YA NO LO SÉ

ESTO ES CONTRADICCIÓN.


Sintió que sus mejillas se calentaban mientras, apretando la mano izquierda recordaba el momento exacto en el que Karamatsu le soltó luego de que ambos estuvieran del otro lado de la pared para tomar su mochila y llevársela por decisión propia.

"No te preocupes, se nota que no estás acostumbrado a esta clase de actividad. Debes estar cansado, así que permíteme acompañarte hasta tu salón".

¡Maldición! Es imposible negársele a esa sonrisa atractiva, y a esos ojos afilados de rasgo occidental que tan provocadores le observaban.


Su trabajo nocturno estaba cerca, por lo que no tardó demasiado a llegar a pie al sitio recubierto de luces de Neón en la entrada para llamar la atención.

—¡Hey! ¡Ichimatsu!

—Hola, Jushiko. —Saludó a la chica de cabello rubio, demasiado animada, que le esperaba en la entrada del karaoke en donde trabajaba—. ¿Hay mucha gente hoy?

Ella se acomodó el vestido antes de responder. —Mucha, y eso que la noche recién comienza.

—Ya veo. —Mencionó, sacando de la mochila su uniforme para cambiarse delante de la chica sin ningún pudor a diferencia de Jushiko, que se volteó ni bien percibió sus intenciones.

—¡Sí, los clientes de la sala tres pidieron nuevos tragos! —Avisó la jefa de personal plagada en órdenes—. ¡Ichimatsu, te tocan los de la sala cinco, nueve y doce, pero YA!

—¡Ya voy! —Gritó masajeándose un hombro preparándose para empezar con su turno—. Mierda, ¿por qué no pueden esperar un poco?

Dejó que su compañera caminara primero.

Tranquilamente se dirigió hacia las dos primeras salas para presentarse ante los clientes con la frase que se había aprendido de memoria: "Hola, soy Ichimatsu. Ah, estoy a cargo de sus pedidos esta noche, cualquier cosa que deseen por favor no duden en hacérmelo saber y yo se los traeré de inmediato".

Una frase cualquiera, ensayada y sin mensajes ocultos.

—Eres hermoso, ¿por qué no te quedas con nosotros y nos divertimos un rato?

Pero que la gente de todas formas malentendía a que se refería con "Cualquier cosa", y él debía aguantarse para no perder el trabajo. Porque lo necesitaba con urgencia. Levantó la mirada de su libreta en donde tenía el pedido de los otros clientes en el lugar. Se negó, como siempre lo hacía cuando aparecía un tipo que quería propasarse con él. Por suerte, el de esta ocasión vino acompañado con sus compañeros de trabajo que ni le prestaban atención evitándole la molestia de tener que lidiar con un montón de hombres calientes.

—Te pagaré el triple de tu sueldo. —Insistió el tipo jalándolo del brazo obligando a inclinarse. Del susto botó la libreta y la lapicera que traía en las manos.

—¡¿Qué hace?! ¡Suélteme!

Exigió enojado, removiéndose para que le soltara el brazo. Sus rostros habían quedado a escasos centímetros el uno del otro.

—Eres tan hermoso…

Ichimatsu arrugó la nariz percibiendo en el aliento del otro el olor a alcohol. De seguro este sujeto al igual que sus compañeros que cantaban karaoke; ajenos a la situación venían de un restaurante en donde se encargaron de emborracharse lo suficiente como para hartarse y buscar más diversión en otro lado.

—Dime dulzura. —Su cara se contrajo del asco al escucharlo llamarle de esa forma—. ¿Eres nuevo? Nunca te había visto por estos lugares, y eso que soy un cliente habitual.

—Eso a usted no le importa. —Siseó, apretando los dientes del coraje porque no podía hacer nada para defenderse. Era un cliente claramente adinerado por su ropa, su acento y la cantidad de cosas que había pedido para servirse junto a sus compañeros—. Ahora le voy a pedir de la forma más educada posible que me deje…

—¿Eres virgen? —Ichimatsu parpadeó sorprendido por la descarada pregunta—. Si es así, dime cuanto quieres, estoy dispuesto a darte hasta una casa con tal de pasar la noche contigo. Y darte mucho más si aceptas servirme como…

No pudo soportarlo más, le soltó un puñetazo directo a la cara, logrando que el tipo le soltara por fin. Dio unos pasos hacia atrás sintiendo la mirada de los compañeros de trabajo de este sobre sí.

