.
Gelatina para cinco
La maternidad nunca es fácil, especialmente cuando es tu primera vez…quieres hacer todo correctamente sin cometer ningún error, te desafías a ti misma constantemente a hacerlo mejor; Harley no era el caso contrario, hubo veces en que se equivocó en la fórmula de la leche, que no lograba quitarles las pequeñas flatulencias a los bebes…veces en que los abrigaba demasiado o desinfectaba y esterilizaba todo a su alrededor demasiado. Con el paso de los años fue aprendiendo que era lo mejor para cuidar de ellos. No obstante, pese a sus errores sumida en su nueva aventura de maternidad buscaba entregarles la calidez suficiente para que se sintieran acompañados en esa enorme mansión.
Los mellizos habían alcanzado los tres años de edad, crecieron felices y sanos con el cuidado de su madre, pese a sus pequeñas equivocaciones. Harley había descubierto que la mejor parte de su maternidad había comenzado, pues el tiempo que compartía con los niños era fantasioso, entraban a un mundo completamente distinto, uno de fabulas, reyes y princesas, piratas y astronautas. Ellos estaban en pleno desarrollo aprendiendo sus primeras palabras, comprendían todo a su alrededor incluso aquellas divertidas fantasías a las que su madre gozaba divertirse con ellos.
Se perdían en el tiempo entre juego y juego, mientras Joker en el umbral de la puerta observaba su sincronía con los niños. Por otra parte, Harley seguía ejerciendo sus funciones criminales al lado de Joker, después del primer año de vida de los infantes Harley había retomado su actividad criminal y sus visitas al club tampoco habían terminado. Joker a veces se preguntaba de donde sacaba tanta energía, pero luego… en el transcurso de camino a casa sus parpados caían pesados y él mismo lograba entender que daba lo mejor de si en cada cosa que hacía mientras la abrigaba con su saco en el asiento.
Con recursos ilimitados y una gran imaginación los juegos de Harley siempre eran a lo grande, pero también improvisaba divertida con las cosas mas simples que pudiera encontrar a su disposición. Un ejemplo de ello había sido su último juego, había reunido las cajas desocupadas del cargamento de armas que habían llegado a la mansión desde el camión de carga, armando así un fuerte hecho con cajas y un poco de spray verde. Los niños habían quedado fascinados con aquel fuerte hecho de cartón y un poco de ingenio. Su madre siempre buscaba formas de alegrar sus tardes cada vez que podía, fue así que, indagando por internet se le había ocurrido una brillante y pegajosa idea para llevar a cabo la tarde de mañana. Habia llegado un nuevo producto al mercado y estaba ansiosa por probarlo.
Su sonrisa había crecido suspicaz, pues necesitaba la ayuda de unos cuantos secuaces para su próximo movimiento.
Se levantó deprisa de la cama cerrando la laptop, dio una rápida mirada a los bebes observando que jugaban con cubos en su corral y descendió por las escaleras con entusiasmo todavía en un holgado pijama.
Los secuaces acababan de bajar otro cargamento de armas, estaban acumulando las cajas en la parte trasera de la mansión hasta lograr despistar al escuadrón de policías que estaba rondando últimamente la central del muelle de Gotham.
Harley se arrimó en la puerta cruzándose de brazos – Tengo trabajo para ustedes.
Los secuaces detuvieron lo que estaban haciendo alzando la mirada hacía la mujer.
- ¿De qué se trata señorita Quinn? -preguntó un hombre robusto.
-Haremos una visita al supermercado esta noche -dijo simplemente sin borrar su sonrisa azucarada del rostro.
Su risa comenzó a brotar dado que no podían negarse, aunque quisieran. Se rio feliz tratando de olvidar que en realidad no los necesitaba, pero debía llevarlos de todos modos pues J se había estado comportando sobreprotector desde que nacieron los mellizos; y no lo culpaba, si a ella la tomaban detenida, ¿Quién cuidaría de los bebes? Nunca dejaría que otra perra se les acercara.
