Epilogo: Comienzo.
(Bella POV)
Tres días después desperté al sentir unos fríos labios presionarse en mi estomago, sonreía incluso antes de abrir los ojos, bajé la mirada hacia él y recorrí con mis dedos su cabello.
– Lo siento – murmuró contra mi piel – pero no pude esperar más a que te levantaras.
– Me mantuviste despierta toda la noche, pero te perdono – reí mientras tiraba de él y lo acercaba a mis labios.
Descansó su frio cuerpo completamente sobre el mío y me estremecí de placer.
– Señora Cullen – ronroneó
– Sí, señor Cullen – dije sin aliento.
– De momento esto del matrimonio es bastante increíble – sonrió mientras presionaba sus labios ligeramente sobre los míos.
Mis manos recorrieron su espalda de mármol y él suspiró.
– Increíble es quedarse corto – susurré y mordí su labio inferior con suavidad, luego los recorrí con mi lengua.
Sus ojos se iluminaron con deseo.
– No puedo esperar a que seas inquebrantable – murmuró tortuosamente.
– Los viajes que haremos a Florida y Forks no serán muy, muy largos ¿verdad? – hice un mohín.
– Si no tuviéramos que hacer algo tan importante en la ciudad hoy – descansó su frente contra la mía y exhaló profundamente – estaría tentado de llevarte ahora mismo con Carlisle.
– No necesitamos a Carlisle – dije en voz baja.
– Es verdad – por un momento me brindó su sonrisa torcida, pero luego, sus ojos se oscurecieron un poco – aún así me gustaría tenerlo cerca, solo por si acaso.
Miré el reloj.
– No necesito prepararme hasta dentro de una hora.
Él sonrió recorriendo con sus labios mi clavícula, luego esos labios fríos comenzaron a ascender hacia mi boca.
Sus besos hacían que olvidara mi nombre.
Un poco después de una hora salimos a la fría mañana decembrina, Edward sostenía mi mano enguantada mientras caminábamos, instintivamente los dos alzamos la mirada al cielo al mismo tiempo, nubes espesas flotaban sobre el horizonte de Manhattan, nos miramos uno al otro y sonreímos.
Edward llamó un taxi y pronto estuvimos dirigiéndonos hacia Staten Island, podía ver la Estatua de la Libertad lejos en el puerto mucho antes que el auto alcanzara la orilla.
Hicimos fila para subir al barco intentando ser discretos, miré alrededor cautelosamente solo en caso que alguno de ellos hubiera llegado antes, el barco lleno de gente atracó solo a casi cien metros de la Estatua de la Libertad y luego bajamos al muelle, la nieve fresca crujía mientras caminábamos hacia la gran estatua verde, pero en vez de dirigirnos al acogedor centro de visitas como todos los demás, nos detuvimos en una arboleda justo a la izquierda del edificio.
Rodeaba mi cintura con mis brazos para conservar el calor cuando Edward se alejó de mí, no quería que yo sintiera el frío de su piel.
Nada de eso. Lo atraje hacia mí y tan solo la emoción de sentir sus gélidos labios en mi mejilla envió una ráfaga de electricidad que recorrió mi cuerpo subiendo mi temperatura instantáneamente, estaba apoyando mi rostro en su pecho cuando sus músculos se tensaron.
– Thomas está llegando – susurró.
Me giré observando el barco que aún se encontraba lejos, sabía que Edward estaba leyendo su mente.
– Se está preguntando a quien supuestamente encontrará aquí – murmuró – todavía está extremadamente herido y triste por haberte perdido – sus brazos instintivamente se estrecharon a mi alrededor con más fuerza, cuando lo miré, sus ojos parecían dos piedras preciosas.
– No sé qué haría si me dijeras adiós – confesó.
Me encogí de hombros.
– Probablemente alejarías a todo el mundo, trabajarías para una firma de inversiones importante en la ciudad de Nueva York e infundirías temor en todos aquellos que destruirías.
Rió entre dientes mientras sus labios rozaban mi frente.
– Eso suena bastante mal – bromeó.
