||AUTORA: EAGLE QUEEN||

DISCLAIMER: °LOS PERSONAJES Y LOS ESCENARIOS AQUÍ NOMBRADOS SON PROPIEDAD DE MASAMI KURUMADA Y TOEI ANIMATION°

CAPITULO 1

SOSPECHAS.

SANTUARIO DE ATHENAS, GRECIA.

Hacía días que el patriarca se encontraba meditando un asunto trascendental para el santuario, estaba sentado en su trono de oro con ese porte majestuoso e imponente dentro de la sala de audiencias cuando mando a Gigas en busca del santo dorado de sagitario.

Aioros camino con sigilo por la alfombra roja que partía de la entrada hasta llegar al trono donde se encontraba sentado el patriarca, se plantó frente a él hincando una rodilla en el suelo y bajando levemente la cabeza en señal de respeto.

-Su ilustrísima, Gigas me dijo que quería verme, usted dirá- dijo el castaño.

-Aioros de sagitario, te será encomendada una misión de suma importancia, se me ha informado de una serie de acontecimientos extraños en Osaka Japón y necesito que vayas para allá- El patriarca hizo una pausa y después aseveró con la voz –Saldrás esta misma tarde y no quiero que regreses sin antes haber derrotado al enemigo-

Aioros abrió los ojos desmesuradamente al escuchar que debía salir del santuario y dijo –Pero patriarca… La reencarnación de Athena ha descendido a la tierra y el santuario debe ser protegido debidamente-

-Mis órdenes no están sujetas a discusión caballero de sagitario. Estoy seguro de que esos sucesos en Japón marcaran la historia del santuario y debes ir, la pequeña Athena me tiene a mí para protegerla-

-Como usted lo ordene su ilustrísima- Aioros hizo una reverencia y se marchó con la mente inundada de malos pensamientos hacia el patriarca.

–Desde hace tiempo siento un cosmos maligno creciendo alrededor del gran papa, es como si la persona bondadosa que habitaba en él se hubiera esfumado… debo darme prisa y regresar cuanto antes al santuario- pensó.

Siguió bajando las escaleras hasta adentrarse a los aposentos de leo, donde encontró al pequeño Aioria vendando sus muñecas para dirigirse al entrenamiento de la tarde.

-Aioria hermano mío, ven para acá- el pequeño leo se acercó a él y luego Aioros lo levanto para sentarlo sobre la mesa mientras el cogía una silla para sentarse frente a él.

-Escucha atento lo que te diré, se me ha encomendado una misión en Japón y aún no se en cuanto tiempo volveré, pero antes de irme quiero darte algo… Es un recuerdo que nuestros padres nos dejaron meses antes de morir y ahora que has crecido un poco más es el momento oportuno de dártelo… toma- extendió su mano para darle a Aioria un collar de cordón café con un pendiente plateado que en el centro tenía una esmeralda.

-Es, es… ¿es para mí?- preguntó el pequeño leo con una marcada sorpresa en el rostro.

Aioros asintió con una tierna sonrisa.

-Prometo que lo cuidaré mucho- dijo llevando el collar a su corazón para después derramar un par de lágrimas que secó rústicamente con el dorso de su mano.

Aioros también se puso melancólico al recordar que sus padres le habían dado su collar justamente cuando él aún tenía siete años de edad y ahora era él quien le entregaba el suyo a su hermano justo siete años después. El arquero tomó el collar entre sus manos para colocárselo en el cuello a Aioria, revolvió la melena castaña de su hermano para después tomar sus manos entre las suyas y decirle –Escucha bien Aioria, algo extraño sucede en el santuario, aún no se dé que se trata, pero mientras estoy ausente necesito que vigiles bien la casa de leo, no dejes que ningún intruso se adentre más allá de tu templo- la mirada serena que caracterizaba a Aioros de pronto era una mirada llena de incertidumbre que no pasó desapercibido para su pequeño hermano que ante las palabras del santo de la sagita asintió lleno de determinación.

Aioros se marchó rumbo a su templo para preparar sus cosas y salir de viaje esa misma tarde como se lo había ordenado el patriarca.


En el templo papal, Arles se metía a la pileta donde lo esperaban sus doncellas listas para darle un baño con toda clase de aceites de hiervas finamente seleccionadas. Mientras las doncellas hacían su trabajo él pensaba para sí mismo –Aioros trae algo entre manos, es conveniente que piense bien que pieza tendré que mover, por lo pronto pude quitármelo de encima, tardará un par de días en volver, así que aun tengo tiempo para pensar que debo hacer con esta chiquilla- corrió a las doncellas para poder retirar la máscara que le cubría el rostro , tomó su copa de vino y después de beber un sorbo soltó una carcajada sádica que tumbó en las paredes de su templo.

OSAKA, JAPÓN.

Habían pasado ya dos días desde que Aioros estaba en Osaka, todo parecía estar normal y al preguntar con la gente acerca de sucesos extraños en el lugar las personas no reportaban nada más que asaltos y saqueos a las casas de la región, lo cual puso a Aioros pensativo, iba sumergido en toda clase de pensamientos y suposiciones acerca del comportamiento del patriarca y el por qué de la misión, que apenas tuvo tiempo de reaccionar para esquivar a un par de personas que corrían a toda prisa hacia una camioneta negra que aguardaba su llegada, escuchó los gritos y el llanto de una niña que clamaba desesperadamente por ayuda, así que sin pensarlo más corrió para dirigirse a donde escuchó los gritos y al llegar a la casa pateó la puerta de madera rompiéndola con ello y consiguiendo adentrarse.