-Nosotros iremos -asintieron algunos mirándose entre ellos.
-Bien -estiró sus manos empezando a elaborar el plan – haremos lo siguiente….
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Hizo rodar su bate tres veces antes de decidirse por llevar su mazo rememorando los viejos tiempos. Cargo su revolver bala por bala antes de tomar a su puñado de hombres y subirse en las furgonetas rumbo a su pequeño atraco. En el interior, Harley les repasó el plan nuevamente para despistar a los guardias y desactivar las alarmas antes que medio escuadrón policial estuviera persiguiéndolos. Los hombres escucharon atentos a la reina, el conductor giró a la derecha y luego a la izquierda zigzagueante antes de estacionar frente al supermercado.
Harley salió y lo primero que hizo fue apuntar y disparar a la cámara de seguridad que la enfocaba justamente de frente. El cristal se rompió y Harley hizo la señal, todos comenzaron a bajarse para comenzar a buscar cámaras disparándoles mientras dos hombres cortaban los fierros de la entrada principal para poder ingresar.
El ruido de la maquina era potente y alentador, la adrenalina se le comenzaba a subir a la cabeza a Harley sin poder esperar a que el plan no resultara para poder improvisar locamente. La máquina dejó de funcionar cuando la cerradura cedió, dos secuaces patearon el portón entrando súbitamente cubriendo a Harley en el proceso.
Los guardias comenzaron a aparecer enfrentándose con el mazo de Harley, otros con la fuerza, locura y brusquedad de Eyerball mientras que otros más aburridos cayeron directamente derribados por los pasillos.
El supermercado estaba en oscuridad cuando de pronto las luces se encendieron, Harley sonrió complacida antes de derribar al guardia que venía tras ella pensando que podría tomarla por sorpresa.
Cuando Harley sintió sus manos sobre ella reventó su cráneo parándose en medio del pasillo e hizo una señal hacia las cámaras interiores. Los secuaces comenzaron a disparar buscando el centro de comando de las cámaras cuando fue demasiado tarde. Una alarma bulliciosa comenzó a sonar indicando que tenían cinco minutos para salir de allí, la policía había sido alertada de la intrusión.
Algunos guardias ocultos grabaron con su celular enviando el video a la comisaria advirtiendo que no era cualquier criminal y que lo que se proponían robar debía ser algo grande. Llamaron arrinconados pidiendo ayuda entre tanto Harley les dejó la misión de amordazar a los guardias que faltaban mientras ella se dirigía con un carrito de supermercado por el pasillo de juguetes. Allí, comenzó a vaciar los estantes con el nuevo producto, las cajitas caían y caían dentro del carrito luego de que sus brazos los alcanzara sonriendo brillantemente.
Vació la estantería hasta colapsar el carrito, por supuesto, habría sido fácil hacer una orden de compra por internet, pero su ansiedad estaba primero y no habría sido tan divertido como venir y vaciar un estante completo directamente. Además, siempre habría tenido que esperar a que hubiera en stock en inventario, cosa que detestaba. Satisfecha avanzó con su carro de compras por el siguiente pasillo hasta que un secuaz se acercó a ella informando que todos los guardias habían sido derribados o amordazados.
-Señorita Quinn -inquiero otro secuaz haciendo alusión a que era hora de retirarse.
Harley rodó los ojos despreocupada encogiéndose de hombros y salió junto a él hacia las furgonetas blindadas. De pronto, comenzaron a acercarse las patrullas policiales con las sirenas a una velocidad desorbitante.
Harley guardó su botín en un saco ocultándose detrás de un auto observando como las patrullas policiales comenzaron a perseguir a la furgoneta blindada en lugar de ella. Por otra parte, ella se les quedo viendo haciendo un gesto de despedida antes de subirse en su motocicleta estacionada metros más allá arrancando deprisa por las calles de Gotham. Su misión había sido completada con éxito, no tendría que esperar demasiado para jugar con sus bebes a la hora que ella quisiera.