Vimos como el barco se acercaba a la orilla y pensé en Vaughn, deseé poder explicarle que nunca debí salir con él en primer lugar, esto era mi culpa, sabía que nunca amaría a nadie que no fuera Edward, pero egoístamente había tratado de crearme una vida.
Ahora, usando la conversación que había tenido esa noche con Thomas en la carroza, estaba intentando hacer las cosas tan bien como podía.
El barco estaba atracando y en poco tiempo observamos a Vaughn caminar por el muelle, lucía un poco confundido y avergonzado, cinco minutos después Edward me avisó que la siguiente embarcación estaba acercándose.
– Ella está en ese barco – sonrió Edward.
Di unos pequeños saltos mientras aplaudía.
Diez minutos después escudriñábamos a cada persona que salía de la embarcación.
– Allí está ella – dijo Edward de repente.
Eché un vistazo por encima de su brazo y di un paso para poder observar de cerca.
Una mujer en mitad de sus veintes caminaba indecisa por el muelle, sostenía el abrigo a su alrededor con fuerza, más como un gesto de inseguridad que cualquier otra cosa.
Lo primero que noté fue su esbeltez y altura, tenía un hermoso cabello largo oscuro que caía en suaves rizos por su rostro y unos pómulos altos que permanecían sonrojados por el viento, mientras comenzaba a caminar por la acera vi que sus ojos eran grandes y de forma almendrada.
– Es tan hermosa – susurré.
Edward arrugó la nariz.
– No tan deslumbrante como la mujer que él acaba de perder, pero funcionará.
Le di un golpecito en un costado con mi codo.
– Buena respuesta.
Vaughn había estado examinando la multitud que había salido del barco, cuando la vio, observé cómo sus ojos se agrandaban sorprendidos y una inmensa sonrisa se extendía por su cincelado rostro.
– ¿Kristin eres tú? – en el rostro de Vaughn se veía la conmoción y la alegría mientras caminaba con rapidez hacia ella, la mujer lo observó ladeando la cabeza confundida y luego repentinamente el reconocimiento brilló en su mirada.
– Thomas Vaughn… de la secundaria Rockmont ¿verdad?
– Si, así es – la sonrisa sencilla de Thomas se extendió por su rostro, miró alrededor antes de continuar – ¿qué haces aquí?
– Bueno – lo observó con timidez – recibí una invitación, bastante elegante debo añadir, decía que viniera a este lugar a las once de la mañana el cinco de diciembre, no tenía idea por qué – se encogió de hombros y le sonrió.
Vaughn buscó en el bolsillo de su abrigo y sacó un pedazo de papel.
– ¿Se parecía a esta?
Kristin la tomó y después de mirarla por un momento parpadeó con sorpresa.
– Es exactamente igual a esta – replicó con sospecha, lo miró fijamente mientras continuaba – ¿tú hiciste esto? – Thomas negaba con la cabeza antes de que ella hubiera terminado de hablar.
– ¡No! – Dijo enfáticamente – juro que no tengo nada que ver con esto – tragó con dificultad – pero espero que algún día tenga la oportunidad de agradecerle a la persona que lo hizo.
Se miraron el uno al otro por un largo instante antes de que Kristin hablara.
– Sabes, de vez en cuando tu rostro simplemente aparece en mi cabeza, a menudo me pregunto qué sucedió contigo.
– Se precisamente a que te refieres – sus ojos nunca abandonaron su rostro.
– ¿Aún juegas fútbol? – Preguntó.
– Es gracioso que preguntes eso – rió entre dientes – ¿te gustaría hablar sobre ello mientras almorzamos?
– Si – su sonrisa mostró una fila perfecta de dientes blancos mientras asentía – me encantaría.
Edward y yo los vimos caminar juntos de regreso a la embarcación.
– Bueno – suspiró – si este primer encuentro es algún precedente de su futuro, puedo decir por sus pensamientos que serán muy felices juntos.
– ¡Sí! – dije levantando mi puño al aire.
Esperamos adentro por el siguiente barco y luego tomamos un taxi, cuando comenzamos a desplazarnos miré a Edward y gruñí.
