejando ver grandes colmillos.

De haber tenido agua en la boca, la habría escupido.

Saco su libro en busca de criaturas con colmillos como ella, pero encontró demasiadas opciones.

Los seguiría para averiguar más.

Leonardo no salió del bosque, en vez de eso se sentaron en un prado de flores, donde al hacerlo la chica tomo una posición muy difícil para un humano, pero que recordaba vagamente a un perro al sentarse.

Cuando corrían a atraparse minutos después, esta había empujado a Leonardo con fuerza, mientras de su espalda se movía una extraña cola.

Una hora después cuando Leo acaricio su pelo, la chica comenzó a zapatear y a darle un lametazo en su cara.

Por ultimo al acomodarse el pelo se veían unas orejas caninas en lugar de unas de humano.

No ocupaba más respuestas, sin duda era un hom…una mujer lobo.

Leyó su diario en busca de una explicación, pero al ver la anotación inferior, conto los días en su calendario…oh no…su hermano estaba en graves peligros.

Leonardo observo como Lucy, la adorable chica que había conocido en el bosque, le sostenía de las manos sobre un tronco roto. Esta pestañeaba viéndolo emocionada, además de algo sonrojada. Eso lo animo, daría su primer beso ese mismo día, podría restregárselo en la cara a su hermana menor, sería un triunfador. Cerro los ojos acercando su rostro al de la chica, mientras esta parecía emocionada.

-¡ALTO HAY!-salió de la nada un grito.

Ambos se separaron y voltearon a ver incrédulos, como Elizabeth salía de la nada y apuntaba con furia a Lucy, sosteniendo una espada de Kendo.

-¿Lyra?-dijo Leo no creyendo que su hermana arruinara su momento.

-Leo, que sucede-hablo Lucy con voz adorable.

El frunció el ceño antes de ver a su hermana furioso.

-Lyra, más te vale una buena explicación para esto-le indico controlando su enojo.

Ella asintió antes de mostrar su ridículo libro, Leo la vio con ganas de patearle el trasero.

-¿Tu estúpido libro?-

-No es estúpido, este libro me dice que tu novia es un licántropo-

Leo vio de reojo a Lucy, quien estaba rascándose la oreja con su pierna.

-Eso que importa…por Dios Lyra, acabas de arruinar mi primer beso, ahora largo de aquí-

-NO lo entiendes-

-Entiendo que destruiste mi momento perfecto, ahora largo-

-¿Sucede algo Leo?-pregunto Lucy con una leve sonrisa.

-Nada-aclaro el chico.

Se dio la vuelta dispuesto a ir para continuar con su momento, pero Elizabeth fue más rápida tirándose al suelo y sujetando su pie. Leonardo gruño furioso dispuesto arrastrar a su hermana para dar su primer beso. Pero se detuvo al ver como la adorable Lucy, ahora no tan adorable, lo veía con unos ojos rojizos llenos de furia.

De la nada se arrojó contra Elizabeth antes de tirarla contra un árbol. De sus dedos salieron garras y su boca se alargó. Ahora parecía un humanoide con rasgos perrunos.

-No te acerques a mi macho-dijo con voz distorsionada.

La mano/pata estaba sujetando con fuerza su hombro, tanto que unas gotas de sangre comenzaron a salir.

El rostro de Leonardo se puso serio.

-¡Hey aleja tus garras de mi hermana!-indico tomando la espada de Kendo que perteneció a su hermana.

Lucy giro a verlo, ahora con una expresión adorable en su rostro.

-Pero tesoro, pensé que daríamos nuestro primer beso-musito la niña con un puchero.

Verla nuevamente normal, lo hizo dudar un poco.

-No le creas hermano, está en temporada de celo, te quiere secuestrar y drogarte por los próximos doce meses para tener la próxima camada-dijo Elizabeth con dificultad.

Lucy giro a verla nuevamente furiosa.

-Te vas a morir ahora mismo desgraciada-anuncio levantando la mano con garras.