—¡Me has pegado! ¡¿Cómo te atreves?!

—Jeje, ¿qué cómo me atrevo?, ¿por qué haces preguntas tan estúpidas?

No pudo evitar soltar una risita por lo bajo ante la exageración del tipo. No, no le había pegado realmente. Eso solo había sido una caricia en comparación a los golpes que realmente podía dar. Sin embargo, se arrepintió de haberlo hecho cuando los otros hombres empezaron a gritar indignados por su comportamiento haciendo alboroto que de seguro haría que su jefa se apareciera para ver que rayos sucedía.

—¡¿Cómo se atreve a usted a ofrecerme ser su puta?! —Contratacó alzando ambas manos para apartar el pesado y grande cuerpo del sujeto que se había acercado arrinconándolo—. ¡Déjame, maldita sea! ¡Llamaré a seguridad!

El hombre, lejos de intimidarse se río, con esa voz profunda que tenía y que haría sentir a cualquiera incómodo.

—¿A quién crees que van a creer? —Su cuerpo se estremeció por la peligrosa cercanía de sus rostros. La lengua de él salió para lamerle la mejilla—. ¿Al cliente recurrente que paga miles cada vez que viene o a un pobre amateur empleado? No me hagas reír…

Desgraciadamente, él tenía razón.

"Nunca había sentido un miedo como este, ¿sabes?

Ya me veo en las manos de este hombre desconocido que de seguro está acostumbrado a ligarse mujeres usando su dinero como un encanto irresistible.

Mentiría si dijera que la proposición no me resultó atrayente. Lo era, y mucho. Pero mi voluntad y mis principios me impiden sucumbir por dinero. El dinero que con tanto esfuerzo intento ganarme para ellos...

Para Choromatsu y Totty.

Para los que me aceptaron sabiendo que no tenía nada que ofrecerles. Soy un idiota, ¿no? Un desconsiderado y maldito aprovechado que asiste a un instituto con parte del dinero que los padres de mis amigos les dan para que puedan vivir cómodamente en la ciudad. Me pregunto qué cara pondrían sus padres si se enteraran de que a veces pasamos la última semana del mes sin comer.

Y todo por mi culpa.

Y aun siendo consciente de que estamos mal, me doy el privilegio de rechazar una oferta que nos beneficiaria a todos por miedo. ¡Anda! Ichimatsu es solo tu cuerpo es un costo insignificante, ¿Por qué no aprovechas? ¿Qué es lo peor que podría pasar? No es como si pudiera embarazarme.

Además, no tengo otra alternativa. Si me niego, me arriesgo a perder este empleo, y realmente no querría que eso sucediera. No con las contribuciones que me dan cada mes".

Hey, excuse me… —Una voz diferente provino de la puerta que se abría lentamente—. Por casualidad, ¿se encuentra aquí el sujeto que pide las órdenes? Llevamos más de media hora esperando a que llegue y my friends empiezan a…

"Mi corazón comienza latir desesperado, reconociéndote.

Me volteo hacia ti viéndote como si fueras un espejismo. Hey, las manos de este sujeto han descendido a mis caderas en el momento que mi mente se perdió en la indecisión que me atormenta.

Frunzo los labios, y mis parpados se contraen. Tu presencia duele, ¡aléjate! ¿Qué no ves que estoy considerando la idea de vender mi cuerpo a este sujeto?

No me sigas viendo, estoy en una posición comprometedora. De frente, arrinconado, con el cuerpo de un hombre mayor pegado al mío y sus manos bajando peligrosamente a mis glúteos.

Tiemblo, ¿lo notas? Estoy asustado, Karamatsu.

Pero más me asusta imaginar la imagen de mí que te estás haciendo en este momento".

—¿Ichimatsu? —Karamatsu, que ahora era moreno (suponía se había deshecho de aquel tinte rubio), observa incrédulo la situación—. ¿Qué está pasando aquí?

Su voz enojada lo sorprendió pues había imaginado que este se largaría ni bien lo vio junto a ese tipo.

Después de todo, a él no le debería interesar su vida teniendo en cuenta que eran solo simples conocidos.