– Alice va a tener preparada una fiesta enorme cuando lleguemos ¿verdad?
– No habríamos podido vivir con ella si no hubiéramos accedido – su sonrisa brillaba – está fuera de sí porque no puede creer que no vaya a organizar la boda del siglo – lanzó una carcajada con profundidad – puede que nunca te perdone por el hecho que Michael Simmons sea tu dama de honor.
Rodé los ojos.
– La fiesta con tu familia, luego visitamos Florida y Forks para dar las noticias y luego nos iremos… a algún lugar… solo nosotros dos ¿verdad? – Lo miré expectante.
– Lo que usted desee, señora Cullen – su voz de terciopelo era gentil y cálida.
– Dilo de nuevo – susurré.
– Señora Cullen – ronroneó, sus labios estuvieron sobre los míos mientras lo decía – cuando estemos en Forks – murmuró – hay algunas cosas que necesito recuperar de las tablas del suelo de tu habitación.
Me alejé de él bastante confundida.
– ¿De qué estás hablando? – pregunté.
Me regaló su sonrisa torcida y mi corazón se saltó tres latidos.
– Te lo diré cuando lleguemos a Forks – susurró burlón.
– Nunca te agradecí – dije pensativa mirando su maravilloso rostro mientras el taxi giraba en Wall Street.
– ¿Agradecerme? ¿Por qué? – preguntó.
– Por amarme, todo este tiempo… por ver más allá del monstruo, por tener la esperanza que aún había algo ahí muy dentro de mí que valía la pena salvar.
Un viejo suspiro escapó de su pecho mientras acariciaba mi mejilla con sus dedos.
– He querido agradecerte por eso mismo desde la noche que te escuché decir mi nombre por primera vez.
Su beso fue delicado y suave, y aún así estaba impregnado de tanto amor y emoción, todo esto era demasiado, era demasiada felicidad, demasiada alegría, demasiada dicha.
El taxi estacionó frente a mi apartamento, cuando entramos a la recepción habló.
– Sabes, no tenemos que salir hacia el aeropuerto hasta dentro de dos horas.
Antes que pudiera parpadear sus labios se movían de un lado a otro por mi mandíbula.
– Podemos jugar Scrabble – ofrecí sin aliento.
Edward rió con aquel sonido musical.
– Ese no es el juego que tenía en mente.
Las puertas del elevador se abrieron.
– ¡A que te gano! – Grité mientras corría hacia el ascensor.
Esa hermosa sonrisa torcida estaba en su rostro mientras permanecía allí mirándome presumido, las puertas del elevador comenzaban a cerrarse y sabía que esta era una carrera que él ganaría.
Pero esta vez, no me importaba en lo más mínimo.
¿Soy la única que se derrite cada vez que Edward dice "Señora Cullen? Además, ha sido inevitable no derramar unas cuantas lagrimillas al final….
Antes que lo olvide, la autora ha dejado al final del epilogo una estrofa de la canción Everything de Michael Buble, así que si quieren pueden buscar la canción en youtube… la letra expresa bastante bien lo que Bella siempre ha significado para Edward ^_^
Quiero agradecer inmensamente a cada personita que se ha tomado el tiempo de leer y dejar algún comentario, me ha encantado compartir lo que nos gusta o desagrada de los personajes, de la historia o simplemente hablar de cualquier tema, un mega abrazo para todos ustedes!
Esta historia cuenta con una secuela llamada Perdida 2, está contada desde el punto de vista de Simmons, y como lo he dicho antes en algunos comentarios Edward y Bella aparecen esporádicamente en la historia pero todo se desarrolla desde el punto de vista de Michael, así que si sienten curiosidad de saber que más pasó con estos personajes espero que muy pronto nos volvamos a "encontrar" en esa segunda parte.
Por último quiero agradecer a la mente maestra detrás de esta historia, a Edwardsoul, primero por crear algo tan emotivo que se ha quedado grabado en mí desde la primera vez que lo leí y segundo, por darme su permiso para traducirla al español *_*
Sin nada más que decir, que tengan todos un buen inicio de semana, nos leemos en los comentarios ^^