Pero esta fue impactada lejos por una estocada de parte de Leonardo, aunque más bien parecía haberle dado como si fuera una ola de béisbol.

-Creo que deberíamos conocer personas diferentes, no quiero una novia que intente matar a mi hermana menor-dijo Leonardo con seriedad.

Lucy se intentó incorporar con lágrimas en los ojos, pero al ver la cara enojada de Leonardo, la hizo soltar a un llanto. Igualmente Leonardo se mostró serio intentando ayudar a su hermana a levantarse, pero los dos se congelaron cuando miles de ojos se alumbraron en la oscuridad.

Aunque intentaron huir, fue inútil.

Antes de darse cuenta miles de lobos los habían atado de cabeza, sobre una olla hirviendo. Al parecer Lucy era la heredera del clan de hombres lobo del bosque de la zona norte, donde ellos estaban. Así que al haber rechazado ser el futuro macho de la próxima líder, decidieron que comerlos sería suficiente para perdonarles la ofensa.

Regresando al principio de la historia.

Todos estaban en su forma de lobos, que eran iguales a unos lobos normales, solo que tres veces más grandes.

-Todo esto podría solucionarse tesoro, de verdad te amo, te perdonare si te alejas de esta estúpida molestia y solo me ves a mí de ahora en adelante y eres el padre de mis futuros hijos-aseguro Lucy ya sin ropa, pues estaba en su forma de lobo.

Leo rodo los ojos.

-Sabes ahora que me quieres comer, creo que perdiste el encanto que tenías-farfullo aburrido-no me gustan las cosas sobrenaturales, la friki nerd es mi hermana, yo solo quiero a una chica normal-añadió con sinceridad.

Los ojos de Lucy se llenaron de lágrimas.

-Creo que eso no era lo mejor por decir-susurro Elizabeth.

-MATENLOS-grito Lucy llena de furia.

Antes que soltaran la cuerda y que cayeran a un agua hirviendo, Elizabeth por fin pudo lograr cortar la soga con su navaja multiuso (regalo por haber cumplido todo un año en los niños exploradores). Sujeto la cuerda y a su hermano antes de lanzarse lejos de la olla.

Al caer al suelo vieron como una manada de lobos estaba por lanzarse sobre ellos, así que salieron corriendo bosque afuera. Pero a pesar de lograr escapar por los pelos, recuperar la espada de kendo y golpear algunos traseros peludos. Llegaron a un acantilado sin salida. Frente a la manada de lobos ahora estaba una furiosa Lucy, que mostraba grandes y blancos colmillos.

-Felices para siempre tesoro-gruño antes de saltar sobre ellos.

Elizabeth grito cuando Leonardo la tomo del brazo y salto al vacío, los hombres lobo se acercaron para ver incrédulos el precipicio.

-¡NOOOOO!-grito Lucy regresando a su forma humana.

Pero dejo de gritar al ver casi abajo del acantilado, como los chicos se balanceaban con una pistola que parecía tener un gancho que los sujetaba de unos árboles enormes.

-¿Cómo rayos?-pregunto Elizabeth a su hermano.

Este sonrió divertido.

-Encontré esta pistola en las cajas que íbamos a botar…¿Útil verdad?-aseguro mientras bajaban lentamente.

Sobre el acantilado Lucy suspiraba emocionada al ver que su amor estaba a salvo, su padre le llamo para regresar y ella observo unos segundos a los gemelos marcharse.

-Nos veremos después mi amor-dijo antes de transformarse en un lobo y correr al bosque.

Cuando el atardecer estaba llegando, Pacifica grito al ver a sus hijos llegar con varias heridas y cortes en todo su cuerpo. Lo peor era la herida de Elizabeth en la parte derecha de su cabeza, pero luego de desinfectara y vendarla, todo parecía bien. Su hermano en cambio tuvo que vendar su torso, por una herida de ternura de parte de su ex novia psicópata. En su abdomen, en la parte derecha (la contraria a la herida) se veía unas marcas curiosas, que eran la viva imagen de la constelación de Leo.