.-.-.-.-.-.-.-.-
Estacionó su motocicleta de forma cruzada para enseguida bajarse cargando su botín sobre su menuda espalda. Abrió la puerta con dificultad encontrándose con Hiedra leyendo una de sus revistas de maternidad.
Dejó caer el saco y se acercó a Hiedra sentada en el sofá.
- ¿Cómo te fue Harls? Si preguntas por los mellizos duermen como angelitos. Nada los perturba.
Harley sonrió reluciente sentándose en la orilla – El truco es agotarlos por las tardes, solo así concilian el sueño de noche.
-Ya veo…asique estas cosas sirven de algo – dijo Hiedra burlándose de los consejos que leía su amiga, Harley le dio un ligero codazo antes de mirarla agradecida.
-Gracias por cuidar de ellos. Es cliché, pero no sé qué haría sin ti – se lanzó a abrazarla fugazmente. Las noches que Harley decidía acompañar a J al club o a realizar algún atraco Hiedra era la única en quien confiaba para cuidar a sus tesoros. Ella aceptaba con gusto pasando tiempo con sus sobrinos.
Hiedra tocó sus brazos tranquilizadoramente -Entiendo que no confíes en otras personas muñeca, yo tampoco lo haría – dijo dejando la revista en la mesita de estar – Además les tengo un cariño innegable y soy su tía después de todo – pronunció orgullosa y agradecida de la confianza que se le entregaba - Bien, es hora de irme.
- Owww, no te vayas -pidió Harley deshaciendo sus coletas, desordenando su cabello.
- Claro que si Harls, descansa, es tu oportunidad - dijo guiñándole un ojo. Una vez en la puerta le lanzó un cariñoso beso con la mano cantando – Adiosito…
Harley le sonrió dejándose caer boca arriba en el sofá con su cabello desparramándose por los cojines mientras miraba el techo, luego observó su botín y sonrió maliciosamente.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Agua caliente y gelatina en sobre, no le costó mucho trabajo hacer funcionar el nuevo producto. Los niños y ella estaban vestidos en trajes de baño en el jacuzzi, Lucyfer vestía un traje de baño amarillo con vuelitos a sus costados con su blanco cabello suelto y una pequeña trenza que caía a un costado de su cabecita, mientras J.J se había decidido en medio del caos de su ropa por un traje baño verde, era su color favorito.
Los niños se habían asombrado enormemente al ver el agua transformarse en menos de un segundo en pegajosa gelatina, rodeaba sus cuerpos y la sustancia se modelaba en sus traviesas manos. Estaban completamente entretenidos y fascinados sin sospechar el atraco que su madre había tenido que hacer para conseguirlo, por mera diversión.
Sus pequeñas risas brotaban alegrando el corazón de Harley, la sensación era única y relajaba sus cuerpos ocasionando una pequeña euforia por parte de los niños. La textura viscosa era divertida para ellos que estaban descubriendo el tacto.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Joker llegó a casa luego de inspeccionar el funcionamiento de los clubes esa tarde, con su manojo de llaves abrió la puerta de la mansión adentrándose por el living con grandes zancadas. Se dirigía a su despacho a seguir trabajando hasta la noche, cuando de pronto escucho grandes risas provenir del segundo piso.
Sintió una pequeña picazón en sus manos que le impidió seguir avanzando, en su lugar, subió las escaleras para luego cruzar el dormitorio. Las risas se hacían más y más fuertes, aunque eran usuales, estas parecían diferentes y a él le entró la curiosidad.
La puerta estaba abierta haciendo que su imponente figura entrará sin más. Allí, encontró a Harley en su bikini rojo saludándolo felizmente.
-Puddin' – ronroneó su nombre y los niños se giraron dramáticamente a verlo.
-Papi… Puuuudííín – recalcó Lucy rodando su lengua, quien no tardo en repetir lo que había aprendido últimamente. A Harley le había parecido enormemente gracioso la primera vez que Lucy lo había llamado así, antes incluso de saber decir papá.
Joker se acercó dando un beso en la mejilla a Lucy, ella estiraba sus manitas tratando de tocarlo desesperadamente. J.J., por el contrario, lo miraba con grandes ojos azules a lo que Joker agarró suavemente su pequeña nariz entre sus dedos meciéndola ligeramente. Ambos niños estaban encantados de verlo.
Joker se irguió nuevamente antes de agarrar la sustancia viscosa entre sus dedos - ¿Qué es esto?
-Gelatina Puddin' – respondió Harley sin ocultar sus risas. El aroma a frambuesas inundaba por completo el cuarto de baño.
Joker frunció ligeramente el ceño gruñendo silenciosamente – Harley…no quiero pensar en lo que pasará con las tuberías cuando…
Pero Harley lo interrumpió rodando los ojos sin dejar de sonreír – Estas siendo aburrido... – Agarró dos sobres que estaban a su lado mostrándoselos con entusiasmo – Viertes un poco del polvo mágico y se deshace Puddin'…-dijo recargándose ligeramente hacia adelante con los paquetes en el aire – Además a los niños les encantó – arrulló maternalmente.
-Déjame ver…– Joker se los arrebató ocasionando que Harley se sobresaltara con un puchero. Los niños seguían entretenidos con la gelatina en sus dedos. Joker abrió los sobres y los ojos de Harley se abrieron como platos gritando acusadoramente iniciando el juego.
-¡No, no te atrevas!.
Joker sonrió mostrando sus dientes enfundados en plata creyendo que tenía la ventaja – Un poco demasiado tarde.
Vertió el contenido del sobre e instantemente la gelatina se hizo agua haciendo un espectáculo ante los ojos infantiles de los niños. Ellos comenzaron a aplaudir y patalear en el agua de frambuesa gloriosamente formando olas de la sustancia.
Harley se rio frunciendo el ceño antes de gritar – ¡A él! – comenzando a salpicar a Joker con el agua mojando su rostro, sus pantalones y camisa color vino. Le siguieron Lucy y J.J. acatando lo que su madre les indicaba y siguiendo su ejemplo comenzaron a salpicar a Joker por todas partes.
Joker fingió molestarse gruñendo – Ustedes….
-¡Corran! – gritó Harley con su voz aguda. Los bebes se encaramaron por la orilla del jacuzzi dificilmente y comenzaron a correr en figuras abstractas por alrededor. Joker imitó intentar atraparlos persiguiendolos cuando Lucy comenzó a dar grititos de felicidad por doquier esquivándolo.
-... Los tengo - Finalmente, Joker los atrapó a los dos subiéndolos a sus fuertes brazos completamente empapado. Su corazón latía con fuerza sobre su duro pecho sosteniéndolos firmemente, mientras que Harley se inclinaba hacia atrás riendo burbujeante balanceando sus pies en el agua. Por un minuto todos se estaban riendo, porque no importa en qué lugar del mundo se encuentren, no hay lugar en donde la felicidad no los alcance.
Harley dejó de reírse por un segundo para apreciar la escena en su totalidad con su corazón resplandeciendo de alegría, miró fijamente a J sonreir autenticamente. Sus manos todavía temblaban de excitación sin poder creer que lo que más había deseado se estaba cumpliendo…
.
.
.
-.-.-.-.-.-.-.-
Otro pequeño relato corto, no me pude aguantar las ganas de escribirlo y compartirlo con ustedes. Tengo una idea más que quiero desarrollar, pero no se cuando podre hacerlo, pero espero encontrar el tiempo y que les haya gustado n.n
.