—¿Qué le estás haciendo? —Exigió saber el moreno, abriéndose paso en la sala interponiéndose entre él y el hombre millonario.

El mayor, miró a Karamatsu confundido unos momentos antes de endurecer su semblante molesto. —¿Qué estás haciendo tú, mocoso? Apártate, estábamos negociando.

—¿Es cierto eso? —Pregunta, viendo a Ichimatsu por el rabillo del ojo percibiendo el miedo en su mirada.

Karamatsu no era tonto, se dio cuenta de lo que sucedía apenas entró y los vio a ambos de esa forma peligrosa y amenazante, en donde el sujeto desconocido tenía la marca de una mano abierta en su mejilla, clara señal de que alguien había intentado oponer resistencia. No necesitó escuchar una respuesta para que su sangre hirviera por alguna razón desconocida, pues Ichi se había aferrado a su espalda con fuerza. Las manos temblando y el sonido húmedo que no puedes evitar hacer con la nariz cuando estas sollozando fue más que suficiente para él.

—Hijo de puta.

Agachó la cabeza, mientras mantenía los ojos fuertemente apretados escuchando las últimas palabras que le dedicaba su jefa, con Jushiko metros más allá compadeciéndose de él.

—¡Inaceptable! —Gritó extendiéndole un sobre que se apresuró a tomar—. ¡Has provocado una pelea! ¡Nuestra reputación a la mierda, vete ya! —Lo echó furiosa tironeándolo del brazo para cerrarle la puerta en la cara una vez estuvo afuera.

Suspiró, resignándose y dolido por dentro porque a pesar de hablarle explicado la situación la mujer de todas formas siguió culpándolo de que si no se las hubiese dado de chico difícil esto no habría pasado.


I'm sorry, my little kitten —escucha que le dicen tras suyo.

Se volteó sobre sus talones, encogiéndose sobre sí mismo producto del frio y de la incomodidad que yacía en él al sentir las miradas pesadas de los amigos de Karamatsu concentradas en él.

—No importa, yo… —Vuelve a suspirar—. Ya, no importa.

Karamatsu, que aun lucia enojado a pesar de haber descargado su furia contra el hombre adinerado sintió que el coraje le volvía. Pero ahora en contra de la jefa del karaoke. —¿Cómo que no importa? ¡Ese imbécil quería abusar de ti, Ichimatsu!

—¿Y a ti qué te importa? —La voz gruesa y atractiva del chico de hoddie roja que lo había descubierto mirando a Matsuno semanas atrás se notaba aún más molesta que la del de gafas oscuras—. Joder, Karamatsu, nos cagaste la diversión por nada.

—Osomatsu, ¿cómo que por nada? —Atsushi, el otro amigo cuyo nombre conocía por Totty que lo mencionó un día no parecía molesto en absoluto—. Míralo, es el gatito de la clase nueve. No puedes decir que se las dio de héroe rescata princesas "por nada" siendo que se trataba del chico nuevo que está en boca de todos los hombres del instituto.

Osomatsu, reviró los ojos chasqueando la lengua molesta, mientras el castaño aprovechó que Karamatsu parecía ausente para acercarse a Ichi y admirarlo de cerca.

—Lindas facciones. —Lo aduló. Ichimatsu, en defensiva dio unos pasos hacia atrás, alejándose—. Pero, pésima postura… ¿Y bien?, ¿qué harás con él? —Preguntó divertido con malicia analizándolo de pies a cabeza pareciendo que lo desnudaba con la mirada—. ¿Vas a compartir algo con nosotros o…?

"¿Compartir?" Ichimatsu, sintió la sangre helársele. Las palabras de Totty y Choromatsu volvieron a su cabeza como cada vez que veía a Karamatsu a lo lejos.

"Él… no es una buena persona".

"Te seré sincero, después de ver lo que eres capaz de hacer cegado por el enojo estoy asustado y casi comienzo a entender a qué se referían todos con que tú no eras una buena persona a pesar de que he estado negándomelo a mí mismo durante todo este tiempo.

Es que, ¿cómo es posible que una persona como tú sea alguien malvado en realidad?

Tus amigos me asustan. Noto claramente sus intenciones. ¿Tú tienes las mismas que ellos? Porque si es así… la mano que tomaste con la tuya me gustaría arrancármela."