Pero al bajar su camisa, dejaron de estar a la vista.

Pacifica observo con algo de incredulidad cuando Elizabeth llego del baño, pues sobre su cabeza había una gorra de color blanco con dorado y la silueta de un pino al frente.

-La tome de las cosas que habían en la tienda esa, de esa forma podre tapar la cicatriz que me hice-explico antes de caminar con su hermano al ático a dormir.

Dejando a una Pacifica viendo incrédula las escaleras.

-La sangre es más poderosa de lo que pensé-susurro caminando a su cuarto.

En el ático, Elizabeth tomo el diario que había usado para descubrir que su hermano salía con un licántropo. Aun había varias hojas en blanco, por lo cual comenzó hacer las anotaciones de ese día. Sinceramente el autor del diario era su héroe, haber adivinado todo lo escrito en él, era asombroso.

-Deberé confiar más en ese diario Lyra-dijo su hermano divertido tocando la guitarra.

Sonrió al reconocer una canción que a ella le gustaba y que su hermano solía tocarle para dormir.

-Te aseguro que ahora en este pueblo, encontraremos a una chica normal que sea tu novia-dijo con una risa.

Ambos se vieron divertidos antes de tirarse almohadas, y que algunas heridas se abrieran. En el diario número dos, se veía como la última página que había usado Elizabeth, ahora tenía una nueva entrada.

Este pueblo es genial, hoy fue de los días más divertidos de mi vida…a pesar que tuvimos que escapar de unos licántropos que deseaban secuestrar a Leonardo y hacerlo una especia de macho alfa o procreador por toda la eternidad.

No puedo esperar por ver que más sorpresas tendrá este pueblo, pero de algo estoy segura, junto a mi hermano estoy segura que podremos con cualquier cosa.

Elizabeth Northwest.

En medio de la habitación de Pacifica Northwest, esta miraba un cajón oculto tras el ropero. De ella saco una pequeña hoja donde había varias cosas, entre ellas, se observaba de reojo un extraño libro azulado. Miro varios segundos la fotografía entre sus manos. En ella se observaban varias personas, entre ellas a Mabel riendo emocionada por pronto cumplir quince años, a su lado estaba su hermano que la miraba de reojo a ella, quien sonreía con sinceridad.

-Buenos tiempos-susurro por bajo.

Volteo a ver la ventana de su cuarto, ya habían pasado más de doce años desde la última vez que estuvo en Gravity falls, todos parecían asombrados de verla. Pero cuando vieran a sus hijos…todo sería un caos.

Por suerte ahora Dipper y Mabel Pines no estaban ni cerca de venir al pueblo, hace tres años que no regresaban.

-Tendré mala suerte si regresan en el próximo verano-murmuro tirándose sobre la cama.

Aunque bueno.

Ella no sabía en ese momento que en medio de Inglaterra, había una gran exposición para el famoso Historiados Dipper Pines. Como este demostraba muchos misterios al mundo, como aplaudían miles de científicos y familiares, por su enorme éxito. Como firmaba varios contratos, como le prometía a su hermana que ese verano regresarían a Gravity falls después de tanto tiempo.

El reloj del tiempo estaba nuevamente en marcha.

Un encuentro inesperado estaba pronto a ocurrir.

Continuara…

Esto es como un episodio piloto, para que ustedes opinen a ver si les gusta. Tengo varios otros trabajos incompletos, por eso voy a ver si ustedes quieren que de verdad tome en serio este proyecto para continuarlo.

Nota:

Por si no lo saben en mi perfil tengo un link de mi página en Facebook donde publico mis actualizaciones y donde chateo con los chicos sobre temas de anime, manga, juegos, libros, series…etc por si alguno quiere comunicarse conmigo o visitar un rato para conocerme mejor.

Sayonara sexys lectores.