-Suéltenla infelices- gritó dejando de lado su pandora box.

Eran seis hombres que cargaban objetos de valor y uno de ellos llevaba una niña de tres años, miraron sorprendidos a Aioros que estaba parado en la puerta en posición de ataque.

-¡Vaya! Al fin llegas, estábamos aburriéndonos de esperarte- dijo el más grande de ellos.

La cara del arquero se tornó sorprendida, ya que no imaginaba que esas personas esperaran por él, ante el desconcierto del caballero ninguno dudó en atacarlo.

–Sagitario ven a mí- gritó Aioros y rápidamente su pandora box se abrió destellando una luz dorada de donde emergió la armadura de sagitario que cubrió rápidamente su cuerpo.

Aunque parecían hombres normales, no lo eran. Tenían cuerpos atléticos y a juzgar por sus posiciones de pelea parecían haber sido entrenados para caballeros, lo cual desató más sospechas en el arquero dorado quien antes de correr más riesgos lanzó su trueno atómico acabando instantáneamente con la vida de cuatro de ellos, dos más estaban con vida cuando Aioros se acerco a uno de ellos.

-¿Quién te mando aquí?- tu no pareces ser japonés, tu pareces ser… griego…- dijo sorprendiéndose de ello.

-¿Y qué te hace pensar que te lo diré?- respondió el hombre con una sonrisa maliciosa.

-Creo que si valoras en algo lo que te queda de vida debes responder mi pregunta- dijo Aioros tomando del cuello al hombre para levantarlo.

-¡Ahhrg! Yo… he jurado… lealtad… a aquel que reina bajo la sombra del engaño en el templo de la diosa griega- dijo el hombre apenas respirando con dificultad.

Aioros abrió los ojos desmesuradamente y en voz baja se dijo más para sí mismo -El patriarca- un mal presentimiento inundó sus sentidos y comprendió que debía regresar inmediatamente al santuario. Se giró para encontrarse al otro hombre y sacarle más información.

-¡Maldición!- exclamó al darse cuenta que este había escapado, recordó a la niña y se metió al cuarto donde la vio entrar antes de que atacara a los hombres, lo que vio lo llenó de tristeza.

Al lado de dos cadáveres que parecían ser sus padres ella lloraba desconsoladamente. Aioros se acerco un poco mas y tomó entre sus manos un portarretratos que estaba sobre un pequeño escritorio de madera, parecían ser una familia feliz y al igual que le había pasado a él, la pequeña se había quedado sola con su hermano de aproximadamente dos meses de edad, se puso en cuclillas para limpiar el rostro de la niña y le preguntó –¿Donde está el? ¿Es tu hermano?-

La pequeña pelirroja asintió y balbuceó unas palabras apenas entendibles por el llanto.

-E mi hemanito Touma, los señoles que matalon a mis papitosh se lo llevalon- dijo ella visiblemente asustada.

-Entiendo- dijo Aioros quien calló por un momento pensando que hacer con ella.

-Escucha pequeña, te llevaré a un lugar donde jamás estarás sola, te convertirás en una mujer fuerte y mientras eso sucede yo te prometo encontrar a tu hermano Touma, ¿Estás de acuerdo?- preguntó el mientras limpiaba las lagrimas que escurrían de sus ojos azules.

La pequeña sintió abrazándose al cuerpo de aquel joven que la había salvado, extrañamente se sintió protegida con él. El arquero cargo a la niña y emprendieron su viaje, la cabeza de Aioros era una maraña de pensamientos acerca de lo que estaba sucediendo con el patriarca del santuario.

¿Por qué el patriarca lo había mandado fuera? ¿Quién se estaba ocultando realmente detrás de la máscara papal?


NOTAS: ¡ YEEEI REGRESE POR FIN! MUCHOS CONTRATIEMPOS DESDE MI PRIMER FF (QUE POR CIERTO SIGUE INCONCLUSO, PROMETO RETOMARLO PRONTO) PERO AQUÍ ESTOY DE NUEVO CON OTRA HISTORIA. ESTA ES MI OTP FAVORITA, ASÍ QUE ESPERO LES AGRADE LA MANERA EN QUE DECIDI QUE ELLOS SE CONOZCAN. HAY DATOS RELEVANTES DENTRO DE LA HISTORIA, QUE SON CIERTOS Y UNOS MÁS QUE SON FICTICIOS, ASÍ QUE NO ME CRITIQUEN MUCHO SI VEN QUE DE PRONTO ALGUNAS ESCENAS NO SON COMO LAS RECUERDAN.

NO SE SI LOS NIÑOS REALMENTE HABLAN ASÍ, PERO MI SOBRINITA DE TRES AÑOS ME DIJO LAS PALABRAS DE ESA MANERA JIJI.

FANFIKEROS NO SE OLVIDEN DE DEJARME SABER EN SUS COMETARIOS SI LES GUSTÓ, ¡PERO COMENTEN POR FAVOR! SIGAN MIS HISTORIAS Y NOS LEEMOS EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO.